La aventura de Sophie Matterson: cruzar Australia de costa a costa con cinco camellos
La fot¨®grafa australiana ha viajado con la ¨²nica compa?¨ªa de sus animales desde Shark Bay hasta Byron Bay. Dos a?os y casi 5.000 kil¨®metros en los que ha pasado por el Gran Desierto de Victoria y otros m¨¢gicos enclaves como Coober Pedy
Hace apenas dos a?os, la fot¨®grafa Sophie Matterson y sus camellos Jude, Delilah, Charlie, Clayton y Mac caminaban por la orilla de Shark Bay, a 800 kil¨®metros al norte de Perth, en la costa oeste de Australia. Desde este para¨ªso austral, patrimonio mundial de la Unesco y hogar de una de las mayores poblaciones de dugongos del planeta, emprender¨ªan una traves¨ªa a pie de casi 5.000 kil¨®metros por el interior del pa¨ªs, atravesando el Gran Desierto de Victoria y otros impresionantes parajes, ¨²nicos en el mundo debido al peculiar clima australiano.
Si a esta australiana de 33 a?os, nacida en Hong Kong, le hubieran dicho hace unos a?os que acabar¨ªa cambiando la comodidad de la ciudad por una vida n¨®mada y una familia de cinco camellos probablemente le hubiera entrado la risa, como cuenta a El Viajero por videollamada desde la ciudad de Brisbane. Este viaje nunca estuvo entre sus planes, pero el destino, a veces, tiene estos giros de guion. Tampoco fue de la noche a la ma?ana. Para embarcarse en esta aventura, decidi¨® primero cambiar su trabajo como fot¨®grafa por un modo de vida m¨¢s rural en una granja dedicada a la producci¨®n de leche de camellos. ¡°As¨ª acab¨¦ aprendiendo todo sobre este maravilloso animal del que no ten¨ªa ni idea, aunque est¨¢ muy arraigado a la cultura australiana¡±, explica.
Los camellos no son originarios del pa¨ªs austral, sino que fueron introducidos a mediados del siglo XIX como medio de transporte de mercanc¨ªas. Precisamente, los primeros ejemplares proced¨ªan de las islas Canarias. M¨¢s de 150 a?os despu¨¦s, este animal que nace y vive principalmente en libertad se ha convertido en un s¨ªmbolo m¨¢s de Australia y, lamentablemente para las autoridades locales, en un quebradero de cabeza por su impacto medioambiental: se alimentan de m¨¢s del 80% de la vegetaci¨®n aut¨®ctona. Para su viaje, Matterson ten¨ªa claro que necesitaba camellos salvajes que pudiera domesticar: ¡°De esta forma, se crea un v¨ªnculo m¨¢s fuerte que permite conocerlos mejor, cada uno tiene su propia personalidad¡±.
Jude, Delilah, Charlie, Clayton y Mac han sido su principal compa?¨ªa durante su periplo por el interior de Australia que comenz¨® a principios de 2020. ¡°No eran simples instrumentos de transporte, por eso me sent¨ªa tremendamente mal al ver que tanto ellos como yo perd¨ªamos peso debido al calor, especialmente en el desierto¡±, cuenta.
La soledad y la calma del desierto
Ocean¨ªa es el continente habitado m¨¢s seco del mundo ¡ªlas precipitaciones anuales no superan los 500 mil¨ªmetros¡ª, por eso es com¨²n encontrar paisajes mayoritariamente ¨¢ridos en casi cualquier parte. En Australia, el 18% de la superficie est¨¢ ocupada por desiertos tan impresionantes como el Gran Desierto de Victoria, el m¨¢s grande del pa¨ªs con m¨¢s de 400.000 kil¨®metros cuadrados y que transcurre por los Estados de Australia Occidental y Australia Meridional. Este no es un lugar inexplorable para el viajero, como apunta Matterson, aunque s¨ª es necesaria mucha planificaci¨®n y, por qu¨¦ no, contar con el asesoramiento de gu¨ªas expertos. De este tesoro oculto, dominado principalmente por dunas que pueden alcanzar los 20 metros de altura y prolongarse hasta 100 kil¨®metros, la fot¨®grafa australiana guarda los mejores y peores recuerdos del viaje. Todav¨ªa es capaz de describir v¨ªvidamente c¨®mo la soledad, el calor o las largas distancias entre puntos de agua (en ocasiones de hasta 700 kil¨®metros) se entremezclaban con las impresionantes puestas de sol sobre los lagos salados de Serpentine ¡ªunas de las joyas de este desierto¡ª y la calma que solo un lugar rec¨®ndito como este puede brindar.
