Diez ideas para redescubrir Gran Canaria
Barrancos exuberantes, olas para surfear, pueblos que desaf¨ªan el v¨¦rtigo y carreteras que se asoman al Atl¨¢ntico. Una escapada a la isla canaria que, en tiempos pand¨¦micos, resulta un viaje casi ex¨®tico
En tiempos en los que cualquier viaje parece una odisea, y cruzar una frontera un sue?o inalcanzable, una escapada a Gran Canaria resulta un viaje casi ex¨®tico. Incluso si ya hemos estado en otras ocasiones, esta isla se presta a redescubrimientos interesantes. Por ejemplo, vivir tres o cuatro estaciones del a?o en un solo d¨ªa, transitando entre la costa y la monta?a; descubrir por qu¨¦ es uno de los grandes destinos internacionales para el surf; contemplar la impresionante espectacularidad de las monta?as volc¨¢nicas en rincones como Artenara; adentrarnos en los misterios ancestrales de los guanches o probar sabores canarios de siempre con un toque creativo. Y todo en el que, actualmente, es el entorno sanitario m¨¢s seguro de Espa?a.
01 Las Palmas de Gald¨®s
En Madrid presumen de Benito P¨¦rez Gald¨®s. Vivi¨®, muri¨® y fue enterrado en la capital, donde tambi¨¦n dej¨® innumerables huellas, que hoy se recorren como una ruta por el Madrid galdosiano. Pero el novelista naci¨® en Las Palmas de Gran Canaria y all¨ª creci¨® y tambi¨¦n dej¨® sus huellas. Incluso fue elegido diputado en las Cortes por Las Palmas. Ahora, en el centenario de su muerte, un paseo literario e hist¨®rico por los barrios de Vegueta y Triana nos lleva a los lugares m¨¢s galdosianos de la capital isle?a. La primera parada es inevitablemente su casa-museo, en el n¨²mero 6 de la calle Cano, en el barrio de Triana, una vivienda del siglo XVIII donde creci¨® junto a sus nueve hermanos y que vio el despertar literario y art¨ªstico del autor. Entre la documentaci¨®n, libros y recuerdos que exhibe el museo, una imagen imborrable: la del famoso retrato de Gald¨®s pintado por Sorolla, que toda una generaci¨®n de espa?oles recuerda impresa en los billetes de 1.000 pesetas.
El recorrido contin¨²a por la iglesia del convento de San Francisco, donde fue bautizado; el colegio de San Agust¨ªn, donde estudi¨®; la catedral g¨®tica, pero de fachada neocl¨¢sica de Santa Ana, que sirvi¨® al joven Gald¨®s de escenario de alguno de sus cuentos, o el Gabinete Literario, con sus elegantes salones modernistas, donde el novelista asist¨ªa a la Academia de Dibujo y frecuentaba sus conciertos. Hoy es Monumento nacional y aunque es una instituci¨®n privada, tiene actos culturales abiertos a todos y un restaurante.
Queda su recuerdo tambi¨¦n en lugares como el teatro P¨¦rez Gald¨®s, que lleva su nombre a pesar de que el escritor en su d¨ªa se opuso firmemente a la construcci¨®n de este edificio en la desembocadura del barranco del Guiniguada. Esta ruta galdosiana aprovecha para hacer paradas en otros hitos del centro de Las Palmas, como las antiguas casas consistoriales, o incluso ante los grafitis del artista Mat¨ªas Mata (Sabotaje al Montaje) en varios edificios de la calle Zaragoza, en el barrio de Schamann, que recrean las figuras de Gald¨®s y de algunos de los personajes de sus novelas.
