?Qu¨¦ es la ¡®petromasculinidad¡¯?
El d¨²o cabosanroque encabeza una exposici¨®n que reflexiona sobre la relaci¨®n entre el consumo compulsivo de combustibles f¨®siles y la varonil destrucci¨®n del planeta
En la capilla rom¨¢nica de San Nicol¨¢s de Girona apesta a gasolina. Su ¨¢bside est¨¢ presidido por unos huevos de oro hechos a partir de dep¨®sitos de moto a modo de relicario tuneado del que gotea aceite ennegrecido. Alrededor de estas protuberancias testiculares se levantan seis pr¨®statas inflamadas realizadas con tubos de escape, de las que surge un lamento sonoro compuesto con ruido de moto filtrado con auto-tune. Es la ¨²ltima locura de cabosanroque, la pareja formada por Laia Torrents y Roger Aixut que lleva veinte a?os inventando sus propios instrumentos para espect¨¢culos que lo mismo ocupan salas de conciertos, teatros o museos.
?Locura? No tanto. Estas piezas escult¨®ricas, bautizadas como Petrotuning, encabezan la exposici¨®n Petromasculinidades, organizada por el Centro de Arte Contempor¨¢neo B¨®lit, que puede verse hasta el 9 de enero. El neologismo petromasculinidad se lo debemos a la profesora de ciencias pol¨ªticas Cara Daggett y significa m¨¢s o menos lo que est¨¢n pensando: la escalada del hombre a lomos de la m¨¢quina desde la revoluci¨®n industrial hasta hoy ha derivado en una serie de movimientos autoritarios en Occidente dirigidos a perpetuar la hegemon¨ªa masculina y el dominio patriarcal blanco sobre el planeta a trav¨¦s del consumo de combustibles f¨®siles.
Lo explican cabosanroque: ¡°Es lo que el activista anti-cambio clim¨¢tico Andreas Malm llama ¡®capital f¨®sil¡¯, un sistema econ¨®mico petrodependiente abocado al colapso. M¨¢s all¨¢ de los imaginarios testoster¨®nicos de determinadas subculturas del automovilismo y del motor, la huella de la petromasculinidad afecta a muchos m¨¢s campos ¨Csociol¨®gicos, geopol¨ªticos, antropol¨®gicos, clim¨¢ticos, de g¨¦nero¨C y sintetiza muchas violencias estructurales asociadas a la masculinidad: la perforaci¨®n, o penetraci¨®n, para realizar una extracci¨®n en beneficio propio¡±.
Desde el Manifiesto Futurista de Marinetti con el que arranc¨® el siglo XX (donde alababa ¡°al hombre que tiene el volante, cuya lanza ideal atraviesa la Tierra¡±) hasta, pongamos, la saga Fast & Furious (la m¨¢s duradera, taquillera y anabolizada de la historia) se ha ensalzado el veh¨ªculo como un ap¨¦ndice mec¨¢nico del cuerpo del conductor. Seg¨²n cabosanroque, ¡°el tubo de escape funciona a menudo como un dispositivo de territorializaci¨®n sonora y una tecnolog¨ªa ventr¨ªlocua a trav¨¦s de la cual el que maneja puede ejecutar una inflamada afirmaci¨®n de su masculinidad sin tener que recurrir a la palabra¡±.
