Alice Rawsthorn: ¡°No hay ning¨²n arte tan potente como la moda a la hora de protestar¡±
Puede que nadie en el mundo sepa tanto de dise?o ¡ªy sus implicaciones pol¨ªticas, empresariales, culturales y sociales¡ª como ella. De corresponsal en Par¨ªs para ¡®Financial Times¡¯ se convirti¨® en cr¨ªtica de esta disciplina en ¡®The New York Times¡¯ porque estaba convencida de que el dise?o lo explica todo. Primera directora del Design Museum de Londres, acaba de traducirse al espa?ol uno de sus libros: ¡®El dise?o como actitud¡¯
Tras estudiar historia en Cambridge, Alice Rawsthorn (Manchester, 62 a?os) trabaj¨® para Financial Times como corresponsal en Par¨ªs durante 15 a?os. All¨ª, rodeada de los Grand Travaux de Mitterrand, del irreverente Philippe Starck, de la sobria Andr¨¦e Putman y del Ministerio de Cultura que gestionaba Jack Lang, decidi¨® que hab¨ªa algo capaz de explicar todos los cambios: el dise?o. Su siguiente trabajo fue una columna semanal sobre ese asunto que todo lo explica para The New York Times. Sus textos sobre dise?o han retratado desde la gran jugada milanesa ¡ªpara posicionarse en sin¨®nimo de dise?o en apenas una d¨¦cada¡ª hasta la desaparici¨®n de los objetos engullidos por el smartphone. Primera directora del Design Museum de Londres, entre 2001 y 2006, ha alzado la voz contra el mal dise?o, que complica nuestra vida y ha batallado por demostrar que el dise?o no es solo un retoque est¨¦tico, sino algo que cuida de nuestro bienestar. La entrevista es por Zoom, frente a la estanter¨ªa de su casa londinense en la que ha aparecido incontables veces durante la pandemia dando conferencias en Australia, Estados Unidos, Francia o Italia.
El dise?o afecta a todos los aspectos de nuestra vida, ?por qu¨¦ se percibe como algo superficial?
Prejuicios. Pensar que el dise?o tiene que ver con la apariencia m¨¢s que con la sustancia es fruto de la producci¨®n en serie e indiscriminada de bienes. Las cucharas, los aviones o las sillas de montar siempre fueron dise?ados. Pero hasta la revoluci¨®n industrial mandaba la intuici¨®n y, excepcionalmente, el arte al hacer una silla.
?Qu¨¦ pas¨® con la industrializaci¨®n?
Que el dise?o se entendi¨® como una herramienta ¨²til para aprovechar la tecnolog¨ªa y producir m¨¢s mercanc¨ªas.
Y nos convertimos en consumidores.
El dise?o como disciplina que se puede estudiar apareci¨® entonces. Y naci¨® para facilitarnos la vida. La parte est¨¦tica es solo una de sus caras. Existe el dise?o feo. Y el bonito pero malo. Que algo entre por los ojos es una manera f¨¢cil de venderlo.
Ha escrito tanto sobre mal dise?o como sobre el bueno.
Para ayudar a erradicarlo. Nos rodea. El mal dise?o es el que nos cambia la vida. Nos afecta porque no podemos desentendernos de ¨¦l. Incluso a alguien sin inter¨¦s por el dise?o le complica la vida. Por eso es fundamental saber exigir, y eso lo da el conocimiento. La mayor¨ªa de las exposiciones se hacen sobre el bueno, que es la excepci¨®n. La gran mayor¨ªa de los dise?os son mediocres y una parte importante directamente malos.
?Qu¨¦ los hace malos?
Ser in¨²til, vago e irresponsable. La pelota de Adidas Jabulani no funcion¨® en el Mundial de F¨²tbol de Sud¨¢frica en 2010 porque era demasiado redonda para moverse en l¨ªnea recta. Tambi¨¦n hay dise?os torpes. Hace dos a?os, Mattel produjo una Barbie con la cara de Frida Kahlo para celebrar a las ¡°mujeres inspiradoras¡±. Tras un juicio fue retirada del mercado por la familia. Los homenajes no pueden ser tan sospechosamente rentables.
?Hay dise?os feos que son buen dise?o?
S¨ª. Las advertencias sobre las enfermedades de las cajetillas de tabaco son desagradables, repulsivas, pero funcionan porque hacen que algunas personas dejen de fumar. Vivimos un momento esperanzador para el dise?o. Las impresoras 3D le ofrecen al dise?ador la libertad de poder producir sus ideas. Se va a poder utilizar el dise?o para mejorar cuestiones sociales, sanitarias, pol¨ªticas o tecnol¨®gicas.
