?Por qu¨¦ cruzamos los dedos para desear suerte?
Los mitos y rituales alivian la ansiedad. Contienen una sabidur¨ªa inconsciente que no puede ser reemplazada por los principios que gobierna la raz¨®n. En tiempos de adversidad recurrimos a ellos.
La pandemia nos tiene en connivencia con las deidades del Olimpo. Tocar madera o cruzar los dedos para atraer a la diosa Panacea no son peccata minuta. Dichos rituales ¡ªll¨¢meseles supersticiones o pensamiento m¨¢gico, si se prefiere¡ª son el resultado de nuestros instintos y emociones m¨¢s profundas, est¨¢n m¨¢s all¨¢ de la verdad y la falsedad. Nuestras creencias sociales b¨¢sicas, como las del hombre primitivo, se fundan en los mitos. Los mitos, y los rituales con los que se asocian, nos orientan y alivian la ansiedad, precisamente a trav¨¦s de la narraci¨®n de historias; contienen una sabidur¨ªa inconsciente que no puede ser reemplazada por los principios que gobierna la raz¨®n, y por ello son indiferentes a la contradicci¨®n. La supervivencia del mito en la era moderna demuestra que, a pesar de la superioridad de los poderes explicativos de la ciencia ¡ªy a veces a causa de ellos¡ª en tiempos de adversidad, para alinear el yo con nuestro mundo, recurrimos al universo m¨ªtico.
?Qu¨¦ relaci¨®n hay entre mito y ritual? De acuerdo con el antrop¨®logo Claude L¨¦vi-Strauss, el mito pertenece al orden de la representaci¨®n, en tanto que el ritual al de la acci¨®n ¡ªsomos seres pensantes y actuantes¡ª. De modo que el mito estar¨ªa ah¨ª para mostrarnos la ecuaci¨®n de una problem¨¢tica que, en s¨ª misma, debe dejar necesariamente algo abierto, que responda a lo insoluble, y su ¨ªmpetu lo reencontramos en sus equivalencias. El fil¨®sofo Ernst Cassirer caracteriza al universo m¨ªtico como un espacio dram¨¢tico, de acciones, de fuerzas, de poderes en conflicto. Seg¨²n ¨¦l, la percepci¨®n m¨ªtica est¨¢ impregnada de estas cualidades emocionales ¡ªaqu¨ª no podemos hablar de una manzana como materia inanimada o indiferente¡ª. En palabras del psicoanalista Jacques Lacan, esa ser¨ªa la funci¨®n del mito: dar forma y significado a lo imposible a partir de lo imposible. A pesar de que la historia narrada es imposible, Lacan postula que, en cada repetici¨®n, el mito incorpora variaciones diferentes, en las que la variaci¨®n acaba pesando m¨¢s que la repetici¨®n ¡ªcambia continuamente de c¨®digo¡ª.
Los mitos no tienen autor, incluso en el caso de nuestros propios mitos individuales, a pesar de su ¨ªndole personal. La persona no lo construye, como explica L¨¦vi-Strauss, el mito no lo pensamos, sino que ¡°piensa a trav¨¦s de nosotros¡±. M¨¢s bien, son el producto de la historia ¡ªel resultado de historias vividas por otros¡ª, lo que L¨¦vi-Strauss llama la ¡°f¨®rmula can¨®nica de los mitos¡±. Los mitos constituyen una amalgama que trasciende al individuo y que ¡°traza una circunferencia alrededor de una comunidad humana¡±, escribe Northrop Frye en El gran c¨®digo. Una lectura mitol¨®gica y literaria de la Biblia.
Cuando el antrop¨®logo Bronislaw Malinowski visit¨® las islas Trobriand, en Nueva Guinea, observ¨® que los isle?os, en ocasiones, basaban su comportamiento en conocimientos y pr¨¢cticas racionales, mientras que otras veces se cimentaban en la magia o la superstici¨®n. Malinowski precis¨® que rara vez requer¨ªan de rituales m¨¢gicos cuando pescaban en lugares confiables, como la laguna. En tal caso, sus ¨¦xitos y fracasos fueron descritos en t¨¦rminos de habilidades propias. Sin embargo, ante la incertidumbre y peligro de las aguas turbulentas, not¨® un extenso ceremonial m¨¢gico que precedi¨® a la pesca. Dichos rituales, en ausencia de control real, podr¨ªan entenderse como el producto de una ¡°ilusi¨®n de control¡±.
El t¨¦rmino fue acu?ado por Ellen Langer, psic¨®loga de la Universidad de Harvard. El fen¨®meno se manifest¨® en una serie de experimentos pioneros concebidos para su tesis doctoral, en los que observ¨® una mayor probabilidad de que las personas atribuyeran el ¨¦xito personal a la habilidad m¨¢s que a la suerte. Por ejemplo, los participantes en un sorteo reportaron m¨¢s probabilidades de creer que ganar¨ªan si tuvieron la libertad de elegir sus propios n¨²meros del billete de loter¨ªa que si les fueron asignados al azar.
La ¡°ilusi¨®n de control¡± es un espejismo de utilidad personal que previene las consecuencias negativas de percibir la falta de control de eventos importantes ¡ªpodr¨ªa entenderse como un mecanismo de regulaci¨®n de la autoestima¡ª. Langer lo observ¨® sobre todo en situaciones basadas en habilidades que implican familiaridad, competencia y participaci¨®n ¡ªcomo ser¨ªa el caso de los rituales de los estudiantes antes de realizar un examen o los que anteceden a una contienda atl¨¦tica¡ª, y propuso que pueden llegar a ser comportamientos adaptativos. Seg¨²n ella, de esa manera, cuando enfrentamos una secuencia aleatoria de ¨¦xitos y fracasos, tendemos a vernos como responsables de los ¨¦xitos y atribuimos los fracasos a otras causas, como el azar.
El mito, como fuente de lo imaginario o lo fant¨¢stico, realza la universalidad del inconsciente po¨¦tico. El psicoanalista Donald Winnicott comenta acerca del v¨ªnculo de desarrollo entre los rituales del juego de los ni?os que se entretienen juntos, y lo que design¨® como la ¡°experiencia cultural¡±. Propone que es precisamente de dicho espacio potencial entre el individuo y su entorno del que emerge la creatividad en las artes, la religi¨®n y la ciencia. Por su parte, tanto Freud como Jung ¡ªpor mucho que difieran entre s¨ª¡ª sostienen que el mito no debe tratar de entenderse literalmente. Ambos psicoanalistas consideran que el tema del mito es la psique, que, vali¨¦ndose del mito y sus rituales, responde a un imperativo interno de adaptarse al cambio y las circunstancias. ¡ªeps
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