15 razones para volver a Asturias
El esplendor de los Picos de Europa, arte rom¨¢nico, aldeas remotas, villas marineras como Cudillero y viejas explotaciones mineras cerca de Oviedo y Gij¨®n, ciudades que rivalizan en belleza y gastronom¨ªa
Asturias ser¨¢ probablemente uno de los destinos en recuperar r¨¢pidamente a los viajeros espa?oles en cuanto nos podamos desplazar entre provincias. Para¨ªso del turismo rural, de las actividades al aire libre y de los deportes de monta?a, aqu¨ª hay infinitas posibilidades para descansar o para viajar por libre descubriendo sus joyas, tanto naturales como monumentales o gastron¨®micas. De oriente a occidente y de la costa al interior, estos son 15 rincones (y 15 razones) que te har¨¢n desear visitar el Principado.
1. Cumbres gigantes: Picos de Europa
Quien haya estado alguna vez en los Picos de Europa lo confirmar¨¢: son una de las zonas de monta?a m¨¢s impresionantes del continente europeo. En este inmenso y bell¨ªsimo macizo descansa el coraz¨®n sentimental de Asturias, concretamente, en Covadonga, donde se supone que naci¨® un futuro pa¨ªs y donde est¨¢ enterrado Don Pelayo, primer monarca del Reino de Asturias. Sus laderas se cubren de bosques de robles, hayas y abedules y de rutas de senderismo, que convierten el parque nacional de Picos de Europa en un aut¨¦ntico para¨ªso para los amantes de las actividades al aire libre. Sus valles esconden silenciosos pueblos que han mantenido el car¨¢cter rural, con una gastronom¨ªa sabrosa y peculiar y monumentos que atraen a miles de personas, como el santuario de Covadonga.
Y entre estas monta?as relucen como dos espejos de agua los lagos Enol y Ercina, conocidos como los lagos de Covadonga. En realidad, a los lagos de alta monta?a habr¨ªa que sumar un tercero, el Bricial, visible solo en primavera gracias a las aguas del deshielo. Los lagos son un lugar realmente especial, que incluso merecen la pena en una visita r¨¢pida como hacen sus casi dos millones de visitantes anuales, aunque lo suyo es dedicar m¨¢s tiempo para explorar alguno de los muchos senderos de la zona. La manera m¨¢s f¨¢cil de visitarlos es siguiendo el recorrido circular de 3 kil¨®metros, apto tambi¨¦n para familias, que pasa por los lugares imprescindibles de la zona.
A unos 20 minutos en coche est¨¢ el santuario de Covadonga, destino obligado de peregrinaci¨®n de creyentes y de amantes de la historia. Adem¨¢s de la Cueva Santa y de la bas¨ªlica, alberga muchas otras maravillas art¨ªsticas y arquitect¨®nicas.
2. Monta?as m¨ªticas: el Naranjo de Bulnes
Aunque no es la cumbre m¨¢s alta de los Picos de Europa, el Naranjo de Bulnes (en asturiano, Picu Urriellu), con sus 2.519 metros es, sin duda, la m¨¢s simb¨®lica. Es una monta?a de perfil muy peculiar, de roca caliza y alzada en el centro del macizo, pero la raz¨®n por la que ha entrado en la mitolog¨ªa del alpinismo mundial son los 550 metros de pared vertical de su cara Oeste, que durante d¨¦cadas fue un desaf¨ªo imposible para los escaladores. De hecho, no fue hasta 1962 (casi 60 a?os despu¨¦s de que por primera vez fuera pisada su cumbre, por Pedro Pidal y Gregorio P¨¦rez El Cainejo, un 5 de agosto de 1904) cuando la hist¨®rica cordada aragonesa formada por Alberto Rabad¨¢ y Ernesto Navarro traz¨® la primera ruta que surca este imponente pared¨®n. Desde entonces se han abierto m¨¢s de 70 v¨ªas y cada verano son much¨ªsimos los amantes de la escalada que se acercan para intentar conquistarlo.
