Con el agua hasta las rodillas por Granada: dos caminatas muy frescas en la comarca del Valle de Lecr¨ªn
En marcha por la Ruta de los Bolos y el Barranco de Luna, que se pueden recorrer gracias a sus r¨ªos y torrentes incluso en los d¨ªas de calor
La nieve del invierno de Sierra Nevada, Granada, es el agua fresca del verano en los r¨ªos y torrentes que nacen en ella y fluyen pendiente abajo. Y cuando esos tramos de agua se pueden recorrer a pie, uno se encuentra en el centro de la sensaci¨®n perfecta: la belleza del entorno natural junto al frescor del l¨ªquido elemento que sube de los pies hacia arriba. Caminar con el agua hasta las rodillas en plena ¨¦poca de calor es un placer sin precio y la Ruta de los Bolos, en la localidad de D¨²rcal, es el ep¨ªtome de ello. En este sendero de agua uno camina por el r¨ªo D¨²rcal y por una acequia renovada que sigue el viejo trazado ¨¢rabe. Una segunda caminata, la del Barranco de Luna, en Saleres, nos moja los pies igualmente, pero ofrece una belleza distinta: la de unas formaciones geol¨®gicas bell¨ªsimas.
Dos excursiones en la provincia andaluza en las que disfrutar de la naturaleza escapando de las altas temperaturas.
Ruta de los Bolos (D¨²rcal)
D¨²rcal, capital oficiosa de la comarca del Valle de Lecr¨ªn, al sur de las Alpujarras, se sit¨²a a la orilla de la autov¨ªa de la Costa Tropical, la A-44, en la frontera sur de Sierra Nevada. La localidad acoge tres hitos de este entorno natural: los Tajos Altos, el Tozal del Cartujo y el Cerro del Caballo. Es en un circo glaciar al pie de los Tajos Altos y el Tozal del Cartujo donde nace el r¨ªo del mismo nombre, actor principal de esta caminata que, seg¨²n el tramo elegido, puede ocuparnos, en ida y vuelta, desde una hora y media larga si solo recorremos hasta la zona de la catarata o hasta cuatro horas si se emprende, con tranquilidad, todo el trayecto.
En realidad, la tranquilidad es el elemento fundamental en esta traves¨ªa. Primero, porque un entorno tan precioso como este es lo que requiere y, segundo, porque el camino es muy seguro pero solo bajo la condici¨®n de ir despacio, estar atento, mirar por donde se pisa y tener un m¨ªnimo de agilidad y equilibrio ¡ªes imprescindible llevar un calzado con buen agarre que se pueda mojar¡ª. Con esa premisa, es un camino magn¨ªfico y divertido para ni?os y adultos. Y, por otro lado, susceptible de darlo por terminado cuando uno quiera.
El mejor inicio para la Ruta de los Bolos es el IES Valle de Lecr¨ªn. All¨ª, b¨¢sicamente, se aparca donde se pueda porque no hay un aparcamiento como tal. Se puede comenzar bajando hasta el r¨ªo o por el carril que parte del instituto, la elecci¨®n realizada en esta ocasi¨®n. Esta es la parte de m¨¢s sol y menos sombra que recorremos en poco m¨¢s de 15 minutos. El insulso carril ofrece pasados unos minutos una magn¨ªfica vista del valle. Poco m¨¢s de un kil¨®metro despu¨¦s, se llega a la acequia.
En la acequia, que requiere de cierta habilidad para entrar en ella, comienza el camino de agua. El recorrido por la acequia es de algo menos de 1.000 metros y transcurre por el mismo sitio que la original ¨¢rabe, llamada Mahina o M¨¢rgena. A ratos uno puede elegir si meterse hasta las rodillas en el cauce o ir por el borde, en seco. En ocasiones, por cierto, no hay elecci¨®n y habr¨¢ que mojarse. Es una parte bonita del camino que nos adentrar¨¢, incluso, en un peque?o t¨²nel por el que transcurre la acequia. Ah¨ª la oscuridad es total y hay que recurrir a la linterna del m¨®vil.
Al abandonar la acequia, tras descender unas escaleras, nos adentramos en un peque?o tramo del r¨ªo que ¡ªah¨ª falta alguna se?alizaci¨®n¡ª hay que abandonar inmediatamente para ir a la izquierda. Unas decenas de metros m¨¢s all¨¢, se da de frente con una magn¨ªfica ca¨ªda de agua que pueden llegar a ser tres. En los meses de junio y julio, principalmente, est¨¢ magn¨ªfica. Tras la catarata, merece la pena remontar el r¨ªo D¨²rcal caminando entre piedras y agua fresca. Un paseo estupendo que pide la ¨²nica precauci¨®n de mirar por donde uno pisa para no torcerse el tobillo.
La naturaleza marca el final de la excursi¨®n con unas grandes piedras que cierran definitivamente el paso. El regalo es que forman una poza de agua helada que invita a ba?arse m¨¢s all¨¢ de las rodillas. Despu¨¦s, vuelta y disfrutar de nuevo del paseo.
Ruta Barranco de Luna (Saleres)
Unos 12 kil¨®metros al sur de D¨²rcal, en la peque?a localidad de Saleres, tambi¨¦n en el Valle de Lecr¨ªn, est¨¢ el Barranco de Luna, que ofrece un recorrido corto, de poco m¨¢s de una hora. Agua y geolog¨ªa son los valores de este paseo que obliga a una cierta destreza porque la parte acu¨¢tica ¡ªalgo m¨¢s de 400 metros¡ª tiene algunos escalones que piden soltura y porque el caminante est¨¢ expuesto a alg¨²n escurrid¨®n aqu¨ª y all¨¢.
El punto de partida es el aparcamiento del cementerio de la localidad granadina. Habr¨¢ que caminar unos 200 metros hacia arriba antes de comenzar el carril, que transcurre a lo largo de algo m¨¢s de un kil¨®metro entre almendros y c¨ªtricos. Al transitarlo, si uno est¨¢ atento, veremos alg¨²n adelanto de las formaciones que luego caminaremos, una formaci¨®n k¨¢rstica que tiene su origen en el antiguo Mar de Thetys (que ocupaba una regi¨®n similar al Mediterr¨¢neo actual). Tambi¨¦n contemplaremos, al fondo, unas vistas espl¨¦ndidas del Valle de Lecr¨ªn.
Llegado el momento se debe abandonar el carril para adentrarse en el camino que llevar¨¢ al barranco que buscamos, llamado oficialmente sendero SL-A 287. Son 430 metros de bajada por un ca?¨®n que ha requerido millones de a?os para formarse, con unas paredes extremadamente verticales de sorprendentes formas y de colores amarillentos y rojizos que apenas dejan entrar la luz. Como en el r¨ªo D¨²rcal, el ca?¨®n hay que transitarlo sin prisas. As¨ª, caminando, con peque?os saltos y bajando alg¨²n que otro pe?asco, dej¨¢ndose escurrir, pasearemos por un espacio que en tiempos fue mar y que ahora est¨¢ a media hora del Mediterr¨¢neo. Tras el ca?¨®n, otro kil¨®metro m¨¢s o menos de camino entre frutales devuelve al punto de partida y, con ello, a la realidad.
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