¡®Rankings¡¯, lactancia y universidades
Pocas facultades espa?olas cuentan con espacios dignos para amamantar.
En estos tiempos, en los que el inter¨¦s por la salud, el bienestar y la nutrici¨®n ha crecido de forma exponencial, la atenci¨®n que recibe la lactancia materna es inversamente proporcional a los espacios p¨²blicos habilitados para que las madres puedan dar el pecho a sus criaturas. Se habla mucho de los nutrientes, los v¨ªnculos emocionales y los beneficios de la lactancia, pero apenas hay salas donde llevar a la pr¨¢ctica todo lo que se pregona a trav¨¦s de la teor¨ªa.
Por supuesto que las leyes recomiendan la habilitaci¨®n de salas de lactancia en instituciones p¨²blicas y privadas con m¨¢s de 50 trabajadores, pero las administraciones son las primeras en saltarse a la torera tales normas. Quiz¨¢ por eso mismo resulte aleccionador descubrir que s¨ª existen salas en Ikea y El Corte Ingl¨¦s, as¨ª como en el Museo Thyssen o el Parque de Atracciones de Madrid, aunque se trata de las excepciones que confirman la regla. No obstante, siendo deplorable la escasez de salas de lactancia, su ausencia en la mayor¨ªa de universidades de Espa?a resulta m¨¢s sangrante que en cualquier otra instituci¨®n, por las razones que procedo a enumerar.
En primer lugar, porque en todas las universidades se imparten asignaturas donde se ponderan los beneficios de la lactancia y se antoja una contradicci¨®n que no hayan preparado espacios as¨ª para sus profesoras, estudiantes y trabajadoras. De hecho, algunas imparten incluso programas de m¨¢ster en lactancia y tampoco cuentan con salas que brinden a su comunidad universitaria un servicio gratuito coherente con su oferta acad¨¦mica. En segundo lugar, porque la mayor¨ªa de universidades han creado comisiones u observatorios de igualdad que han avanzado en la elaboraci¨®n de vocabularios para la comunicaci¨®n inclusiva, pero no han acondicionado espacios para que una madre alumna, profesora o trabajadora pueda dar el pecho a su beb¨¦. Y lo curioso es que muchas de esas universidades cuentan con instalaciones deportivas, aulas para trabajo en grupo y salas de meditaci¨®n, lo que quiere decir que priorizan todo aquello antes que atender las necesidades de las madres de sus comunidades universitarias. Y, en tercer lugar, porque el espejo de casi todas nuestras universidades son las universidades de Estados Unidos, donde adem¨¢s de bibliotecas, campus digitales y profesores investigadores, resulta que todas est¨¢n obligadas a ofrecer salas de lactancia. ?Por qu¨¦ no hemos seguido ese ejemplo de las universidades americanas? Quiz¨¢ porque habilitar salas de lactancia no sirve para escalar puestos en ning¨²n ranking.
Sin embargo, como apenas son cinco las universidades espa?olas que s¨ª cuentan con salas de lactancia, es de justicia mencionarlas. A saber, la de Murcia, que fue la primera espa?ola que abri¨® una en 2009; la de Valencia, que la inaugur¨® en 2018; la de Sevilla, que desde 2019 cuenta con una en la Facultad de Enfermer¨ªa, Fisioterapia y Podolog¨ªa, y la de M¨¢laga, que este 2021 ha abierto la suya en la Escuela de Arquitectura. Con todo, el primer lugar del ranking universitario de la lactancia espa?ola lo ocupa la Universidad de Vigo, que dispone de seis salas repartidas por sus campus de Vigo y Pontevedra. En el resto de Espa?a, las profesoras, alumnas o trabajadoras que necesitan extraerse la leche o dar el pecho tienen que hacerlo en un ba?o p¨²blico o donde buenamente puedan
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