Viaje por el Puerto Rico m¨¢s musical
Bares, cocteler¨ªas, restaurantes, tiendas de discos, barrios... Una ruta, de la salsa al rap, por los escenarios de los ritmos m¨¢s calientes de la isla caribe?a
?rsula Hilaria Celia de la Caridad de la Sant¨ªsima Trinidad Cruz Alfonso, m¨¢s conocida como Celia Cruz, ten¨ªa una filosof¨ªa de vida a la altura de su nombre: ¡°Y as¨ª me paso los d¨ªas, feliz como lombriz, muerta de risa y merendando¡±. Para poner en pr¨¢ctica esta doctrina nada como Puerto Rico, isla de la que proven¨ªan la mayor¨ªa de los colegas de La Guarachera de Cuba que integraron con ella ¡°la agrupaci¨®n de m¨²sicos m¨¢s famosa de la historia: la Fania All Stars¡±, como present¨® al grupo Willie Col¨®n una noche de 1994 en un abarrotado estadio Hiram Bithorn de San Juan de Puerto Rico para celebrar los 30 a?os de rica salsa ¡ªAz¨²¨²car¡ª al ritmo de ¡°Oye que rico suena / las estrellas de Fania¡±. Y es que tanto la agrupaci¨®n (Fania All Stars) como el posterior sello discogr¨¢fico (Fania Records) aglutinaron desde su origen a una mayor¨ªa de m¨²sicos representativos de la di¨¢spora puertorrique?a en Nueva York, donde tuvo lugar el m¨ªtico concierto del Yankee Stadium, para muchos la chispa fundacional del despegue de la salsa (The Sound of the People) en 1973.?
Jos¨¦ Est¨¦vez, pianista de la orquesta Afrocuban Boys, defin¨ªa la salsa como ¡°una m¨²sica de avanzada que se cocin¨® en esa gran mezcla de ritmos y acordes de corrientes musicales que es Nueva York, una m¨²sica con influencia del jazz norteamericano, con ra¨ªces afrocaribe?as. La salsa fue hecha por m¨²sicos principalmente boricuas, y de las calles neoyorquinas lleg¨® a otros pa¨ªses con nuevas sonoridades diferentes y ritmos m¨¢s movidos a los tradicionales¡¯¡¯.
Para hacernos una idea de lo que supone la m¨²sica como elemento catalizador y barrera de contenci¨®n hist¨®rica frente a los distintos procesos coloniales, y su importancia en la construcci¨®n de la identidad puertorrique?a y el cobijo que ha dado a los sentimientos de la gente otorgando forma y color a la cultura durante siglos, basta echar un vistazo a la lista de los pa¨ªses con m¨¢s premios Grammy latinos y comprobar que Puerto Rico ocupa el cuarto lugar:78 Grammys, ?con menos de 2,9 millones de habitantes!?
La m¨²sica puertorrique?a es reflejo de 500 a?os de historia y de sus tres genes: los indios ta¨ªnos, los esclavos africanos y los espa?oles. El proceso y evoluci¨®n de mezcla de la m¨²sica negra, la m¨²sica tradicional, la m¨²sica cl¨¢sica (conocida como ¡°danza¡±) y la salsa se concreta hoy en artistas como Luis Fonsi, Daddy Yankee o el rapero Bad Bunny, que reinventa y reivindica la tradici¨®n (en su tema Desde el coraz¨®n recuerda a todos sus ancestros, incluidos ¡°Lavoe, Frankie, Ismael y Curet¡±), lo que nos permite recorrer una l¨ªnea mel¨®dica desde la reivindicativa m¨²sica ind¨ªgena hasta la no menos reivindicativa del rapero Residente.
La cultura musical est¨¢ tan arraigada al pueblo en Puerto Rico que el viajero puede hacer una ruta sentimental y musical por algunos de los puntos cruciales tanto en la capital, San Juan de Puerto Rico, como m¨¢s all¨¢.
La plaza de Armas de San Juan
Empezamos en un banco de esta plaza del Viejo San Juan, ciudad amurallada que acaba de cumplir 500 a?os, entre la glorieta del caf¨¦ Mes¨®n y el vuelo de las palomas, sentados junto a la escultura de Tite Curet Alonso, el m¨¢s grande compositor de este g¨¦nero que llamamos salsa, autor de m¨¢s de 2.000 canciones (interpretadas, entre otros, por H¨¦ctor Lavoe, Cheo Feliciano, Willie Col¨®n, Rub¨¦n Blades, Ray Barretto o Celia Cruz), y unas cuantas obras maestras que acompa?ar¨¢n al viajero durante su estancia en Puerto Rico tanto si quiere como si no. Temas en los que brillan el sentido boricua, la denuncia del racismo y la necesidad de expresar justicia. Canciones como Las caras lindas, Peri¨®dico de ayer, Anacaona o Desahucio, donde la resignaci¨®n evoluciona hasta la sencillez m¨¢s l¨²cida para definir el funcionamiento de la vida: ¡°Para el pobre el cielo y pal rico la tierra¡±.
