Miren Arzalluz: ¡°La moda da herramientas para que uno se construya¡±
Ha estudiado a Chanel. Y ha recuperado su nombre: Gabrielle. Tras meses de cierre obligatorio por culpa de la pandemia, acaba de reabrir la gran exposici¨®n sobre la legendaria modista, la primera que ?cocomisar¨ªa en el Museo de la Moda de Par¨ªs, instituci¨®n que dirige desde hace tres a?os. Lleg¨® al Palais Galliera tras trabajar en el Museo Balenciaga de Getaria y despu¨¦s de estudiar historia y pol¨ªtica, y decidir que la moda era todo eso: econom¨ªa, creatividad e identidad.
Miren Arzalluz (Bilbao, 1978) recibe en su despacho: la buhardilla del Palais Galliera, el Museo de la Moda de Par¨ªs, que dirige desde 2018 y que, tras un confinamiento de casi siete meses, ha reabierto sus puertas y su gran exposici¨®n sobre Gabrielle Chanel (hasta el 18 de julio). Directa, decidida y con el tono de voz que se espera de alguien que est¨¢ al mando, Arzalluz lleg¨® a la moda tras estudiar historia y pol¨ªtica. Escribi¨® una biograf¨ªa sobre Balenciaga y fue responsable de colecciones y exposiciones del Museo Balenciaga de Getaria (Gipuzkoa) dedicado al creador vasco. Cosmopolita, y bilba¨ªna, pasa del castellano al ingl¨¦s y al franc¨¦s sin olvidar el euskera. Esa lengua es su madre, son sus hermanos mayores ¡ªAsier Aritz y Usoa¡ª, es su mundo y es su querid¨ªsimo padre, Xabier Arzalluz (presidente del PNV entre 1980 y 2004), que aflora continuamente en las respuestas de esta entrevista.
?Ser hija de su padre se lo ha puesto f¨¢cil o ha tenido que dar m¨¢s explicaciones?
Soy una privilegiada porque lo que he querido hacer lo he hecho y mi familia me ha apoyado. Pero no deber¨ªa costar reconocer los logros de alguien con un apellido conocido. Ahora, con 43 a?os y estando en Par¨ªs, ya no importa. Pero en el camino, tuve la sensaci¨®n de que siempre tendr¨ªa que demostrar que era capaz. Ya es dif¨ªcil ser mujer y hacer valer tu criterio, pero cuando adem¨¢s te ven como ¡°hija de¡±, la cosa se complica. Y a partir de ah¨ª el cuestionamiento pasa a todo: no tengo pareja, no tengo hijos¡ Parece mentira que todav¨ªa tengamos que justificar todo esto.
?Es m¨¢s dif¨ªcil desarrollar ideas propias cuando los padres las tienen muy claras?
No he tenido necesidad de rebelarme contra mis padres porque nunca me han impuesto nada y en lo fundamental hemos estado de acuerdo. No me han dirigido ni en la ideolog¨ªa ni en la vida.
Su padre s¨ª cuestion¨® el pasado de su propio padre ¡ªcarlista y requet¨¦¡ª.
Mi padre entendi¨® el contexto de la vida de mi abuelo. No puede parecerte mal una opci¨®n pol¨ªtica distinta a la tuya. Para ¨¦l, pensar distinto a su padre fue una evoluci¨®n. No lo cuestion¨®, ¨¦l se cuestion¨®.
Es nacionalista y cosmopolita.
Soy dem¨®crata. Querr¨ªa que el Pa¨ªs Vasco estuviera en Europa como naci¨®n independiente. El problema es la integraci¨®n en Espa?a.
?Qu¨¦ problema irresoluble hay?
El tren de la integraci¨®n se perdi¨® con la Rep¨²blica. Y no tiene vuelta atr¨¢s.
Empez¨® estudiando pol¨ªtica y hoy se dedica a la moda. ?Cu¨¢ndo tuvo la sensaci¨®n de que hab¨ªa desarrollado ideas propias?
Estudi¨¦ historia como una forma muy jesu¨ªtica ¡ªvamos a decir¡ª de abordar las humanidades. Era buena estudiante y todo el mundo daba por hecho que har¨ªa ciencias. Ese prejuicio, la preocupaci¨®n por las ¡°salidas¡±, no lo tuvo mi familia. Por eso digo que me sent¨ª apoyada.
?C¨®mo pas¨® de la historia a la moda?
Tuve una beca del British Council para trabajar en un think tank de la tercera v¨ªa europe¨ªsta de Tony Blair. En Londres supe que se pod¨ªa estudiar historia de la moda. Soy angl¨®fila. Bueno¡, utilizo ese t¨¦rmino para hablar tambi¨¦n de Escocia. Pas¨¦ un a?o de Erasmus en Edimburgo.
