Nueva York a trav¨¦s de sus puentes
Brooklyn Bridge debe su construcci¨®n a una pionera y la mejor vista del de Williamsburg es desde el telef¨¦rico. Seis iconos neoyorquinos
Unen las islas de Manhattan, Staten Island y Long Island m¨¢s de 75 puentes sobre los r¨ªos Hudson, East River y Harlem, un gran entramado ingenieril que, junto a los distritos de Brooklyn y el Bronx, compone el plano de Nueva York. La verticalidad de la reconocible arquitectura neoyorquina siempre ha tenido una c¨®mplice que no se arredra ante los retos planteados por las vastas dimensiones del territorio. Repasamos y hacemos un poco de historia de siete de los puentes que sirven de referencia ante cualquier duda de orientaci¨®n viajera.
Brooklyn
Al tablero de dos pisos del puente de Brooklyn, que en su origen permit¨ªa el tr¨¢nsito de veh¨ªculos, ferrocarril y peatones, hay que a?adirle un carril-bici. El calentamiento global m¨¢s la crisis de los combustibles f¨®siles van encareciendo y, acaso ser¨ªa deseable, reduciendo el tr¨¢fico. Los h¨¢bitos de desplazamiento se van modificando hasta el punto de que este a?o el New York City Council y el Van Alen Institute lanzaron un imaginativo concurso de dise?o internacional ¡°para mejorar el uso del puente de Brooklyn por peatones y ciclistas, manteniendo y reforzando su potente imagen simb¨®lica¡±. Entre los proyectos finalistas (expuestos en la web vanalen.org), Do Look Down propone instalar una pasarela con suelo acristalado o Brooklyn Bridge Forest apuesta por convertirlo en un nuevo espacio verde de la ciudad.
Un detalle sobre su construcci¨®n: el ingeniero de origen alem¨¢n John Roebling realiz¨® los primeros planos hacia 1870, con las dos reconocibles torres de piedra de inspiraci¨®n g¨®tica. Sus 487 metros de luz ¡ªla distancia libre entre apoyos¡ª lo convirtieron en r¨¦cord mundial durante dos d¨¦cadas. Al fallecer Roebling de t¨¦tanos le sucedi¨® su hijo Washington, quien sufri¨® una embolia por s¨ªndrome de descompresi¨®n durante las tareas de cimentaci¨®n de las torres. Le relev¨® su esposa, Emily Warren Roebling, pionera de la construcci¨®n civil por fuerza mayor, mujer que asumi¨® con ¨¦xito cada vez m¨¢s visibilizado la direcci¨®n de obra durante 14 a?os. Si recorremos a pie el puente ¡ªinaugurado en mayo de 1883¡ª, adem¨¢s de encontrar puestos de venta de imanes como el souvenir de rigor, numerosas placas nos informan de esta historia y otras an¨¦cdotas.
Manhattan
Remontando el East River desde el sur, muy pr¨®ximo al de Brooklyn se sit¨²a el puente colgante de Manhattan, reconocible por su color azul y blanco, con pilonos de hierro en lugar de piedra. Bajo este se rod¨® ?rase una vez en Am¨¦rica (1985) y hoy se ubica la revitalizada ¨¢rea de DUMBO (Down Under the Man?hattan Bridge Overpass), con las cl¨¢sicas furgonetas de hot dogs y pretzels, tiendas de ropa vintage y art¨ªcu?los de dise?o indie. Abierto en 1909, miles de neoyorquinos y turistas recorren diariamente sus 1,7 kil¨®metros para ir (o volver) de Canal Street, en Chinatown, a DUMBO, en Brooklyn. Resultan imponentes las vistas de los dos puentes y el skyline de Manhattan desde el parque adyacente, el Brooklyn Bridge Park.
Williamsburg
Siguiendo el East River, otro puente colgante llama la atenci¨®n por las tupidas celos¨ªas de sus torres met¨¢licas. Se trata del Williamsburg. Este se prolonga en Brooklyn hacia la que hoy es su calle de moda, Bedford Avenue, y llega hasta el barrio de jud¨ªos ultraortodoxos cuyas vestiduras tradicionales aportan esa clase de contrastes neoyorquinos tan valorados por la mirada visitante.
Es muy recomendable disfrutar del paso bajo estos tres puentes que unen Manhattan con Brooklyn a bordo del ferri p¨²blico en un d¨ªa despejado (NYC Ferry; ferry.nyc); todas la l¨ªneas pasan por los embarcaderos de East 34th en Midtown y Wall Street en el Pier 11, y el viaje de ida cuesta poco m¨¢s de 2 euros.
Gustav Lindenthal por partida doble
Apoyado sobre la isla de Roosevelt, en el mismo cauce del East River, el puente de Queensboro une Manhattan y Queens. Aunque lo parece, no es un puente colgante, sino de estructura cantilever. Lo soporta una celos¨ªa de perfiles met¨¢licos con un cord¨®n superior quebrado. El cartel de Manhattan (1979), de Woody Allen, lo inmortaliz¨® para el imaginario cin¨¦filo. Nada como divisarlo desde el telef¨¦rico de Roosevelt Island, al que se accede con tarjeta de metro.
Gustav Lindenthal, el ingeniero del Queensboro, proyectar¨ªa despu¨¦s el puente ferroviario de Hells Gate que facilitar¨ªa la conexi¨®n del norte. Empez¨® a levantarse en 1912 y se tardar¨ªan cuatro a?os en su construcci¨®n; una obra que merece ser destacada porque su arco superior, enmarcado entre dos torres de piedra, sirvi¨® de modelo para el reconocido y publicitado puente de la bah¨ªa de S¨ªdney.
George Washington
El ¨²nico puente que cruza el r¨ªo Hudson para unir Manhattan y Nueva Jersey, el George Washington, supuso un nuevo r¨¦cord mundial de estructura colgante cuando abri¨® en 1931 debido a que el amplio cauce del r¨ªo obliga a salvar 1.000 metros de distancia. Aunque el ingeniero suizo Othmar Ammann proyect¨® recubrir los pilonos con granito para otorgarle un car¨¢cter monumental, la depresi¨®n de 1929 dej¨® la estructura met¨¢lica sin revestimientos, tal como a¨²n la vemos hoy.
Verrazano-Narrows
Por ¨²ltimo merece una visita el puente colgante de Verrazano-Narrows, entre Brooklyn y Staten Island. Con sus dos torres de acero sin recubrimiento, en 1964 super¨® el r¨¦cord de luz que hasta entonces pertenec¨ªa al Golden Gate de San Francisco. Sirvi¨® de escenario en Fiebre del s¨¢bado noche (1978), de punto de salida de la marat¨®n neoyorquina y, ¨²ltimo apunte para mentes curiosas, fue protagonista de una cr¨®nica escrita por Gay Talese, titulada El puente, sobre los conflictos y tensiones sociales y econ¨®micos que complican toda construcci¨®n m¨¢s all¨¢ de los c¨¢lculos de ingenier¨ªa.
En este plano de infraestructuras, la Nueva York actual tambi¨¦n se explica con los proyectos que no llegaron a construirse, como la descomunal conexi¨®n del puente de Battery, al sur de Manhattan, con Brooklyn ?Heights. La movilizaci¨®n vecinal en los a?os sesenta encabezada por la activista Jane Jacobs en defensa del Greenwich Village consigui¨® detener la autopista del Bajo Manhattan (LOMEX), gran beneficio para la salud ambiental de la metr¨®poli.
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