Sally Rooney: ¡°Aceptar la intimidad es aceptar la posibilidad de que otra persona nos hiera¡±
Es la reinventora de la novela de amor decimon¨®nica en la era de la hiperconectividad. La escritora superventas de los mileniales. Disecciona con precisi¨®n las relaciones sentimentales y er¨®ticas en un mundo sin modelos y que se mueve a toda velocidad. A sus 30 a?os, con ¡®Gente normal¡¯ convertida en serie de ¨¦xito, la autora irlandesa publica su tercer libro
Ha crecido en y con sus propias novelas: de adolescente a universitaria; de joven que publica un poema a autora consagrada. Tambi¨¦n de pobre a rica. Como cronista de nuestro tiempo, la irlandesa Sally Rooney (County Mayo, 30 a?os) explora la incomprensi¨®n. Sus novelas analizan la fragilidad del amor. Millones de lectores y telespectadores ¡ªGente normal se convirti¨® en serie de televisi¨®n¡ª aguardan la tercera novela, D¨®nde est¨¢s, mundo bello (Literatura Random House), que se publica el 9 de septiembre. Con una prevenci¨®n casi de secreto de Estado, su editor brit¨¢nico anuncia que nuestra conversaci¨®n ¡ªpor Zoom¡ª se desconectar¨¢ a los 45 minutos. Al otro lado de la pantalla, Rooney, somnolienta, contesta sentada en una cama deshecha, esquivando temas personales.
Pregunta. ¡°Es imposible tener una relaci¨®n amorosa en la que nunca causes dolor y nadie te lo cause¡±. ?Habla de s¨ª misma?
Respuesta. Dejar que una persona entre en tu vida ¨ªntima es correr ese riesgo. Da igual que se trate de una relaci¨®n rom¨¢ntica o entre padres e hijos. Uno abre la puerta a los malos entendidos y al dolor cuando se acerca profundamente a otro ser humano. Madurar es entender que el amor no consiste en llevarse siempre bien, sino en tener la fuerza para solucionar los problemas que se presentan por malos entendidos o inseguridades. Aceptar la intimidad es aceptar la posibilidad de que otra persona no nos entienda y nos hiera. Evidentemente, no hablo de relaciones abusivas, pero me interesa escribir que nuestra capacidad para conocer a otras personas es imperfecta y limitada.
P. ?Sin sufrimiento no hay amor?
R. Dif¨ªcilmente puede existir una relaci¨®n profunda, sincera y libre sin alg¨²n tipo de conflicto o discrepancia. El dolor forma parte del amor. Bien asumido lo hace crecer. Esa es la naturaleza de la intimidad: contiene vulnerabilidad, implica la posibilidad de que aparezca el dolor. Ese sufrimiento no deber¨ªa cuestionar el amor. Al rev¨¦s: nos indica que es m¨¢s una conquista que una loter¨ªa.
P. ?La debilidad une y repele a la vez?
R. Justamente. Uno puede temer defraudar mostr¨¢ndose d¨¦bil o puede temer la debilidad del otro. Nos podemos proteger frente a la fortaleza, o admirarla, pero nos cuesta manejar la debilidad ajena. En mis libros, los protagonistas buscan poder mostrarse vulnerables sin tener que sufrir por ello.
P. En sus tres novelas, la mayor aspiraci¨®n es ser amado incondicionalmente.
R. Tiene raz¨®n. Hablo sobre el amor entre amigos o entre parejas. Y en esos dos tipos de relaci¨®n se da la aspiraci¨®n al amor incondicional. No es que crea que deber¨ªamos aspirar a eso, pero me interesa investigarlo.
P. ?Quiere decir que lo ve posible?
R. Es una b¨²squeda con la que me identifico: desear ser amado sin condiciones y llegar a amar sin filtros. Hay muchos tipos de fantas¨ªas y una muy com¨²n es querer ser amado. Como deseo es de los m¨¢s interesantes porque implica algo m¨¢s que conseguir lo que quieres. Uno puede desear ser rico o tener ¨¦xito. Pero lograr algo material no es interesante: no te dice nada de ti mismo y no implica ning¨²n tipo de aprendizaje. Mientras que aspirar a ser amado y conseguir serlo es interesante porque terminas por aprender mucho de ti mismo y de la otra persona.
P. ?La incondicionalidad amorosa no es una losa rom¨¢ntica?
R. Es un deseo, pero contiene la posibilidad de aprender: uno acumula conocimiento en los riesgos y las decisiones que va asumiendo en la vida.