02 De las carabelas de Col¨®n a un viaje supers¨®nico
No hay visita a Las Palmas que no comience precisando que aqu¨ª vivi¨® Crist¨®bal Col¨®n antes de poner rumbo a las Indias. En la visita a la Casa de Col¨®n se documentan los viajes del Almirante y el relevante (y estrat¨¦gico) papel del archipi¨¦lago canario en la navegaci¨®n transatl¨¢ntica. Hallaremos una r¨¦plica de la Ni?a a tama?o casi real (im¨¢n para los ni?os), maquetas, cartograf¨ªa, facs¨ªmiles y hasta instrumentos n¨¢uticos de la ¨¦poca. El museo ocupa la Casa de los Gobernadores que visit¨® Col¨®n en su primer viaje, aunque lo que se ve hoy es un producto de reformas y anexiones que han dado lugar a un edificio neocanario articulado en cuatro patios, a los que no les faltan balcones, fuentes, palmeras y hasta una pareja de loros.
Y haciendo un viaje en el tiempo llegamos hasta otro de los mejores museos de las islas: el Centro Atl¨¢ntico de Arte Moderno (CAAM), que ocupa un edificio del siglo XVIII con galer¨ªas ba?adas de luz natural que exponen casi 3.000 obras de su colecci¨®n permanente. Tambi¨¦n tiene dos filiales con exposiciones temporales: el CAAM San Antonio Abad y el San Mart¨ªn Centro de Cultura Contempor¨¢nea, en un antiguo hospital. Con ni?os se impone pasar unas horas en el Museo Elder de la Ciencia y la Tecnolog¨ªa, un centro del siglo XXI lleno de cosas que zumban y hacen ruido, donde podr¨¢n pilotar un caza supers¨®nico, ver c¨®mo los cohetes colocan sat¨¦lites en ¨®rbita o dar una vuelta en el Robocoaster. El museo ocupa un almac¨¦n portuario del siglo XIX pintado de verde en el parque de Santa Catalina.
03 Los nuevos valores de la gastronom¨ªa canaria
Carajacas, una tapa t¨ªpica con trozos de h¨ªgado fritos y mojo picante; unas vueltas, filetes muy finos de ternera o cerdo a la plancha, o la apreciad¨ªsima vieja, un pescado de la familia de los peces loro que aparece en todas las cartas canarias, como sus famosas papas arrugadas con mojo pic¨®n. Son tambi¨¦n deliciosos sus quesos, como el Flor de Gran Canaria, que se produce exclusivamente en la zona norte de Gu¨ªa y se cuaja con las flores del cardo, que lo impregna con su aroma, o el queso de pastor de Arucas. Y sus postres, contundentes, como el tradicional bienmesabe o un ron miel que compran muchos turistas en la destiler¨ªa de esta misma localidad al norte de la isla.
Pero no todo es tradici¨®n en Gran Canaria. Las Palmas se presenta como una capital gastron¨®mica en la que han surgido nuevas ideas de cocinas muy creativas, como Neodimio 60, un peque?o restaurante en Las Canteras de solo cuatro mesas que en muy poco tiempo ha sorprendido con su cocina de mercado basada en productos de temporada. Su carta es breve y sencilla, pero sus propietarios, Nayra y Daniel, la renuevan cada 15 d¨ªas. Triunfa tambi¨¦n Lucira gastrobar, en el que los hermanos Mar¨ªa y Samuel han apostado por sabores ex¨®ticos con base tradicional; muchos de sus platos nos llevan a Tailandia y a otros destinos que ambos chefs han descubierto en sus viajes por el mundo. Buen ambiente se respira en Karmacoma, un local en el coraz¨®n de Guanarteme que cocina con productos frescos y gui?os a la cocina oriental, con el colof¨®n de unas deliciosas tartas caseras. Tambi¨¦n hallaremos gui?os internacionales superpuestos a la cocina canaria en Qu¨¦ Leche, restaurante desenfadado y sin florituras en el barrio de Triana; corvina estilo Nikkei con caldo ponzu, chipir¨®n sahariano con pistacho, paramesano, emulsi¨®n de jengibre y tinta. En Alcaravaneras encontraremos sabores inesperados sustentados en productos canarios y recetas tradicionales de las islas, a las que El Equilibrista 33 ha dado un giro de tuerca. Por ejemplo, sus huevos moles con gofio canario al natural, que sirven como postre. Platos de siempre actualizados son tambi¨¦n protagonistas en uno de los restaurantes hist¨®ricos de la ciudad, el Bodeg¨®n el Pueblo Canario, ahora con un chef de prestigio al frente, Jos¨¦ Rojano. En su carta no faltan carajacas, quesos de la isla, carne de cabrito y baifo, cochino negro o garbanzada de pulpo gratinada con alioli de berros.
