Islas Turcas y Caicos: as¨ª es el para¨ªso en la tierra
En este territorio de ultramar brit¨¢nico, que pusieron en el mapa los famosos como su lugar de vacaciones, las aguas turquesas, la vida submarina y las conchas son las protagonistas. Tambi¨¦n esperan un delf¨ªn que es un tesoro nacional y una de las mejores playas del mundo
Entre las Bahamas y Rep¨²blica Dominicana se encuentra uno de los secretos mejor guardados del Atl¨¢ntico Norte: las islas Turcas y Caicos. Territorio brit¨¢nico de ultramar, es un archipi¨¦lago formado por 40 islas (solo seis est¨¢n habitadas) que atesora Grace Bay Beach, la playa que desde hace a?os se coloca en los primeros puestos de las listas de los mejores arenales del mundo. Cinco kil¨®metros de arena blanca y agua transparente, desprovista de algas, rocas o medusas. El color turquesa es tan inveros¨ªmil que parece ciencia ficci¨®n, con una tonalidad imposible de captar de forma fidedigna con una c¨¢mara. No exagero: mirar al horizonte es caer en un sue?o. Hace las delicias tanto de los m¨¢s contemplativos como de los amantes de los deportes acu¨¢ticos al poseer la tercera barrera de coral m¨¢s grande del mundo, lo que la convierte en una favorita indiscutible entre los adeptos al submarinismo y al esn¨®rquel. Pero esta no es su ¨²nica joya.
Estas islas pertenecen al Reino Unido ¡ªas¨ª que cuidado, conducen por la izquierda¡ª y, aunque el idioma oficial es el ingl¨¦s, se habla tambi¨¦n espa?ol. Su historia est¨¢ fuertemente marcada por la esclavitud y la mayor¨ªa de la poblaci¨®n son descendientes de africanos esclavizados durante la ¨¦poca colonial. Son mayoritariamente cristianos y los domingos se atav¨ªan con sus mejores galas para ir a la iglesia, muchas con misas g¨®spel.
La vida aqu¨ª se ralentiza y apacigua, todo se mueve a un alegre y suave ritmo tropical. Su desarrollo gira en torno al turismo, siendo los resorts de lujo los due?os indiscutibles del divertimento y los que ocupan la primera l¨ªnea de playa. Los hoteles con todo incluido llaman la atenci¨®n de familias, pero este tambi¨¦n es un destino predilecto para parejas de enamorados y hay establecimientos que solo permiten como hu¨¦spedes a adultos. Algunos alojamientos ofrecen servicios para una pedida de mano en un entorno playero muy instagrameable. Para algunos es el colmo de la horterada, para otros es el escenario perfecto.
En estas islas todo es costoso porque todo es importado. Es interesante visitar un supermercado para alucinar con los precios. Una sand¨ªa cuesta en torno a 14 euros; un aguacate, 4; leche de almendra o avena, 12; una caja de galletas, 10. Como alternativa a pagar de 553 a 1.110 euros por noche en uno de los hoteles o villas de esc¨¢ndalo, es recomendable quedarse en un Airbnb y comprar un pase de d¨ªa a alguno de los hoteles, que puede incluir el uso de piscinas, tumbonas y toallas de playa, as¨ª como barra y buf¨¦ libre.
Para los europeos, este archipi¨¦lago es un aut¨¦ntico desconocido: solo un 2,8% de los visitantes procede del Viejo Continente. Estando a tan solo tres horas de vuelo desde Nueva York y siendo su moneda el d¨®lar ¡ªlos enchufes tambi¨¦n son de tipo estadounidense¡ª, se trata de un destino muy apetecible para los estadounidenses, que aqu¨ª representan nada m¨¢s y nada menos que el 84% del turismo.
De hecho, estas islas conforman un para¨ªso que descubrieron hace mucho tiempo famosos como el actor Bruce Willis, la dise?adora Donna Karan o Keith Richards, guitarrista de los Rolling Stones. Todos ellos compraron mansiones en Parrot Cay, una de las islas m¨¢s peque?as y protegidas de Caicos, a la que los m¨¢s curiosos pueden acceder, pese a que es privada, reservando una habitaci¨®n en el COMO Parrot Cay Resort, un hotel de cinco estrellas donde la media por habitaci¨®n es de 1.329 d¨®lares por noche (unos 1.225 euros). Sean due?os de villas o no, sigue siendo uno de los destinos favoritos de las estrellas. Aqu¨ª vienen a pasar sus vacaciones las hermanas Kardashian, Messi, Beyonc¨¦ y Brad Pitt, entre otros.
