Volea, arroz del ¡®senyoret¡¯ en el club de p¨¢del

A finales del pasado verano, la cafeter¨ªa-bar del club ?Mad4Padel, en Pozuelo de Alarc¨®n (Madrid), dej¨® de ser una barra con mesas en la que se atend¨ªa a socios y jugadores para evolucionar hacia un lugar con aspiraciones gastron¨®micas. Superado el periodo de transici¨®n, Volea se ha consolidado como un concepto mixto en el que, sin perder el desenfado del club deportivo donde se aloja, ofrece especialidades de cocina bien resueltas, aparte de vinos escogidos con criterio. Todo con un baremo de precios moderados en relaci¨®n con el nivel de sus prestaciones. M¨¦rito del cocinero ?scar Portal, de s¨®lida trayectoria, y de Jorge D¨¢vila, que despu¨¦s de largas estancias en algunos de los mejores restaurantes de la capital conoce como pocos los pilares en los que se sustenta el servicio de sala. Hasta tal punto que sin ayuda de personal auxiliar es capaz de atender un comedor con 20 comensales sin otras pausas que las que marca la propia cocina.

Dos cartas, de barra y restaurante, condensan su oferta. En conjunto, una suma de platos tradicionales, cl¨¢sicos o desenfadados, de resoluci¨®n contempor¨¢nea, destinados a una amplia clientela. Por un lado, croquetas, tortillas, hamburguesas y molletes de pluma ib¨¦rica o calamares y, en paralelo, huevos P¨¦rigord con trufa, paletilla de cordero al oporto, ternera a la crema de ajos y tarta fina de manzana. A todos los efectos, dos restaurantes en uno. Si algo merece destacarse son sus arroces en paella ¡ªel del senyoret con rape y caracoles, y el de pich¨®n con butifarra¡ª, que se elaboran con granos de la marca Bombita. Arroces de sabores suaves, aunque marcados, con los granos sueltos y la grasa justa.

Cumplen las croquetas en compa?¨ªa de salsa romesco; es mejorable la tortilla de patatas con pimientos rojos, y est¨¢n conseguidos los milhojas de patatas bravas, seg¨²n el estilo que hace a?os comenz¨® a servir Marc Gascons en Els Tinars, en Llagostera (Girona). Pasa con m¨¢s pena que gloria el pulpo al carb¨®n, es correcta la hamburguesa de vaca vieja a la parrilla y tan solo desmerece el pan en el sabroso mollete de calamares. En el tramo final, un llamado secreto de vaca vieja con caldo de piment¨®n y pak choi, donde la carne resulta algo seca.

Los postres, convencionales aunque bien resueltos, incluyen una buena tarta de queso y el bizcocho de chocolate fluido con helado de t¨¦ matcha. No deja de resultar curioso que entre sus panes figuren dos piezas antag¨®nicas, una torta de aceite adictiva junto a una hogaza anodina.