El cuerpo como pr¨®tesis
A m¨ª me gusta mucho el Nadal que explica las dolencias de su pie enfermo. Ha adquirido ah¨ª un virtuosismo t¨¦cnico comparable al de su juego, del que gozo menos debido a mis limitaciones para el disfrute de las haza?as deportivas. No tener o¨ªdo para el deporte es como no tenerlo para la m¨²sica: depende de los dioses. Yo me he esforzado denodadamente en que me gusten el f¨²tbol y el tenis con resultados m¨¢s bien pobres. Eso no quita para que me interesen las peripecias de los deportistas. Uno de los libros que m¨¢s satisfacciones me han proporcionado en los ¨²ltimos a?os es Open, la biograf¨ªa de Agassi escrita por J. R. Moehringer. Se trata de una obra maestra, no se la pierdan si disfrutan de las novelas de iniciaci¨®n a la vida.
De Agassi me interes¨® el modo en el que el tenista estadounidense logra convertir un deseo ajeno (el de su padre) en propio. De Nadal, el conocimiento que tiene de su pie minusv¨¢lido, al que en una reciente entrevista se refer¨ªa de este modo: ¡°Hay que tener una cosa clara, me hacen un bloqueo a distancia de los nervios sensitivos porque si te duermen el motor no puedes mover el pie¡±. Y a?ade: ¡°Tienes el control del pie, lo que pasa es que no tienes ninguna sensibilidad y hay un poco m¨¢s de riesgo de doblarte el tobillo¡±. Estas frases, para m¨ª, valen lo que tres sets para un aficionado. Significa que en muchas ocasiones sale a jugar con un pie que funciona como un trozo de madera, con un pie aut¨¦ntico convertido en una rara pr¨®tesis de carne y hueso. Me resulta conmovedor porque yo tengo, respecto de mi propio cuerpo, la sensaci¨®n de que es una forma de ortopedia.
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