?Licia a la vista!

Seguramente uno de los mejores planes para disfrutar del mar este verano sea alquilar una goleta para recorrer la costa anat¨®lica turca descubriendo rincones encantadores y lugares llenos de historia. Una placentera experiencia que, en contra de lo que muchos piensan, no solo est¨¢ al alcance de unos pocos.

Antes de embarcarnos en G?cek, Antalya merece una parada. Situada en un emplazamiento privilegiado, en el extremo occidental de una bella bah¨ªa, entre los atractivos de esta populosa ciudad costera est¨¢n su barrio otomano, los tramos de la muralla romana, la puerta de Adriano y el museo arqueol¨®gico. Desde aqu¨ª, adem¨¢s, se pueden visitar yacimientos arqueol¨®gicos de indudable inter¨¦s.

La primera parada de nuestro recorrido terrestre ser¨¢ Perge; una antigua ciudad que data del a?o 1000 antes de Cristo con uno de los teatros grecorromanos m¨¢s grandes de Anatolia ¡ªten¨ªa capacidad para 15.000 espectadores¡ª, un estadio del siglo II de 300 metros de longitud y los restos de una espectacular v¨ªa porticada de m¨¢s de un kil¨®metro de largo y casi 50 metros de ancho. Si el recorrido por Perge sorprende, no lo har¨¢ menos la visita a Aspendo, donde espera uno de los teatros romanos mejor conservados de Europa. La ¨²ltima visita ser¨¢ Termesos: un yacimiento enclavado en la parte alta de una sierra gran¨ªtica y escarpada, rodeada de tupidos pinares. Termesos despierta la idea rom¨¢ntica de la ciudad remota que se conserva tal y como la dejaron sus primitivos moradores. Es de las maravillas m¨¢s inesperadas y cautivadoras de toda Turqu¨ªa. Defendida por un emplazamiento casi inexpugnable y por un s¨®lido recinto amurallado, fue la ¨²nica plaza de Anatolia que Alejandro Magno no pudo conquistar.

Por fin llegamos a G?cek, un peque?o puerto cuajado de cuidad¨ªsimos clubes de mar y caprichosas tiendas y restaurantes, para iniciar nuestro periplo marino. El profundo azul del agua se riza en blancos chispeantes al ritmo de una tenue brisa. En la proa de la goleta, con la mirada perdida en el horizonte, uno se sumerge en una tranquila y no buscada meditaci¨®n.

Tres horas de navegaci¨®n. Anclamos en una amplia bah¨ªa de aguas tropicales. Ba?os, snorkel, piragua¡­ La tarde la pasamos navegando pl¨¢cidamente y visitando la min¨²scula isla de Gemiler, que conserva restos de lo que fue una necr¨®polis licia y santuarios e iglesias bizantinas. Despu¨¦s hay que subir a lo m¨¢s alto de la isla para, desde all¨ª, contemplar una espectacular puesta de sol.

El segundo d¨ªa levamos anclas muy temprano para hacer el mayor tramo del recorrido, que nos llevar¨¢ desde Gemiler hasta el punto m¨¢s extremo de nuestro viaje, la isla de Kekova. De Fethiye a Antalya se extienden los dominios de lo que, en tiempos prerromanos, fue el reino de los licios, y cuyo culto por los muertos ha dejado las laderas, los acantilados de la costa, los roquedales y muchas zonas del interior anat¨®lico labradas con numerosas y bell¨ªsimas tumbas rupestres. Kekova es, sin duda, una de las islas y bah¨ªas m¨¢s bonitas del pa¨ªs. Su emplazamiento privilegiado, su castillo-fortaleza y sus yacimientos arqueol¨®gicos ¡ªcomo la necr¨®polis de U?agiz y la ciudad sumergida de Simena¡ª hacen imprescindible su visita. Hacemos noche en la bah¨ªa y al d¨ªa siguiente ponemos rumbo a Myra.