?El dise?o puede mejorarlo todo?
Su papel es ese: es un agente de cambio. Sirve para cambiar.
Comenz¨® escribiendo de pol¨ªtica como corresponsal del Financial Times en Par¨ªs. Y decidi¨® centrarse en el dise?o, ?qu¨¦ pas¨®?
De adolescente me obsesionaban la m¨²sica y la moda, me parec¨ªan un contrapunto a lo que estudiaba en las clases de Historia del Arte de la universidad. Aquello no era academia, era la vida. Alessandro Mendini analizaba en Domus lo que merecer¨ªa estar en los museos y todav¨ªa no lo estaba. Me parec¨ªa que saber de dise?o era adelantarse al tiempo. Su inter¨¦s radica en cuestionar el conocimiento, no en perpetuarlo. Como periodista me tocaba contar las noticias. Estudiando dise?o, pod¨ªa cuestionarlas. Ve¨ªa en Jack Lang como ministro de Cultura una alternativa a la cultura pop de mi adolescencia.
?Fue punk?
Claro. No del punk m¨¢s duro como mi hermano, pero s¨ª. Era una manera de demostrar que no todo era optimista y florido como en el mundo hippy. El punk nos permiti¨® mirar para otro lado. En el Reino Unido siempre hemos tenido mucha relaci¨®n con la cultura underground.
?C¨®mo pas¨® del desgarro punk a escribir una biograf¨ªa de Yves Saint Laurent?
La alta costura me interesa como el punk: como forma de expresi¨®n personal. Eso es la moda. A principios de los noventa, los grandes modistas se estaban convirtiendo en grandes empresas. Vi en esa transformaci¨®n un signo de los tiempos.
?Qu¨¦ reflejaba?
El auge imparable de la industria del lujo. Y la conversi¨®n de esa industria en la identidad de Par¨ªs. Jam¨¢s pens¨¦ dedicar a?os a hacer una biograf¨ªa, ?el periodismo es lo contrario!, pero me fascin¨® que Saint Laurent pudiera ser revolucionario ¡ªel esmoquin femenino o el traje de chaqueta con pantal¨®n¡ª con ropa tremendamente cl¨¢sica.
?Lo conoci¨® bien?
Bastante. Estil¨ªstica y t¨¦cnicamente era perfecto. Personalmente era libre: fue una de las primeras figuras p¨²blicas en declararse abiertamente gay. Era conservador con respecto al arte, sin embargo, fue coleccionista de los dise?os de Eileen Gray.
?Todav¨ªa le interesa la moda?
S¨ª.
?C¨®mo convive ese inter¨¦s con sus cr¨ªticas al consumismo exacerbado?
Evidentemente, mi actitud ha cambiado con los a?os. Al igual que mi manera de consumir y mi conocimiento sobre las cosas. Estar¨ªa muerta si no cambiara, justamente por eso adoro la moda y el dise?o, que son siempre un reflejo de nuestro tiempo. La moda no es solo la industria de la moda. Ni su consumo. Es la forma de expresi¨®n m¨¢s potente que tenemos al alcance, al margen del dinero que haya detr¨¢s de ella. No hay ning¨²n arte tan potente como la moda a la hora de protestar.
?El mejor dise?o no es lo contrario a lo que pasa de moda?
Tienen mucho que ver. La mejor moda se adelanta a su tiempo. No se estanca. Est¨¢ continuamente analizando lo que ocurre y lo que va a pasar.
?Un dise?o es cl¨¢sico porque no cambia o porque consigue cambiar algo?
El mejor es el que cambia y deja para siempre ese cambio.
?La moda y el dise?o ayudan a construir identidades o las limitan?
Ayudan. En la moda y en el dise?o puede ser tan creativo quien crea la pieza como quien decide c¨®mo utilizarla, vestirla o con qu¨¦ combinarla. Claro que hay gente que no lo hace. Tienen las herramientas para ser creativos y no se plantean serlo.
?La moda distingue o uniformiza?
Te permite elegir. Yo he hecho de todo, desde reciclar ropa hasta vestir de Marni para asociarme con el estatus que eso representaba.
?El dise?o que m¨¢s afecta a nuestras vidas hoy es algo que no vemos, como las aplicaciones para ligar?
No creo que la invisibilidad sea tanto un asunto de la era digital como de la industrial. Piense en un interruptor para encender y apagar la luz: lo peque?o que es y el efecto que produce. La industria ha perpetuado el cambio a tal velocidad que, en general, nos hemos espabilado mucho a la hora de cambiar de mentalidad. Aceptamos el cambio.