3. La vertiginosa senda del Cares
Esta senda que se adentra en el coraz¨®n de los Picos de Europa es una de las m¨¢s espectaculares rutas de senderismo del norte de Espa?a. Son unos 12 kil¨®metros a lo largo de la encajad¨ªsima garganta del r¨ªo Cares, conocido como la ¡°garganta divina¡±, uniendo los pueblos de Poncebos, en Asturias, y Ca¨ªn, en Le¨®n.
Las vistas son incre¨ªbles, y adem¨¢s es un camino apto para toda clase de excursionistas (es recomendable que los ni?os sean mayores de 12 a?os), ya que discurre en llano, a excepci¨®n de un peque?o tramo inicial. Hasta mediados de la d¨¦cada de los cuarenta la ruta no exist¨ªa: era solamente una estrecha y peligrosa senda entre los dos pueblos, la ¨²nica practicable durante las nevadas. Ya a principios de este siglo se construy¨® un canal de alimentaci¨®n de agua, formado por 71 t¨²neles, para abastecer la central hidroel¨¦ctrica de Poncebos, y pronto las continuas necesidades de mantenimiento hicieron que fuese necesario ampliar el camino. El resultado es esta panor¨¢mica senda que hoy atraviesa galer¨ªas, impresionantes pasarelas de madera, edificios abandonados y puentes.
Casi la toda la ruta se encuentra a unos 100 metros de altura sobre el nivel del r¨ªo (no es aconsejable para quien sufra v¨¦rtigo), por lo que solo se puede bajar al cauce del Cares en dos puntos: al principio y al final de la ruta, poco antes de llegar a Ca¨ªn. All¨ª, las piscinas naturales excavadas en la roca son ideales para un refrescante chapuz¨®n.
De vuelta a Poncebos, si el d¨ªa est¨¢ despejado, merece la pena subir en coche hasta la aldea de Camarme?a por una sinuosa carretera que conduce hasta un rom¨¢ntico mirador en el punto m¨¢s alto de la localidad. Frente a nosotros, una magn¨ªfica imagen del Naranjo de Bulnes, como preparada para una foto espectacular.
4. El oasis natural de Ponga
En medio de un paisaje protegido entre monta?as y bosques de hayas, a una media hora en coche al sur de Cangas de On¨ªs, Ponga es parada imprescindible en todo viaje a los Picos de Europa. El parque natural de Ponga est¨¢ cubierto por una extensa red de rutas de senderismo que van pasando por aldeas y poblados de inesperada belleza. Como Bele?o, su capital, una deliciosa aldea rural dominada por la iglesia de San Juan (del siglo XVII) y salpicada de casonas del siglo XX. Aqu¨ª est¨¢ el centro de interpretaci¨®n del parque natural, donde el viajero puede hacerse una idea del espacio protegido y obtener consejos y mapas de las rutas. Los adictos a la adrenalina deben visitar Vidosa Multiaventura, un parque con tirolinas, vias ferratas y recorridos variados.
5. Gij¨®n, la ciudad reinventada
No es la capital del Principado, pero s¨ª la ciudad m¨¢s poblada de Asturias. Con una tradici¨®n industrial y portuaria a sus espaldas, hace ya a?os que Gij¨®n se renov¨® por completo y se reconvirti¨® en una de las ciudades con mejor nivel de vida de Espa?a y en un gran destino para visitantes. Y es que tiene un poco de todo: rom¨¢nico, vanguardia urbana, aires marineros¡
Gij¨®n resulta en conjunto una ciudad vital y alegre, con estrechas calles que se asoman al Cant¨¢brico salpicadas de sidrer¨ªas, con museos interesantes y, sobre todo, con unas largas playas para adictos a las olas, tras las que quedan paseos elegantes flanqueadas de palacios se?oriales. El paseo mar¨ªtimo y la playa de San Lorenzo son lugar de paseo habitual de los gijonenses.
