Sobre el poder de la improvisaci¨®n: vivir la vida sin libreto ni guion establecido
Igual que el arte de Basquiat o el jazz de Miles Davis, la vida se nutre de espontaneidad.
Una situaci¨®n que ocurre a menudo en mi trabajo con mis pacientes es que llegan a la sesi¨®n sin saber de qu¨¦ hablar y ambos terminamos sorprendidos de la riqueza de sus asociaciones, que fluyen espont¨¢neamente, como si fuera una sesi¨®n de improvisaci¨®n. La previsibilidad y la repetici¨®n de nuestros encuentros son la mejor receta para que tenga lugar la improvisaci¨®n; son el puente que la facilitan ¡ªen m¨²sica, ese puente es una aparente digresi¨®n que aborda el tema desde otro ¨¢ngulo, a menudo alterando su estado de ¨¢nimo, un cambio en el ritmo o tempo, o un cambio de clave mayor a menor¡ª. Para que el trabajo del psicoan¨¢lisis pueda tomarse en serio, debe tener lugar una especie de improvisaci¨®n ling¨¹¨ªstica.
De hecho, la mayor¨ªa de nuestras conversaciones cotidianas son improvisadas. Nadie toma parte en una conversaci¨®n con un guion y, por lo general, los participantes no pueden predecir d¨®nde terminar¨¢. Son fascinantes las paradojas en torno a la improvisaci¨®n, sobre todo lo extraordinariamente presente que est¨¢ en nuestras vidas. Sus dicotom¨ªas, sus contradicciones, lejos de ser obst¨¢culos, son generadores de movimiento, y pueden propiciar sorpresas que se nos revelan y descartan conceptos err¨®neos. Sirve como ejemplo innovador de c¨®mo superar la rutina.
Keith Jarrett, que se uni¨® al legendario trompetista Miles Davis como teclista en varios ¨¢lbumes y conciertos, atribuye la posibilidad de conciliar la flexibilidad de adaptarse con la organizaci¨®n rutinaria a la capacidad de improvisar, tan prevalente en el jazz: ¡°Miles trabaj¨® dentro de un formato de improvisaci¨®n, pero recurr¨ªa a pasajes mel¨®dicos establecidos capaces de evocar, por medio de hebras musicales improvisadas, sentimientos de intimidad, humor y decepci¨®n. Lo hizo actuando sin libreto, en busca del presente continuo, creando un espacio ritual que fomentaba la ambig¨¹edad¡±. No hay dos improvisaciones de jazz id¨¦nticas. Mientras practicaba con j¨®venes, les dijo: ¡°Toca lo que escuchas, no lo que sabes¡±.
La improvisaci¨®n ha sido considerada como un veh¨ªcu?lo para la expansi¨®n de la conciencia y la v¨ªa de acceso a intuiciones profundas. Basta pensar en el aura que envuelve a los grandes del bebop como Charlie Parker o el estatus de leyenda atribuido al pintor Jean-Michel Basquiat. A su vez, los experimentos del dada¨ªsmo, el expresionismo o el futurismo, y m¨¢s tarde la espontaneidad celebrada en la literatura beat de la ¡°prosa espont¨¢nea¡±, como la practic¨® Jack Kerouac.
Aparentemente no estamos solos en esta capacidad. ¡°Efectivamente, los p¨¢jaros llevan cantando desde hace mucho m¨¢s tiempo que el animal humano¡±, me dice el ornit¨®logo Donald Kroodsma, que, durante m¨¢s de 50 a?os, ha estudiado las fuerzas ecol¨®gicas y sociales que pueden haber contribuido a la evoluci¨®n de la comunicaci¨®n aviar. El canto de los p¨¢jaros tiene el potencial de brindarnos informaci¨®n sobre la conciencia humana y la cognici¨®n. ¡°Los p¨¢jaros cantores deben aprender su canto¡±, me dice Kroodsma, ¡°lo que permite una variedad y complejidad que no es posible en la vocalizaci¨®n innata¡±. La experiencia en el arte de la memoria, la fluidez y la flexibilidad son esenciales para las aves que manipulan los elementos del canto. Sin embargo, la improvisaci¨®n va m¨¢s all¨¢ de cuestiones de eficiencia y econom¨ªa: la disposici¨®n espont¨¢nea de los sonidos es un acto rico y extravagante.
Las aves memorizan y replican un tema, someti¨¦ndolo a una serie de transformaciones sistem¨¢ticas, ¡°como si estuvieran satisfaciendo el apetito por la novedad¡±, se?ala Kroodsma, ¡°apoy¨¢ndose poco en la imitaci¨®n precisa y en gran medida en la invenci¨®n, cada p¨¢jaro desarrolla un repertorio ¨²nico. Llegamos a la conclusi¨®n de que las variantes de canciones producidas son improvisaciones abiertas, en muchos casos expresiones ¨²nicas¡±. El canto en su conjunto muestra un notable equilibrio entre la previsibilidad y la sorpresa. Los p¨¢jaros manejan un repertorio discreto de construcciones ac¨²sticas, pero generan espontaneidad mediante la invenci¨®n, la copia, la reorganizaci¨®n y la remodelaci¨®n.
La m¨²sica tolera, invita, e incluso explota la reiteraci¨®n: deseamos tanto predecir como sorprendernos. La improvisaci¨®n se despliega en los m¨¢rgenes entre la repetici¨®n y la innovaci¨®n. Paul F. Berliner, en su libro Pensando en jazz. El arte infinito de improvisaci¨®n, la describe como ¡°un c¨¢lculo de formas complejas¡± que dibujan, condensan, confirman, anulan y compensan distinciones. Al ser ejecutadas, las improvisaciones procesan y relacionan as¨ª, la entrop¨ªa y la negentrop¨ªa, el caos y el orden, los elementos estructurados y no estructurados, conocidos y desconocidos.
En el jazz, las improvisaciones suelen aludir a armon¨ªas conocidas y que al poco tiempo se vuelven a descomponer. El efecto sorpresa depende especialmente de que recurren a lo familiar, y luego lo cambian. Como Miles Davis lo articul¨® elocuentemente: ¡°Tocar¨¦ y luego te dir¨¦ de qu¨¦ se trata¡±.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.