Inma Berm¨²dez, la primera espa?ola que dise?¨® para Ikea: ¡°Soy m¨¢s feliz con poco¡±
La ¨²ltima premio Nacional de Dise?o tiene una historia de dolor y superaci¨®n. Tambi¨¦n de ¨¦xito y concienciaci¨®n.
Tan realista ¡ªtodo lo que dibuja es apilable, peque?o o vers¨¢til¡ª como idealista ¡ªm¨¢s volcada en el futuro del planeta que en el suyo propio¡ª, Inma Berm¨²dez (Valencia, 44 a?os) vive en el campo valenciano, en una casa con alberca donde su madre, que tiene casa al lado, cultiva tomates. Asociada a su pareja, el arquitecto Moritz Krefter, formado en la Bauhaus de Weimar, Berm¨²dez creci¨® celebrando las fideu¨¢s de los domingos y quiere que sus hijos, Otto y Carla, ¡°criados lo m¨¢s asilvestrados posible¡±, disfruten y no trabajen los domingos.
La suya es una historia de dolor y triunfo. ?Qu¨¦ es el premio, el ¨¦xito profesional o el amor familiar?
Est¨¢ claro. Pero sin mitificar: no s¨¦ si podr¨ªa haber conseguido esta familia sin el respiro que da ser econ¨®micamente independiente. Poderte mantener es poder ser.
La llaman Inma Smart (lista)¡
Los suecos me pusieron ese apodo porque hice un lavabo peque?o que cab¨ªa en cualquier ba?o y llevaba un toallero y espacio para los cepillos de dientes y el jab¨®n. Todo por pocos euros. Fue mi primer dise?o para Ikea. Pens¨¦ que deb¨ªa facilitar la vida de las familias con prisas.
?Lo tiene en casa?
Tengo una versi¨®n. Pero no necesito tener todo lo que hago. Me gusta soltar, desprenderme de cosas. Cuando tienes ni?os, acumulas, y eso me agobia. Soy m¨¢s feliz con poco. Necesito el vac¨ªo. Mi pareja necesita lo contrario y¡ pactamos.
El perchero Ekrar, que dise?¨® para Ikea, se convirti¨® en portagoteros durante la pandemia.
Ikea ofreci¨® mobiliario. Y el equipo m¨¦dico inform¨® de lo que necesitaba. El perchero era ligero y sirvi¨®.
?Cu¨¢nto cuesta?
No lo s¨¦. Poco.
24 euros. ?Le importa lo que cuestan sus productos?
Me da rabia que los productos de Ikea, si valen poco, no despierten el aprecio de las personas. Se dice que Ikea produce consumismo. Pero es nuestra manera de valorar o no las cosas que tenemos lo que lo produce. Parece que uno no puede enamorarse de un jarr¨®n que cuesta un euro. Yo dise?o igual para Lladr¨® que para Ikea.
?Con la misma calidad?
En un jarr¨®n de vidrio, claro.
?El consumismo no lo genera el exceso de oferta?
Todo ayuda. Pero el ¨²ltimo responsable es uno mismo. No poderse controlar por los bajos precios es quitarse la culpa de encima. Ikea es un logro para quien puede pagar poco.
?Preferimos tener mucho que bueno?
Estamos intoxicados. El ritmo de consumo de la moda ha llegado a los muebles. Es dif¨ªcil salir de ese c¨ªrculo si no te das cuenta de que la Tierra se muere. ?Que este verano se quem¨® Espa?a! ?Qu¨¦ es lo que no vemos? Solo exculpo a los que necesitan sobrevivir. Uno que tiene c¨¢ncer no puede pensar en nada m¨¢s. Pero las empresas que encima hacen publicidad con su supuesta ecolog¨ªa¡
Usted no deja de dise?ar productos. ?Vive en una contradicci¨®n?
Intento salir de ella. Cada vez dise?o menos. Pienso m¨¢s lo que propongo.
?Y de qu¨¦ vive?
De entender el dise?o de otra manera. De intentar, por ejemplo, que todo lo que rodea al vino en una bodega se convierta en sostenible. Dominio de la Vega tiene ya cultivo ecol¨®gico. Me llamaron para que lo comunicara. Prescind¨ª de la c¨¢psula cambi¨¢ndola por un lacre, y en el cava, que asocia el peso de la botella a mayor precio, reduje la cantidad de vidrio del envase. Es una tradici¨®n sin sentido pr¨¢ctico. No dise?amos una nueva; aprovechamos los moldes existentes. Sostenibilidad tambi¨¦n es elegir entre lo que hay cuando no hace falta m¨¢s.
