Alex, camerun¨¦s, fue violado por su t¨ªo a los 13 a?os. Se fue de casa y se puso a trabajar.Gorka Postigo
Refugiados LGTBIQ, recuperando la dignidad lejos de casa
En sus lugares de origen les vejaron por su identidad de g¨¦nero o por ser homosexuales. En 69 pa¨ªses se castiga y en 6 hay pena de muerte. Son refugiados LGTBIQ que ha acogido la ONG Rescate en Espa?a. Lejos de casa, han reencontrado su dignidad. Y el fot¨®grafo Gorka Postigo los ha retratado.
Henrik, salvadore?o de 35 a?os, esper¨® a cumplir los 27 antes de anunciarle a su familia que era un hombre trans. ¡°Mi familia es cat¨®lica, conservadora, y no sab¨ªa si me iban a aceptar. Primero quer¨ªa tener mi independencia econ¨®mica para sustentarme si me rechazaban, pero tambi¨¦n esper¨¦ a tener fuerza de lo que me iba a doler que eso me ocurriera¡±, explica hoy. Su madre no tuvo problemas, pero s¨ª se los imagin¨®. ¡°Me dijo: ¡®Te quiero, pero me dan miedo las consecuencias¡±. Ten¨ªa raz¨®n. Las pandillas que rigen ciertas comunidades de El Salvador le acosaron y extorsionaron hasta que, en 2019, tuvo que irse. ¡°Es muy fuerte porque¡ hubo parte de la sociedad que s¨ª me acept¨®. Mi familia, en el trabajo me quer¨ªan como yo era¡±, lamenta Henrik hoy, con la voz temblorosa, sentado en una oficina madrile?a. ¡°Pero vienen estos delincuentes que han arraigado en los prejuicios, que nos tienen como abominaciones, que es como nos llaman, abominaciones, y es algo bien fuerte. Tener que alejarse de la familia por ese tipo de cosas¡±.
Henrik es un caso arquet¨ªpico del tipo de refugiado que m¨¢s ha crecido en Espa?a en los ¨²ltimos a?os: el refugiado LGTBIQ (siglas de lesbianas, gais, bisexuales, transexuales, intersexuales y queer). ¡°Es un doble trauma: el que supone la huida de tu pa¨ªs, que une a todos los refugiados, m¨¢s el sufrimiento de su persecuci¨®n por la identidad u orientaci¨®n sexual. Se juntan varias formas de xenofobia y racismo. Su carga es m¨¢s grande¡±, explica Cristina Bermejo, directora de la ONG Rescate, que lleva operando en Espa?a desde 1960 y que es de las pocas en atender expresamente las necesidades de los refugiados ?LGTBIQ. En un mundo donde pertenecer a ese colectivo es un crimen en 69 pa¨ªses de la ONU, castigado con la muerte en 6; donde 14 naciones persiguen abiertamente a las personas trans y 42 Estados restringen la libertad LGTBIQ, el colectivo est¨¢ alarmantemente desprotegido. ¡°La Convenci¨®n de Ginebra dicta que se puede pedir asilo por pertenencia a un grupo social determinado. ?Se hizo en 1951, no menciona espec¨ªficamente a las personas LGTBIQ! Hay pa¨ªses que han modificado sus leyes para incluirlos, pero no muchos¡±.
Henrik (El Salvador, 35 a?os) y Tania (El Salvador, 24 a?os). Lo ¨²nico que hizo esta pareja fue salir a tomar una copa. ¡°Llegaron al bar unos chicos¡±, recuerda ¨¦l. Pandilleros, el cuarto poder en El Salvador. Empezaron a meterse con ella, cis heterosexual. Vieron que ¨¦l era trans. ¡°Ah¨ª empezaron a agarrarla con nosotros¡±, dice ella. La acosaban en el supermercado. Les ped¨ªan dinero, 200 euros semanales, por dejarles vivir. ¡°Un amigo les hab¨ªa ignorado. Apareci¨® en su casa, en un ba?o de sangre, una bolsa amarrada a la cabeza y los genitales en la boca¡±, recuerda ¨¦l. Huyeron. ¡°Aqu¨ª soy libre, pero vine con la pena de que all¨ª s¨ª me aceptaban. Mi mam¨¢ me aceptaba. Mi peor pesadilla era irme y no volver a verla jam¨¢s. En octubre me llamaron: acababa de morir¡±.Gorka Postigo
Espa?a s¨ª lo hizo, en 2001. Desde entonces, da amparo a incontables vidas que no pod¨ªan continuar en sus pa¨ªses. En el ¨²ltimo a?o y medio, Rescate ha ayudado a traer e insertar a un joven ugand¨¦s cuya bisexualidad le cost¨® no ya el proyecto pol¨ªtico que estaba desarrollando, sino sus propias ra¨ªces africanas. O a varias mujeres transexuales de Am¨¦rica Latina, que se vieron obligadas a prostituirse por falta de alternativas laborales, lo que les aboc¨® a convivir con las pandas en sus pa¨ªses y a una vida de violencia (y que de hecho viven en Espa?a con las cicatrices f¨ªsicas de armas de fuego o quemaduras en la piel). O a una persona no binaria de Casablanca (Marruecos) que se jugaba la vida cada vez que pon¨ªa un pie en la calle por su forma de andar y de expresarse. Incontables historias con el poder de recordar la importancia de amparar y proteger, pero no solo. Tambi¨¦n pueden servirles a personas en situaciones similares para encontrar un camino de salida.