04 Cicloruta bot¨¢nica por Guiniguada
Los ciclistas que viven en Las Palmas conocen bien el sendero del Guiniguada, una ruta de unos siete kil¨®metros y medio que comienza en Vegueta, abandona la ciudad y se adentra en la naturaleza. El sendero, que sigue el barranco del Guiniguada a trav¨¦s de zonas agr¨ªcolas, deja a su paso cuevas abor¨ªgenes y, por supuesto, las famosas palmeras canarias que son una de las claves del ecosistema isle?o. Aferrado a las paredes del barranco, encontramos el Jard¨ªn Bot¨¢nico Canario Viera y Clavijo,una de las joyas de la ciudad. Este extenso vergel, a solo nueve kil¨®metros de Las Palmas ¨Cse llega c¨®modamente en autob¨²s desde el centro¨C cuenta con 27 hect¨¢reas ¨Ces el bot¨¢nico m¨¢s grande de Espa?a¨C y todo tipo de flora macaron¨¦sica procedente de todo el archipi¨¦lago, entre ella especies en peligro de extinci¨®n.
05 Un paseo lleno de curvas
Conducir por el norte de Gran Canaria es toda una experiencia trufada de pueblos y aldeas por un paisaje cambiante en el que se alternan barrancos espectaculares con bancales cultivados, o pinares cubiertos de l¨ªquenes y musgos alimentados por la neblina. Y en el camino, algunas paradas nos permiten conocer el alma canaria, como Teror, localidad interior donde se custodia a la patrona de la isla, Nuestra Se?ora del Pino. Es este un pueblo t¨ªpico, de casonas antiguas pintadas de colores, muchas de ellas con balcones de madera, y con un encanto hist¨®rico que rezuma entre sus piedras. Si nos encontramos con el mercado agr¨ªcola en la plaza principal (los s¨¢bados) descubriremos adem¨¢s el delicioso chorizo local. En el norte est¨¢ tambi¨¦n la mencionada Arucas, encantadora con sus elegantes edificios hist¨®ricos y un bonito jard¨ªn bot¨¢nico. Para contemplar un espl¨¦ndido panorama de toda la costa septentrional hay que subir a la monta?a de Arucas (a 2,5 kil¨®metros del pueblo), o avanzar hasta Moya, rodeando el flanco de la monta?a.
El paseo culmina en G¨¢ldar, localidad hist¨®rica que fue capital del reino (guanartemato) en tiempos prehist¨®ricos y donde se descubrieron las extraordinarias pinturas rupestres que se exhiben en el parque arqueol¨®gico Cueva Pintada, decorada con formas geom¨¦tricas. Despu¨¦s solo queda conducir hasta el borde del abismo siguiendo la espectacular carretera de Agaete a la Aldea de San Nicol¨¢s. No es f¨¢cil parar durante el trayecto, as¨ª que mejor aprovechar cada oportunidad que se presente para contemplar el panorama. Al final, en el puerto de la Aldea podremos rememorar la experiencia degustando un buen pescado o una ropa vieja de pulpo, un t¨ªpico guiso local de garbanzos y pulpo.