Uno de los lugares m¨¢s sorprendentes es la Universidad Laboral, que en su d¨ªa fue el edificio m¨¢s grande de Espa?a, fundado en 1948 como orfanato para los hijos de los mineros fallecidos en accidentes. A?os despu¨¦s trasmut¨® a Universidad Laboral (lleg¨® a tener m¨¢s de 3.000 estudiantes a cargo de los jesuitas) y en 2007 fue convertida en un estimulante centro cultural. Esta gran ciudadela clasicista a las afueras de la ciudad resulta sobrecogedora por su tama?o, con una inmensa plaza, una iglesia el¨ªptica y una vertiginosa torre. Hoy, tras una amplia reforma, funciona como marco para conciertos, exposiciones, espect¨¢culos y proyecciones.
Pero la tarjeta de visita de la ciudad es la plaza del Marqu¨¦s, asomada al puerto deportivo, flanqueada de terrazas y con el imponente palacio de Revillagigedo, edificado entre 1704 y 1721, de estilo barroco. Esta comunica a trav¨¦s de un gran arco con la playa Mayor, donde se encuentra el Ayuntamiento. Hay quien prefiere hacerse la foto de recuerdo en las ¡°Letronas¡±, unas grandes letras de acero macizo pintado en rojo que forman la palabra Gij¨®n, que desde que se instalaron en 2011, junto al puerto deportivo, se han convertido en uno de los monumentos m¨¢s famosos de la ciudad.
Los que prefieren lo cl¨¢sico, tienen como visita obligada el Museo Casa Natal de Jovellanos, en una elegante casona de piedra del siglo XV, donde en 1744 naci¨® el ciudadano m¨¢s famoso de Gij¨®n. Para vistas espectaculares, mejor subir al Cerro de Santa Catalina y contemplar tanto la bah¨ªa como la propia ciudad. Un poco m¨¢s arriba, se alza la gran escultura de hormig¨®n de Chillida, conocida como el Elogio del horizonte. Situ¨¢ndose en su centro, el eco del Cant¨¢brico resulta impresionante.
6. El extremo Oeste. La Asturias de interior
En la costa cant¨¢brica, en la frontera con Galicia, Vegadeo sirve de puerta de entrada hacia el interior del Oeste extremo, una regi¨®n incre¨ªble para los amantes de la naturaleza: cubierta por frondosos bosques que esconden aldeas dormidas en el tiempo, que nos llevan hasta uno de los grandes centros mineros asturianos: Cangas de Narcea. Vegadeo, asomada al r¨ªo Eo, es una parada imprescindible de quienes hacen el Camino de Santiago por la costa, que se detienen a ver sus palacios, sus iglesias y su entorno natural.
Hacia el interior, nos encontramos la Asturias m¨¢s rural y aut¨¦ntica, con lugares como Taramundi, una aldea pionera en el turismo rural asturiano que siempre ha tenido fama por sus cuchillos. Todav¨ªa m¨¢s al interior, nos asalta la belleza de Santa Eulalia de Oscos, rodeada de aldeas, bosques, riachuelos y pintorescas cascadas. Grandas de Salime es otra parada obligada de esta desconocida Asturias de interior. Su Museo Etnogr¨¢fico es el m¨¢s completo e inesperado del Principado se esconde entre las estrechas calles de esta villa rural. Ya en Cangas de Narcea, a unos 145 kil¨®metros de Vegadeo, su casco hist¨®rico esconde joyas arquitect¨®nicas como la colegiata de Santa Mar¨ªa Magdalena, barroca y asim¨¦trica, el Palacio de Oma?a, elegante y se?orial, o el puente colgante sobre el r¨ªo Narcea, que se suele mover bastante cuando hay viento y da bastante v¨¦rtigo. Pero adem¨¢s, Cangas es famosa por su vino, as¨ª que los sibaritas tienen una raz¨®n m¨¢s para parar aqu¨ª y visitar alguna de sus bodegas, como la del Monasterio de Corias. Un lugar que es perfecto para disfrutar del silencio de los bosques, el perfume de la naturaleza y las actividades al aire libre.