Lo prueba el ascenso de fen¨®menos como el rollin¡¯ coal (algo as¨ª como ¡®carb¨®n sobre ruedas¡¯), que se mofa de la emergencia clim¨¢tica al m¨¢s puro estilo Trump basado en trucar el motor de cualquier veh¨ªculo (preferentemente 4x4) para que queme m¨¢s gasolina de la que puede absorber y expela un denso humo negro por sus tubos de escape. En YouTube tienen ilustrativos v¨ªdeos con estos negacionistas hundiendo la cabeza en ellos, acosando a conductores de h¨ªbridos o inundando a su paso de humo a ciclistas. Algunos lo han bautizado ¡®pollution porn¡¯ (pornograf¨ªa de la contaminaci¨®n). En palabras de Arnau Horta, comisario de Petromasculinidades, ¡°los protagonistas de esta celebraci¨®n eyaculatoria de combusti¨®n diesel son siempre hombres blancos, y sus ataques con humo con frecuencia toman la forma de un escarnio machista y mis¨®gino¡±. ¡°Algunos lo han convertido en un s¨ªmbolo de su libertad individual: ¡®Yo pago por mi gasofa y por tanto puedo quemar todo lo que quiera y exhibirlo¡±, completan cabosanroque. El ¡°dame m¨¢s gasolina¡± que esgrim¨ªa Daddy Yankee.
La cultura de las m¨²sicas urbanas es una de las que m¨¢s rueda quema. Ya en Rapper¡¯s delight, himno fundacional del hip hop, Sugarhill Gang presum¨ªan de cochazos. Jay-Z y Kanye West compiten en coleccionismo de deportivos de lujo. Incluso C. Tangana alimenta esa petroer¨®tica del macho alfa ¡®llorando en la limo¡¯. Por eso cabosanroque aplican a sus esculturas sonoras el auto-tune, un invento del ingeniero Andy Hildebrand a partir de sus conocimientos como especialista en prospecci¨®n geof¨ªsica para la industria petroqu¨ªmica.
Manipulando grabaciones de tubos de escape, revisan el O vos omnes, compuesto por el sacerdote renacentista Tom¨¢s Luis de Victoria, cuya letra dice: ¡°Vosotros todos, los que pas¨¢is por la calle, mirad y a ver si encontr¨¢is un dolor como el m¨ªo¡±. ¡°Es trap del siglo XVI; podr¨ªa cantarlo Bad Bunny¡±, aseveran. Que los fraseos de autoafirmaci¨®n machirula en este estilo musical hayan dado paso a un tono m¨¢s lamentoso tiene mucho que ver con lo que el acad¨¦mico Christian Parenti denomina como una ¡®convergencia catastr¨®fica¡¯: la que se produce entre el cambio clim¨¢tico, un sistema de combustibles f¨®siles en jaque y una hipermasculinidad cada vez m¨¢s fr¨¢gil. ¡°Siempre vemos la simbolog¨ªa del pene erecto pero, ?qu¨¦ hay detr¨¢s de eso? La pr¨®stata, que permanece oculta porque es lo que acaba fallando: a partir de los 40 tiene que pasar regularmente la ITV¡±, contin¨²a el d¨²o art¨ªstico.
En paralelo a esta visi¨®n tan gr¨¢fica de la crisis de la petromasculinidad corren algunos agentes del cambio¡ No necesariamente a mejor. En la reciente cumbre del clima de Glasgow, 30 pa¨ªses y 6 fabricantes pactaban el fin del coche de combusti¨®n desde 2035. Algo que no implica el fin de la petromasculinidad, sino una simple transformaci¨®n. Como apunta Cara Daggett: el silencio del coche el¨¦ctrico no es inofensivo. El control de la extracci¨®n del litio, el oro blanco con el que se fabrican sus bater¨ªas, ya es la nueva guerra geopol¨ªtica. A su frente, Elon Musk, palad¨ªn del ecomodernismo, el movimiento que afirma que no hay conflicto entre el crecimiento econ¨®mico y los problemas medioambientales si se aplican las soluciones tecnol¨®gicas racionales y adecuadas al mercado. Su compa?¨ªa, Tesla, aspira a vender 20 millones de veh¨ªculos recargables para 2030. ¡°Por mucho que lo disfrace, Musk es un ejemplo de petromasculinidad al l¨ªmite: hace coches el¨¦ctricos pero genera todo la contaminaci¨®n posible para penetrar en el espacio exterior con un cohete en forma de falo¡±, concluyen cabosanroque. Al menos no le ha dado por protagonizar videoclips presumiendo de buga. Ya se arrancar¨¢.
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