Trece motivos para descubrir la provincia de Badajoz
Las coquetas localidades de Castuera y Olivenza, parajes naturales ¨²nicos como la Siberia extreme?a, embalses para refrescarse en verano y ciudades imponentes como M¨¦rida
M¨¢s informaci¨®n en la gu¨ªa "A una hora de¡" de Lonely Planet, y en www.lonelyplanet.es
Desde monasterios de estilo colonial portugu¨¦s hasta la playa con bandera azul m¨¢s grande Europa: Badajoz guarda m¨¢s de una sorpresa. Arrinconada en el suroeste de la Pen¨ªnsula, pasa desapercibida para los viajeros, a pesar de ser la provincia m¨¢s grande de Espa?a. Hoy es una de las grandes olvidadas, pero en otros tiempos fue tierra de paso en la que los romanos crearon grandes ciudades y calzadas y los templarios levantaron castillos. Un territorio que esconde parajes naturales ¨²nicos, ciudades blancas y se?oriales que disfrutan de doble nacionalidad, inmensos pantanos y embalses que refrescan los duros veranos y delicias gastron¨®micas con sabores que nos recuerdan a otros tiempos. En tiempos de descubrimientos cercanos y turismo interior, tal vez sea el momento de recorrer Badajoz.
1. La Serena, queso, morcilla y un alcalde inmortal
A la comarca de La Serena llegan cada vez m¨¢s avistadores de aves para contemplar la rica variedad de especies que cruzan por esta comarca pacense. Probablemente hayan sido ellos los privilegiados pioneros de un turismo diferente y tranquilo, que tiene como recompensa disfrutar de uno de los entornos con m¨¢s sabor rural de la Pen¨ªnsula.
Los pueblos de La Serena son de los que todav¨ªa viven de la agricultura y la ganader¨ªa, y sin muchas concesiones est¨¦ticas al visitante. El turismo es casi una novedad, pero hay quien busca en las gu¨ªas rincones poco trillados y se anima a descubrir, por ejemplo, conjuntos arqueol¨®gicos casi desconocidos o algunos hitos m¨¢s populares, como el d¨ªstylo romano de Zalamea de la Serena, un monumento ¨²nico en Espa?a, de car¨¢cter funerario, con casi 25 metros de altura. Impresiona verlo sobresaliendo sobre el entorno de casas bajas, en plena plaza central del pueblo. Junto a estas dos columnas del siglo I despu¨¦s de Cristo, la portada rom¨¢nica de la iglesia de los Milagros nos habla sobre la continuidad de la importancia del lugar. Una curiosidad: esta es la Zalamea que Calder¨®n de la Barca eligi¨® para situar su obra El alcalde de Zalamea. En su recuerdo, los habitantes representan la obra por las calles y plazas de la villa en verano.
Pero la capital de La Serena es Castuera, uno de esos pueblos grandes blancos y planos, tan t¨ªpicos en Extremadura. Es conocida por ¡°la rica torta¡± de La Serena, un exquisito queso de oveja, y tambi¨¦n por su t¨ªpica morcilla de calabaza extreme?a. Con una apariencia m¨¢s parecida a un chorizo que a una morcilla debido al piment¨®n con el que se condimenta, puede ser dulce o picante y se elabora a base de calabaza, a la que se a?ade panceta, papada, grasa y mucho piment¨®n. No es necesario cocinarla y se come normalmente en rodajas, pero tambi¨¦n se puede saborear untada sobre pan.
Un buen queso y una buena morcilla pueden ser el punto final de un paseo por los edificios m¨¢s significativos de Castuera, como el palacio de los Condes de Ayala, el Museo del Turr¨®n (muy t¨ªpico tambi¨¦n y muy especial) o la antigua f¨¢brica de harinas, que, junto con otros palacios y casas solariegas, se pueden descubrir en un paseo por las plazas y callejuelas del centro y por el t¨ªpico barrio del Cerrillo.
