Carabanchel, un d¨ªa de parques, mucho arte y comida castiza
Antiguo lugar de recreo para reyes y alta burgues¨ªa, el distrito madrile?o sigue fiel a su tapeo y conquista desde hace unos a?os a los artistas m¨¢s prol¨ªficos de la ciudad
Cualquier momento es bueno para adentrarse por este emblem¨¢tico distrito sur de Madrid con m¨¢s de 260.000 habitantes. La que fuera residencia de verano de la familia real y sede de una c¨¢rcel m¨ªtica hasta su demolici¨®n, cuenta con multitud de atractivos, y no solo para el est¨®mago. Recorrer su entramado industrial, salpicado de praderas y edificios que han escrito parte de la historia de Madrid, bien lo merece.
9.00?Panor¨¢mica imperial
Entramos en Carabanchel por su senda m¨¢s ilustre: el puente de Toledo (1). Esta pasarela barroca sobre el Manzanares fue terminada en 1732 cumpliendo los deseos de Felipe IV. Seguimos hasta la glorieta del Marqu¨¦s de Vadillo para llegar al parque de San Isidro (2). Subir hasta su cumbre pondr¨¢ en marcha nuestros biorritmos. Custodiado por una monumental cabeza de Goya de 1933 y columnas d¨®ricas, obsequia con el skyline imperial de la ciudad: la bas¨ªlica de San Francisco el Grande y el Palacio Real de fondo. El silencio reinante contrasta con el bullicio cuando llega el 15 de mayo y las fiestas patronales, entre el aroma de rosquillas y coches de feria.
10.30?Camposanto con acento british
Unos 500 metros al sur aguarda el ¨²nico cementerio brit¨¢nico (3) de Madrid. Delimitado por las calles de Inglaterra e Irlanda, se erigi¨® en 1854 para dar sepultura a los brit¨¢nicos ante la prohibici¨®n de hacerlo en los cementerios espa?oles a quien no profesase la fe cat¨®lica. Entre cedros y capas de musgo se suceden las tumbas de personajes memorables de la vida madrile?a. Es el caso del pante¨®n neoegipcio de los banqueros Bauer; las familias Loewe y Lhardy ¡ªdue?os del famoso restaurante¡ª, o Margaret Taylor, conocida por su sal¨®n de t¨¦ Embassy.
11.30?De galer¨ªas
El arte emergente fluye por Carabanchel motivado por el precio bajo de los alquileres y la amplitud de sus naves. Este paisaje industrial de imprentas y antiguas f¨¢bricas da cobijo ahora a centenares de artistas. La avenida de Pedro D¨ªez (4) es su centro neur¨¢lgico, salpicada de locales hipsters como la pasteler¨ªa Maison Ra?ul y la cervecer¨ªa artesanal Patanel. La primera parada en esta yincana de arte contempor¨¢neo es La Gran (Nicol¨¢s Morales, 38). Un n¨²mero m¨¢s abajo est¨¢ el taller Benveniste Contemporary, con muestras de obra gr¨¢fica. A continuaci¨®n, descenderemos hasta abordar Sabrina Amrani, un espacio de 600 metros cuadrados que congrega piezas tra¨ªdas de ?frica, Asia y Oriente Pr¨®ximo. Por ¨²ltimo, visitaremos, bajo cita previa (+34 911 73 52 73), el estudio de??lvaro Catal¨¢n de Oc¨®n, donde adquirir sus l¨¢mparas PET que han dado la vuelta al mundo.
14.00?Deliciosa casquer¨ªa
Las tapas m¨¢s castizas del distrito se concentran a lomos de la M-30. En La Casa de los Minutejos (Antonio de Leyva, 17) (5) se come el s¨¢ndwich del mismo nombre, de rebanadas muy finas y relleno de oreja a la plancha. Las gallinejas, zarajos y entresijos son el reclamo de Casa Enriqueta (6). K?ln (paseo del Quince de Mayo, 3) (7) pone un punto y aparte ante tanta casquer¨ªa con su marisco del d¨ªa (ojo a sus ostras), croquetas de cecina o patatas revolconas.
15.30?Un barrio para periodistas
Para bajar el empacho recorremos la calle del General Ricardos. Esta arteria comercial fue el domicilio de residencias palaciegas hasta la Guerra Civil. Nos toparemos con las ruinas de la Fundaci¨®n Goicoechea (8), antiguo asilo para trabajadoras que en su origen sirvi¨® de hotel para la aristocracia. En el n¨²mero 177 se erige la Quinta de Vista Alegre (9), real sitio desde que lo adquiriera Mar¨ªa Cristina de Borb¨®n en 1831 y que previsiblemente reabrir¨¢ en 2022. Una de las pocas fincas de recreo burgu¨¦s que resiste el paso del tiempo y que cuenta con varios palacios y un colosal jard¨ªn del siglo XIX.
A unos 15 minutos a pie sorprende un imponente port¨®n modernista. Los dos torreones que lo flanquean anuncian la Colonia de la Prensa (10). Una gota art d¨¦co en el paisaje industrial que reina entre los Carabancheles Bajo y Alto. Esta zona residencial fue fundada por un grupo de periodistas y escritores y cont¨® con ilustres inquilinos como Manuel Machado. Dise?ada en 1905 por Felipe Mario L¨®pez Blanco, los chal¨¦s que siguen en pie se suceden entre calles con nombres de peri¨®dicos ya desaparecidos.
17.30?El pozo de san Isidro
Un desv¨ªo hacia el noroeste permite visitar la ermita de Santa Mar¨ªa la Antigua (11), construida en el siglo XIII entre el solar que alberg¨® la c¨¢rcel de Carabanchel y el cementerio hom¨®nimo. Es el templo mud¨¦jar mejor conservado de Madrid y su iglesia m¨¢s antigua. En su interior se encuentra el pozo de los supuestos milagros de san Isidro y pinturas medievales del santo.
18.30?Paseo por Carabanchel Alto
El tramo m¨¢s alejado de Madrid nos lleva al parque de las Cruces (12), un pulm¨®n verde surgido en los ochenta al calor del movimiento vecinal. Si seguimos el extremo sur hasta la calle de Azcoitia, llegamos a la Quinta del Campo Alange (13), una finca del siglo XVIII conocida tambi¨¦n como palacio de Larrinaga o Godoy. La que fuera residencia de verano de Isabel?II es propiedad del colegio marianista Hermanos Amor¨®s y conserva casi intacta su fachada del Barroco tard¨ªo. La cercana Casa de Bamb¨² (Clarinetes, 9) (14) no puede ser m¨¢s antag¨®nica: un hito de la arquitectura moderna y sostenible de Alejandro Zaera Polo.
21.00?De tapas o al mes¨®n
La plaza de Carabanchel (15), presidida por la antigua casa consistorial de 1910 con su fachada neomud¨¦jar, es la ¨²ltima parada antes de cenar. Y ahora vamos al grano. Lo primero es el caf¨¦ Astral?para ver si sus huevos con trufa son los mejores de Madrid. Luego toca la cervecer¨ªa Gonmar (Marcelino Camacho, 47) y sus raciones de bravas y oreja. Para cenar, el Asador Avelino (Joaqu¨ªn Turina, 42), un mes¨®n que a?ade a su afamado cochinillo giros contempor¨¢neos.
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