¡°No puedo cambiar mi historia, pero s¨ª quiero contarla¡±, anuncia Alex, camerun¨¦s de 20 a?os que sufri¨® todo tipo de abusos, dentro y fuera de casa, al confesar su homosexualidad ante su t¨ªa, la mujer encargada de criarlo. ¡°Perd¨ª su confianza, y la m¨ªa en m¨ª mismo. Si mi propia t¨ªa, la persona m¨¢s cercana a m¨ª, puede hacerme esto: pegarme, cortarme con navajas y ponerme pimienta en la sangre para limpiar mi homosexualidad¡ Pero a lo mejor, si esto lo ve otra persona, puede reaccionar como yo he reaccionado. Que no es quitarse la vida, cosa que yo mismo he intentado varias veces. Hay un camino. Lo que m¨¢s me interesa es eso, ayudar¡±.
Alex (Camer¨²n, 20 a?os). Los padres de esta persona no binaria murieron pronto y ¨¦l fue a vivir con su querida t¨ªa. Un d¨ªa, ella le pregunt¨® por las chicas; ¨¦l contest¨® que mejor los chicos: ¡°Me sac¨® de la escuela y me puso a vender zumo en la calle. Todo cambi¨®¡±, recuerda. Se fue de casa, a trabajar a un restaurante. All¨ª conoci¨® a un chico, que se ofreci¨® a protegerle y compartir gastos para huir juntos a Europa. Estaban en Argelia cuando discutieron. ¡°Mi madre se me apareci¨® en sue?os. Me dijo que me quedase, que el mar estaba peligroso. Se lo dije a mi chico. Se fue sin m¨ª. Tras dos semanas sin noticias, me enter¨¦ de que hab¨ªa muerto en el viaje¡±.Gorka PostigoLali (Colombia, 26 a?os). La adolescencia en Villavicencio, al sudeste de Bogot¨¢, le trajo consecuencias inmediatas a esta joven: ¡°Ya de por s¨ª, por ser mujer ya eres objeto de deseo. Cuando eres una mujer abiertamente lesbiana, es como si les pusieses un dulce. Te vuelves como un reto y empiezan los acosos¡ No me sent¨ªa segura en mi entorno. No tengo algo mal, no necesito un hombre que me arregle. Que me haga mujer. Todo esto me desencaden¨® rechazo propio y me aisl¨¦. Ten¨ªa novia, a distancia, y empec¨¦ a alejarla hasta que me dej¨® ella a m¨ª. No quer¨ªa tener contacto con nadie. En alg¨²n momento me dijeron: ¡®No sales de casa, de tu habitaci¨®n, tienes que hacer algo¡¯. Entonces el universo se aline¨® y vine a Espa?a¡±.Gorka PostigoDaniel (Uganda, 28 a?os). ¡°Algunas tradiciones africanas dicen que la homosexualidad es una maldici¨®n que viene de un demonio y que se lava con sangre. Aprend¨ª ya de peque?o que ser bisexual en Uganda era vivir en la clandestinidad. Tu familia, tu comunidad, tu gobierno te iban a rechazar. Tampoco pod¨ªas confiar tus secretos a gente cercana: de joven fui a una fiesta y llamaron a la polic¨ªa. Un poco mayor, entr¨¦ en pol¨ªtica. Empezaron los avisos, algunos incluso desde mi familia, de que me iba a pasar algo. Efectivamente, me atacaron. Para limpiarme la sangre. Hui a Nairobi, pero las comunidades est¨¢n muy bien conectadas. Era cuesti¨®n de tiempo que me encontraran. Hab¨ªa le¨ªdo que en Europa hab¨ªa derechos para homosexuales. Es muy dif¨ªcil ser homosexual en Uganda¡±.Gorka PostigoFrancesca (El Salvador, 30 a?os). Conoce bien los problemas de ser mujer y trans en El Salvador. La prostituci¨®n como ¨²nica salida: ¡°En casa no me aceptaban. En la universidad me exclu¨ªan. En las entrevistas quer¨ªan que me cortase el pelo, ser hombre, no ser yo¡±. Las agresiones: ¡°Un d¨ªa iba con mi pareja a un evento cultural y unos chavales nos lanzaron telas en llamas. Nos quemaron la ropa y la piel. Tengo esas cicatrices en