?No hacer es una postura radical?
Seguro. A ver, yo creo en la vida y en las oportunidades. Pero siempre parto de la inseguridad.
Una insegura que cambi¨® hasta el nombre de los vinos.
Soy de emociones. Quise relacionarlos con la bodega. Llevan los de los socios: El blanco de Mar¨ªa, El tinto de Abel¡
?Cu¨¢l es su relaci¨®n con el vino?
Es la fiesta. Mi abuela ten¨ªa muy poco dinero, pero beb¨ªa cava con la fideu¨¢ de los domingos.
?Vive?
Muri¨® cuando yo ten¨ªa tres a?os. Viv¨ªamos con ella y con mi t¨ªo hasta que mi madre pudo comprarse un piso.
?Y su padre?
Nunca estuvo.
?No lo conoci¨®?
Uf. La historia es muy de la Espa?a cat¨®lica. Mi madre estudi¨® enfermer¨ªa y le sali¨® plaza en Totana, en Murcia. All¨ª conoci¨® a mi padre, hijo de una familia pudiente llamada Maestre. Se qued¨® embarazada y mi padre se desentendi¨®. Para poder casarse con una rica heredera, mi padre tuvo que prometer que no ten¨ªa una hija en Valencia. Aunque todo el mundo sab¨ªa que la ten¨ªa porque mi madre hab¨ªa ido embarazada a la comuni¨®n de la hermana peque?a de mi padre. Me crie con mi abuela, mi madre, mis t¨ªos Juani y Pedro y con canguros. Luego me convert¨ª en una salvaje hasta que hice una terapia de grupo que me revolvi¨® todo.
?Qu¨¦ le revolvi¨®?
Entend¨ª que la necesidad de que me quisieran a toda costa ven¨ªa del vac¨ªo que ten¨ªa tras su repudio.
Y quiso conocerlo.
Mi madre me acompa?¨® a Murcia y me esper¨® en un bar. Busqu¨¦ en la gu¨ªa telef¨®nica. Mir¨¦ en el buz¨®n: Miguel Maestre Maestre, ah¨ª estaba. Llam¨¦ a la puerta. Me pregunt¨® qui¨¦n era. Dije que ten¨ªa 21 a?os y me llamaba Inma. Me pregunt¨® que qu¨¦ quer¨ªa. Le dije que conocerlo. ¡°Pues ya me has conocido¡±, contest¨®. Y cerr¨® la puerta. Lo llor¨¦ todo y volv¨ª donde estaba mi madre. Luego ¨¦l muri¨®. Nunca pudo tener hijos.
?Cu¨¢nto de su vida decidi¨® la ausencia de su padre?
Las primeras dos d¨¦cadas, mucho. Me esforzaba por gustar. Hasta que me di cuenta de que todos mis problemas ten¨ªan que ver con el abandono. Mi madre se llama Benilde (hija de, en ¨¢rabe). Ella hab¨ªa sentido el abandono, porque es hija de otro padre que se fue, y lleva los apellidos de mi abuela, como yo. Cuando me dijo que ella tambi¨¦n se hab¨ªa sentido abandonada, la odi¨¦ de pura impotencia. Le recriminaba que en lugar de ayudarme me dijera que ese dolor se me pasar¨ªa con la vida. Empec¨¦ a consumir drogas. Llegu¨¦ a tener una actitud tan negativa que mi novio me dijo que si quer¨ªa seguir con ¨¦l deb¨ªa ir a terapia. Mi madre y yo fuimos a Proyecto Hombre. Me cost¨® mucho. Al principio ment¨ªa todo el rato. Hasta que acept¨¦ sus reglas. Eso me salv¨®. La terapia me hizo ver.
Y quiso ver a su padre.
S¨ª. Empezar de cero.
?Cu¨¢ntas veces se puede empezar de cero?
Cada vez que lo necesitas. Lo importante es verlo. Y admitirlo. Yo me pas¨¦ media vida buscando el amor que no hab¨ªa tenido. Y cuando asum¨ª que no lo iba a encontrar en mi padre, lo encontr¨¦ en amigas, en mi madre y en m¨ª misma.
Y entonces cambi¨® de vida.
