El Fonoll, el pueblo medieval de Tarragona donde est¨¢ prohibido ir vestido
Esta comunidad catalana, creada en 1998 por un matrimonio de empresarios sobre las ruinas de un pueblo del siglo XIV, reza a una ¨²nica religi¨®n: el naturismo. ¡°Esto es un espacio de libertad, de respeto y de buen rollo¡±, lo describe su propietario
Hay muchas opciones para disfrutar del verano en familia. Hay quienes prefieren no innovar y escaparse a un resort a pie de playa con todo incluido, pero el mismo remanso de paz se puede encontrar en lugares menos conocidos, o m¨¢s alternativos. En El Fonoll, en la provincia de Tarragona, se puede practicar turismo naturista. Ya sea en familia, en pareja o solo, aqu¨ª est¨¢ prohibido ir vestido. Se trata de un pueblo medieval fundado en el siglo XIV, reconvertido en una comunidad para quien quiera experimentar la armon¨ªa con el medio natural. Hay campings, hoteles, casas rurales, restaurantes y muchas actividades que hacer, pero siempre teniendo en cuenta unas estrictas reglas que cumplir: hacer fotos est¨¢ vetado (a menos que tengas el consentimiento); la convivencia se har¨¢ efectiva al desnudo integral ¨Dsi el tiempo lo permite¨D; hay que tener una actitud parcial o respetuosa con todas las ideolog¨ªas... y una larga lista publicada en los carteles que inundan sus inmediaciones. El Fonoll es un lugar donde no puedes aparentar lo que no eres.
Fue en 1998 cuando este atractivo natural se volvi¨® habitable y visitable. El matrimonio de empresarios formado por Emili Vives y N¨²ria Espinal construyeron desde cero el pueblo naturista, que renaci¨® de las ruinas de la aldea abandonada ¨Del ¨²ltimo vecino cerr¨® la puerta de su casa en los a?os cincuenta¨D. En pocos a?os, se convirti¨® en un pueblo con casas y con todo lo necesario para ser habitado. ¡°Lo que m¨¢s satisfacci¨®n me reporta es que, cuando compr¨¦ esto, no hab¨ªa ni una teja. No hab¨ªa d¨®nde meterse. Era un pueblo totalmente arrasado y abandonado¡±, explica Vives sobre c¨®mo resurgi¨® la localidad como ¡°un ave F¨¦nix¡±. En conversaci¨®n telef¨®nica con EL PA?S, el empresario cuenta el proceso, y explica los detalles de su pac¨ªfica comunidad: ¡°Tardamos ocho a?os en tener todo el exterior acabado. Qued¨® un bomboncito¡±. Aunque tambi¨¦n confiesa: ¡°No queremos m¨¢s turistas. Estamos bien como estamos¡±. En 1998, se instal¨® a las afueras del pueblo en una caravana y, con la ayuda de sus hijos, empez¨® a tejer lo que hoy es un refugio para el naturismo. ¡°Esto supuso que tuviera que mudarme a una caravana con un fr¨ªo, en invierno, que te cagas¡±.
A pesar de construir los cimientos de la comunidad sin apenas dificultades, Vives no lo tuvo f¨¢cil. Se gast¨® 150 millones de pesetas (en la conversi¨®n actual ser¨ªan unos 900.000 euros) de su propio bolsillo para reacondicionar la zona. Y por si eso no fuera poco, cuenta, ha vivido m¨¢s de una d¨¦cada con problemas judiciales. Sus detractores le tildan de iluminado, de ejecutar obras sin licencia. ?l se siente perseguido por las autoridades y administraciones p¨²blicas, pero ha encontrado su refugio en las calles de El Fonoll. Ya protestaba en un reportaje de este peri¨®dico en 2010: ¡°Lo ¨²nico que he intentado es resucitar un pueblo¡±. Tiene su propia moneda. Las instalaciones comunitarias son suyas, y en ellas se cumplen las normas que ¨¦l mismo dicta. La primera de todas: ¡°Si el clima lo permite, la convivencia ser¨¢ en desnudo integral¡±.