2. En bici por la Transerena
Los amantes de la bicicleta disfrutan en la Transerena, o Cordel de la Senda del Rey, que recorre 98 kil¨®metros por la comarca de La Serena. La ruta se divide en dos etapas, la primera discurre por un terreno abrupto y serrano durante 56 kil¨®metros, y la segunda, de 42 kil¨®metros, transita campos de cultivo de secano y pastizales, una zona mucho m¨¢s llana. El trayecto se inicia en Capilla y sigue por Pe?alsordo, Cabeza del Buey y Castuera. El segundo tramo lleva hasta Campanario, Magacela y termina en Villanueva de la Serena. Durante la traves¨ªa, son paradas obligadas el campanario y el yacimiento arqueol¨®gico de La Mata, as¨ª como el dolmen y el castillo de Magacela.
3. Olivenza, un pueblo con doble nacionalidad
Por su aspecto podr¨ªamos estar en Portugal, pero no. Estamos en Badajoz en el lado espa?ol de la Raya, aunque Olivenza es probablemente la localidad m¨¢s portuguesa de Extremadura. Lo fue hasta 1801 y por eso conserva una mezcla de lo espa?ol y lo portugu¨¦s en sus calles y edificios, e incluso en el ambiente. De hecho, sus habitantes pueden solicitar la doble nacionalidad espa?ola y portuguesa si cumplen ciertos requisitos. Y aunque est¨¢ en v¨ªas de extinci¨®n, aqu¨ª se habla todav¨ªa un subdialecto del portugu¨¦s alentejano.
Es una ciudad llana, tranquila, blanca, de casas encaladas de poca altura que alternan con casas se?oriales, tejados rosas y adornada por un empedrado blanco y negro que forma figuras, olas y escudos, y que recuerda claramente a Portugal. Fue fundada por la Orden del Temple en el siglo XIII y desde entonces ha ido acumulando un importante patrimonio monumental: g¨®tico manuelino, renacentista y barroco sobre todo. El s¨ªmbolo de Olivenza, localidad a solo una media hora en coche al sur de Badajoz, es precisamente una preciosa portada manuelina que da acceso a su Ayuntamiento.
Se puede empezar la visita a esta ciudad amurallada ¡ªsolo se conserva parte de su primera muralla¡ª en la puerta del Calvario y detenerse en el convento de San Juan de Dios, que alberga la oficina de turismo. Se conserva parte del alc¨¢zar o castillo, con su torre del homenaje desde la que se pueden ver las vistas de la ciudad y tambi¨¦n, en el horizonte, otros pueblos portugueses extreme?os cercanos. No hay que irse sin probar su dulce t¨ªpico: la T¨¦cula M¨¦cula.
4. Zafra y su feria de ganado
Hay quien llama a Zafra la ¡°Sevilla la chica¡±; tiene cierto aire a la capital andaluza, e incluso su calle principal lleva su nombre y recuerda a la sevillana calle Sierpes. Pero aqu¨ª no llegan muchos turistas y eso que cuenta con un magn¨ªfico parador en el Palacio de los Duques de Feria, que contra lo que pueda parecer por sus torres y almenas no es un castillo militar, sino una elegante mansi¨®n residencial, con un maravilloso patio central de m¨¢rmol de claro estilo herreriano.
Lo que hace m¨¢s famosa a Zafra es su feria ganadera, cuyo origen se remonta al a?o 1453. Desde entonces se celebra coincidiendo con el veranillo de San Miguel, a finales de septiembre y principios de octubre. La base de la feria es sin duda la muestra ganadera, con exposiciones de ganado de distintas razas, subastas y maquinaria, adem¨¢s de artesan¨ªa y un tradicional mercado popular.
Quienes se animen a acercarse a Zafra podr¨¢n pasear por un d¨¦dalo de callejuelas en las que surgen edificios como los conventos de Rosario, de Santa Clara y Santa Catalina, o la iglesia de nuestra se?ora de la Candelaria, que fue colegiata hasta bien entrado el siglo XIX. Predominan el mud¨¦jar y las peque?as plazas con encanto, como la plaza Grande y la plaza Chica, formadas por casas con galer¨ªas de arcos de medio punto y comunicadas por el Arquillo del Pan. Todo el casco antiguo est¨¢ declarado Conjunto Hist¨®rico Art¨ªstico de Inter¨¦s Nacional, con callejones de fachadas encaladas y balcones adornados de flores que pueden hacer las delicias del m¨¢s avezado instagramer.
