Perplejidades retroactivas
Esta arquitectura de hormig¨®n ha sucedido en Portugal, en el Vale do C?a, para exhibir ante p¨²blico la riqueza paleol¨ªtica de la zona. Pero no hemos venido a hablar del museo, sino de la experiencia de nacer, o de ser dada a luz, que se est¨¢ proporcionando la persona de la foto al caminar entre esas dos paredes estrechas y alt¨ªsimas. Aunque no recordamos nada de nuestro alumbramiento, algunos tampoco desperdiciamos la ocasi¨®n de evocarlo. Lo evocamos cuando recorremos el fondo de una garganta natural, sobrecogidos por la extra?a vegetaci¨®n y la humedad constante de las monta?as que la forman. Mucha gente viaja a Arizona para visitar el Gran Ca?¨®n del Colorado e imaginarse a s¨ª misma salvando sus anfractuosidades. Se puede hacer tambi¨¦n sin salir de casa, pues hay en internet numerosas im¨¢genes capaces de retrotraernos a aquellos instantes de nuestras vidas en los que nos desliz¨¢bamos hacia la luz del quir¨®fano o del dormitorio de nuestra madre, experiencia brutal donde las haya y de la que no recordamos sin embargo nada, absolutamente nada.
He aqu¨ª un caso de perplejidad retroactiva.
Esa misma perplejidad la experimenta el ni?o cuando se interna en el pasillo de una casa. Los pasillos, tan simb¨®licos de nuestra llegada al mundo, desaparecieron de la arquitectura contempor¨¢nea porque daba miedo internarse en ellos, porque recorrerlos para ir del sal¨®n al dormitorio, o viceversa, constitu¨ªa una aventura de la que con frecuencia se regresaba cambiado. Tal vez la visitante de la foto busca eso: cambiar, nacer de nuevo, haberse convertido en otra cuando alcance, una vez m¨¢s, la luz.
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