7. Playas y villas marineras del Cant¨¢brico
El paseo por la costa de Asturias desde Gij¨®n hasta el l¨ªmite con Galicia no puede ser m¨¢s espectacular. Si vamos en coche podremos hacer una ruta maravillosa, parando en ciudades y peque?as villas marineras, y explorando la costa desde lo alto de los acantilados.
Encontraremos lugares como Luanco, a tan solo nueve kil¨®metros del cabo de Pe?as, el promontorio m¨¢s septentrional de la regi¨®n, con su faro y su centro de interpretaci¨®n y muchas sendas costeras para descubrir espectaculares vistas desde sus acantilados a m¨¢s de 100 metros sobre el mar. Adem¨¢s, Luanco es uno de esos pueblos de tradici¨®n marinera tan t¨ªpicamente cant¨¢bricos que recupera su pasado en el agradable Museo Mar¨ªtimo de Asturias, perfecto para quienes so?aron de ni?os con convertirse en lobos de mar. Tambi¨¦n es un lugar de paso para llegar a la tercera de las grandes ciudades asturianas, Avil¨¦s, antes de seguir por la costa hasta Cudillero, uno de los pueblos m¨¢s bonitos de Espa?a seg¨²n todas las encuestas populares, con un anfiteatro de casas que rodean la plaza principal y empinad¨ªsimas cuestas que suben a sus miradores. Este pueblo es el icono del turismo asturiano, esa postal que encontramos en todos los folletos tur¨ªsticos.
En la plaza Marina, donde antes se tej¨ªan las redes y se descargaba el pescado, los visitantes abarrotan los restaurantes y bares. Y en lo alto del acantilado, el faro sigue orientando a los buques que surcan el Cant¨¢brico. En esta zona de la costa encontraremos algunas de las playas m¨¢s bellas de Asturias, como la deslumbrante playa del Silencio, abrazada por un alto acantilado, o el arenal de Aguilar, larga y de arena fina y dorada.
Con el mismo esp¨ªritu marinero encontramos, a unos 40 kil¨®metros al oeste de Cudillero, Luarca, acurrucada alrededor de su puerto pesquero. Se considera la m¨¢s blanca de las villas de la Costa Verde, con una panor¨¢mica atalaya coronada por un faro y una antigua capilla desde la que se domina la ensenada. Lo m¨¢s bonito sin duda es el puerto, que en verano se convierte en un ir y venir de vecinos y visitantes en torno a sus bares. Luarca es tambi¨¦n famosa por tener uno de los jardines bot¨¢nicos m¨¢s extensos de Europa, los jardines de Fonte Baixa, un capricho vegetal de un ilustre panadero de la zona con unas 500 especies de plantas de todo el mundo.
En Puerto de Vega, un pueblo tranquilo y coqueto asomado a un embarcadero, podemos hacer una pausa gastron¨®mica y saborear la cocina marinera asturiana. Y en el valle del Navia llega el momento de acercarse a la Edad de Bronce en el Castro de Coa?a, el m¨¢s importante de la regi¨®n. Estamos ya cerca de Castropol, en un mont¨ªculo que domina la r¨ªa del Eo all¨ª donde acaba Asturias.
8. El parque hist¨®rico de Navia
Un enorme parque arqueol¨®gico, etnogr¨¢fico y cultural se extiende por la cuenca del r¨ªo Navia, desde Grandas de Salime hasta el Cant¨¢brico, y su principal atracci¨®n es el castro de Coa?a, uno de los mayores asentamientos de la Edad del Bronce que existen en el Principado.
