Vicente Todol¨ª, el hombre que dirigi¨® la Tate Modern y se pas¨® al activismo c¨ªtrico
En la ¨²ltima d¨¦cada, ha pasado de dirigir la Tate Modern de Londres a cultivar una de las mayores colecciones del mundo de estos frutos. De limas a pomelos, con 400 variedades en su huerto valenciano, el suyo es un viaje entre el arte y la bot¨¢nica.
Durante su etapa en la ¨¦lite del arte moderno internacional, en la que lleg¨® a dirigir durante siete a?os la Tate Modern de Londres, Vicente Todol¨ª extra?aba la luz de su pueblo natal de Palmera, una localidad de 500 habitantes en la comarca valenciana de la Safor, donde creci¨® rodeado de campos de c¨ªtricos junto al mar Mediterr¨¢neo. La nostalgia por el paisaje de su memoria le anim¨® a emprender una particular lucha contra el abandono de los campos de cultivo tradicional, en unos tiempos en los que la depredaci¨®n urban¨ªstica del litoral era especialmente voraz. ¡°No tenemos derecho a transformar en un solar el campo que heredamos, es el asesinato de la tierra, se destruye un paisaje, pero tambi¨¦n desaparecen una cultura y un modo de vida¡±, afirma Todol¨ª, de 63 a?os.
La batalla del valenciano se materializa, desde 2012, en una fundaci¨®n y un huerto de c¨ªtricos que, con m¨¢s de 400 variedades, se ha convertido en una de las mayores colecciones del mundo plantada en suelo. Desde Todol¨ª Citrus, junto a su equipo, investiga, rescata y divulga las variedades olvidadas por las imposiciones comerciales.
Vicente Todol¨ª predica en un ¨¢mbito que apela a su propia identidad: ¡°Los c¨ªtricos son mi infancia, mi magdalena de Proust; aqu¨ª fue donde se despertaron mis primeros sentidos, donde comenc¨¦ a apreciar lo que era el mundo. A los tres a?os te soltaban en la calle y te ibas por los campos. Cualquier parte se convert¨ªa en lugar de fantas¨ªa y enso?aci¨®n, te sent¨ªas fuera del tiempo, en libertad¡±.
Ese universo hipersensorial de infinitos matices de aromas, colores, sonidos, luces y brisas es el que Vicente Todol¨ª ha recreado en sus campos de c¨ªtricos. Su finca es un microcosmos que reivindica ¡ªy versiona¡ª la huerta tradicional valenciana, heredera de la tradici¨®n ¨¢rabe, con un notable uso del agua en acequias, albercas y estanques, a medio camino entre el deleite y la productividad. Aunque los protagonistas son los limones, pomelos, cidras, naranjas, limas, kumquats o mandarinas, tambi¨¦n hay lugar para otros frutales y para el cultivo de verduras estacionales como alcachofas o cardos, plantas medicinales y arom¨¢ticas, especies ornamentales de rosales o jazmines, e incluso para las injustamente llamadas malas hierbas que, tras completar su ciclo, se reincorporan a la tierra en forma de materia org¨¢nica. En la partida conocida como el Bartol¨ª, germen de toda la propiedad actual, se cr¨ªan adem¨¢s gallinas de raza chulilla ¡ªaut¨®ctona de la zona¡ª y palomos peteros.
El huerto bot¨¢nico de Todol¨ª se completa con un laboratorio gastron¨®mico, una biblioteca y un incipiente museo etnobot¨¢nico. Se levanta sobre los terrenos que hered¨® de su familia y que ampli¨® mediante sucesivas compras a vecinos. Estas parcelas son parte de una gran ciudad jard¨ªn formada por minifundios que la fundaci¨®n trata de proteger ante el peligro de desaparici¨®n de este paisaje cultural. ¡°Queremos conservar la trama agr¨ªcola entre los n¨²cleos urbanos porque es lo que vertebra y da un car¨¢cter especial a la zona. Si se altera, cambia tambi¨¦n el clima y la calidad de vida¡±, explica.
Con su labor, este comisario de arte reconvertido en hortelano apuesta por ¡°una microproducci¨®n para un micromercado como oportunidad para hacer rentable el cultivo de la tierra¡±. Esta es su f¨®rmula para prevenir que el cemento se extienda por una tierra especialmente f¨¦rtil. La comarca de la Safor es, junto a Catania (Italia), una de las dos mejores zonas del mundo para el cultivo de los c¨ªtricos, en opini¨®n de Todol¨ª, gracias a las condiciones que comparten: ¡°Viento del oeste, cercan¨ªa al mar, alta pluviometr¨ªa, amplitud t¨¦rmica [noches fr¨ªas y d¨ªas c¨¢lidos] y suelos aluviales¡±.
Pese a su intensa implicaci¨®n actual con la citricultura, Vicente Todol¨ª, a cargo de la Tate entre 2003 y 2009 y previamente director art¨ªstico del Instituto Valenciano de Arte Moderno (IVAM) y del Museo de Serralves, en Oporto, no ha abandonado el arte. Ni tampoco ha bajado el ritmo: contin¨²a como director art¨ªstico de la fundaci¨®n Pirelli HangarBicocca de Mil¨¢n, es presidente de la Comisi¨®n Asesora de Artes Pl¨¢sticas de la Fundaci¨®n Bot¨ªn y asesor del centro de arte Bombas Gens en Valencia y de la colecci¨®n Inelcom en Madrid. ¡°El arte paga esto. No quer¨ªa volver a ser director gerente de un museo. Lo fui en la Tate y no me interes¨®. Los n¨²meros me dan dolor de cabeza. Ahora soy director art¨ªstico, soy libre y trabajo en lo que me gusta, hago 100% arte¡±, asegura.
Si intensa es su dedicaci¨®n al mundo del arte, no lo es menos su activismo c¨ªtrico, y en muchas ocasiones se convierten en una sola cosa: ¡°Esta huerta est¨¢ pensada como un museo al aire libre, donde, al igual que en las colecciones de arte, lo primordial es el ritmo y donde ¨²nicamente hay colecci¨®n permanente. No hace falta cambiarla porque cada semana, incluso a lo largo de un mismo d¨ªa, cambia la forma en la que apela a los sentidos¡±.
El empe?o de Todol¨ª es el de un hombre del Renacimiento, al estilo de la poderosa familia florentina de los M¨¦dici, grandes mecenas del arte y primeros coleccionistas de c¨ªtricos. Una de sus posesiones cerca de Florencia, Villa di Castello, era famosa ¡ªcomo lo es hoy la huerta de Todol¨ª¡ª por su extensa colecci¨®n en maceta. La de Todol¨ª, como la de los M¨¦dici, incluye rarezas de formas caprichosas, como la variedad de cidra conocida como mano de Buda (Citrus medica var. sarcodactylis); la naranja amarga corniculata, que recibe su nombre por el cuerno que forma su c¨¢scara, y algunos pomelos del tama?o de una cabeza. Tambi¨¦n atesora m¨¢s de 60 tipos de lim¨®n y otros c¨ªtricos muy apreciados por la industria de la perfumer¨ªa como la bergamota (Citrus ¡Á bergamia) o el naranjo amargo (Citrus aurantium), de donde se obtiene el aceite esencial de ?neroli. Entre los frutos m¨¢s singulares de la huerta se encuentran algunos considerados casi sagrados por determinadas culturas, como el etrog, una variedad de cidra utilizada por el pueblo jud¨ªo durante la festividad del Sucot.
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