B¨¢sicamente, aparte de las m¨¢s de 30 reglas a cumplir, el ¨²nico requisito en este rinc¨®n catal¨¢n es ser naturista. Al menos de puertas para dentro. ¡°El naturismo es una filosof¨ªa que pretende un poco vivir en armon¨ªa con la naturaleza. Es como un ¨¢rbol de muchas ramas. Se podr¨ªa definir como un budismo del ecologismo. Es una manera de estar. No de estar sin ropa, que tambi¨¦n forma parte de este tipo de turismo¡±. Una religi¨®n a la que rezan cada uno de los visitantes que pisan el terreno de El Fonoll, y cuyos 15 mandamientos ¡ªque se pueden leer en su web¡ª son inflexibles. Aunque, al conformarse como una comunidad democr¨¢tica, siempre se pueden depositar sugerencias en un buz¨®n p¨²blico. ¡°Yo creo que esto es un espacio de libertad, de respeto y de buen rollo. Lo que no dejamos es que vengan predicadores o gente que come el coco. Es un espacio de respeto a cualquier ideolog¨ªa¡±. ¡°Aqu¨ª nuestros ¨²nicos valores son los del naturismo¡±, sentencia rotundo el empresario.
El Fonoll cuenta con 120 camas repartidas entre apartamentos, caba?as y un albergue. Adem¨¢s, hay un camping para caravanas, que puede ser tambi¨¦n para largas estancias. Para el acceso a El Fonoll y el uso de las instalaciones del pueblo, hay que comprar el bono de acceso: 7,50 euros para el bono de d¨ªa/noche (a lo que hay que sumar el precio del alojamiento). Y para sus visitantes m¨¢s habituales ofrecen una tarifa anual de 51 euros.
Entre montes de pinos, olmos y fresnos, ¡°el estilo de vida aqu¨ª es bastante sencillo. Mi vida, de hecho, es bastante austera. Procuro comer todo lo que pueda sacar de mi huerto ecol¨®gico¡±, confiesa Vives, predicando siempre que ¡°la sencillez es el origen de la felicidad¡±. La convivencia es casi obligatoria en este lugar. Tanto Vives como sus voluntarios organizan actividades de lunes a domingo. Caminatas y festejos para celebrar la vida. ¡°Hacemos actividades culturales. Tenemos un peque?o cine, un restaurante, una discoteca as¨ª polivalente que tambi¨¦n la usamos para los cursos o talleres de masaje o de yoga o de lo que hagamos por aqu¨ª¡±, cuenta el propietario. ¡°Los domingos: paella para todos¡±.
Probablemente, una de las reglas m¨¢s importantes, y la vez, m¨¢s dif¨ªciles de cumplir, es: ¡°Para poder filmar o hacer fotograf¨ªas en la finca hace falta una autorizaci¨®n de la direcci¨®n y de las personas implicadas¡±. La privacidad es uno de los bienes m¨¢s preciados por la comunidad de El Fonoll, que a veces peligra por el uso de los smartphones por parte de los visitantes. A veces, los intentos de sus due?os por hacer del pueblo un lugar alejado del mundo actual se ven amenazados por las tecnolog¨ªas. Aun as¨ª, asumen que las fotograf¨ªas no han sido nunca un problema para ellos: ¡°Est¨¢n prohibidas. Es una de las reglas que se puede leer en el letrero de la entrada al pueblo. Es una cuesti¨®n de respeto¡±, explica Vives. ¡°Cuando hacemos la paella y queremos hacer una foto en grupo porque nos reunimos 70-80 personas, pues la hacemos y ya. Para el recuerdo¡±. Adem¨¢s, bromea: ¡°Yo le sugiero a la gente que no quiere salir, que gire la cara¡±.
El p¨²blico de El Fonoll es de lo m¨¢s variopinto. ¡°La gente que viene es las que ha salido de su zona de confort. Vienen personas de todo tipo. Pero sobre todo gente muy interesante de conocer y de tratar. O sea, en pocas palabras, chusma y gente as¨ª no viene aqu¨ª, afortunadamente¡±. Tambi¨¦n muchos extranjeros se animan a disfrutar de las estancias del pueblo naturista: ¡°La gente que m¨¢s viene son holandeses, belgas, franceses, ingleses y alemanes. Pero vienen personas de todo el mundo¡±. Un caso curioso: ¡°Es muy interesante. Viene mucha gente de Islandia y nunca hacemos publicidad. Solo tenemos una p¨¢gina web¡±.
¡°Desde el punto de vista econ¨®mico creo que todo esto ha sido un fracaso¡±, dec¨ªa vives en 2010 durante una conversaci¨®n con este peri¨®dico: ¡°Morir¨¦ desnudo en El Fonoll, pero feliz¡±. Al ser preguntado por c¨®mo se siente despu¨¦s de 14 a?os, lo tiene claro: ¡°Como militante que te digo que soy, esto significa que siempre he procurado difundir y promocionar y explicar y un poco defender a lo que es el naturismo, y no me arrepiento de nada¡±.
Suscr¨ªbete aqu¨ª a la newsletter de El Viajero y encuentra inspiraci¨®n para tus pr¨®ximos viajes en nuestras cuentas de Facebook, X e Insta