El Navia es uno de los r¨ªos m¨¢s importantes de la cornisa cant¨¢brica. Nace en Lugo (Galicia) pero atraviesa por completo el Principado de sur a norte, para desembocar en el mar tras 159 kil¨®metros de r¨¢pido y lineal recorrido. Su curso alberga nueve concejos asturianos, cuyo patrimonio cultural, hist¨®rico, art¨ªstico y medioambiental forma parte del Parque Hist¨®rico del Navia, una red muse¨ªstica que cuenta con 15 espacios expositivos, 18 yacimientos arqueol¨®gicos y decenas de lugares de inter¨¦s, tanto arquitect¨®nicos como paisaj¨ªsticos. Para recorrerlo con un poco de criterio, se han dise?ado tres itinerarios tem¨¢ticos: Los primeros pobladores, Los se?ores de las casas-palacio e Historias del mar, cada uno con su propio punto de partida, respectivamente: Grandas de Salime, Tapia de Casariego y Puerto de Vega. Sin embargo, el parque se puede recorrer tambi¨¦n por libre, sin ce?irse a ninguna ruta predeterminada. En cualquier caso, es de una belleza deslumbrante.
9. Un salto al pasado en la aldea de Espinaredo
A unos 25 kil¨®metros de Nava, a lo largo de una estrecha carretera que pone a prueba a los conductores m¨¢s h¨¢biles, Espinaredo es una de esas paradas imprescindibles para los amantes de las tradiciones. Adem¨¢s de ser uno de los pueblos m¨¢s encantadores de Asturias, perfecto tambi¨¦n como base para excursiones, esta aldea posee la mayor concentraci¨®n de h¨®rreos y paneras de la regi¨®n. Para verlos por dentro hay que pedir permiso a los propietarios, pero perdi¨¦ndose entre las bajas casas de piedra o siguiendo los paneles con las explicaciones sobre el uso de cada una (las paneras son m¨¢s grandes y elaboradas que los h¨®rreos y serv¨ªan para almacenar el pan) es posible tropezar con una verdadera pieza de arqueolog¨ªa rural: un h¨®rreo de 1548.
10. La real ciudad de Oviedo
Es la capital se?orial de Asturias y, sobre todo, una ciudad de calles empedradas y silenciosas, llena de iglesias, palacios y museos. Y a tiro de piedra, quedan lugares como Langreo y Mieres, con su pasado minero e industrial, o Nava, capital de la sidra. Oviedo guarda el se?or¨ªo que le da la tradici¨®n capitalina y el poder presumir de una bella catedral. Se empez¨® a construir en el siglo XIV, demoli¨¦ndose la anterior bas¨ªlica rom¨¢nica y prerrom¨¢nica, y se finaliz¨® a mediados del siglo XVI con el remate de una torre g¨®tica que a¨²n hoy se alza sobre el perfil de la ciudad. En su interior, guarda un tesoro en la C¨¢mara Santa. Las otras grandes joyas hist¨®ricas de Oviedo est¨¢n a pocos kil¨®metros de la ciudad, en las laderas del monte Naranco: el palacio ¨C iglesia de Santa Mar¨ªa del Naranco y la iglesia de San Miguel de Lillo. Los dos son prerrom¨¢nicos, edificados hace m¨¢s de mil a?os, y declarados patrimonio mundial por la Unesco en 1985. Fueron levantadas por uno de los primeros reyes asturianos, Ramiro I, y todav¨ªa hoy son un prodigio de equilibrio arquitect¨®nico, y nos hablan de la historia m¨¢s antigua de la Reconquista. La iglesia de San Juli¨¢n de los Prados, al este del casco hist¨®rico, cierra el tri¨¢ngulo del prerrom¨¢nico ovetense, con una rica decoraci¨®n de motivos geom¨¦tricos y una elegante planta basilical.
De vuelta a la ciudad hay que pasear por el casco hist¨®rico o por la plaza de la Constituci¨®n, con el elegante palacio barroco del Ayuntamiento y la iglesia de San Isidoro el Real. Cerca de la catedral est¨¢ la Universidad, con una sobria fachada y muchas historias y mucha historia en su interior. Tambi¨¦n podemos echar un vistazo al Museo de Bellas Artes de Asturias, el principal escaparte del arte de la regi¨®n, instalado en un complejo formado por tres edificios monumentales en el centro de Oviedo, con una riqu¨ªsima colecci¨®n de obras que abarcan m¨¢s de ocho siglos. Y nos queda todav¨ªa pasear por la calle Ur¨ªa y por Palacio Vald¨¦s, asomarnos al mercado El Font¨¢n o probar una buena sidra en la calle Gascona, conocida como el bulevar de la sidra. Y tambi¨¦n pasar una velada en el Teatro Campoamor, donde cada a?o se entregan los premios Princesa de Asturias.