5. Una de jamones en Monesterio
El monumento al jam¨®n a la entrada al pueblo ya da una pista de la centenaria tradici¨®n jamonera de la localidad. Los jamones ib¨¦ricos extreme?os son de los m¨¢s valorados y de eso hablan en el Museo del Jam¨®n de Monesterio, donde uno se adentra en la dehesa de la comarca de Tentud¨ªa, camino ya de esa serran¨ªa de Huelva con la que comparte la buena tradici¨®n jamonera, y se pueden apreciar la tradici¨®n, las costumbres y los rituales asociados a la matanza. Adem¨¢s, desde hace casi 30 a?os se celebra en este pueblo a mediados de septiembre el D¨ªa del Jam¨®n, un buen motivo para visitarlo.
Pero no solo hay jam¨®n en Monesterio: de aqu¨ª arranca tambi¨¦n la V¨ªa de la Plata en su recorrido por Extremadura, con su correspondiente centro de interpretaci¨®n que ayuda a comprender el valor cultural de esta antigua ¡°carretera¡± romana que un¨ªa el sur y el norte de la Pen¨ªnsula por su lado m¨¢s occidental.
6. Plaza de Llerena, arte del grande
Llerena, en la comarca de la Campi?a Sur, presume con orgullo de tener una de las plazas mayores m¨¢s bonitas de Badajoz, adem¨¢s de vestigios renacentistas, medievales y barrocos. En su d¨ªa fue una ciudad importante y en los siglos XVI y XVII atrajo a muchos artistas de primer orden que la enriquecieron con sus obras hasta el punto que muchos la describieron como ¡°la peque?a Atenas de Extremadura¡±. Su mayor patrimonio es el legado de tiempos de la Orden de Santiago y del Santo Oficio. Fue ciudad de casas blasonadas se?oriales, palacios y muchos conventos (como el de Santa Clara, que es el ¨²nico que conserva su funci¨®n original y que vende sus t¨ªpicos dulces: los corazones de las Monjas de Llerena). Y fue tambi¨¦n ciudad de hospitales: hasta siete tuvo en su d¨ªa, alguno con fachadas de aires hispanoamericanos, como el de San Juan de Dios, e incluso uno instalado en una antigua sinagoga reconvertida, el hospital de Santa Catalina.
Aparte de la plaza Mayor, hay que visitar la muralla, el parque de Cieza de Le¨®n, la iglesia de Nuestra Se?ora de la Granada, de estilo g¨®tico mud¨¦jar, la de Santiago Ap¨®stol, de estilo hispano-flamenco y la plaza de los Ajos, donde antiguamente se vend¨ªa este producto. En los alrededores se encuentra la mina de La Jayona, una antigua mina de hierro que regala vistas impresionantes de la sierra.
7. La Siberia Extreme?a, un rinc¨®n secreto
Con su nombre, la Siberia Extreme?a nos hace imaginar una tierra inaccesible, ¨¢rida, distante y mal comunicada. La realidad es que esta comarca de grandes pantanos y extensiones solitarias nos regala uno de los paisajes m¨¢s peculiares de la provincia. Declarada Reserva de la Biosfera en 2019, lleva a?os siendo un destino ineludible para todo amante de la naturaleza. Entre sus maravillas, destaca el cerro Masatrigo, una formaci¨®n geol¨®gica con forma de cono perfecto que est¨¢ rodeado por una carretera y por un mar de agua dulce. Otras curiosidades que se pueden visitar son la Ruta de la Trasterminancia, donde se puede pastorear ovejas merinas negras, y la Tahona de Tamurejo, uno de los santuarios del pan extreme?o. Adem¨¢s, en esta zona podremos probar platos muy aut¨¦nticos, de nombres tan extra?os como el escarapuche, o dulces tradicionales como las rosas de miel o los bodigos.