P. ?Se ama o se aprende a amar?
R. Se aprende a amar y a quererse. Es un esfuerzo, no solo una bendici¨®n. Me interesa lo que la gente quiere y lo que ocurre cuando lo consigue.
P. Plegarias atendidas, de Truman Capote.
R. Exacto: no saber qu¨¦ hacer cuando por fin logras lo que buscabas. Iniciar una relaci¨®n es abrir la puerta a cambios y transformaciones.
P. ?Termina entonces el romanticismo y empieza el aprendizaje?
R. Conocer profundamente a una persona es uno de los mayores retos de la vida porque somos cambio. Exige mucho esfuerzo llegar a conocer y conocerse a fondo y suele implicar dolor. El principal trabajo es mirar desde otro punto de vista, desde otros valores, y no dar por hecho que los nuestros son inmutables.
P. Es la superventas de los mileniales, pero escribe de asuntos eternos.
R. Los protagonistas de mi ¨²ltimo libro se preguntan qu¨¦ tenemos para reemplazar las antiguas costumbres porque estas est¨¢n desapareciendo sin que les hayamos encontrado sustitutas. No quisiera caer en la nostalgia. No defiendo las maneras de vivir que dominaron el siglo XX, pero mis personajes se preguntan c¨®mo vivir sin modelos.
P. ?Vivimos una orfandad ideol¨®gica?
R. No sabemos qu¨¦ nos sustenta. En el mundo que hemos dejado atr¨¢s hab¨ªa sentido de la comunidad. Tambi¨¦n mucha represi¨®n, claro, pero ahora estamos sin modelos. Y eso sucede tambi¨¦n en las relaciones. Sol¨ªa haber normas no escritas sobre c¨®mo prosperaban y eso se est¨¢ desmoronando.
P. La normalizaci¨®n de otras maneras de vivir, ?no es signo de apertura mental?
R. La falta de modelos genera ambivalencia: uno debe decidir por s¨ª mismo lo que es bueno, no por la tradici¨®n de un modelo.
P. ?Qu¨¦ lo est¨¢ cambiando todo?
R. La inmediatez, la gran velocidad con que la vida se ha transformado en los ¨²ltimos 15 a?os.
P. ?Cuanto m¨¢s intensa es una relaci¨®n, m¨¢s fr¨¢gil es?
R. Cuando lo esperamos todo, todo puede fallar. Y un fallo puede vivirse como una traici¨®n: ?Pensaba que me entend¨ªas! Las conexiones muy profundas son fr¨¢giles porque les exigimos m¨¢s. Cuando sientes que tu relaci¨®n con una persona es casi perfecta, que con mirarte sabe qu¨¦ est¨¢s pensando, cualquier interrupci¨®n de esa fluidez se siente como un traspi¨¦. Es necesario que sepamos que quien nos comprende puede no entendernos en alg¨²n momento. Confiar en el entendimiento perfecto es condenar una relaci¨®n. Las expectativas en una relaci¨®n superficial son menores. Tenemos m¨¢s cuidado con quien no vamos a congeniar. Le sucede a la protagonista de mi ¨²ltima novela con su hermana: no se llevan bien. Se dicen cosas terribles. Pero se aguantan porque no esperan m¨¢s. Es irracional, pero funciona as¨ª: asumimos lo m¨¢s dif¨ªcil cuando no esperamos nada.
P. ?C¨®mo consigue que libros sobre gente que escribe interesen a gente que no escribe?
R. Porque la vida es m¨¢s importante que la literatura y, aunque escriban, sufren o sienten. En el origen de la novela inglesa, la trama estaba construida en torno a la intriga de con qui¨¦n se iba a casar el o la protagonista. Eso desapareci¨® en el siglo XX. En parte, claro, porque la propia idea de casarse se ha ido desplomando en las aspiraciones de la gente. Mis novelas no son sobre bodas, pero s¨ª giran en torno a relaciones amorosas y er¨®ticas. Y la intriga no es ya si se casar¨¢n, sino si llegar¨¢n a estar juntos. Que la gente viera reflejados sus miedos, fracasos y anhelos populariz¨® la novela en el siglo XIX que hoy se reinventa hacia otras direcciones.
