Van Gogh, como si estuvieras dentro de ¨¦l

Nada importa, aunque sea una ¡°mentira¡±. Ni que los girasoles florezcan ciegos y digitales. Ni que los astros que refulgen sobre la b¨®veda celeste de Noche estrellada sobre el R¨®dano (1888) semejen un espejismo nocturno. Nunca hab¨ªa pasado algo igual en el mundo. Al menos, seis ¡°experiencias de inmersi¨®n¡± alrededor de Vincent van Gogh (1853-1890) recorren el planeta. En Estados Unidos coinciden casi 40 proyecciones, y 2 en Londres. Madrid acoge ahora mismo (Espacio Ibercaja Delicias) otra versi¨®n del mismo concepto: Meet Vincent van Gogh. Ha habido otras: Dal¨ª, Picasso, Monet. Sin embargo, el genio holand¨¦s agota las entradas en horas. Pese al precio. Algunos espect¨¢culos de 45 minutos cuestan m¨¢s de 55 d¨®lares (unos 41 euros). ?Por qu¨¦? ¡°Es un artista muy identificable, sus paisajes, bodegones y retratos son reconocibles, pero aun as¨ª resulta innovador. El s¨®tano oscuro es conocido: problemas mentales, suicidio, algo que conecta con la crisis sanitaria actual¡±, reflexiona Mark Winter, experto en su obra.

Pero estos neomuseos (un espacio tridimensional, con distintas alturas, en las que se proyectan los cuadros a gran escala, incluido el suelo, y donde las pinturas se disuelven y alternan) se centran en la belleza e ignoran el drama. Algunas exposiciones esparcen aromas de cedro, cipr¨¦s, s¨¢ndalo, nuez moscada. Huele a la Provenza francesa de Van Gogh. Y las pinturas se ampl¨ªan y distorsionan. Erik Satie toca el piano m¨¢s triste. Buscan sensaciones, no conocimientos. Tampoco publican cat¨¢logos. Quieren introducir al visitante dentro del lienzo. Y ganar dinero. ?Es esto arte? ¡°Si una sola persona decide ir a ver el museo o el cuadro despu¨¦s de la visita: misi¨®n cumplida. Y si trae a su amigo o familia, ?a¨²n mejor!¡±, exclama Mathieu St-Arnaud, fundador de Normal Studio, creadores de Beyond Van Gogh, que han visitado el a?o pasado ¡ªseg¨²n sus datos¡ª un mill¨®n de personas.

Dependiendo del pa¨ªs y la ciudad, las muestras se suceden en bancales. Imagine Van Gogh: The Immersive Exhibition, Immersive Van Gogh Exhibition, Van Gogh: The Immersive Experience, Van Gogh Alive o Beyond Van Gogh. ¡°?Qu¨¦ hay de malo en tener m¨¢s formas de acceder al arte en nuestras vidas?¡±, se pregunta Darren Milligan, del Smithsonian Museum, que a?ade: ¡°En los ¨²ltimos 25 a?os, las versiones digitales han atra¨ªdo a m¨¢s personas a los museos¡±.

Este deseo de memoria y luz es pura tecnolog¨ªa, y ha quitado el polvo al arte. Google Arts & Culture es el v¨®rtice del mercado. Trabaja con 2.000 instituciones. Pero la mayor¨ªa de los grandes museos tienen sus propias plataformas. La aplicaci¨®n ArtGuide usa actores caracterizados como personajes de los cuadros. La aut¨¦ntica batalla se centra en el infinitivo ¡°atraer¡±. Durante la pandemia los visitantes virtuales del Louvre pasaron de 40.000 a 400.000 diarios y los Uffizi en Florencia proponen un recorrido con mayor resoluci¨®n que Google. Mientras, el Prado logr¨® un ¨¦xito con su ¡°experiencia de inmersi¨®n¡± en El Bosco. ¡°Pero sobre todo, estas propuestas aportan una saturaci¨®n y el aislamiento del mundo exterior¡±, describe Javier Pantoja, jefe del ?rea de Desarrollo Digital de la pinacoteca madrile?a. Como el color en los ¨®leos de Van Gogh, como su vida.