La Siberia Extreme?a ha sido ensalzada por algunos escritores como un descubrimiento de esa Espa?a vaciada de la que cada vez se habla m¨¢s. Esta comarca al noreste de la provincia de Badajoz, lindante con Ciudad Real, C¨¢ceres y Toledo, comenz¨® a llamarse as¨ª a finales del siglo XIX, cuando empezaron a hacerse proyectos para construir en ella algunas carreteras, l¨ªnea de ferrocarril y un pantano. En los peri¨®dicos se empez¨® a hacer comparaciones con aquella otra distante regi¨®n rusa, en la que se constru¨ªa otro ferrocarril, el Transiberiano, y en la que los pueblos tambi¨¦n estaban distantes de cualquier ciudad o pueblo grande. Los pantanos y embalses son una de las se?as de identidad de la zona, que junto a la vecina comarca de La Serena son el territorio que m¨¢s kil¨®metros de costa interior tiene en Espa?a. Los tres grandes pantanos en el Guadiana (C¨ªjara, Garc¨ªa de Sol¨¢ y Orellana) y los dos embalses del Z¨²jar (La Serena y Z¨²jar) representan el coraz¨®n del llamado Plan Badajoz que a mediados del siglo XX intent¨® mejorar la agricultura de la zona.
Un lugar para disfrutar de esta regi¨®n es el Mirador del Morro, en Tamurejo, al que se llega tambi¨¦n siguiendo la Ca?ada Real Segoviana. Otra experiencia: recorrer el embalse del C¨ªjara en barca, todo un remanso de paz perfecto para observar aves y mam¨ªferos.
8. Un cava en Tierra de Barros
Tierra de Barros es una de las zonas m¨¢s f¨¦rtiles de la provincia, una comarca llena de puntos de inter¨¦s muy diversos y paisajes m¨¢s llenos de color de los que se pueda imaginar a priori. Repleta de vi?edos y olivares, el rojo de su tierra arcillosa hizo que las manos de los pacenses modelaran durante siglos botijos, c¨¢ntaros y cacharrer¨ªa que llegar¨ªan a toda Espa?a. Es tambi¨¦n el coraz¨®n vitivin¨ªcola de Extremadura y cuenta con la ¨²nica denominaci¨®n de origen de la comunidad aut¨®noma, Ribera del Guadiana.
En Tierra de Barros se puede visitar la Ciudad Internacional del Vino, en Almendralejo (la llamada ciudad del cava de Extremadura y coraz¨®n del enoturismo en la comunidad), la Zona Especial de Conservaci¨®n de la Sierra Grande, la Villa Termal de Alange, arte rupestre en La Calderita y ruinas romanas en La Huerta del Gallego. Merece la pena especialmente acercarse a la Sierra Grande de Hornachos, de importancia ecol¨®gica, un bosque espeso en el que vive una abundante fauna. A los pies de esa sierra, el pueblo de Hornachos tiene mucho que contar: fue uno de los asentamientos de mud¨¦jares y moriscos m¨¢s importantes de toda la Pen¨ªnsula. A finales del siglo XV, era la poblaci¨®n mud¨¦jar m¨¢s numerosa de la Corona de Castilla. As¨ª nos lo cuentan en su Centro de Interpretaci¨®n de la cultura morisca.
9. Cheles y Orellana: ?aqu¨ª si hay playa!
Los t¨®rridos veranos de Extremadura se hacen un poco m¨¢s llevaderos escap¨¢ndose a alguna de sus playas. Como Cheles, una playa fluvial a orillas de un gran pantano sobre el Guadiana, el Alqueva, a cinco kil¨®metros del pueblo de Cheles, muy cerca de la frontera con Portugal. Incluso desde la playa podremos ver al otro lado del Guadiana las tierras del pa¨ªs vecino. Este gran mar interior de agua dulce, de 250 kil¨®metros cuadrados, ha transformado el turismo de la zona. Adem¨¢s de ba?arse y tomar el sol, se pueden practicar actividades deportivas, hay rutas de senderismo y para recorrer en bicicleta. Hay tambi¨¦n hidropedales, colchonetas flotantes, pirag¨¹ismo, windsurf¡
Tambi¨¦n hay otras opciones para ponerse a remojo en estas tierras tan alejadas del mar: Orellana la Vieja est¨¢ en la llamada Costa Dulce de Extremadura. Fue una de las primeras playas fluviales en obtener la bandera azul y cuenta con todas las comodidades propias de un arenal, adem¨¢s de una escuela de vela y alquiler de motos de agua. Tambi¨¦n es un santuario para los aficionados a la pesca de toda Europa. En la zona existen muchos merenderos donde disfrutar de la rica gastronom¨ªa extreme?a y en verano se convierten en una popular escapada para los extreme?os.
