Skye, capricho geol¨®gico
El silencio y los imponentes paisajes monta?osos son el reclamo de esta remota isla escocesa que sorprende con el acantilado de Kilt Rock, las vistas desde lo alto de The Old Man of Storr o la colorida villa de Portree
La mayor distancia en la isla de Skye es la que hay entre sus dimensiones y su cronolog¨ªa. Esta isla, la m¨¢s grande de las H¨¦bridas Interiores, mide casi 115 kil¨®metros de largo y unos 40 de ancho. Superficie que se puede recorrer en cinco horas en coche o bien dedic¨¢ndole una semana. Breve lapso de tiempo en comparaci¨®n con los 6.000 a?os que han pasado desde que se instalaron los primeros pobladores en este archipi¨¦lago situado en el noroeste de Escocia. Asentamiento muy posterior a las erupciones de los volcanes que fueron las colinas Cuillin hace 60 millones de a?os. El patrimonio de este lugar es la geolog¨ªa y el silencio, excepto cuando chocan violentamente contra los acantilados unas olas que parecen querer independizarse del mar.
A la isla de Skye hay que venir m¨¢s mentalizado que preparado. En la mochila no deben faltar prendas de ropa y calzado impermeables, hay que vestirse c¨®modo para caminar y tener presente que su territorio se recorre conduciendo por la izquierda mientras se avanza por carreteras tan estrechas que para que dos coches se crucen uno tiene que echarse a un lado. En lugares remotos como este la naturaleza mantiene a raya a la civilizaci¨®n. Aqu¨ª la mano del hombre solo construye lo que se necesita. El puente de un kil¨®metro de largo que comunica Kyle of Lochalsh, en las Tierras Altas escocesas, con Skye hace que el acceso a la isla sea muy sencillo y que muchos se animen a cruzarlo para visitar un entorno rico en singulares formaciones geol¨®gicas, ideal para los amantes de la escalada, el senderismo y el avistamiento de aves, y en el que no faltan los clanes y sus castillos y una destiler¨ªa de whisky, el analg¨¦sico nacional del pa¨ªs.
El epicentro de la isla es el peque?o asentamiento de Sligachan: un cruce de tres carreteras que lo unen con Broadford, puerta de acceso a Skye; con Portree, principal n¨²cleo urbano, y con Dunvegan y su castillo. En este punto neur¨¢lgico hay un hotel (sligachan.co.uk), un camping y un puente de piedra sobre un r¨ªo. Una opci¨®n es pasar la noche en este lugar de paso obligado y a la ma?ana siguiente conducir hacia el norte por la carretera A87 hasta Portree, localidad que es lo m¨¢s parecido a una ciudad por estas latitudes (cuenta con unos 2.500 vecinos). Se asienta a orillas de una bah¨ªa tan cerrada que casi es un lago. En torno al sitio se alternan acantilados y terrenos elevados. En el puerto se suceden pintorescas casas de fachadas de colores ocupadas por tiendas de aparejos de pesca, de recuerdos y restaurantes de pescado fresco. M¨¢s que comer, lo suyo es hacer noche en este coqueto enclave y cenar en alguno de sus restaurantes y as¨ª poder aprovechar el d¨ªa para visitar y descubrir los alrededores. Desde Portree, por ejemplo, se puede tomar la A855, una carretera que discurre entre la cordillera de Trotternish y la costa noreste y que pasa por algunos de los principales hitos de Skye.
Entre el lago Leathan y el lugar en el que paran los autobuses para que los turistas hagan la foto de rigor, se encuentra el inicio del sendero m¨¢s transitado. Un camino de casi cuatro kil¨®metros que tiene por meta The Old Man of Storr: un gran pin¨¢culo de roca de la cordillera Trotternish que la naturaleza ha levantado con paciencia y tan alto que se puede ver a muchos kil¨®metros de distancia. Desde la cima se divisan las vecinas islas de Raasay y Rona, varios lagos, Portree y las colinas Cuillin. De vuelta a la carretera y antes de llegar a Staffin, el paisaje nos obliga a parar y contemplar, otra vez. Kilt Rock es un acantilado con la forma de esa prenda tan escocesa como es la falda masculina, de ah¨ª su nombre. Desde su cumbre el agua del lago Mealt cae en picado al mar en una cascada asombrosa.
Caminata por la cordillera de Trotternish
Despu¨¦s de esta parada tan espectacular como descansada, es turno de otra visita que requiere caminar por la cordillera de Trotternish para ver ese imponente corrimiento de tierra que son los pin¨¢culos de Quiraing. El sendero arranca en un aparcamiento ubicado en la misma carretera A855, en direcci¨®n a Uig. La caminata sube y baja colinas y acantilados en una zona pantanosa, erosionada y verde. Es una ca?ada de ficci¨®n. Hay varios alojamientos en los que hospedarse salpicados en sus alrededores.
En el noroeste, a la altura de Uig, en el interior, se encuentra Fairy Glen. Un corrimiento de tierra similar al de Quiraing, pero en miniatura. Un paraje de cuento en el que no hay hadas, a pesar de su nombre. Las leyendas en torno a estas criaturas provienen del castillo de Dunvegan, hogar del clan de los MacLeod desde hace 800 a?os. Su ecl¨¦ctico jard¨ªn, en el que no faltan estanques con nen¨²fares, puentes y una frondosa y colorida variedad de plantas, contrasta con los p¨¢ramos ¨¢ridos y las monta?as de la isla. Paisaje que se magnifica y parece hablarnos de camino al faro de Neist Point, en el extremo m¨¢s occidental. Aqu¨ª el verde de la tierra lo riegan unas olas que al romper con los acantilados saltan por encima de ellos. Eso s¨ª, el ganado que hay esparcido por las laderas ni se inmuta ante semejante espect¨¢culo de belleza y violencia.
Para reposar lo contemplado se puede tomar un trago de whisky elaborado en la destiler¨ªa de Talisker, no muy lejos de las piscinas naturales de agua fr¨ªa de Fairy Pools, en el centro de la isla. Un lugar en el que se elevan las colinas Cuillin, que las hay Rojas y Negras. Una sucesi¨®n de muros o monta?as de m¨¢s de 914 metros de altura forjadas siglos atr¨¢s por glaciares y erupciones volc¨¢nicas y que custodian el lago Coruisk, fuente de inspiraci¨®n para los rom¨¢nticos Walter Scott y J. M. W. Turner. Artistas seducidos por los mismos motivos que atraen hoy a los turistas que visitan Skye. La silenciosa isla de la tierra, el agua y las rocas.
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