Casi todo lo que necesitamos est¨¢ en un tel¨¦fono inteligente.
Eso nos hace m¨®viles pero no libres: nunca hemos estado tan controlados. Tampoco nunca hemos sido tan cr¨ªticos. Ahora sabemos analizar mejor el efecto de nuestras decisiones. Y eso hace rectificar a las grandes empresas. En Facebook se dieron cuenta de que a la gente le molestaba encasillarse en un g¨¦nero y hoy ofrecen hasta 37 posibilidades de identidad.
?Existen tantas?
Cada vez vamos a ver m¨¢s variedad tras d¨¦cadas de homogeneidad.
?La tecnolog¨ªa digital nos hace consumir menos objetos o nos pone en la mano la tarjeta de cr¨¦dito?
Hay un consumo aparentemente menos material. Pero tiene huella de carbono.
?Internet contamina?
Los dise?adores italianos FormaFantasma hicieron un mapa de los desperdicios en las webs. Hay muy poca informaci¨®n sobre la huella de carbono y cuando aparezca nos vamos a topar con ella como ahora nos sucede con el pl¨¢stico en los oc¨¦anos. Cuando uno env¨ªa un correo electr¨®nico o mira un v¨ªdeo en internet, est¨¢ dejando huella de carbono.
?La obsolescencia programada es reciente o naci¨® con la revoluci¨®n industrial?
No hay ning¨²n fabricante interesado en que su producto dure eternamente. Exist¨ªa la tecnolog¨ªa para hacer bombillas que duraran casi m¨¢s que una vida y nadie quiso producirlas. Hoy existen productos tecnol¨®gicos que buscan ser m¨¢s justos, como el Fairphone.
?Tiene uno?
No. Aunque estoy tentada. ?Usted?
Tampoco. Cuesta confiar a una marca que no conoces lo que necesitas para tu trabajo.
Ese es el asunto. Es un c¨ªrculo vicioso. Las marcas peque?as tienen dificultad para informar y la falta de informaci¨®n genera desconfianza.
Barthes escribi¨® que la naturaleza de un objeto tiene que ver con la manera en que se convierte en basura.
Fue uno de los primeros en escribir cr¨ªticamente sobre dise?o. Y f¨ªjese la importancia que tiene hoy el reciclaje.
Durante el siglo XX, en China se reciclaba el 99% de lo que se produc¨ªa.
La revoluci¨®n cultural acab¨® con eso para llegar a un supuesto progreso. Hoy los j¨®venes vuelven a ver el progreso en el reciclaje. Las pen¨²ltimas generaciones hemos sido nefastas para el planeta. Los j¨®venes quieren otra cosa, empujan el mundo con osad¨ªa y miran donde no hemos sido capaces de hacerlo.
?El mundo smart es otra moda para vender aplicaciones que no necesitamos?
Las generaciones crecidas en la era digital s¨ª usan las aplicaciones. La cuesti¨®n es la de siempre: ?merece la pena el esfuerzo? ?El precio que cuestan? La historia est¨¢ llena de dise?os audaces que parec¨ªa que iban a cambiar el mundo y acabaron descartados.
?Por ejemplo?
El coche Dymaxion, de Buckminster Fuller, iba a ser el m¨¢s seguro y r¨¢pido. Tras tres prototipos qued¨® claro que no hab¨ªa llegado el momento para que el coche volara. El mayor riesgo que asocio al mundo smart es el de la seguridad personal, la vigilancia indiscriminada a la que estamos sometidos. Eso en lugares con reg¨ªmenes poco democr¨¢ticos se traduce en represi¨®n y control.
Tambi¨¦n en inequidad.
S¨ª. Es m¨¢s f¨¢cil identificar con precisi¨®n a un hombre blanco que a una mujer y m¨¢s f¨¢cil a una mujer que a un hombre negro. Eso tiene como consecuencia arrestos injustos. Por eso es fundamental que nos planteemos qu¨¦ aportan y qu¨¦ nos quitan las innovaciones. Durante la pandemia hemos visto el dise?o en manos de redes de voluntarios organiz¨¢ndose para repartir comida y ayudar a personas vulnerables. Todo eso es dise?o.
?Un grupo de voluntarios? ?Eso tambi¨¦n es dise?o?
En el Reino Unido hubo campa?as antivacunas entre la poblaci¨®n musulmana. El dise?o ayud¨® con una respuesta social: m¨¦dicos j¨®venes que hablaban ¨¢rabe organizaron sesiones informativas. El dise?o es siempre la puerta del cambio. Abre la puerta, y cuando el cambio funciona, se queda.