La Perla, barrio protagonista
Para hacernos una composici¨®n de lugar, conviene asomarse a este barrio de San Juan a trav¨¦s de canciones y videoclips: La Perla de Ismael Rivera (el sonero mayor, con letra y m¨²sica de Tite, obvio), un elogio del arte del paseo cotidiano, y La Perla de Calle13, en cuyo v¨ªdeo el rapero Residente invita a colaborar a su ¨ªdolo Rub¨¦n Blades, que deposita un CD en la tumba de Tite. ¡°Aqu¨ª yo tengo de t¨®, no me falta de n¨¢, la noche me sirve de s¨¢bana¡±. El peso de este barrio creado al borde de las olas (nada como el inicio del videoclip de Despacito para ilustrarlo) a finales del siglo XIX es de tal magnitud que ha devenido en una rep¨²blica independiente regida por reglas propias.
S¨ªmbolo de resistencia desde su nacimiento, La Perla es un mundo aparte. Como San Juan es una ciudad intramuros, este lugar acogi¨® a los que ven¨ªan del campo a trabajar para los se?ores. Hoy, el imposible entramado de sus calles es un reclamo tur¨ªstico revisado en tant¨ªsimas canciones. Desde la terraza del bar La Garita se le suben los colores a un paisaje que adquiere el relieve perfecto de un barrio popular que irradia autenticidad y en el que, a seg¨²n a qu¨¦ horas, quiz¨¢s mejor no adentrarse.
Desayuno en el Chocobar Cort¨¦s
No existe en toda la isla mejor lugar para desayunar que el Chocobar Cort¨¦s. Su french toast es una instituci¨®n. Est¨¢ permitido hacerlo con un trago como Don Ignacio (algo sublime, con ron y chocolate, lo natural en un lugar en el que el ketchup se llama chocochup). Es un centro cultural fusionado con la vida art¨ªstica puertorrique?a y con gente como Douglas Pedro S¨¢nchez, director de la reciente pel¨ªcula La ¨²ltima gira, en la que se reconstruye el ¨²ltimo periodo de la vida del legendario cantante Daniel Santos (previo al estallido de la salsa).
Un c¨®ctel en La Factor¨ªa
No solo es la mejor barra del Viejo San Juan, sino una de las mejores cocteler¨ªas del mundo. Es imprescindible invertir horas de sue?o en este delicioso y laber¨ªntico antro en el que parece que las estancias (y las tentaciones) no terminen. En La Factor¨ªa se grabaron los interiores del videoclip Despacito. Y una vez probados los tragos y el ambiente, se entiende que no hab¨ªa un sitio mejor.
Dos bares en Santurce
Es probable que no exista mejor guarida en toda la zona del distrito de Santurce que Esquina Watusi. Uno de esos bares que otorga identidad a un barrio y en el que uno nunca se puede sentir extra?o. Las tardes y noches de los jueves se acerca la plena a prestar su m¨²sica para que las virtudes de todos los que ¡°dejan las pantallas y abren las Medallas¡± (cerveza oficial) se enciendan. Visto desde la esquina, tan dado a su placer, tan dado a la alegr¨ªa, sonroja mirarlo. No es un bar, es un tratado de vitalismo y de desconexi¨®n de este acelerado mundo.
S¨ª, hay muchos bares en la placita de Santurce, vale, y quiz¨¢s haya otros mejor iluminados y con m¨¢s espacio, pero La Alcapurria Quem¨¢ es un local aut¨¦ntico, sin pretensiones innecesarias, de esos en los que la m¨²sica dificulta las conversaciones, algo que a partir de cierta hora incluso conviene. Adem¨¢s, tiene nuestra cerveza favorita: Residente Tripel, la cerveza creada por Ren¨¦.