El caso es que encontr¨® su mundo en la moda.
Fue una evoluci¨®n. He sido militante [del PNV]. Estoy afiliada al partido. Asum¨ª un compromiso en a?os muy duros. Por eso cuando estudi¨¦ pol¨ªtica comparada prest¨¦ atenci¨®n a nacionalismos, autodeterminaci¨®n y resoluci¨®n de conflictos. Sent¨ªa la responsabilidad de aportar algo para que encontr¨¢ramos soluciones porque viv¨ªamos un momento dram¨¢tico y me parec¨ªa dif¨ªcil pensar en algo m¨¢s all¨¢ de intentar solucionar el problema que ten¨ªamos. Luego lleg¨® el desencanto.
?Por qu¨¦?
Entend¨ª que, aunque tengas ganas de aportar, existe un sistema que est¨¢ por encima de las iniciativas.
A su padre lo juzgaron de tibio porque pact¨® con Aznar y, a la vez, exculp¨® a presos de ETA.
No soy nada objetiva hablando de ¨¦l, y ahora que no est¨¢, menos. Pero era todo menos tibio. Apost¨® por la concordia. Hablaba claro, otra cosa es que no quisieran entenderle. Vivimos en un mundo que solo admite o conmigo o contra m¨ª, y las cosas no son as¨ª.
?Defendi¨® la existencia de ETA?
No era defensa, era contextualizaci¨®n. Hay que recordar que ETA lo amenaz¨® en el a?o 1977. El PNV asumi¨® una responsabilidad en los a?os clave de la Transici¨®n. Se comprometi¨®. ?Justificaba a ETA? No. Otra cosa es que las cosas no sean blancas ni negras.
?No hay ocasiones en las que uno solo puede estar a favor o en contra?
Cuando hablamos de otros procesos de paz, como el irland¨¦s, todo el mundo es comprensivo. Hasta que te tocan lo tuyo. Hay demasiada utilizaci¨®n pol¨ªtica de los conflictos. Es lamentable c¨®mo se ha utilizado el dolor de las v¨ªctimas del conflicto vasco con fines pol¨ªticos.
?Un refer¨¦ndum contribuir¨ªa a la paz?
Claro. En Escocia lo hubo y lo perdieron los separatistas. Pero la gente opin¨®. Todo es leg¨ªtimo si se defiende democr¨¢ticamente.
Volvamos a la historia de la moda.
La pol¨ªtica tiene mucho que ver con la lectura que hago de la moda. Claro que es expresi¨®n art¨ªstica, pero el debate de si es arte o no me aburre mucho. Me molesta que estemos obsesionados con considerar la moda arte como si esa fuera la ¨²nica justificaci¨®n para mostrarla en un museo. Lo que me atrajo fue entender cu¨¢nto puedes entender a trav¨¦s de ella.
?Por ejemplo?
La identidad: la moda da herramientas para que uno se construya. Permite exponerse, esconderse, reivindicar, formar parte de algo m¨¢s grande que t¨², singularizarse.
?Antes solo permit¨ªa distinguir entre ricos y pobres?
Hab¨ªa mayor complejidad. Piensa en la moda masculina. Hist¨®ricamente hemos considerado que no era tan interesante t¨¦cnica o art¨ªsticamente como la femenina. Pero esa supuesta renuncia se est¨¢ revisando.
Justo lo contrario de lo que ocurre en otros ¨¢mbitos de la creaci¨®n.
S¨ª, en la moda se estudia ahora lo masculino silenciado. Se uniformiz¨® tras la industrializaci¨®n eligiendo como modelo el traje sport de la clase dirigente brit¨¢nica. Como dir¨ªa mi padre, hemos echado sal gorda sobre muchas cuestiones y eso acaba simplificando. Moda es una palabra muy grande. Es Zara y es Balenciaga.
?Empresas como Zara viven de versionar la moda?
Siempre ha existido esa cadena. La alta costura de principios del siglo XX, y hasta los a?os sesenta, ten¨ªa un gran mercado en Norteam¨¦rica. Los grandes almacenes la compraban en Par¨ªs para luego reproducirla a distintos niveles de precio. Eso no es nuevo.
Ha dedicado buena parte de su vida a estudiar a Balenciaga. Y su primera exposici¨®n en Galliera la ha dedicado a Chanel. ?Por qu¨¦?