Amazon es due?a del 70% de la nube que contiene la informaci¨®n del mundo digital. Tambi¨¦n fue el gran tendero de la pandemia.
?Cu¨¢nto control va a tener Amazon en nuestra vida? Es una cuesti¨®n legal y pol¨ªtica. Vivimos una ¨¦poca de compa?¨ªas que emergen r¨¢pidamente y se expanden de forma muy agresiva antes de que existan las herramientas legales para regular las novedades que introducen.
Su curiosidad es amplia, ha sido jurado del Premio Turner. ?Los artistas adelantan el futuro?
Mi madre era profesora de pl¨¢stica. Yo estudi¨¦ Historia del Arte y soy patrona de varias galer¨ªas. El arte ocupa un papel fundamental en mi vida. Creo que el arte cura. Salva a la gente de muchos problemas. Los artistas saben navegar entre las dificultades. Y anticipan las implicaciones de los cambios antes que nosotros. Observan el mundo desde puntos de vista desprejuiciados y por eso pueden establecer conexiones que se nos escapan.
?C¨®mo se desarrolla la opini¨®n propia en un mundo de tendencias y modas?
Mis padres siempre me mandaban callar. Es cierto que hablaba demasiado. Pero tambi¨¦n, en esa ¨¦poca, que una jovencita hablara mucho resultaba inapropiado. Aprend¨ª a callar. Luego, quise pasar al periodismo especializado para desarrollar una opini¨®n propia. Era una disciplina mal explicada y por eso mal entendida.
Las primeras deportivas espec¨ªficamente para mujeres, que produjo Reebok en 1982, ten¨ªan nombres como Princess o Lady Jane.
Y los modelos masculinos se llamaban Revenge o Warrior. Ahora hay mucha investigaci¨®n sobre g¨¦nero y dise?o. La prensa no est¨¢ libre de culpa, los grandes arquitectos van siempre a cambiar el mundo. Y si se escribe sobre alguna arquitecta, se la llama ¡°diva del dise?o¡±¡
?Qu¨¦ hacer para evitar prejuicios?
Educar e informar. Para mi generaci¨®n el objetivo era conseguir derechos sociales iguales a los de los hombres. Como mujer he tenido oportunidades con las que no hubiera podido so?ar de ni?a. Eso debe continuar. Lo peque?o es fundamental. En el mundo anglosaj¨®n se consigui¨® mucho cuando las mujeres logramos ser identificadas por Ms, que no indica si est¨¢s o no casada. Mientras que Mrs o Miss, lo hacen. Y Mr nunca lo hizo. Mister viene de Master, el due?o y se?or del lugar. Cuando yo era joven, tachaba la elecci¨®n Mrs o Miss y pon¨ªa Ms. Era una palabra, pero tambi¨¦n un acto pol¨ªtico. Ahora, cuando una nueva generaci¨®n se ha rebelado contra las interpretaciones binarias del g¨¦nero, Ms ha quedado como insuficiente. Cada generaci¨®n necesita nombrar sus anhelos y tratar de construirlos.
?El dise?o del futuro ser¨¢ a la carta?
La tecnolog¨ªa a la carta es una m¨¢quina de precisi¨®n para las necesidades espec¨ªficas m¨¦dicas y ortop¨¦dicas de muchas personas. Adem¨¢s, permite customizar desde coches hasta perfumes. Y si cuidamos tanto lo que los objetos dicen de nosotros, no vamos a utilizarlos poco tiempo. Formar¨¢n parte de la herencia que dejemos.
?Qu¨¦ ha cambiado m¨¢s en su casa con respecto a la casa en la que creci¨®?
Provengo de la clase trabajadora. Mis abuelos paternos fueron los primeros en tener una casa en propiedad: victoriana, muy peque?a. Yo tambi¨¦n vivo en una casa adosada victoriana ¡ªque hoy, claro, se ha convertido en un fetiche¡ª. Me gustar¨ªa pensar que vivo en el mismo esp¨ªritu en el que crec¨ª. Mi padre era ingeniero y mi madre profesora de pl¨¢stica. Ninguno se hubiera descrito en mi infancia como una persona creativa. Pero yo s¨¦ ahora que lo eran: reparaban las cosas, pintaban, cocinaban, cuidaban el jard¨ªn, hac¨ªan punto¡ Ver que alguien puede hacer muchas cosas te hace pensar que si trabajas duro tu vida mejorar¨¢, y que si disfrutas lo que haces, la vida es m¨¢s feliz. Crec¨ª aplaudiendo el progreso, pero siendo muy consciente del esfuerzo que requiere tratar de ser libre y feliz.
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