En 2001, en ese momento tan dif¨ªcil en el que estaba enfrentada a todo: los novios, los estudios y mi madre, con la que he vivido toda la vida, consegu¨ª una beca Erasmus. Me fui a vivir m¨¢s que a estudiar: marqu¨¦ todos los destinos posibles. Y me sali¨® Alemania porque nadie lo eleg¨ªa. Pens¨¦ que con todo lo que hab¨ªa vivido aprender alem¨¢n ser¨ªa f¨¢cil.
?Lo fue?
Para dise?ar s¨ª, tampoco iba a estudiar microcirug¨ªa.
En Alemania aparece usted misma como su mejor dise?o.
Supongo. All¨ª empec¨¦ a construir la vida que quer¨ªa, no la que me hab¨ªa tocado. Me qued¨¦ cuatro a?os. Y all¨ª recib¨ª una llamada de la familia de mi padre. Ellos s¨ª quer¨ªan conocerme. La vida es alucinante. De repente me encontr¨¦ con un mont¨®n de primos. Me llevaron a conocer a mi abuela. La mujer dijo: ¡°Eres una Maestre¡±. Y me abraz¨®. Dos a?os despu¨¦s muri¨® mi padre. Llor¨¦ lo que me quedaba. Hab¨ªa fantaseado con que se arrepentir¨ªa, con que un d¨ªa querr¨ªa hablar y me explicar¨ªa algo. Pero no. Por eso cuando me llamaron los familiares para que las tierras de mi padre no se las llevara su viuda, dije que no quer¨ªa nada. Solo el reconocimiento para mi madre. Exhumaron el cad¨¢ver y gan¨¦ el juicio de paternidad.
?Cu¨¢ndo se hizo econ¨®micamente independiente?
Durante muchos a?os dise?aba y trabajaba de camarera. Estaba acostumbrada. Cuando era una adolescente rebelde, mi madre, que es enfermera, consigui¨® que me cogiesen para limpiar en la planta de oncolog¨ªa. Todo el mundo deber¨ªa pasar por eso: por limpiar y por convivir con quien tiene poca esperanza y se esfuerza. He sido camarera de restaurante, de hogar del jubilado, de garitos de noche¡, lo que quieras. Y siempre me lo he pasado bien. Es cuesti¨®n de ser positivo. Siempre hay algo bueno.
?Fue m¨¢s dif¨ªcil madurar, convertirse en dise?adora o criar ahora a sus dos hijos?
Yo no quise tener hijos sin tener una vida profesional estable. Lo consegu¨ª cuando regres¨¦ a Valencia y comenc¨¦ a trabajar para Lladr¨® e Ikea. Pero he tenido mucha suerte. La l¨¢mpara Follow Me me ha dado mucho dinero.
Es un invento: m¨®vil, sin cable, con varias posiciones de pantalla y luz de bajo consumo.
La hice por afinidad con el director de la empresa Marset. Me dijo: ¡°Alguien capaz de trabajar para Ikea y para Lladr¨® tiene que ser especial. ?Qu¨¦ tipo de l¨¢mpara mejorar¨ªa la vida?¡±. Pens¨¦, y al final la encontr¨¦ en los cat¨¢logos antiguos de su empresa. Hab¨ªa una con asa met¨¢lica y la actualic¨¦.
?Dise?ar es elegir?
Claro. Pero el que eligi¨® fue Javier Marset, el director de la empresa. Me pidi¨® una l¨¢mpara aut¨®noma. Hab¨ªa un hueco en el mercado.
?Se puede vivir de un solo producto?
Me ha dado tranquilidad, un colch¨®n econ¨®mico y una relaci¨®n preciosa con Javier. Ha sido un ¨¦xito para los dos.
La vida real define sus dise?os: un lavabo peque?o, un perchero f¨¢cil de montar.
Es que he vivido siempre en espacios peque?os y con poco dinero. Eso hace que te pienses en qu¨¦ lo vas a gastar.
Es muy realista, pero vive aislada de la realidad en una casa bioclim¨¢tica.
Profesionalmente, soy meticulosa; personalmente, act¨²o por impulso.
?Tambi¨¦n hoy, con dos hijos?
Forma parte de mi car¨¢cter.
Su estudio se llama Inma Berm¨²dez. Y en ¨¦l trabajan usted y su pareja, el arquitecto Moritz Krefter.
