El M?derne, descanso en un templo del ¡®art nouveau¡¯ en Gij¨®n

Si el modernismo ha privilegiado a Catalu?a por su vigoroso inter¨¦s tur¨ªstico, la industriosa Gij¨®n al menos exhibe el reclamo de un edificio significativo en el entorno de su puerto deportivo. Es un antiguo inmueble residencial proyectado en 1931 por los arquitectos Manuel y Juan Manuel del Busto ¡ªpadre e hijo¡ª, autores del Centro Asturiano de La Habana y de las Mil Quinientas Viviendas del barrio de Pumar¨ªn, en Gij¨®n, respectivamente. Su imponente fachada de piedra, con decoraciones trapezoidales y triangulares propias del denominado estilo zigzag moderne ¡ªhabituales en el paisaje urbano de Detroit o el downtown neoyorquino¡ª, esconde apretujada entre los edificios arteriales de la ciudad ese estereotipo kitsch del art nouveau hoy apreciado por su valor hist¨®rico y art¨ªstico. Fue disruptivo en su ¨¦poca, y as¨ª ha quedado demostrado tras su conversi¨®n en el hotel de lujo El M?derne.

Juan Ram¨®n de la Ballina y Alejandro Canal han sido los art¨ªfices de esta resurrecci¨®n est¨¦tica y funcional que ha permitido ampliar la superficie construida mediante la ocupaci¨®n sin complejos de los dos patios interiores, con un realismo fidedigno del estado original del inmueble pese a sus desperfectos, ya sea en los torreones, en las vidrieras de las escaleras o en las forjas bot¨¢nico-morfol¨®gicas de algunas puertas y balcones.

Todas las habitaciones son exteriores, se?al de respiro e inmersi¨®n visual en la ciudad asturiana. Las ha vestido con mucha elegancia y serenidad ambiental el interiorista Miguel Pando, ortodoxo de un minimalismo casi quir¨²rgico, aunque haya pretendido evocar la prosperidad de Gij¨®n en los a?os treinta. No puede decirse que las piezas sean luminosas, ni muy amplias, pero s¨ª afelpadas para un buen descanso. Quiz¨¢ porque estamos donde estamos, la ducha de efecto lluvia aqu¨ª se queda en un orbayu.

Si cabe un capricho, mejor elegir la j¨²nior suite del torre¨®n, con acceso a una terraza privada en la que solazarse los d¨ªas de buen tiempo sobre las hamacas o en la mesita circular donde el equipo del hotel (extremadamente cordial) llega a acercar el desayuno.

Sin duda, el espacio m¨¢s personal de este alojamiento es el denominado Bar & Champagne, cuyos espejos cobrizos, las luminarias, los taburetes de terciopelo y el Mo?t sit¨²an aqu¨ª el centro de la noche¡­ cuando la noche vuelva.