P. ?La novela rom¨¢ntica del siglo XXI es dolorosa?
R. Es poco rom¨¢ntica. Trata de ser m¨¢s verdadera que idealista.
P. ?Sus amigos han le¨ªdo sus libros?
R. S¨ª. Muchos s¨ª.
P. Pregunto porque el novio de su ¨²ltima protagonista, una escritora de ¨¦xito, no lee sus libros.
R. Es que es un tipo que no lee, como tantas personas en el siglo XXI.
P. ?Una escritora emparejada con un hombre que no lee?
R. Puede ser hasta saludable. Hay otras afinidades. Las parejas no tienen que estar de acuerdo en todo.
P. Su padre trabajaba para la compa?¨ªa telef¨®nica y su madre es la responsable del centro de arte de su ciudad. Ambos han sido socialistas y, en general, uno o se opone a sus padres o los sobrepasa. ?Es m¨¢s de izquierdas o se ha vuelto conservadora?
R. Posiblemente antes lo era m¨¢s.
P. ?Educar a alguien en una ideolog¨ªa pol¨ªtica es similar a criarlo dentro de una religi¨®n?
R. S¨ª.
P. ?Es manipularlo?
R. Puede ser adoctrinar, pero puede ser tambi¨¦n informar. Fue el caso de mis padres, que nos transmitieron valores, no solo una ideolog¨ªa pol¨ªtica. Eran socialistas y cat¨®licos. ?bamos a misa. Pero a la par que el credo cristiano, nos dec¨ªan que nacemos iguales, que debemos tener los mismos derechos y todo lo que ellos consideran que es innegociable en las relaciones de respeto hacia los dem¨¢s.
P. Eso tambi¨¦n es cristianismo.
R. Justamente. En mi infancia no sent¨ª distinci¨®n entre lo que era religioso y lo que era pol¨ªtico porque muchos valores coincid¨ªan. Digamos que mis padres no nos obligaban a leer ni la Biblia ni el Manifiesto comunista. No nos adoctrinaron, por eso una de sus herencias ha sido el cuestionamiento de cualquier ideolog¨ªa r¨ªgida. Discut¨ªamos sobre todo. Los tres hermanos defend¨ªamos nuestro punto de vista ante cualquier tema. Eso quiere decir que nos hac¨ªan pensar.
P. En el Trinity College organiz¨® el club de debates. Y all¨ª conoci¨® a su marido.
R. Las dos cosas son ciertas.
P. ?Debaten mucho en casa para tomar decisiones?
R. [Risas] No. Lo siento. No voy a hablar de nada personal.
P. Por entonces defend¨ªa cosas del tipo: el capital privado deber¨ªa abolirse. ?Siendo rica piensa lo mismo?
R. Claro que s¨ª. Me hace feliz que mucha gente se interese por mis libros. Intento escribirlos lo mejor que puedo y me gusta que me paguen por hacerlo. Lo que no entiendo es por qu¨¦ yo tengo que ganar mucho m¨¢s que personas que realizan trabajos fundamentales para la sociedad, como mi marido, que es profesor de matem¨¢ticas, o los profesionales en primera l¨ªnea de la pandemia: m¨¦dicos, enfermeras, limpiadores o repartidores. Es imposible imaginar d¨®nde estar¨ªamos si todos hubieran dejado de trabajar y hubieran decidido que iban a ser novelistas. No es que piense que no merezco ser recompensada por mi trabajo. Me pregunto si merezco multiplicar tanto el sueldo de los otros. Y creo que no.
P. ?Y qu¨¦ hace al respecto?
R. ?Qu¨¦ puedo hacer? Cojo el dinero. Lo m¨ªnimo que puedo hacer es no cambiar de opini¨®n simplemente porque ahora gano mucho. He pasado ¨¦pocas sin blanca y ahora cobro mucho m¨¢s que la mayor¨ªa de las personas. Pero mis opiniones son las mismas.
P. ?Se puede pensar lo mismo teniendo mucho que teniendo poco?
R. Es una cuesti¨®n de coherencia. O de decencia. Creo que todo deber¨ªa estar m¨¢s justamente repartido.
P. Vincula el sentido de posesi¨®n de las relaciones al capitalismo.
R. Pasamos tanto tiempo trabajando o comprando en ese marco mental que una relaci¨®n puede ser malentendida como una inversi¨®n. Estamos tan acostumbrados a rentabilizar nuestro tiempo que temas no mercantiles ¡ªcomo las relaciones afectivas, sentimentales o sexuales¡ª se infectan y podemos llegar a pensar en ellos como transacciones aunque esa no sea su naturaleza. Aunque el sentido de posesi¨®n est¨¢ ya en la literatura griega, el pensamiento capitalista se ha inmiscuido en ¨¢reas de nuestra existencia que, supuestamente, quedan fuera del mercado.
