C¨®mo defender las nubes del Amazonas
Un colectivo de admiradores de c¨²mulos, cirros y nimbos colabora en la protecci¨®n de la selva amaz¨®nica
Lo excepcional no es la suma ¡ª?en torno a 9.000 euros¡ª, sino el donante: una denominada Cloud Appreciation Society (CAS, Sociedad de Apreciaci¨®n de las Nubes), que extendi¨® un cheque en 2020 para financiar un programa de vigilancia con drones, puesto en marcha dos a?os antes por los ecologistas que luchan en la selva amaz¨®nica de Per¨² y Bolivia contra las desforestaciones ilegales. ¡°Es la primera vez que apoyamos a una organizaci¨®n ecologista¡±, reconoce el fundador de CAS, Gavin Pretor-Pinney. ?Razones? Las nubes, obviamente. Porque esa inmensa masa forestal genera tantas que puede decirse sin exagerar que por los cielos de la selva amaz¨®nica discurre un r¨ªo inmensamente caudaloso.
No es que a los apreciadores de las nubes les importen ¨²nicamente como portadoras de lluvia, por m¨¢s que ese aspecto sea esencial. No. Las nubes son para este colectivo, que se re¨²ne a trav¨¦s de Internet para seguir la charla semanal de Pretor-Pinney, con sus entrevistas a los socios, y su despliegue de fotos de cielos bellamente nubosos, ¡°el elemento m¨¢s din¨¢mico de la naturaleza¡±. Formaciones po¨¦ticas que cada uno interpreta a su manera y que despiertan en cada uno una nostalgia diferente.
54.000 socios en 120 pa¨ªses
La asociaci¨®n ha ido creciendo a un ritmo discreto pero sostenido desde que a este dise?ador gr¨¢fico y editor de una revista llamada curiosamente The Idler (El Ocioso) se le ocurriera ponerla en marcha con su correspondiente p¨¢gina web en 2005. Hoy cuenta con 54.000 socios en 120 pa¨ªses que pagan una cuota al a?o de unos 30 euros adem¨¢s de una peque?a suma de ingreso. M¨¢s de dos tercios de los miembros residen en el Reino Unido y Estados Unidos, mientras unos 390 est¨¢n en Espa?a, cuenta Pretor-Pinney. El alma mater de la asociaci¨®n parece haber volcado en ella, adem¨¢s de su amor por las nubes, toda su filosof¨ªa vital, que se resume en batallar contra el ¡°pensamiento cielo-azul¡±, como reza uno de los seis puntos del manifiesto que la inspira. Es decir, luchar contra lo que es mon¨®tono, di¨¢fano como el cielo de verano, y que no plantea retos. ¡°La creatividad nace cuando se sumerge uno en las distracciones, cuando se saca inspiraci¨®n de lo inesperado, aceptando lo que nos llega, y no creando una atm¨®sfera artificial sin una sola nube que nos distraiga¡±, explica Pretor-Pinney por correo electr¨®nico.
Seg¨²n ¨¦l mismo ha contado, la idea de crear la Cloud Appreciation Society empez¨® a rondarle cuando deambulaba por Roma durante el a?o sab¨¢tico que se tom¨® en 2003. En la ciudad de los papas, visitando museos y galer¨ªas de arte, observ¨® que mientras los cielos pintados por los maestros antiguos estaban cargados de nubes, el de Roma permanec¨ªa azul. Mon¨®tonamente azul. Y sinti¨® que le faltaban las nubes de Londres. De regreso a Inglaterra se dedic¨® por entero a ellas creando la sociedad y escribiendo incluso un libro de ¨¦xito: The Cloudspotter¡¯s Guide (editado en espa?ol como Gu¨ªa del observador de nubes), publicado en 2006.
La admiraci¨®n por las nubes de Pretor-Pinney, un ingl¨¦s en los 50 de aspecto reposado, no es, contra lo que podr¨ªa pensarse, una excusa propagand¨ªstica para reivindicar el clima lluvioso de las islas Brit¨¢nicas. Es una forma de restituir a las nubes, ¡°injustamente vilipendiadas¡±, su verdadera importancia. ?Porque son expresi¨®n ¡°del ?humor de la atm¨®sfera¡±, han sido creadas ¡°para los so?adores¡± y su contemplaci¨®n ¡°beneficia al alma¡±, sostiene. La vida ser¨ªa mucho m¨¢s aburrida, aduce Pretor-Pinney, si no se desplazaran por el cielo esas masas cargadas de gotitas de agua, tan ef¨ªmeras como nuestra propia existencia.
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