Myra, cuyos or¨ªgenes se remontan al siglo V antes de Cristo, es famosa, primero, por tener una de las necr¨®polis rupestres licias m¨¢s importantes de la zona; segundo, por conservar un magn¨ªfico teatro romano, y tercero, por haber sido el lugar donde san Nicol¨¢s ¡ªinspirador de la figura de Pap¨¢ Noel¡ª fue obispo. En ¨¦pocas prerromanas fue una de las seis ciudades m¨¢s importantes de la federaci¨®n licia, junto a Xanthos, Patara, Olympos, Pinara y Tlos. Sus tumbas, excavadas en la roca de una gran pared vertical, presentan todos los elementos estructurales y decorativos del m¨¢s genuino estilo licio. Como el mar est¨¢ algo picado, la tercera noche la pasamos resguardados en una cala cercana.

Desde el pueblo marinero de Kas se puede pasar a la vecina isla griega de Kastel¨®rizo

Nos ponemos en marcha antes del amanecer para llegar temprano al pueblo marinero de Kas y hacer los tr¨¢mites necesarios para pasar a la vecina isla griega de Kastel¨®rizo. Algo m¨¢s peque?a que Formentera, es un peque?o centro tur¨ªstico en mitad del Mediterr¨¢neo m¨¢s turco. Esta isla, que ha sido griega, turca, italiana y, de nuevo, griega, forma parte de las islas del Dodecaneso hel¨¦nico. Pasar una ma?ana o una tarde aqu¨ª es una experiencia deliciosa. Con su hilera de casas de colores frente al mar, todav¨ªa conserva el sabor de uno de esos rincones mediterr¨¢neos en los que el tiempo aprendi¨® a perder el tiempo. Pescados y mariscos en mesas verdes y azules al borde del mar. M¨²sicas griegas e italianas de los a?os sesenta en los locales. Estamos de vuelta en Kas cuando el sol de la tarde comienza ya a dorar las embarcaciones y los edificios de la marina de un pueblo que ha dejado de ser el min¨²sculo puerto pesquero que fue en su d¨ªa para convertirse en un animado centro tur¨ªstico.

En la siguiente jornada aprovecharemos para visitar dos de los enclaves m¨¢s interesantes de toda la Licia antigua: Xanthos y Letton. Aunque los lugares de inter¨¦s hist¨®rico-art¨ªstico de este territorio de la antigua Asia Menor, situado en las actuales provincias turcas de Antalya y Mugla, son innumerables.

La ciudad de Xanthos data del siglo XII antes de Cristo y fue capital de la liga licia. Entre sus ruinas se conservan algunos restos de lo que fue el fant¨¢stico monumento griego de las Nereidas ¡ªhoy pr¨¢cticamente todo en el Museo Brit¨¢nico de Londres¡ª y el arco levantado en honor de Vespasiano, en ¨¦poca romana. A escasos cuatro kil¨®metros se encuentra Letton, donde puede visitarse su teatro, as¨ª como los restos de varios templos; cada uno de ellos de un orden arquitect¨®nico distinto: d¨®rico, j¨®nico y corintio. Ambas ciudades son patrimonio mundial desde 1988. La pen¨²ltima noche la pasamos en la bah¨ªa de Kalkan, un delicioso pueblecito de pescadores.

La ma?ana del viernes la dedicamos a navegar y a darnos alg¨²n chapuz¨®n en calas escondidas, para, ya en la tarde, alcanzar Fethiye. Esta conocida poblaci¨®n turca atesora algunos de los restos arqueol¨®gicos m¨¢s destacados de toda la Licia cl¨¢sica, como la imponente tumba rupestre de Amintas en la colina que preside la ciudad, y constituye un buen ejemplo de atractivos naturales: preciosas bah¨ªas, islas y arenales que invitan al disfrute de cualquier actividad costera.

Tras visitar Fethiye toca embarcar para la ¨²ltima navegaci¨®n, que nos llevar¨¢ a hacer noche de nuevo en G?cek, donde, al d¨ªa siguiente, finalizar¨¢ nuestra singladura.