06 Rastros guanches en el barranco de Guayadeque
Una de las mejores experiencias en la isla ¨Cy uno de sus destinos m¨¢s populares¨C es el barranco de Guayadeque, que se abre en medio de un despliegue de crestas escarpadas, salpicado con restos arqueol¨®gicos prehisp¨¢nicos y valiosos endemismos de flora y fauna. El mejor momento para visitar este exuberante rinc¨®n grancanario es en primavera, cuando los almendros est¨¢n en plena floraci¨®n rosa y blanca. Sin embargo, tambi¨¦n es un sitio bonito y frondoso todo el a?o, flanqueado de monta?as escarpadas con cuevas excavadas que hoy albergan restaurantes, bares e incluso una capilla diminuta, junto al bar Guayadeque, con su p¨²lpito, altar y confesionario tallados en la roca. No debe faltar un paseo por uno de los senderos con amplias vistas hasta el mar.
En esta zona de ca?ones y muestras sobre el terreno de c¨®mo el agua y el viento han modelado la toba volc¨¢nica se encuentra tambi¨¦n el caser¨ªo de Temisas, evocador con sus casas tradicionales. Tambi¨¦n el ca?¨®n hom¨®nimo, que es una versi¨®n en miniatura del Gran Ca?¨®n del Colorado. Canarias est¨¢ reconocido como destino Dark Sky para la observaci¨®n de las estrellas, gracias a su ubicaci¨®n y baja contaminaci¨®n lum¨ªnica, y aqu¨ª podemos disfrutar del fabuloso observatorio de Temisas, a 850 metros sobre el nivel del mar, en el borde de la caldera de Tirajana.
07 Artenara, el pueblo m¨¢s alto de la isla
Las tortuosas carreteras que se internan en el coraz¨®n de la isla conducen a paisajes y experiencias muy diferentes a las de escenarios de dunas y resorts tur¨ªsticos del sur. Kil¨®metro a kil¨®metro, se pasa del pleno sol a la niebla m¨¢s impenetrable al doblar un recodo, y tras la curva siguiente vuelve a brillar el sol. Una regi¨®n enorme y variada que tiene su culminaci¨®n en Artenara, el pueblo m¨¢s alto de Gran Canaria (a 1.270 metros). Como es de esperar, las vistas desde aqu¨ª son impresionantes, como la perspectiva del enorme ca?¨®n volc¨¢nico que se divisa desde el mirador de Unamuno, uno entre los diversos que hay se?alizados. En Artenara la gente vive en cuevas, los restaurantes est¨¢n en cuevas, el museo de la ciudad ocupa varias cuevas y, por supuesto, hay una cueva convertida en Casa Rural. En un gui?o a R¨ªo de Janeiro, un Cristo con los brazos abiertos (m¨¢s peque?o que el carioca) preside esta tranquila localidad. Tambi¨¦n en una cavidad se aloja el Santuario de la Cuevita, una de las capillas m¨¢s queridas de la isla.
Muy cerca de Artenara, Tejeda se cuelga de forma pintoresca al borde de la caldera hom¨®nima, una enorme cuenca volc¨¢nica en el interior de la isla. Las carreteras que conducen hasta aqu¨ª atraviesan un paisaje espl¨¦ndido, con altos riscos y barrancos profundos. Y el pueblo no defrauda, con calles empinadas y tortuosas jalonadas de casas con balcones. Tiene Tejeda una parada inevitable: la Dulcer¨ªa Nublo Tejeda, donde suelen haber cola para probar sus tartas, bienmesabe y otras delicias locales que preparan desde hace m¨¢s de 70 a?os. Tambi¨¦n el parador de Tejeda ha sabido sacar partido a una incre¨ªble ubicaci¨®n. Por encima queda la Cruz de Tejeda, que marca el centro de la isla y cuyos miradores contemplan las principales maravillas de la isla: al oeste, la monta?a sagrada de Roque Bentayga, y con el d¨ªa despejado, la inmensa pir¨¢mide volc¨¢nica del Teide en Tenerife; al sureste, el pico m¨¢s alto de Gran Canaria, el Pozo de las Nieves, y el emblema isle?o, el Roque Nublo, a menudo envuelto en nubes. Desde aqu¨ª parten varias rutas a pie de todos los niveles, como la recomendable ruta circular desde la Cruz de Tejeda a Roque Nublo (12,5 kil¨®metros).