11. La ruta minera
Asturias reivindica su miner¨ªa como una de sus se?as de identidad. Incluso hay una especie de ruta minera con la que se pueden recorrer los principales lugares de la cuenca asturiana. Se puede comenzar en el valle de Tur¨®n, en el concejo de Mieres, para terminar en Langreo y sus grandes instalaciones industriales, despu¨¦s de serpentear por los estrechos valles al sur de Oviedo.
La visita al valle del Tur¨®n arranca de las inmediaciones del pozo Santa B¨¢rbara y recurre a la antigua trinchera del ferrocarril de v¨ªa estrecha por la que se accede al socav¨®n de La Rebaldana (de finales del siglo XIX), el Pozu Espinos (un extraordinario ejemplo de explotaci¨®n hullera de 1920 y donde se puede acceder a la torre de extracci¨®n) y llega hasta el espectacular polvor¨ªn de 1966 de Fortuna. Parada aparte merece tambi¨¦n el monumento Pozo Fortuna, que durante la Guerra Civil fue convertido en fosa com¨²n para entenebrar a m¨¢s de 300 fusilados. Un gran monumento y un aula did¨¢ctica cuentan la historia pol¨ªtica y minera de este simb¨®lico lugar. La zona se puede visitar por libre o en visitas guiadas que organiza la empresa Territorio Museo (Informaci¨®n y reserva previa en 985 42 21 85 e info@pozuespinos.com).
La inmersi¨®n total se produce en la cercana Mieres, la capital de la miner¨ªa asturiana, con sus ecl¨¦cticos edificios de principios del siglo XX. A pesar de ser el centro m¨¢s grande e importante de la zona minera, a solo unos 20 kil¨®metros de Oviedo, en su entorno natural formado por estrechos valles sobreviven pueblos ganaderos donde resulta f¨¢cil encontrar h¨®rreos y tambi¨¦n chigres en los que probar una buena sidra.
Muy cerca, el poblado minero de Bustiello fue un experimento social y urban¨ªstico que llev¨® a cabo la Sociedad Hullera Espa?ola a finales del siglo XIX. Construido por voluntad de su propietario, el marqu¨¦s de Comillas, este pintoresco enclave es uno de los ejemplos m¨¢s interesantes de paternalismo industrial del siglo pasado. Aqu¨ª viv¨ªan los trabajadores, pero tambi¨¦n los mineros, entre los que se abri¨® paso el socialismo.
La ruta sigue por el llamado Paisaje Protegido de las Cuencas Mineras. Un trenecito traqueteante entra en las profundidades de la tierra para descubrir el Ecomuseo Minero Valle de Samu?o y, poco m¨¢s adelante, en El Entrego, se encuentra el interesante Museo de la Miner¨ªa y la Industria de Asturias, que tambi¨¦n recrea una galer¨ªa minera, tal y como han sido hasta hace bien poco. Su complemento es el museo de Langreo, unos kil¨®metros m¨¢s adelante, dedicado a la Siderurgia de Asturias, que muestra para qu¨¦ se usaba el carb¨®n de la cuenca hullera.