Fundaci¨®n Nacional para la Cultura Popular
Visita imprescindible del Viejo San Juan. No solo es la mejor tienda de discos, es tambi¨¦n un hermoso centro cultural dirigido por el periodista Javier Santiago, una enciclopedia andante y brillante, a quien uno le puede consultar cualquier dato sobre Pau Casals (que muri¨® aqu¨ª en 1973, pues pas¨® los ¨²ltimos 18 a?os de exilio en la isla, y en Mayag¨¹ez, en la casa natal de su madre y desde cuyo balc¨®n dio su primer concierto al llegar en 1955, se mantiene abierto un museo dedicado a su figura. Es m¨ªtica su interpretaci¨®n de El Cant dels Ocells ante esa ventana). A Santiago tambi¨¦n se le puede preguntar sobre los grupos que se quedaron y triunfaron desde la isla como El Gran Combo (¡°No hay cama pa?tanta gente¡±, qu¨¦ canci¨®n, ay), sobre trovadores del folclore popular como Andr¨¦s Jim¨¦nez, El J¨ªbaro, o de lo que fue la canci¨®n protesta con gente como Noel Hern¨¢ndez y Taon¨¦, y hasta de Pedro Albizu Campos, de la poeta Julia de Burgos o de Almadura, ¨²ltimo disco de iLe, hermana de Ren¨¦.
Aqu¨ª se entiende la m¨²sica como punta de lanza de la resistencia cultural. Desde su fundaci¨®n en 1996, este centro ha sido una trinchera cultural imprescindible para los artistas locales. Tienen lugar presentaciones de libros, exposiciones, talleres, conciertos y es, adem¨¢s, donde Santiago mantiene un archivo impagable de memoria a la que acuden estudiantes y expertos. Fue tambi¨¦n en las vitrinas de la entrada donde durante a?os dej¨® Ren¨¦ expuestos quince de sus treinta y tantos Latin Grammys.
La bomba, en Lo¨ªza
Al llegar al vecindario de Pi?ones, en Lo¨ªza ¡ªmunicipio a unos 30 kil¨®metros al este de San Juan de Puerto Rico¡ª, primer pueblo colonial y la zona m¨¢s rica en cultura afrocaribe?a, adquieren importancia en el paisaje (en banderas y fachadas) los colores rojo, verde y amarillo. En la playa de Villa Pesquera, en Puente Herrera, los s¨¢bados a las 12 empieza sus talleres de bomba la folclorista Sheila Osorio.?Tras el exterminio de los ind¨ªgenas, los esclavos negros desarrollaron su propia m¨²sica aut¨®ctona, la bomba (una expresi¨®n de liberaci¨®n y alegr¨ªa), y la plena (caracterizada por su sencillez musical y la repetici¨®n de sus frases, como un peri¨®dico que cantaba las noticias). Resulta emocionante ver c¨®mo improvisa un batey (plaza ceremonial donde los ta¨ªnos cantaban y bailaban) y explica los or¨ªgenes de unos bailes ancestrales dedicados a expresar con el cuerpo lo que los esclavos no pod¨ªan expresar con palabras, aprovechando la liberaci¨®n de la noche. A la sombra de las palmeras suenan los barriles (tambores, el centro de gravedad) y Sheila marca los pasos entre la admiraci¨®n y el respeto de alumnos aut¨®ctonos y extranjeros.
Otros dos aspectos no pueden pasarse por alto en Lo¨ªza. Por un lado, la visita al estudio-taller-casa de Samuel Lind, el ilustrador de las bailarinas de bomba y plena y de las fiestas populares, que ha expuesto en Jap¨®n y Estados Unidos y que es adorado por amigos como el cineasta Spike Lee. Suena a todo trapo Ismael Rivera: ¡°Las caras lindas de mi gente negra / Son un desfile de melaza en flor / Que cuando pasa frente a m¨ª, se alegra / De su negrura todo el coraz¨®n...¡±. Mientras, vemos c¨®mo respiran en sus pinturas las ra¨ªces africanas, la causa negra, que impregnan un espacio siempre frecuentado de gente que sabe a d¨®nde viene.
Y, por otro lado, no se puede obviar la degustaci¨®n de frituras en cualquiera de sus chiringuitos a precios populares. Tras el hurac¨¢n Mar¨ªa, el chef Jose Andr¨¦s, conocido por su vocaci¨®n humanitaria y su amor a Puerto Rico, se trajo de Nueva York al famoso humorista Jimmy Fallon y lo primero que le ofreci¨® fueron los jueyes (cangrejos) de El Rinconcito Latino, como qued¨® inmortalizado en YouTube. Vale la pena imitarlos. Son frituras hechas con lo que hay: cangrejo, ma¨ªz... Tambi¨¦n las hay de bacalao, una especie de tortita de camar¨®n, en las que hay m¨¢s aceite que pescado, pero, en fin.
