?Qu¨¦ pasa en Vox?
Lo dicen las encuestas: el partido revelaci¨®n de las elecciones andaluzas de 2018, catapultado al tercer puesto en las generales de 2019, est¨¢ en ca¨ªda libre y es v¨ªctima de guerras internas. ?Crisis de crecimiento o enfermedad terminal?
1. El fiasco andaluz
¡ª Vox obtuvo en los comicios andaluces del pasado 19 de junio 14 esca?os en el Parlamento regional y el 13,4% de los votos, dos diputados y 2,5 puntos m¨¢s que cuatro a?os antes, cuando irrumpi¨® sorpresivamente en la pol¨ªtica espa?ola. El problema es que, entre esas dos citas electorales, el partido ultra hab¨ªa obtenido el 20,6% de los votos en Andaluc¨ªa en las ¨²ltimas generales y, sobre todo, el PP logr¨® en junio pasado mayor¨ªa absoluta, por lo que el popular Moreno Bonilla ya no necesitaba sus votos para gobernar y Vox quedaba reducido a un papel irrelevante.
¡ª La estrategia iniciada en Castilla y Le¨®n, en la que Abascal impuso a Fern¨¢ndez Ma?ueco, del PP, que aceptara a su pe¨®n Garc¨ªa-Gallardo como vicepresidente si quer¨ªa presidir la Junta (anticipo de lo que ¨¦l mismo exigir¨ªa a N¨²?ez Feij¨®o a nivel nacional), hac¨ªa aguas.
2. ¡°La culpa la tiene Olona¡±
¡ª Vox ech¨® toda la carne en el asador en Andaluc¨ªa y envi¨® a su candidata m¨¢s medi¨¢tica: la secretaria general del grupo en el Congreso, Macarena Olona; la ¨²nica dirigente de Vox, adem¨¢s del propio Abascal, cuya popularidad estaba por encima de la del partido. Su campa?a, sin embargo, result¨® un desastre. La pol¨¦mica sobre su empadronamiento en Salobre?a (Granada) puso de relieve que la candidata, nacida en Alicante y curtida como abogada del Estado en el Pa¨ªs Vasco, no ten¨ªa ra¨ªces en la comunidad aut¨®noma andaluza. Los vestidos de faralaes que luci¨® ante las c¨¢maras incid¨ªan en la imagen folcl¨®rica con la que el clich¨¦ identifica Andaluc¨ªa y en la que los propios andaluces no se reconocen.
3. La espant¨¢
¡ª Al d¨ªa siguiente de las elecciones andaluzas, Olona compareci¨® ante la prensa para dar cuenta de su mal resultado. Abascal, que estaba en el mismo hotel, no la acompa?¨®. La direcci¨®n nacional de Vox pas¨® toda la responsabilidad del fracaso a su paracaidista.
¡ª Olona se qued¨® en Sevilla al frente de un grupo parlamentario a la mayor¨ªa de cuyos miembros ni siquiera conoc¨ªa y de un partido que controlaba f¨¦rreamente desde Madrid el secretario general, Javier Ortega Smith. Tras varias semanas de desavenencias internas, una dolencia de tiroides le sirvi¨® para dar el portazo el 29 de julio. Ni siquiera esper¨® al mes de septiembre. No aguantaba ni un d¨ªa m¨¢s.
4. El gran desconcierto
¡ª El equipo de Abascal tard¨® semanas en digerir el fiasco andaluz. En voz baja culpaba a Olona; en voz alta, a los propios andaluces, que se conformaban con la mera ¡°alternancia¡± que ofrec¨ªa el PP en vez de la ¡°alternativa¡± que representaba Vox. Pero el cambio principal respecto a lo sucedido en Castilla y Le¨®n era que el PP ten¨ªa ahora un l¨ªder (N¨²?ez Feij¨®o) capaz de desalojar a Pedro S¨¢nchez del poder, a diferencia de su antecesor (Pablo Casado), a quien su propio electorado ve¨ªa como perdedor.
¡ª Ante la expectativa de un cambio de ciclo, el votante de Vox volv¨ªa al redil del PP, de donde sali¨®, aunque Abascal insistiera en que la pol¨ªtica ling¨¹¨ªstica de Feij¨®o en Galicia era la misma que la de los independentistas en Catalu?a.
5. ?Y ahora qu¨¦?
¡ª Ante el riesgo de que Olona pueda poner en marcha un nuevo partido que le dispute el espacio de la ultraderecha, como hizo ?ric Zemmour con Marine Le Pen en Francia, y la hemorragia de afiliados y votantes se agrave, Abascal ha tomado una medida dr¨¢stica: cesar como secretario general a su fiel escudero, Javier Ortega Smith, cuyos modos autoritarios y arrogantes denuncian todos los disidentes del partido.
¡ª Eso no significa que su sucesor, Ignacio Garriga, haya recuperado la elecci¨®n democr¨¢tica de candidatos o cargos org¨¢nicos, abolida hace tiempo, sino que ser¨¢ m¨¢s amable en el trato con sus propios militantes. Si Vox fuera un fen¨®meno exclusivamente espa?ol, se podr¨ªa pronosticar un inexorable declive, pero el caso es que sus aliados presiden ya los gobiernos de Italia, Polonia o Hungr¨ªa, y su padrino, Donald Trump, amenaza con volver a la Casa Banca en 2025, as¨ª que m¨¢s vale poner las barbas a remojar.
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