Mi sue?o es una palabra
Eso hacemos los escritores hu¨¦rfanos: nos encerramos en nuestro rinc¨®n de imaginar y encapsulamos en la memoria lo que se fue
Hola, mam¨¢: Hoy he cortado unas dalias amarillas del jard¨ªn y las he puesto en tu jarr¨®n. Aqu¨ª las cosas siguen como las dejaste, que ya es mucho. No es f¨¢cil seguir igual, tener que aprender a diario que el ¡°nunca m¨¢s¡± existe y es real, y hacerlo as¨ª, intentando aceptar que ya no est¨¢s, que se acabaron los abrazos, que ya nunca m¨¢s tu olor. Es extra?o lo del olor. Cuando las madres os vais, todas ol¨¦is bien en el recuerdo, porque ol¨¦is a la vida que nos disteis. ?Puede entonces acaso oler mal la vida? Yo sigo escribiendo, y sigo haci¨¦ndolo para ti, aunque eso ya lo sabes. Entre p¨¢gina y p¨¢gina, le doy vueltas a lo que me dijiste la ma?ana antes de dejarnos. ¡°?Y tu sue?o real cu¨¢l es, Jandro?¡±.
Mi sue?o real, el de verdad.
Hasta la hora de tu muerte, mi sue?o real era irme antes que t¨², que el duelo por ti no me tocara. ¡°Yo quiero irme primero¡±. Cu¨¢ntas veces lo pens¨¦, cu¨¢ntas lo hablamos. No dolerte ni vivir ese fundido a negro. Ahora mi sue?o es otro, aunque no has dejado de ser t¨²: que sigas ley¨¦ndome desde la otra orilla y saber que no dejas de re¨ªrte conmigo, que esperas ansiosa a que te ense?e la cubierta que elegimos juntos de mi nueva novela y ver c¨®mo pegas tus ojos casi ciegos al papel para decir: ¡°Esa casa, la que est¨¢ encima del ¨¢rbol, es la nuestra¡±, y luego, ¡°pero no se lo digas a tus hermanas, que se enfadan¡±. Ahora mi sue?o es inventar una palabra que describa esta mezcla de amor, pena, cuerpo, vac¨ªo, duelo, alivio y magia que es tu ausencia. Quiero vivir, mam¨¢, hasta encontrar esa palabra, y si no la encuentro, inventarla. Eso hacemos los escritores hu¨¦rfanos, a eso dedicamos el tiempo: nos encerramos en nuestro rinc¨®n de imaginar y encapsulamos en la memoria lo que se fue para ponerle nombre. Me da tanto miedo que mi memoria te pierda¡
Termin¨¦ la novela, mam¨¢. Ya tiene su cubierta y su dedicatoria, no te preocupes por eso. Y qu¨¦date tranquila, no llegamos a tiempo a dej¨¢rtela leer, pero est¨¢ todo lo que te promet¨ª: una elefanta con nombre de ni?a, un hombre bueno, una ni?a con nombre de p¨¢jaro, una madre torpe con sus 11 gatos y un bosque m¨¢gico como el que siempre quisimos tener. Todo lo que pediste est¨¢, y todo lo que hay es, por fin, el mapa de un pa¨ªs que lleva tu nombre. ¡°Que sea alegre¡±, me pediste. ¡°Que haya luz¡±. As¨ª lo he hecho, escribi¨¦ndote mientras nos desped¨ªamos, cada vez menos aire, pensando a diario que te he querido tanto en vida que no s¨¦ si podr¨¦ quererte m¨¢s ahora que no est¨¢s. Ojal¨¢ el destino me ense?e.
De momento me conformo con saber que he sido el ¨²nico hombre que te ha visto por dentro. Que el honor ha sido inmenso.
El amor, infinito.
Alejandro Palomas es autor de Un pa¨ªs con tu nombre (Destino).
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