Estaba programada y siempre me hab¨ªan parecido opuestos: ¨¦l era el rigor, la t¨¦cnica y un creador de tan discreto misterioso. Ella encarn¨® su propio estilo y fue su propia marca. Pero hemos descubierto cu¨¢nto ten¨ªan en com¨²n, sobre todo la t¨¦cnica: el control de la manga permiti¨® que las mujeres pudieran moverse libremente y esa comodidad simboliz¨® su libertad.
?La manga?
Y el hombro. Levantas el brazo y la chaqueta no se mueve. Es como llevar un c¨¢rdigan y viste como un tailleur. Convertir las prendas en la piel de quien las viste requiere estudio, precisi¨®n y t¨¦cnica. Y ambos la dominaban.
?Por eso eran amigos?
Se conocieron en San Sebasti¨¢n. Era la edad de oro de la c?te basque [la costa vasca a la que Miren Arzalluz ha dedicado su tesis doctoral]. Durante la Primera Guerra Mundial ella, que hab¨ªa tenido una boutique en Par¨ªs, vio una oportunidad porque no se vend¨ªa en ciudades, sino en balnearios, y abri¨® su primera casa de alta costura en Biarritz. Las clientas espa?olas eran fundamentales en su negocio, por eso presentaba las colecciones en San Sebasti¨¢n, donde estaba la reina Victoria Eugenia y toda su corte.
Que buena parte de lo que nos ponemos est¨¦ fabricado en Asia y posiblemente en circunstancias poco justas, ?qu¨¦ significa para la moda?
La rapidez. Y la locura. El consumismo feroz no es bueno ni para la creatividad, ni para el planeta, ni para el propio consumidor.
?Esta crisis no deb¨ªa servir para cuestionarlo?
Todos hemos tenido esa esperanza. La responsabilidad sobre el deterioro del planeta la tenemos que asumir todos. Lo contrario es el camino al fin del mundo. Pero¡ temo que cuando acabe la pandemia regrese el consumismo feroz.
?La moda asequible puede existir sin explotaci¨®n laboral?
Lo que no podemos seguir pensando es que se puede pagar cinco euros por una camiseta. Es inviable. A todos nos interesa que duren m¨¢s las prendas. La din¨¢mica de consumo de comprar un vestido para salir el s¨¢bado porque lo que tienes en el armario te aburre es demencial.
?Ha cambiado su forma de vestir, o de consumir, desde que se dedica a la moda?
Maduras. No priorizas lo mismo con 25 a?os que con 43. La evoluci¨®n personal se refleja en c¨®mo vistes.
Ha dejado de te?irse el pelo casi albino.
Cuando llevas ese pelo, no necesitas nada m¨¢s. Pero estaba harta de tener el pelo roto. Requer¨ªa mucho cuidado y¡, no s¨¦, ahora no me parece tan importante. Desde que falleci¨® mi padre no me apetece tanto.
Su padre fue jesuita. ?Usted es religiosa?
Hemos sido cultural, no socialmente cat¨®licos.
?Qu¨¦ quiere decir?
Fui a una ikastola que era del obispado. Es una forma muy vasca de vivir la religi¨®n que tiene que ver con el compromiso social y el amor¡ Esa es la religi¨®n que yo he vivido y que vive la gente de mi entorno cercana a la Iglesia. Mi padre no nos transmiti¨® un especial fervor cat¨®lico ni mucho menos.
?La covid nos va a cambiar la forma de vestir?
Hace m¨¢s de un a?o que apenas nos vestimos. Yo suelo llevar collares y ahora con la m¨¢scara¡
Lleva los labios muy rojos.
Como no me pinte, me parece que me estoy abandonando¡ Me veo en el espejo sin los labios pintados y me parece que estoy en pijama.
?Gana m¨¢s dinero en Par¨ªs que en Espa?a?
Menos porque la vida cuesta mucho m¨¢s. Aqu¨ª te pagan con prestigio.
?Por qu¨¦ decidi¨® presentarse al puesto?
Es un sue?o profesional. Aqu¨ª me encargo de una colecci¨®n que puede ser la mejor del mundo.
Antes hab¨ªa trabajado en el Museo Balenciaga, donde denunci¨® un problema de cuentas. Ponerse en contra del alcalde acusado de malversaci¨®n de fondos, que adem¨¢s era del PNV, fue una decisi¨®n valiente.
Tampoco es as¨ª. No he hablado p¨²blicamente de esta cuesti¨®n en todos estos a?os y no quiero hacerlo.
Denunci¨®. Es un hecho.
Pero no como ha salido en prensa. Es complejo. Fui utilizada pol¨ªticamente. Y ah¨ª no quiero entrar. He acudido cuando me han llamado a juicio y se ha requerido mi testimonio en los procesos. He dicho lo que ten¨ªa que decir all¨ª, que es donde hay que hablar, y no en los medios de comunicaci¨®n.