A la soledad del desierto se le uni¨® en ocasiones la soledad provocada por la pandemia, que, en su caso, no lleg¨® a alterar mucho sus planes. Matterson cruzaba el interior de Australia mientras el mundo se encerraba en casa debido al estallido de la crisis sanitaria, lo que hizo que algunos lugares parecieran a¨²n m¨¢s des¨¦rticos. Aunque todo cambiar¨ªa a media que el Gobierno australiano levantaba las restricciones.
Su mantra durante el viaje fue ser consciente de sus limitaciones y actuar en consecuencia. Por ello, y debido a las extremas temperaturas del verano austral, decidi¨® que lo mejor para ella y sus compa?eros cuadr¨²pedos era hacer una larga parada en el ecuador de su traves¨ªa: Coober Pedy. Un descanso de seis meses en esta ciudad minera, considerada capital del ¨®palo (una cotizada gema) de Australia, cuyo extravagante paisaje lunar solo es superado por la peculiaridad de sus edificaciones: pr¨¢cticamente todo el pueblo se encuentra bajo tierra. Las casas, tiendas, restaurantes, hoteles e iglesias de la actualidad son vestigios de la explotaci¨®n minera de ¨®palo que comenz¨® en 1915, madrigueras humanas que no dejan indiferente a nadie.
Otros tesoros del interior australiano
En mayo de 2021, retom¨® su aventura. Por delante, otros 2.500 kil¨®metros hasta alcanzar la costa este. As¨ª, serpente¨® la frontera entre los Estados de Queensland y Nueva Gales del Sur, una ruta tambi¨¦n solitaria, pero no por ello menos impresionante, que transcurre en algunos tramos paralelamente a la famosa Dog Fence australiana, la valla m¨¢s larga del mundo construida (5.600 kil¨®metros) para contener los ataques de dingos a los reba?os locales y de la que tambi¨¦n se vali¨® para proteger a sus camellos.
Australia es en general un pa¨ªs seguro para las mujeres que deciden viajar solas. As¨ª lo cree Matterson, seg¨²n su propia experiencia. Las personas que encontr¨® por el camino le hicieron m¨¢s f¨¢cil su traves¨ªa y le permitieron descubrir una parte de su pa¨ªs que, de otro modo, quiz¨¢s no hubiese conocido, como explica. Destaca peque?os pueblos del interior donde sus habitantes se cuentan casi por decenas y sus vidas se articulan en torno a la naturaleza. Merecen especial menci¨®n Bonalbo, ubicado entre los parques nacionales de Yabbra y de las Monta?as de Richmond, y Texas, a orillas del r¨ªo Dumaresq, famoso por su plantaci¨®n de tabaco y su pasado agr¨ªcola y ganadero, y cuya historia se recuerda en el Centro Patrimonial del municipio.
Alcanzando casi el extremo oriental del pa¨ªs, el paisaje regalaba a la australiana nuevos colores. La frondosidad de los bosques tropicales dejaba atr¨¢s los duros recuerdos del desierto. A pocos d¨ªas de acabar 2021, la fot¨®grafa y sus cinco camellos llegaban a su destino final: Byron Bay. ¡°La experiencia m¨¢s empoderante de mi vida¡±, recuerda ahora Matterson, quien ya est¨¢ deseando ponerse de nuevo en ruta junto a sus camellos para explorar otras partes de Australia.?
Mientras llega ese momento, los animales descansan en una granja a pocos kil¨®metros de Brisbane, donde ella est¨¢ preparando un libro de memorias sobre su aventura. Un diario personal que puede servir de inspiraci¨®n para cualquiera que quiera emprender un viaje como el de Sophie Matterson.
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