Memoria hist¨®rica en fotos
La obra de Tomoko Yoneda nos pide que no olvidemos y que veamos m¨¢s all¨¢ de la superficie de las im¨¢genes
Cuando entro en la exposici¨®n fotogr¨¢fica de Tomoko Yoneda, en la sede madrile?a de la Fundaci¨®n Mapfre, lo primero que percibo es el retrato de una calle llena de edificios destrozados por las bombas; en primer t¨¦rmino hay un panel publicitario con la imagen de un cuerpo esbelto que invita a perder peso. Recuerdo que en mis viajes a Sarajevo vi algo parecido: el suntuoso hotel Europa, v¨ªctima de las bombas serbias, parcialmente cubierto por la publicidad de una mujer en biquini con el mar al fondo; entonces pens¨¦ que el presente, con sus ganas de vivir, se impone a un pasado de destrucci¨®n. La fotograf¨ªa que contemplo ahora es de Beirut. Todos los paisajes b¨¦licos se asemejan.
Los exiliados saben que las fotograf¨ªas son esenciales para quienes han perdido su pasado. La obra de Yoneda se centra en los lugares donde la historia ha dejado su huella. ?No hay que olvidar!, exige, al retratar lo poco que ha quedado de Hitler y Eva Braun tras su suicidio en el refugio antia¨¦reo, o una playa llena de veraneantes, la misma donde aconteci¨® el desembarco de Normand¨ªa en 1944. En otra imagen de un mar azulado nos recuerda el lugar donde se ahog¨® el doctor ?Mengele. En un retrato de tres crisantemos blancos sobre un fondo oscuro reconozco las bombas at¨®micas que Estados Unidos arroj¨® sobre Hiroshima y Nagasaki. Otras hermosas vistas exponen los paisajes donde tuvieron lugar las batallas de la guerra civil espa?ola.
El texto biogr¨¢fico acerca de Tomoko Yoneda informa de que se fue de Jap¨®n para estudiar en Estados Unidos, y siento a la fot¨®grafa a¨²n m¨¢s cercana al ver que compartimos universidad: la de Illinois, en Chicago. Al terminar los estudios de fotograf¨ªa, se fue a vivir a Londres justo cuando ca¨ªa el muro del comunismo, en Berl¨ªn y en la URSS.
Huellas del totalitarismo
El final de la Guerra Fr¨ªa le ofreci¨® nuevas direcciones que explorar. Yoneda fotografi¨® algunos pa¨ªses poscomunistas en los que descubri¨® infinitas huellas del totalitarismo. En la ciudad h¨²ngara de Stalinv¨¢ros (hoy Duna¨²jv¨¢ros), retrat¨® una desangelada piscina, dise?ada en el esp¨ªritu estalinista: lo que la humaniza es una pareja de enamorados en el agua. Algo parecido ocurre en la foto que muestra la valla de alambre detr¨¢s de la cual se extiende el territorio vedado de una franja neutral entre Corea del Norte y Corea del Sur: justo detr¨¢s de la valla fronteriza crecen un par de pinos entrelazados. La fot¨®grafa parece decir: observa bien, hay m¨¢s de lo que parece.
Tras leer La isla de Sajal¨ªn, de Ant¨®n Ch¨¦jov, la fot¨®grafa viaj¨® a la isla, situada entre Jap¨®n y Rusia, para retratar los restos de la brutal colonia penitenciaria. En la foto contemplo un t¨²nel excavado por prisioneros y, a su lado, dos chicas que admiran unas sorprendentes formaciones rocosas que surgen del mar. Tambi¨¦n aqu¨ª oigo la voz de la fot¨®grafa: no te dejes llevar por lo que se ve a primera vista; hay mucho m¨¢s, ?hay humanismo y belleza!
En sus fotos se impone lo humano. Tomoko Yoneda es una gran lectora de Hannah Arendt y su trabajo parece dejarnos este mensaje de la fil¨®sofa: ¡°Una filosof¨ªa de la humanidad se distingue de una filosof¨ªa del hombre por su insistencia en el hecho de que quien habita la tierra no es un hombre que se habla a s¨ª mismo en di¨¢logo solitario, sino los hombres habl¨¢ndose y comunic¨¢ndose entre s¨ª¡±.
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