En las islas Turcas y Caicos no se pagan apenas impuestos por ser millonario o tener empresas y, siendo el d¨®lar la moneda local, los estadounidenses no pierden ning¨²n dinero en la conversi¨®n, as¨ª que se convirtieron en uno de los para¨ªsos fiscales m¨¢s codiciados. En 2022, la Uni¨®n Europea las a?adi¨® por primera vez a su lista de jurisdicciones no cooperativas a efectos fiscales, sac¨¢ndola en febrero de 2024, una vez que se implementaron ciertas reformas.
No hay otro lugar en el mundo donde se pueda disfrutar m¨¢s de la degustaci¨®n de caracolas en todas sus formas. Es el plato estrella. De hecho, la ¨²nica granja del mundo de conchas estaba aqu¨ª, pero se cerr¨® tras los estragos que caus¨® el hurac¨¢n Irma en 2017.
Un ejemplo de la abundancia de caracolas se encuentra en la playa de Blue Hills, en la isla de Providenciales, donde el mar est¨¢ repleto de estos moluscos en todos sus tama?os. Una lengua construida a base de caracolas desde la orilla hasta donde se pierde la vista. Caracolas por doquier tambi¨¦n en la arena. Cada turista est¨¢ autorizado a llevarse una, pero es indispensable limpiarlas bien para evitar el olor nauseabundo. Una alternativa para evitarse ese engorro es comprar una en alguno de los puestos que hay en la playa. Son utilizadas tambi¨¦n como instrumento musical, aunque requiere de cierto virtuosismo conseguir el sonido de la trompeta. Yo me conformo con escuchar el mar al ponerlas en el o¨ªdo y teletransportarme otra vez a las islas.
Aunque uno puede probar las caracolas en cualquier restaurante de las islas, uno de los mejores sitios para comerlas es en el ic¨®nico Da Conch Shack, en Blue Hills. Un restaurante al aire libre, mirando al mar, con mesas color pastel, rodeado de palmeras y con la mejor vibraci¨®n tropical. Es imposible estar ah¨ª sin que a uno se le escape una sonrisa de placer. Se puede degustar la cracked conch (caracola picada, frita) en ensalada (tipo ceviche), en forma de hamburguesa o en bu?uelos. Todo acompa?ado de c¨®cteles hechos a base de ron, desde los cl¨¢sicos mojitos, pi?a colada y daiquiris hasta los ponches locales. Pero aunque la gastronom¨ªa local se centra en el pescado y el marisco (langosta, ceviche, tacos de mero), tambi¨¦n es popular el pollo y el cerdo tipo jerk o a la barbacoa.
Un d¨ªa en Providenciales
Uno aterriza en Providenciales, la isla m¨¢s desarrollada y el lugar de residencia de la mayor¨ªa de la poblaci¨®n (los habitantes del archipi¨¦lago no alcanzan los 48.000), y desde aqu¨ª empieza la aventura. Hay arenales impactantes, cada uno caracterizado por su singularidad. Sapodilla Bay es una playa frecuentada por locales, ideal para los ni?os porque est¨¢ resguardada del viento, y tambi¨¦n para grupos de amigos, ya que cuenta con chiringuitos. Leeward Bay es una de las m¨¢s impresionantes y Taylor Bay, la m¨¢s salvaje.
La actividad por excelencia son los paseos a caballo por el mar, aptos tambi¨¦n para principiantes. Hay empresas que ofrecen sus servicios a partir de ni?os de siete a?os, como Provo Ponies o Unique Tours. La experiencia es inolvidable, ?no hay muchos sitios donde se pueda hacer algo semejante! Tambi¨¦n se puede nadar con delfines (hay uno, Jojo, que es patrimonio nacional desde 1989), avistar ballenas o hacer tours en kayak por los manglares para ver tortugas gigantes.
El parque nacional de Chalk Sound es un lugar que no hay que perderse. Gira alrededor de una laguna del azul m¨¢s hermoso e hipn¨®tico. En ella pueden encontrarse barracudas, tiburones y rayas, as¨ª que este no es un lugar para ba?arse, pero se puede comer o parar a tomar un caf¨¦ en el restaurante Las Brisas y, desde ah¨ª, alquilar kayaks para visitar islas colindantes, como la de las iguanas, llamada oficialmente Little Water Cay. Uno puede deleitarse tambi¨¦n simplemente recorriendo en coche las impresionantes mansiones de la zona, algunas valoradas en 75 millones de euros.
Y para los que quieran sumergirse en la cultura isle?a, nada mejor que asistir al Fish Fry, en la Stubb Diamond Plaza de Providenciales. Se trata de una feria de comida, bebida y vendedores callejeros amenizada por m¨²sica en vivo. Tiene lugar cada jueves por la noche y congrega a locales y turistas.
En definitiva, las islas Turcas y Caicos es el escenario id¨ªlico con el que todos alguna vez hemos so?ado. Es el gozo en estado puro. Y el plan por excelencia, s¨¦panlo, es no hacer nada.
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