Sin las mol¨¦culas de laboratorio, no existir¨ªan los perfumes de hoy
En perfumer¨ªa, el uso de lo natural conduce a aromas anticuados as¨ª que para replicar la naturaleza se necesita lo sint¨¦tico. Las mol¨¦culas olfativas que se sintetizan en los laboratorios permiten sustituir ingredientes naturales sobreexplotados como la vainilla. Es el hechizo de la qu¨ªmica.
Hablar del jazm¨ªn de Egipto o la rosa del sur de Francia o de la bergamota de Italia conecta con el imaginario de los clientes, pero como estos comprenden que no disponemos ning¨²n extracto natural que traslade el olor a mar, las nubes o de la arena caliente, las marcas las mencionan m¨¢s. Tambi¨¦n la necesidad de transparencia conduce a que se empleen m¨¢s t¨¦rminos qu¨ªmicos¡±. El perfumista Pierre-Constantin Gueros alude a las mol¨¦culas de s¨ªntesis, sin las que fragancias ic¨®nicas jam¨¢s hubieran existido. Adi¨®s a Foug¨¨re Royal (1882), porque Paul Parquet dif¨ªcilmente hubiera podido embotellar su visi¨®n del helecho, puesto que carece de olor. Como se?ala el editor de fragancias Fr¨¦d¨¦ric Malle, ¡°la paradoja es que el uso de lo natural conduce a aromas anticuados. Para replicar la naturaleza tal y como la conocemos, necesitamos lo sint¨¦tico¡±.
Muchos de estos compuestos org¨¢nicos nacieron del deseo de poner aroma a conceptos, pero tambi¨¦n ante la imposibilidad de extraer la sustancia fragrante de la planta o la flor ¡ªcomo sucede con la higuera o con el lirio del valle¡ª y las sucesivas regulaciones impuestas por la Ifra (Asociaci¨®n Internacional de Fragancias): a medida que esta va prohibiendo la utilizaci¨®n de determinados ingredientes en las formulaciones, los qu¨ªmicos han de encontrar alternativas que respeten los jugos originales.
Por la incursi¨®n de estas mol¨¦culas, los ¨²ltimos a?os del siglo XIX se consideran los del inicio de la perfumer¨ªa moderna, aunque la verdadera revoluci¨®n del panorama olfativo se produjo en la d¨¦cada de los sesenta y setenta con la presencia de las notas a madera y de violeta de la Iso E Super, el frescor marino que desprende el calone o el olor al almizclado y dulce del galaxolide.
Los fabricantes de aromas destinan innumerables recursos a conseguir lo que en la industria se denominan cautivos: mol¨¦culas patentadas que, como explica Gueros, ¡°son las joyas que permiten a las fragancias tener un car¨¢cter ¨²nico. Una estructura que no puedes replicar, un acorde que no se hab¨ªa olido antes¡±. Para el perfumista, son tantos o m¨¢s preciados que los ingredientes naturales. ¡°Siempre ser¨¢n parte de la f¨®rmula, pero las mol¨¦culas juegan un papel todav¨ªa m¨¢s relevante¡±, confirma.
¡°Por otro lado, muchos sint¨¦ticos permiten reemplazar especies sobreexplotadas, como el s¨¢ndalo, el pachuli o la vainilla¡±, aclaran desde Beauty Cluster Barcelona, una asociaci¨®n que a¨²na a m¨¢s de 200 empresas relacionadas con el sector. Porque para extraer un kilo de absoluto de jazm¨ªn se necesitan 600 kilos de flores que, a su vez, exigir¨¢n cantidades nada desde?ables de agua para florecer. Luego est¨¢n la seguridad y la calidad. Seg¨²n Mathilde Laurent, perfumista de Cartier, la raz¨®n de que los sint¨¦ticos proliferen no es econ¨®mica, pues muchas veces son m¨¢s caros que los ingredientes naturales. ¡°El extracto de rosa no es excelente, prefiero poner un alcohol muy puro que obtenemos de ¨¦l. Desprende un olor incre¨ªble, a una rosa tan fresca que casi puedes sentir el p¨¦talo. Adem¨¢s, un ingrediente natural no siempre es mejor para la salud que uno sint¨¦tico¡±, apunta.
Unos y otros factores est¨¢n propiciando que, poco a poco, la conversaci¨®n en torno a las fragancias se abra a la realidad del negocio. La pedagog¨ªa por parte de la industria tampoco est¨¢ de m¨¢s. Malle, testigo desde distintos ¨¢ngulos ¡ªsu abuelo fundaba Parfums Christian Dior en 1947 y medio siglo despu¨¦s se adelantaba a la noci¨®n de la perfumer¨ªa de autor con Editions de Parfums Fr¨¦d¨¦ric Malle¡ª, lo expresa sin rodeos: ¡°Si el negocio contin¨²a hablando a la gente como si fueran ni?os, nunca podr¨¢n convertirse en personas informadas. Adem¨¢s, insistir exclusivamente en la belleza de lo natural e ignorar el hecho de que la mayor¨ªa de los perfumes est¨¢n compuestos con qu¨ªmicos tampoco hace un favor a la industria¡±.
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