?Necesit¨® irse despu¨¦s?
Me fui porque quise, dos a?os despu¨¦s de abrir, para hacer comisariado e investigaci¨®n por mi cuenta.
?Ha averiguado cu¨¢ndo pasar¨¢ de moda el negro?
Nunca.
Estaba asociado al luto.
Pero Chanel cambi¨® la percepci¨®n del negro en los a?os veinte. Se pas¨® de identificarlo con lo institucional y lo eclesi¨¢stico a asociarlo al chic. El negro tan intenso de la corte de los Habsburgo era la materializaci¨®n del lujo absoluto: el color m¨¢s caro porque el tinte palo campeche era uno de los m¨¢s dif¨ªciles de conseguir.
?Hoy es el color de los miedosos?
No, pero ha pasado a ser casi un manifiesto intelectual. Las mujeres que se vest¨ªan de Yamamoto en los noventa enviaban un mensaje: ¡°Tenemos una mente y un cuerpo propios¡±.
?Se vestir¨ªa de Yamamoto?
Nunca he necesitado hacer una statement [declaraci¨®n de intenciones]. Pero me gusta mucho el estilo de la gente.
?Cu¨¢l es el suyo?
La comodidad. Me gusta sentir la ropa.
?Sentir la ropa?
Llevo mucha de mi padre: camisas, chaquetas¡ Me gusta que lo que me pongo tenga una emoci¨®n. Y una memoria.
Su padre muri¨® meses despu¨¦s de que llegara a ?Par¨ªs.
Ten¨ªa 86 a?os y fue r¨¢pido. Si piensas que inevitablemente tienes que perder a tu padre alg¨²n d¨ªa, no fue el proceso m¨¢s duro del mundo. No hubo agon¨ªa. Pero es tu padre.
Y se pone su ropa.
Me pongo su ropa.
?Qu¨¦ ha sacrificado por estar aqu¨ª?
Todo mi soporte emocional: mi casa, mi familia, mis amigos.
Da sin embargo una imagen de mujer fuerte y cosmopolita, como si hubiera necesitado irse.
Es que es compatible. Mi padre vivi¨® en Alemania muchos a?os. Vivir fuera te da perspectiva de todo. No me gusta nada la autocomplacencia y ese discurso de: ¡°Como aqu¨ª no se vive en ning¨²n sitio, como aqu¨ª no se come en ning¨²n sitio¡¡±. Hay muchas cosas que tendr¨ªamos que mejorar. No vivimos en un para¨ªso, pero es cierto que, cuanto mayor me hago, m¨¢s aprecio lo nuestro, y pienso: ¡°Hombre, no es as¨ª del todo, pero un poquito, s¨ª¡±. Viajas y compruebas que no se est¨¢ mal en casa. Digo casa por no decir Espa?a porque no la siento m¨ªa.
Es curioso que no le importe vivir en Londres o en Par¨ªs y s¨ª en Madrid.
Puede ser un prejuicio. Pero es lo que siento. Lo de la identidad es un asunto m¨¢s de respeto que de afinidades. En Londres me siento en casa.
?Y en Madrid no?
En absoluto. Cuando vas te lo pasas bomba porque la oferta cultural es brutal, pero puede resultar m¨¢s hostil de lo que parece.
?Por qu¨¦ no se entienden los nacionalismos y al Athletic le aplauden que tenga todos los jugadores vascos?
Es un tema de resistencia ante la p¨¦rdida de identidad.
Justamente. ?Qu¨¦ hacer para facilitar la convivencia de identidades?
No soy muy objetiva, pero como m¨ªnimo no ser hostil.
?Est¨¢ sola porque quiere estarlo?
Bueno, nunca sabes si es porque no te ha salido bien o porque no est¨¢s dispuesta a pasar por determinados aros. Una no quiere estar sola, quiere estar bien. Yo aprecio mi espacio, pero eso no quiere decir que no haya momentos en los que me gustar¨ªa tener a alguien con quien compartir el camino. Ojal¨¢.
?Siente que le perjudica tener una trayectoria de persona fuerte?
Quiero pensar que no. Mi madre es una mujer con una fuerza extraordinaria ¡ªme va a matar si hablo de ella¡ª. Y yo creo que eso a mi padre lo atrajo mucho. Tengo m¨¢s esperanza en los hombres del mundo que eso.
Fe de errores: En una primera edici¨®n, pon¨ªa que Miren Arzalluz dirigi¨® el Museo de Getaria cuando en realidad fue responsable de colecciones y exposiciones y comisaria de dicho museo.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.