No persegu¨ª tener un estudio propio, quer¨ªa dise?ar sin obsesi¨®n, tener una vida. Pero al regresar a Espa?a tuve que abrirlo. Se llama con mi nombre porque exist¨ªa antes de conocer a Moritz. Por nada m¨¢s. Todo el mundo dice que detr¨¢s de un gran hombre hay una gran mujer, y yo, que ven¨ªa de una p¨¦sima experiencia con los hombres, no s¨¦ si soy una gran mujer, pero s¨¦ que tengo un gran hombre detr¨¢s.
Qu¨¦ mujer tan diferente la que se fue y la que regres¨®.
Saqu¨¦ fuerzas para afrontar lo que me dol¨ªa y luego me puse a trabajar.
Su madre no ha dejado de acompa?arla.
Nunca.
?Qui¨¦n la acompa?¨® en los partos?
Moritz y mi madre. Ella como enfermera de quir¨®fano [risas].
?Por qu¨¦ regres¨® a vivir a Valencia?
Por la buena vida: necesitaba mi tierra, a mi madre y a mis amigos. El buen vivir despu¨¦s de vivir en Suecia trabajando para Ikea.
?Cu¨¢l es el buen vivir?
El sol, la poca prisa, los tomates con sabor que cultivamos, los ni?os asilvestrados.
Su casa no tiene ni aire acondicionado, ni calefacci¨®n ni casi acabados.
Tiene estufa de le?a, aislamiento de corcho, muros de 40 cent¨ªmetros y grandes ventanas. Son lo m¨¢s caro de la casa.
?Qu¨¦ despert¨® su conciencia ecol¨®gica?
Vivir en Alemania.
?Qu¨¦ le ha sido m¨¢s dif¨ªcil, establecerse profesionalmente o criar hijos?
Uf. Nadie me advirti¨® de que tener hijos a partir de cierta edad se complicaba mucho. Sufr¨ª varios abortos espont¨¢neos. Luego me cosieron el ¨²tero para que no se me desprendiera Mar¨ªa. Pero muri¨®. Tenemos un laurel plantado en el jard¨ªn que es Mar¨ªa. En este pa¨ªs cuando abortas con 20 semanas tiran los fetos a un cubo. Eso deber¨ªa cambiar. Uno deber¨ªa poder enterrar a sus muertos. Estuve un mes sin moverme. Y ni as¨ª la salv¨¦. Pero no lo consideran duelo. Nadie te apoya. Con 38 a?os, Otto fue gestado con cerclaje preventivo. Ese cerclaje me provoc¨® una amenaza de aborto. Tras quitarlo, y seis meses de reposo absoluto, pudo por fin nacer. Cuento esto con todo detalle por si le sirve a alguien. Porque no se habla de los problemas de los partos. Ni del paso de los a?os para convertirse en madre.
Dice que el trabajo la salv¨®.
Ten¨ªa un encargo de Mercadona para hacer la l¨ªnea de limpieza: recogedores, cubos, fregonas¡ Lo dise?¨¦ en el hospital, donde no me levant¨¦ de la cama en 18 d¨ªas. Todo encajaba, ocupaba poco en casa, en el pal¨¦ para el traslado¡
Marca de la casa.
Lo aprend¨ª de Ikea. Y era neutral para no invadir, para no hacerse muy visible.
?C¨®mo ha vivido la crianza de sus hijos?
Mi madre y mis t¨ªos nos han ayudado. Pero estoy agotada, por eso voy a aprovechar el dinero del Premio Nacional de Dise?o para parar. Para pensar. Quiero ser certera con lo que aporto. Quiero ayudar a mitigar los problemas del cambio clim¨¢tico. Creo que tengo facilidad para ver soluciones y quiero hacerlo desde otro punto de vista. No se trata solo de hacer cosas. En la bodega Dominio de la Vega mi asesoramiento ha sido para hacer menos cosas. M¨¢s peque?as, m¨¢s significativas. Eso tambi¨¦n es dise?ar.
Es de la generaci¨®n re: repensar, reparar, recuperar, reciclar. ?En dise?o se ha acabado la fiesta?
Hay que aprender a celebrar de otra manera. Me parece indecente no reaccionar ante lo que est¨¢ pasando en el planeta. Todo: desde abrir un grifo hasta coger un avi¨®n o ir a la peluquer¨ªa tiene consecuencias. ?Qu¨¦ m¨¢s tiene que pasar? ?No vemos ya que con este ritmo de consumo nos vamos a la mierda?
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