Parada en Trujillo Alto
¡°A ver Ren¨¦, ven, vamos a estudiar, ?con qu¨¦ partes del cuerpo jugaban pelota los indios ta¨ªnos? Ati¨¦ndeme, Ren¨¦... te la canto: cabeza, rodilla, muslos y cadera...¡±. As¨ª se expresa la mam¨¢ de Residente en el inicio de Ren¨¦, esa canci¨®n definitiva y conmovedora (con coro final, apote¨®sico, de Rub¨¦n Blades). El parque de pelota (b¨¦isbol) de Trujillo Alto sirvi¨® de localizaci¨®n para este clip confesional en el que repasa la infancia y la adolescencia en la calle 13 y en el que se nombra tambi¨¦n el cementerio de La Perla, ¡°aunque mis canciones las cante un alem¨¢n / quiero que me entierren en el Viejo San Juan / puede que mi tristeza la disimule / pero estoy hecho de arroz con gandules¡±, plato insignia de la gastronom¨ªa puertorrique?a.
Ponce, la perla del sur
Dice una de las canciones m¨¢s importantes de la Fania All-Stars: ¡°Quitate t¨² pa ponerme yo¡±, y en un momento dado, H¨¦ctor Lavoe canta: ¡°?De d¨®nde viene ese prieto? Se pregunta mucha gente... de la cantera de Ponce vengo yo, con este ritmo caliente...¡±. En Ponce, cuna de la salsa y ubicado en la costa sur del pa¨ªs, su recuerdo est¨¢ por todas partes, y es asombroso comprobar el cari?o de la gente que a¨²n lamenta su atormentada vida. Son continuos los homenajes que recibe Lavoe en el barrio B¨¦lgica, el de las mejores barras para guarachar (El familiar, La Parrilla 50, La Cantera, el San Agust¨ªn ¡) y que ¨¦l puso en el mapa, al ritmo de canciones eternas como aquella que le escribi¨® Johnny Pacheco en la que lo bautiz¨® como El rey de la puntualidad (¡°yo no soy quien llega tarde, son ustedes que llegan muy temprano¡±), El cantante, La fama, Mi gente, Ausencia o, c¨®mo no, Ponce: ¡°Ponce, ciudad se?orial, donde la naturaleza, sembr¨® su belleza...¡±, en la que nombra hasta su famoso Parque de Bombas, el lugar m¨¢s tur¨ªstico de la ciudad. En el cementerio de Ponce est¨¢ enterrado H¨¦ctor Lavoe y su tumba es un rito de paso.
A esta ciudad la llaman ¡°la perla del sur¡±. Fue un puerto important¨ªsimo en la econom¨ªa azucarera de Puerto Rico. Tiene un museo de arte,?proyectado por Edward Durell Stone (el arquitecto del MoMA y del Radio City Music Hall de Nueva York), que conserva una valiosa colecci¨®n contempor¨¢nea. El art d¨¦co se refina en la plaza del Mercado Isabel II y en edificios como el delirante FOX Delicias, hoy un hotel tem¨¢tico basado en el universo pop. La mejor parrilla (y estupendo jard¨ªn) espera, sin duda, en el Asador N¨ªspero.
En la plaza de las Delicias, atenci¨®n a la estatua sobre pedestal de m¨¢rmol de Juan Morel Campos, otro ilustre ponce?o, padre de la ¡°danza puertorrique?a¡±, el Bad Bunny del siglo XIX. Sus composiciones elevaron el nivel de la m¨²sica cl¨¢sica. Sus Cuatro danzas de Puerto Rico, r¨ªtmicas y crom¨¢ticas, tienen ese aire chopiniano de los impresionistas franceses.
Final en el restaurante Princesa
Terminamos de nuevo en San Juan de Puerto Rico. Ubicado en el hermoso paseo de la Princesa, es obligado acudir a este restaurante. Puede que su jard¨ªn sea uno de los mejores lugares para, despu¨¦s de todo lo visto, hacer recuento y, entre tostadas de gazpacho y canastas de yuca y ropa vieja despedirse a lo Celia: ¡°Feliz como lombriz, muerto de risa y merendando¡±. Ah¨ª es nada. Imposible darle una vuelta mejor a Schopenhauer.
En cualquier caso, para ir m¨¢s lejos (de San Juan y de la merienda) y seguir en la gloria, bastar¨¢ con desplazarse hasta Caguas, visitar el Jard¨ªn Bot¨¢nico, la f¨¢brica de chocolate artesanal Montadero y encontrar como sea el restaurante PyP, a cargo del chef Waldy, que demuestra que los boricuas siguen haciendo arte como al principio: con emoci¨®n local y vocaci¨®n universal.
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