12. D¨ªas de cine en Llanes
Asturias mantiene un largo idilio con el cine y las series de televisi¨®n. En el Principado han encontrado sus escenarios perfectos algunos directores como Jos¨¦ Luis Garci, Gonzalo Su¨¢rez y Woody Allen, que decidi¨® rodar all¨ª parte de su Vicky, Cristina, Barcelona. En Llanes, Juan Antonio Bayona film¨® El Orfanato en una villa costera en la que se han rodado secuencias de hasta 18 largometrajes, un corto y tres series de televisi¨®n. Por ello se ha creado la ruta cinematogr¨¢fica Llanes de Cine, con 25 localizaciones, para que los cin¨¦filos pueden seguir sus pasos con una serie de paneles diseminados por las calles y sus alrededores, como el paseo de San Pedro, el puerto, la capilla de la Magdalena y muchos m¨¢s. El recorrido, que puede hacerse en tres tramos ¡ªalgunos andando y otros en coche¡ª comienza en el propio Llanes, justamente en el paseo de San Pedro, donde Jos¨¦ Luis Garci rod¨® Historia de un beso (2002).
Pero en Asturias hay muchas m¨¢s referencias cinematogr¨¢ficas adem¨¢s del rodaje de una parte de El Orfanato (2007) en la plaza Parres, el Palacio de Partarri¨² y la senda costera de Poo. Garci film¨® secuencias de You are the one (2000) en las playas de Cuevas del Mar, en la cercana Villanueva. Menci¨®n especial hay que hacer a Gonzalo Su¨¢rez, un director que ha hecho del Principado su plat¨® preferido y ha rodado nueve pel¨ªculas en su tierra natal, y especialmente en Llanes: Parranda (1977), Ep¨ªlogo (1984), Remando al viento (1988), El detective y la muerte (1994), Mi nombre es sombra (1996) o El portero (2000) se rodaron tanto en playas como pueblos de la zona. Otros directores asturianos prefirieron escenarios mineros, como Jos¨¦ Antonio Quir¨®s, y su P¨ªdele cuentas al rey (1999), o Tom Fern¨¢ndez, en La torre de Suso (2007), que rodaron en las cuencas hulleras de El Caudal.
Las series de televisi¨®n tambi¨¦n han hecho una propaganda impagable de los paisajes asturianos, desde algunas cl¨¢sicas como Los jinetes del Alba de Vicente Aranda o, m¨¢s recientemente, Doctor Mateo en Lastres y La Se?ora, que se recreaba en sus playas y sus acantilados, pero tambi¨¦n aprovechaba sus magn¨ªficas casas de indianos, e incluso su tradici¨®n hist¨®rica minera.
13. El reino del oso pardo
La Asturias m¨¢s rural y alejada de la costa es la fronteriza con Le¨®n, en torno al parque natural de Somiedo y el salvaje bosque de Muniellos, territorios donde todav¨ªa vive el oso pardo. Es una zona llena tambi¨¦n de sorpresas art¨ªsticas y arquitect¨®nicas con villas como Cangas del Narcea y Tineo, Salas y Grado en la periferia, antes meternos de lleno en el parque. Y todo entre una naturaleza espectacular y aldeas medievales.
La joya de la zona es el parque natural de Somiedo, donde se pueden dar largos paseos entre lagos y bra?as, antiguas estancias de los vaqueiros trashumantes. Si se va con tiempo, es imprescindible recorrer la Senda del Oso, una pista apta para todos los p¨²blicos que atraviesa zonas habitadas por el oso pardo. Son casi 60 kil¨®metros y se ha convertido en la v¨ªa verde m¨¢s transitada del norte de la Pen¨ªnsula. Se puede hacer en bicicleta y andando, en familia o en solitario y a lo largo de la v¨ªa verde se pueden ver osos pardos. Atraviesa cuatro concejos: Quir¨®s, Santo Adriano, Proaza y Teverga, que componen la denominada comarca de los Valles del Oso. Proaza es un lugar magn¨ªfico para el excursionismo, cuya joya m¨¢s brillante es la aldea de Bandujo, a la que se llega por sinuosa carretera flanqueada por un bosque. Son unas pocas casas de piedra entre las que sobresale un inesperado conjunto medieval que se remonta al siglo VIII, cuando se fund¨® el poblado, constituido por un palacio, un gran torre¨®n cil¨ªndrico y la iglesia de Santa Mar¨ªa. Pasear por la aldea, detenerse a curiosear entre corrales y huertas, y luego adentrarse en el bosque que rodea el caser¨ªo es una experiencia ¨²nica.
