La gur¨² que recetaba amor y perd¨®n para curar el Sida
Un documental recupera la pol¨¦mica figura de Louise Hay, autora de libros de autoayuda que en los ochenta llev¨® falsa esperanza a una comunidad demonizada
San Francisco, 1987. Decenas de hombres j¨®venes se apelotonan en una habitaci¨®n. Sentados en la postura del loto, extienden sus manos y cierran los ojos. Entre ellos sobresale una figura, una mujer de mediana edad vestida de blanco y con el pelo rubio platino que entona una plegaria: ¡°El amor es la fuerza de curaci¨®n m¨¢s poderosa que hay y el camino hacia el amor es el perd¨®n. Perd¨®nate a ti mismo¡±.
La escena abre Another Hayride, un ?corto documental de Matt Wolf producido por The New York Times y la PBS, la televisi¨®n p¨²blica estadounidense, que recupera la pol¨¦mica figura de Louise Hay, una gur¨² de la autoayuda que muri¨® en 2017 con 90 a?os y multimillonaria gracias a la venta de libros, audios y cursos en internet.
Hay, que hab¨ªa sufrido abusos sexuales de ni?a, empez¨® a interesarse por las filosof¨ªas alternativas a finales de los setenta. Por entonces le diagnosticaron un c¨¢ncer cervical, pero rechaz¨® el tratamiento y se lo cur¨®, dec¨ªa, gracias a ¡°la nutrici¨®n, la reflexolog¨ªa y el perd¨®n¡±. Con todo eso sintetiz¨® un sistema de creencias en un libro titulado Usted puede sanar su vida (1984), del que se vendieron 50 millones de copias y que todav¨ªa circula, tambi¨¦n en espa?ol. Su mensaje encontr¨® un eco especial en una comunidad abandonada y demonizada, la de los enfermos de sida. En 1985 Hay celebr¨® su primer Hayride, su primera reuni¨®n con seis hombres diagnosticados de sida en Los ?ngeles. La idea tuvo ¨¦xito y empez¨® a expandirse, hasta acabar celebr¨¢ndose en un auditorio al que acud¨ªan cada semana m¨¢s de 800 personas y a extenderse por todo Estados Unidos.
Mensaje de autoaceptaci¨®n
En las hayrides se daban charlas y abrazos, se cantaba y se predicaba un mensaje de autoaceptaci¨®n. Reinaba un chamanismo new age bastante aseado, est¨¦ticamente cercano a la actual chaladura milenial por los cuarzos y los cristales que se venden por Instagram. Hay hablaba de ¡°sus chicos¡±. ¡°No dejar¨¦ que os acerqu¨¦is a mis chicos¡±, gritaba a las c¨¢maras de las televisiones que acud¨ªan a grabar reportajes.
Hay que recordar que Ronald Reagan no pronunci¨® la palabra ¡°gay¡± hasta 1985; que su jefe de prensa Pat Buchanan dijo que la enfermedad era ¡°la venganza de la naturaleza sobre los homosexuales¡±, y que en 1988, cuando ya hab¨ªan muerto casi 50.000 personas en el pa¨ªs, el senador republicano Jesse Helms llam¨® a los enfermos de sida ¡°seres humanos pervertidos¡±.
En ese contexto, miles de v¨ªctimas aceptaron como gur¨² a una mujer que esencialmente les estaba diciendo exactamente lo mismo: que la enfermedad era culpa suya, puesto que se la hab¨ªan generado a base de ¡°culpa sexual¡± y ¡°falta de aceptaci¨®n¡±. Eso s¨ª, se lo dec¨ªa con una sonrisa y un abrazo.
Las hayrides fueron perdiendo popularidad a medida que se robusteci¨® el activismo y surgieron grupos de apoyo a los enfermos como Act Up, y Louise Hay redirigi¨® su negocio hacia el empoderamiento y la autocuraci¨®n.
El cineasta Peter Fitzgerald, que en su d¨ªa tuvo a muchos amigos metidos en las hayrides, la despidi¨® as¨ª cuando falleci¨®: ¡°Puedo entender que consol¨® a mucha gente en tiempos oscuros, pero tambi¨¦n s¨¦ que sus pies de barro estaban enfangados por sacar beneficio del sida, ser una amiga desleal y una proveedora de falsa esperanza. ?Namast¨¦, bitch¡±.?¡ª
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.