Con tanto pantano y embalse, y con numerosos r¨ªos, resulta que Extremadura tiene m¨¢s de 1.500 kil¨®metros de costa dulce y muchas playas de interior que son otra forma de veraneo de sol y playa, lejos del mar.
10. Alburquerque mira a la sierra de San Pedro
Cerca de la frontera con Portugal, y muy cerca tambi¨¦n del l¨ªmite con C¨¢ceres, Alburquerque es la referencia para asomarse a la sierra de San Pedro, cuyos paisajes est¨¢n protagonizados por los alcornocales que hacen de esta zona una de las m¨¢s importantes en la industria del corcho. Fue por esta abundancia de alcornoques por lo que los romanos la llamaron Alba Quercus y los ¨¢rabes Abu al Qurq. La zona ofrece muchas opciones de turismo activo y rutas de senderismo. Esta sierra entre C¨¢ceres y Badajoz es el espacio natural m¨¢s extenso de Extremadura, con una inmensa riqueza de fauna y flora, pero sobre todo ornitol¨®gica. Solo un dato: un 10% de la poblaci¨®n mundial de ¨¢guila imperial ib¨¦rica (Aquila adalberti), en peligro de extinci¨®n, vive en esta sierra.
A Alburquerque se puede entrar por la espectacular Puerta de Valencia, que con sus torreones cil¨ªndricos era el punto de partida del camino que llevaba a Valencia de Alc¨¢ntara. Dentro quedaba un barrio medieval (el de Villa Adentro) g¨®tico-jud¨ªo, rodeado por la muralla, en el que todav¨ªa hoy permanecen casas tradicionales con arcos ojivales de piedra en las puertas. En muchas de ellas sobreviven los mezuz¨¢, los huecos para poner pergaminos con vers¨ªculos de la Tor¨¢, o la antigua sinagoga con dos puertas: una grande por la que entraban los hombres y otra m¨¢s peque?a para las mujeres. Pero el edificio estrella de Alburquerque es el castillo de Luna, uno de los m¨¢s importantes de la frontera hispano-portuguesa, que debe su nombre a ?lvaro de Luna, Maestre de la Orden de Santiago, que termin¨® su construcci¨®n rematando con una gran torre del homenaje. Tambi¨¦n pasaron por aqu¨ª personajes como Beltr¨¢n de la Cueva (el supuesto padre de la Beltraneja), que a?adi¨® un arco ojival para comunicar con la llamada Torre de los Locos, o Pedro I de Portugal e In¨¦s de Castro, que ten¨ªan en el castillo una sala oculta en la que se reun¨ªan para vivir su prohibido amor.
11. M¨¦rida, la Roma extreme?a
M¨¦rida es el gran reclamo de Extremadura para que lleguen hasta aqu¨ª visitantes de todo el mundo. El conjunto lo merece: fundada por Octavio Augusto en el a?o 25 antes de Cristo para acoger a soldados veteranos de las campa?as de Hispania, M¨¦rida (Augusta Emerita) fue la capital de la Lusitania, y mantuvo su importancia hasta nuestra ¨¦poca. Ahora es la capital de la comunidad aut¨®noma y su centro administrativo, ciudad vital y m¨¢s din¨¢mica que la capital provincial.
