24 horas en Alguer, la ciudad fundada por genoveses y poblada por catalanes
La villa italiana se ha convertido en un atractivo destino tur¨ªstico sin perder su encanto de puerto de pescadores
A poco menos de 300 millas n¨¢uticas de Barcelona (unos 550 kil¨®metros de distancia atravesando el Mediterr¨¢neo) se encuentra la ciudad italiana de Alguer, situada en la costa noroeste de la isla de Cerde?a y tambi¨¦n conocida como la Barceloneta sarda. De origen genov¨¦s, como delata su perfil amurallado, los cuatro siglos de dominaci¨®n de la corona de Arag¨®n tambi¨¦n dejaron su impronta en la arquitectura, la gastronom¨ªa y la cultura de una poblaci¨®n que a¨²n presume de mantener como su idioma el alguer¨¦s, un dialecto del catal¨¢n.
Aunque Alguer, cuyo nombre evoca las algas que la marejada deja en la playa de San Giovanni, se ha convertido en un atractivo destino tur¨ªstico ¡ªest¨¢ considerado la capital de la Riviera del Corallo¡ª, no deja escapar su condici¨®n de villa de pescadores que ha visto venir del mar tanto a amigos como a enemigos. Por eso ha aprendido a mirarlo siempre de frente, aunque a veces toque protegerse en sus torres y bastiones, y otras, disfrutarlo en playas, museos y recetas.
10.00. Al encuentro de Neptuno
Desde el puerto de Alguer parten innumerables excursiones en barco que recorren la costa para atracar en la misma puerta de la Gruta de Neptuno (1), una maravilla subterr¨¢nea que conviene visitar a primera hora para evitar el gent¨ªo. Tambi¨¦n puede llegarse a ella por tierra desde el cabo de Caccia, aventur¨¢ndose por la escarpada escalera de Cabirol, con 654 escalones que salvan, en un vertiginoso zigzag, un acantilado de m¨¢s de 100 metros de altura. Las vistas, como cabe esperar, son sublimes, aunque la subida posterior tambi¨¦n. A esta gruta, de m¨¢s de 10 millones de a?os, solo se puede acceder con una visita guiada que conduce a trav¨¦s de las singulares formas que construye el agua en la roca, con especial atenci¨®n al Gran ?rgano, la columna m¨¢s grande de toda la cueva, as¨ª como al lago salino Lamarmora, el segundo m¨¢s grande de Europa.
12.00. De torre en torre
De vuelta a Alguer, es el momento de recorrer los vestigios de su muralla, especialmente sus bastiones y torres alzadas por genoveses y reconstruidas por catalanes. Quinta ciudad sarda por n¨²mero de habitantes (cuenta con unos 44.000 vecinos), actualmente se conservan 8 de ellas en el interior y 11 en el exterior, siendo la torre de Puerta Tierra (2) la que serv¨ªa de acceso a la ciudad. Muy cerca, y en el sentido de las agujas del reloj, se encuentra la torre de San Giovanni (3) y, llegando al mar, la emblem¨¢tica torre de Sulis (4). Dejando el Mediterr¨¢neo a la izquierda y sin perderlo de vista se llega al basti¨®n de Crist¨®bal Col¨®n (5), a la torre de San Giacomo (6), al basti¨®n de Marco Polo (7) y a la torre de la P¨®lvora (8). La ruta casi circular concluye en la torre de San Elmo (9), m¨¢s conocida como la Madonnina por la estatua en bronce de la Madonna de Stella Maris que la corona.
14.00. Influencias gastron¨®micas
Tras recorrer el imponente sistema defensivo bordeando el mar, apetece probar los platos t¨ªpicos de los que presume la ciudad italiana. Aqu¨ª puede encontrarse una paella que poco tiene que ver con la valenciana, y cuyo ingrediente principal es la fregola, una pasta redonda que asemeja el grano de arroz, plato que tambi¨¦n incluye marisco adem¨¢s de cordero. Otra receta t¨ªpica que evoca el alma catalana de Alguer es la aragosta alla catalana, una deliciosa langosta con tomate y cebolla. Para degustar la primera, la Paelleria Alamo (Via Ambrogio Machin, 20), mientras que el restaurante Da Musciora Danilo Delrio (Via Giuseppe Mazzini, 59) (10) es ideal para la segunda.
16.00. Tarde de playa
Para bajar la comida, nada como dar un paseo por la playa de Lido Novelli (11) y la de San Giovanni (12), los dos arenales urbanos que recorren durante unos dos kil¨®metros la Via Lido, debidamente salpicada de restaurantes, bares y chiringuitos. Si lo que se buscan son dunas, bosques de pinos y rocas de piedra arenisca, las playas m¨¢s reconocidas se encuentran al norte, entre Fertilia y Porto Conde, como Le Bombarde (ideal para familias con ni?os, j¨®venes y aficionados al surf), Punta Negra, Mugoni o Maria Pia (con sus dunas cubiertas de enebro). En Alguer las playas no solo ofrecen una incre¨ªble instant¨¢nea de aguas cristalinas de un turquesa casi imposible, tambi¨¦n abastecen de uno de los productos m¨¢s preciados de la villa: el coral rojo. No es solo que las calles del casco antiguo est¨¦n repletas de peque?as tiendas que ofrecen todo tipo de joyas elaboradas con este oro rojo, sino que aqu¨ª cuenta con su propio museo (Via XX Settembre, 8) y hasta aparece en el escudo de la ciudad.
19.00. Tres iglesias
Cuando el sol empieza a caer en las calles adoquinadas de su casco hist¨®rico, Alguer vibra con un color y un ambiente ¨²nico que concentra su latido en la plaza Civica (13). Aqu¨ª, adem¨¢s de un buen n¨²mero de restaurantes, se ubican algunos de los edificios m¨¢s representativos de la ciudad, como el palacio de Ferrera, la Casa de la Ciudad o el palacio de la Dogana Reale. Otro de los lugares con super¨¢vit de construcciones significativas es la calle del Pr¨ªncipe Umberto (14), que atesora la Casa Doria y sus hermosas ventanas g¨®ticas, as¨ª como el palacio de Curia. Y, finiquitando la calle, la iglesia de la Misericordia.
Hay otros dos recintos religiosos de visita obligada y que rivalizan por el protagonismo de los cielos de Alguer. Por una parte, la catedral de Santa Mar¨ªa (15), del siglo XVI, construida en un estilo de transici¨®n entre el g¨®tico y el renacentista, con su caracter¨ªstico campanario octogonal visible desde casi todos los puntos de la ciudad. Y, por otra, la iglesia de San Miguel (16), dedicada al patr¨®n de Alguer y coronada por una colorida c¨²pula que recuerda al trencad¨ªs, ese mosaico de vivos azulejos de colores que caracteriza el modernismo catal¨¢n.
21.00. Cena frente al mar
Si la comida ha estado protagonizada por la influencia gastron¨®mica de la corona de Arag¨®n, la cena puede ser un buen momento para nivelar y disfrutar de una cocina t¨ªpicamente italiana. Al Vecchio Mulino (Via Don De Roma, 3) (17) condensa el embrujo de la ciudad tanto en su local como en sus platos, aunque, si se busca no perder de vista el mar, Miramare Ristorante & Pizzeria d¡¯Autore (Via Gramsci, esquina a la plaza de Sulis, 20) (18) cuenta con excelentes pizzas hechas en horno de le?a.
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