08 Disfrutar de un surf de primera
Con un clima agradable todo el a?o y unas olas excelentes, la isla se ha convertido en una de esas mecas a la que cada a?o acuden surferos de todo el mundo. Solo Las Palmas de Gran Canaria cuenta con 12 buenos spots, entre los que destaca La Cicer, en el extremo sur de la playa de Las Canteras, junto al auditorio Alfredo Kraus, apto, para todos los niveles, principiantes incluidos. Adem¨¢s, en el cercano barrio de Guanarteme hay tiendas de equipamiento, alojamientos para surfistas y muchas de las escuelas.
Tambi¨¦n en Las Canteras est¨¢ El Lloret, una zona para niveles m¨¢s avanzados, con olas que se elevan sobre un lecho de piedras y con varios picos de derecha y de izquierda. Por su condici¨®n urbana (muy accesible) suele estar frecuentada por surferos locales, el ambiente es muy deportivo y ofrece una de las mejores olas derechas de la isla. Para terminar, El Confital es un espacio natural volc¨¢nico con una impresionante ola tubera que rompe a la derecha, perfecta para surferos expertos. Tanto, que ha sido aprovechada en campeonatos mundiales, como la World Surf League y el Red Bull Rivals.
09 Olas de arena en el sur: Maspalomas
En tiempos normales, el sur grancanario es una sucesi¨®n de playas llenas de turistas. Pero m¨¢s all¨¢ de resorts y sombrillas se encuentran algunas maravillas naturales espectaculares, como Maspalomas y sus dunas, una reserva natural (desde la d¨¦cada de 1990) de 400 hect¨¢reas que recuerda al desierto del S¨¢hara y que, evitando la temporada alta, puede ser todo un descubrimiento.
Otra opci¨®n es seguir, en direcci¨®n al Puerto de Mog¨¢n, la sucesi¨®n de playas del litoral sur de la isla; aunque ha sido invadido en gran parte por el turismo, guarda todav¨ªa parte de su encanto primitivo. Y despu¨¦s hay escaparse hacia el interior para sumirse y pernoctar en la autenticidad del pueblo de Mog¨¢n, peque?o y entre monta?as, que a¨²n prevalece.
10 Circunvalaci¨®n isle?a
Una semana en Gran Canaria es suficiente para hacernos una idea general de la isla; explorar los museos y restaurantes de la capital, comer pescado fresco en alg¨²n puerto de la costa, admirar sus monta?as, patear sus barrancos y volcanes e incluso ir a la playa para no hacer m¨¢s que tomar el sol o surfear olas. Si empezamos en Las Palmas es obligado pasear por Las Canteras (y darse un chapuz¨®n en el oc¨¦ano), para seguir con un recorrido por el hist¨®rico barrio de Vegeta y sus museos, y una peque?a ruta gastron¨®mica.
El recorrido por la costa norte nos llevar¨¢ hasta G¨¢ldar y el Puerto de las Nieves, para bajar despu¨¦s hacia el oeste. Se impone un almuerzo en Puerto de la Aldea antes de seguir hasta los territorios m¨¢s tur¨ªsticos de Mog¨¢n y las playas del sureste para pasear y nadar, o dejarse sorprender por las inmensas dunas de Maspalomas. Y llega el momento de subir de nuevo hacia el norte, pero adentr¨¢ndonos por el escarpado interior de la isla: Tejeda, con sus hermosas vistas, alg¨²n escarceo senderista por sus barrancos de abrupta belleza, una subida al pueblo culminante de la isla, Artenara, para descender luego, entre curvas, hacia la costa y Ag¨¹imes, con sus edificios color pastel y su encanto hist¨®rico. O si se prefiere, pasando por el exuberante barranco de Guayadeque, donde podremos almorzar en una cueva antes de culminar la circunvalaci¨®n de la isla.
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