14. El bosque m¨¢gico de Muniellos
Muniellos es el mayor robledal de Espa?a y est¨¢ declarado Reserva de la Biosfera. Aqu¨ª viven osos, lobos, urogallos y algunas especies ¨²nicas que hacen muy fr¨¢gil el ecosistema. Tanto, que se ha limitado el acceso a solo 20 personas cada d¨ªa, a los que se permite recorrer sus fant¨¢sticos senderos. Hay que confirmar la reserva con mucho tiempo.
El milenario bosque de Muniellos es una reserva natural integral de 59 kil¨®metros cuadrados en el concejo de Cangas del Narcea que est¨¢ protegida desde 1982, cuando despu¨¦s de tres siglos de explotaci¨®n para abastecer los astilleros de la Armada Espa?ola fue adquirido por el Principado. Los afortunados 20 visitantes diarios solo pueden recorrer dos sendas, que arrancan del centro de visitantes instalado en la antigua casa del guardia. La ruta del r¨ªo (15 kil¨®metros ida y vuelta) sigue el cauce del Muniellos y atraviesa por completo el bosque. La ruta de Fonculebra (18 kil¨®metros y con un recorrido) es m¨¢s estrecha y elevada y permite disfrutar de unas impresionantes vistas del valle de Pi¨¦lagos. Si se hace en oto?o, las vistas resultan de un incre¨ªble color dorado mezclado con ocres en distintos tonos. Muniellos es uno de esos bosques m¨¢gicos del norte peninsular en los que no extra?a escuchar extra?as historias y leyendas.
15. Avil¨¦s
Mantiene su fama de ciudad sider¨²rgica, pero Avil¨¦s ha cambiado mucho y hoy presume de ser uno de los destinos tur¨ªsticos m¨¢s interesantes del Principado. Su s¨ªmbolo es el Centro Niemeyer, un original complejo asomado a la r¨ªa, inaugurado en 2011 y firmado por el arquitecto brasile?o que le da nombre. Avil¨¦s ha renovado adem¨¢s su casco hist¨®rico, en el que con solo callejear un poco descubriremos asombrosas iglesias y palacios, un interesante museo y un agradable paseo junto a la r¨ªa.
El centro neur¨¢lgico de todo es la plaza de Espa?a, presidida por el palacio barroco del Ayuntamiento y sus soportales de 11 arcos para proteger de la lluvia y el sol a los paseantes, y por elegante palacio del Marqu¨¦s de Ferrera, reconvertido en hotel de lujo. Pero la calle m¨¢s emblem¨¢tica de la ciudad es Galiana, que arranca frente a la tambi¨¦n simb¨®lica iglesia de San Nicol¨¢s de Bari. Escoltada por largos y pintorescos soportales (con 242 metros ostenta el r¨¦cord de longitud de Espa?a), que la dividen en dos, una de losetas para las personas, la otra empedrada para el paso del ganado, la calle fue usada durante siglos por los artesanos avilesinos para trabajar y exponer sus mercader¨ªas. Actualmente los p¨®rticos dan cobijo a las terrazas de varios bares, mientras que por carnaval (el Antroxu) esta v¨ªa se convierte en un r¨ªo de espuma en el que se celebra el acto culminante de la fiesta, el Descenso Fluvial.
S¨ªmbolo tambi¨¦n del cambio de rumbo de la ciudad, la r¨ªa ha esquivado su fatal destino como vertedero en los a?os de desarrollo industrial y hoy es uno de sus mejores rincones, un agradable paseo peatonal de tres kil¨®metros que se llena cada fin de semana de familias y deportistas. El final del paseo puede ser el panor¨¢mico faro de San Juan, adornado con varias esculturas de acero realizadas utilizando los materiales de desecho de una industria sider¨²rgica de la zona.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.