P. ?Cu¨¢ndo dej¨® de ir a misa?
R. Con 14 a?os. Tras la elecci¨®n del papa Benedicto XVI. Sus ideas no me permit¨ªan ver un buen futuro para la Iglesia cat¨®lica. Si hubieran elegido a Francisco mi decisi¨®n hubiera sido distinta.
P. En sus tres novelas hay constantes: dificultades para comunicarse; presencia ¡ªo ausencia¡ª de un padre alcoh¨®lico; bisexualidad¡ ?Est¨¢ reflejando su vida o su generaci¨®n?
R. No doy cr¨¦dito a cu¨¢nto de m¨ª hay en los libros que publico. No quiero decir que sean autobiogr¨¢ficos. Pero, en fin, solo tengo una vida. De modo que, claro, en lo que escribo tiene que haber temas que me hayan hecho pensar o sentir. Pero debo proteger mi intimidad. No voy a hablar de ella.
P. ?No puede escribir de algo que no conoce?
R. Yo no.
P. ?Escribe sobre la heterosexualidad como rigidez?
R. Ser heterosexual en un mundo donde abundan otras opciones no te hace m¨¢s r¨ªgido. Pero yo siento una inclinaci¨®n a escribir sobre seres para los que encontrar pareja no queda definido, o limitado, por una cuesti¨®n de g¨¦nero. Me interesa el v¨ªnculo entre el g¨¦nero y el poder. Y los personajes que tienen relaciones con los dos sexos consiguen un nexo m¨¢s abierto e impredecible con el poder.
P. En sus libros tambi¨¦n hay mucha autolesi¨®n. ?Qu¨¦ hace que nos lastimemos?
R. Puede ser una forma de escapar de un dolor mayor. ?En la ¨²ltima novela tambi¨¦n hay?
P. Poco. Parece estar dej¨¢ndolo atr¨¢s. ¡°Si est¨¢s pensando en hacer algo para herirte, ni lo intentes: solo montar¨¢s una escena y no te sentir¨¢s mejor¡±.
R. Es verdad. No soy consciente, pero supongo que lo hago porque me centro en momentos de crisis vitales. No es que me limite a personalidades profundamente inestables, es que me fijo en la gente normal en circunstancias dif¨ªciles: una chica de 21 a?os que tiene relaci¨®n con un hombre casado, una adolescente que ha sufrido abuso en su familia o una escritora de ¨¦xito que llega de recuperarse en una instituci¨®n psiqui¨¢trica.
P. ?Qu¨¦ le atrae de esos momentos?
R. El l¨ªmite. La autolesi¨®n es una herramienta peligrosa porque funciona cuando causa un dolor mayor al que se padece y consigue distraer al dolor original. Se da tambi¨¦n en gente muy enfadada que no consigue averiguar qu¨¦ la enfada. Cuando esos personajes se sienten superados por la tristeza o las decepciones, solo son capaces de dirigir su rabia contra ellos mismos. Prefieren herirse a herir. No es que me interese la autolesi¨®n por ning¨²n asunto personal. Me importa por la frecuencia con la que se relaciona con las crisis m¨¢s profundas.
P. ?Cu¨¢l es el valor de escribir sobre temas tab¨² si no se hace en primera persona?
R. No faltan autores exponiendo cuanto les ha sucedido. A m¨ª me interesan las discusiones intelectuales no centradas en personas sino en unas situaciones. Escribo novelas porque creo en el poder de imaginar historias. Necesito que los protagonistas tengan una vida propia m¨¢s all¨¢ de la que tengo yo.
P. ?Madurar consiste en demostrar cosas o en tratar de entenderlas?
R. El mundo nos hace creer en nuestras contradicciones. Sin embargo, la madurez llega con la aceptaci¨®n de lo que hay y lo que eres. No es tirar la toalla ni volverse c¨ªnico, es aceptar a la gente y al mundo como son.
P. Entonces, d¨®nde est¨¢s, mundo bello.
R. Nos cuesta encontrarlo. La novela sugiere que en la experiencia est¨¦tica que puede llegar del arte o de la naturaleza hay una ventanita abierta a la esperanza. Aunque puedas tener muchas dudas sobre la industria editorial, permite encontrar un libro que todav¨ªa puede cambiarte la vida.
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