Su conjunto arqueol¨®gico romano es uno de los m¨¢s importantes de Europa: teatro y anfiteatro, el templo de Diana, el p¨®rtico del Foro, el arco de Trajano, el puente romano, un circo romano extraordinariamente conservado y un acueducto, el de los Milagros, con una airosa altura. Y, por si fuera poco, un prestigioso festival de teatro en verano y un extraordinario museo arqueol¨®gico, el Nacional de Arte Romano, en un edificio dise?ado por Rafael Moneo en 1986, que es una gran referencia de la arquitectura m¨¢s contempor¨¢nea.
Todos van a ver los monumentos romanos, pero no habr¨ªa que olvidarse que hay edificios y construcciones de todos los tiempos, como la bas¨ªlica de Santa Eulalia, el primer templo cristiano que se edific¨® en la Pen¨ªnsula, en el siglo IV; la Alcazaba ¨¢rabe; la Concatedral de Santa Mar¨ªa la Mayor, del siglo XIII; el Palacio de los Mendoza, del XV¡ y tantos otros.
12. Naturaleza exuberante en Cornalvo
Este parque alberga encinas, alcornoques y una presa romana. Situado a unos 20 kil¨®metros al norte de M¨¦rida, esta presa abastec¨ªa la ciudad de agua en tiempo de los romanos. Los aficionados a la ornitolog¨ªa disfrutar¨¢n en Cornalvo, ya que cuenta con un cat¨¢logo de aves de hasta 155 especies distintas, muchas casi ¨²nicas en el mundo. Es posible ver a la extra?a cig¨¹e?a negra, una de las aves m¨¢s escasas en Europa, y el halc¨®n abejero. Adem¨¢s, se pueden realizar excelentes rutas a caballo.
13. Badajoz, una alcazaba en la puerta de Portugal
Y hemos dejado para el final la capital de la provincia, Badajoz. Muchos de quienes la visitan suelen estar de paso hacia Portugal, cuya frontera est¨¢ apenas a unos kil¨®metros en el r¨ªo Guadiana. Hoy es una ciudad moderna, en la que se conservan restos del paso de las diferentes culturas que su condici¨®n de ciudad fronteriza hace obvio. Dos datos para animarse a conocerla: tiene la alcazaba m¨¢s grande de Europa (unas ocho hect¨¢reas) y el recinto amurallado m¨¢s largo de Espa?a (con 6.541 metros de muralla). Tambi¨¦n es ¡°la ciudad de las aves¡±: la ¨²nica gran ciudad extreme?a que cuenta con una ZEPA (Zona Especial de Protecci¨®n de Aves).
Si solo pudi¨¦semos visitar un lugar, este tendr¨ªa que ser la alcazaba. Su recorrido nos remontar¨¢ a tiempos de Al-Andalus, cuando el mulad¨ª Ibn Marwan fund¨® la ciudad, all¨¢ por el siglo IX. A pesar de los grandes desniveles del terrero sobre los r¨ªos Rivillas y del Guadiana, los muros se levantaron de forma muy segura, haciendo del lugar una ciudad totalmente inexpugnable. Y as¨ª ha seguido demostr¨¢ndolo en momentos posteriores, como las guerras con Portugal o la Guerra de la Independencia.
El alma de la ciudad actual est¨¢ en la plaza Alta, que tras a?os de abandono ha vuelto a convertirse en una referencia e incluso figura en las listas de las plazas m¨¢s espectaculares de Espa?a. Aqu¨ª es donde se celebra en septiembre el mercado ¨¢rabe durante la fiesta por la fundaci¨®n de la ciudad, una celebraci¨®n llena de color con un nombre evocador: Fiesta de Al-Mossassa Batalyaws. Desde all¨ª se puede bajar dando un paseo hacia el centro comercial de la ciudad, con la vista atenta para descubrir fachadas de iglesias o palacete y edificios pintorescos, como la Giraldilla, que recuerda la original sevillana, pero que en este caso es un edificio del siglo XIX levantado para albergar los ya desaparecidos almacenes La Giralda. Y as¨ª, caminando, nos toparemos con la catedral que es diferente a casi todas las que hayamos visto: con un estilo sobrio y aires de fortaleza, esconde un interior lleno de obras de arte de diferentes siglos.
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