la piel y en el esp¨ªritu¡±. Y la impunidad: ¡°Cuando vas a denunciar, te dicen: ¡®Te lo buscaste por ser maric¨®n, por ser como eres¡¯. Y no investigan. Adem¨¢s, da pavor porque esa informaci¨®n se filtra. Cualquiera pod¨ªa ir a matarte a tu casa. Luego los medios dir¨¢n que era un ajuste de cuentas¡±.Gorka PostigoJos¨¦ Antonio (Venezuela, 21 a?os). ¡°Cuando eres gay y eres negro, la gente te quiere ver menos¡±. Ese es el resumen que hace de sus 19 a?os en Cabimas, Venezuela, donde viv¨ªa en el armario pero, a la vez, acosado por su pluma. Que le gritaran por la calle, o le tirasen huevos crudos, era su rutina. En casa no dec¨ªa nada: no iban a aceptarle. Dej¨® de salir. ¡°Solo a casa de mi amiga, ir y volver, 200 metros entre las dos. Volv¨ªa tarde, a las dos de la madrugada, para no ver a nadie. Aun as¨ª, me gritaban. Un hombre me par¨® y me dijo: ¡®Te voy a violar para que te vuelvas hombre¡¯. Sal¨ª corriendo¡±. No ha vuelto a mirar atr¨¢s.Gorka PostigoTaira (Colombia, 29 a?os). Todo cambi¨® una ma?ana de 2016. ¡°Estaba en una tienda de alimentaci¨®n, comprando desodorante, cuando un hombre empez¨® a insultarme. Dije: ¡®Disp¨¢rame, ?no? Y, sin m¨¢s palabras, lo hizo. Me mir¨¦ en el espejo. La bala entr¨® por la mejilla, no rompi¨® nada. Yo misma llam¨¦ a la ambulancia. De pronto, viv¨ªa con un miedo horrible en mi pa¨ªs: ese hombre no era el ¨²nico que me pod¨ªa hacer da?o. La ley no me proteger¨ªa¡±, recuerda. Huy¨®. ¡°Ser trans es dif¨ªcil. Hay que tener cojones. Es salir a la calle y mostrarle al mundo qui¨¦n t¨² eres. T¨² sabes muy bien que muchas personas, la mayor¨ªa, tienen doble vida. Yo prefiero ser as¨ª y recibir golpes y patadas, pero ser lo que soy¡±.Gorka PostigoHamza (Casablanca, 24 a?os). Marruecos, donde un acto homosexual es un delito castigado con hasta tres a?os de prisi¨®n, puede ser una c¨¢rcel para gente como esta persona no binaria atra¨ªda por los hombres y por llevar tacones. ¡°Cada d¨ªa all¨ª es una guerra. En septiembre de 2019 me atacaron f¨ªsicamente. Me rodearon unas 10, 15 personas, llam¨¢ndome zamel, zamel (marica, marica), y grab¨¢ndolo en v¨ªdeo. Cog¨ª un taxi y me fui a casa, donde no se lo pod¨ªa contar a nadie. La salud mental es otro tab¨²: si tienes un problema, est¨¢s loco. Era azafato en una aerol¨ªnea y mis compa?eros se chivaron de mi sexualidad a los jefes, que me ofrecieron ayuda psiqui¨¢trica. Nunca me sent¨ª segura all¨ª. No puedo ser all¨ª la persona que quiero ser¡±.Gorka PostigoNonardo (Cuba, 48 a?os). Es un rebelde. Tuvo que serlo para sobrevivir a La Habana de los setenta como ni?o gay. ¡°Como era afeminado, mi familia, que me golpeaba, me intern¨® en una escuela rural. Ten¨ªa 13 a?os, pero me pusieron en la ¨²nica clase que ten¨ªa hueco, la de los de 19. Sufr¨ª abusos sexuales, mentales y ps¨ªquicos cada noche. Y me rebel¨¦. Me convert¨ª en un alumno dif¨ªcil. Empec¨¦ a fugarme. Dej¨¦ los estudios al poco¡±. Se hizo artista. Rebelde, claro, contra el Gobierno. ¡°En 2018, una nueva ley daba derecho al Gobierno a entrar a mi casa y tomar mis obras¡±. Empez¨® a sufrir el acoso. Un d¨ªa de febrero hace dos a?os sali¨® rumbo a Europa. Nunca regres¨®.Gorka Postigo
Cr¨¦ditos. Foto: Gorka Postigo. Estilismo: Carla Paucar. Set: Sofia Alazraki. Maquillaje: Miki Vall¨¦s. Agradecimientos: CAP, Pelonio, Camera Studio, Perfecto Madrid.