¡®Buf¨®n de voz¡¯, un podcast para sanar nuestras neuras
Las donostiarras Ana Villar y Mar¨ªa Arizmendi mezclan terapia, confesi¨®n y diversi¨®n para tratar temas como la psiconutrici¨®n, las frustraciones, los ¡®bots¡¯, la educaci¨®n escolar o la maldad intr¨ªnseca de algunos refranes
Hay gente ilusionante que sigue creyendo que algo puede ser a la vez desternillante y grave. Que puede divertir y tambi¨¦n hacer pensar. Que se puede ayudar con una mezcla de humor y compromiso, que se pueden desescombrar con risas y l¨¢grimas las neuras del personal. Las donostiarras Ana Villar y Mar¨ªa Arizmendi, Haneke y Tukson en sus nombres art¨ªsticos, 30 ya no tan tiernos a?itos cada una, llevan cerca de un a?o empe?adas en tal misi¨®n delante del micr¨®fono y de la c¨¢mara de v¨ªdeo. Buf¨®n de voz es un podcast plagado de ternura y mala hostia casi a partes iguales que puede consumirse sin moderaci¨®n en iVoox, YouTube y Spotify y que gana adeptos a velocidad de crucero en esta su segunda temporada, tras 15 episodios emitidos.
Bajo lemas como ¡°Somos lo que podemos¡±, ¡°No queremos dar lecciones a nadie¡± o ¡°No sabemos de qu¨¦ sabemos, aunque vamos de que sabemos¡±, Villar (licenciada en Comunicaci¨®n) y Arizmendi (licenciada en Psicolog¨ªa) apelan a la confusi¨®n y el despiste generalizado de nuestras atribuladas sociedades de hoy. Con un estilo personal e intransferible: mezclar un tono asertivo y categ¨®rico en la forma con una irremediable vocaci¨®n de duda met¨®dica en el fondo. Porque de algo est¨¢n convencidas: ¡°Nuestra generaci¨®n ha recibido verdades demasiado absolutas y r¨ªgidas, y estamos un poco empachadas¡±.
Tocan temas que van desde la salud mental hasta los bots y desde la dictadura de los cuerpos normativos hasta la conducta alimentaria, pasando por la educaci¨®n escolar, los objetivos reales e imaginarios de lo que uno quiere ser en la vida, la b¨²squeda del equilibrio psicol¨®gico y hasta un crudo repaso a los 10 mandamientos. Como si dij¨¦ramos, un consultorio terap¨¦utico para almas perdidas¡, empezando por las suyas. Un consultorio en el que no faltan las l¨¢grimas de las locutoras, que lo mismo hablan de la p¨¦rdida del padre que de lo mal que se sienten cuando llega el tiempo de playa y hay que exhibir lorza, o de la toxicidad de refranes como ¡°querer es poder¡± (al que dedicaron recientemente un programa salvaje y profundo).
Ayudadas por un amigo productor musical, otro psic¨®logo especialista en salud mental, otro fot¨®grafo y otro dise?ador gr¨¢fico, y tras quedarse las dos en paro en marzo del a?o pasado, se metieron al jaleo. Primero grabaron en un sof¨¢ en el s¨®tano de una tienda de decoraci¨®n de San Sebasti¨¢n. Hoy lo hacen en un coqueto estudio del centro cultural Tabakalera, gozando al fin de lo que podr¨ªa llamarse ¡°algo parecido a medios adecuados¡±. ?Un pod?cast terap¨¦utico? Ser¨ªa mucho decir, pero algo hay: ¡°Para m¨ª en lo personal ha sido poner en palabras todo lo que me encantaba desde peque?a: hablar, grabar v¨ªdeos, contar historias, hablar de m¨ª y de cosas que creo que pueden ayudar al resto o de cosas que creo que pueden transmitir mensajes interesantes dentro de toda la mierda que hay ahora, y todo con ese toque de humor que a las dos nos ha salvado siempre¡±, explica Mar¨ªa Arizmendi. Todo puede resumirse, quiz¨¢, as¨ª: Buf¨®n de voz re¨²ne los anhelos, tareas y compensaciones del puesto de trabajo ideal que a las dos les gustar¨ªa ocupar¡ y que seguramente no existe. Pero so?ar es libre.
Trabajaban juntas en un gabinete de psiconutrici¨®n. Esa fue su escuela de vida, a veces con caricias, a veces a tortazos, como recuerda Ana Villar: ¡°Ten¨ªamos conversaciones de 40 minutos con personas a las que creo que ayud¨¢bamos, pero encima les hac¨ªamos re¨ªr, algunas se quedaban marcadas y luego cuando volv¨ªan a llamar pues ped¨ªan hablar directamente con alguna de nosotras. As¨ª que a la empresa le hac¨ªamos vender muy bien el producto con esa forma de ser nuestra. Pod¨ªamos haber sido robots, pero no lo fuimos. Esa parte de ser buf¨®n nos ha venido bien y nos ha salvado¡, pero la verdad es que otras veces nos hemos re¨ªdo por no llorar¡±. La parte de buf¨®n queda clara. No hay m¨¢s que verlas, travestidas en ertzainas piscineras, en el surrealista retrato que les hizo su amigo el fot¨®grafo Andoni Beristain...
Uno de los mejores piropos que se les pod¨ªa lanzar, se lo lanzaron. Fue una chica desconocida que, en uno de lo numerosos mensajes que reciben, les escribi¨®: ¡°Est¨¢is hablando de cosas de las que ni me atrev¨ªa a hablar con mis amigas, y poniendo en palabras cosas que me pasan pero de las que ni me hab¨ªa dado cuenta¡±. ¡°Esto te hace pensar¡±, reflexiona Ana Villar, ¡°que hay gente que nos escucha y que gracias al podcast igual est¨¢ m¨¢s cerca de la terapia para solucionar el problema que tenga, o al menos m¨¢s cerca de tomar una decisi¨®n sobre si tiene que hacer terapia o no¡±. Y a?ade su compa?era de micro: ¡°Est¨¢ claro: es intentar activar algo en la gente... al final creo que lo que hacemos, aparte de ser un pasatiempo, es algo muy generoso, porque en el fondo lo que estamos haciendo es ponernos nosotras en la palestra, exponernos, para ver si la gente se identifica¡±.
En Buf¨®n de voz retumban bastantes palabrotas. Suelen venir a cuento. No es ese trazo grueso utilizado como forzado recurso literario o period¨ªstico, tan en boga. ¡°Mis padres ya me dicen: ¡®Mar¨ªa, no digas tantas palabrotas¡¯. Yo les contesto: ¡®Aita, ama, si ya s¨¦ que he ido a un colegio cat¨®lico, pero es que ni soy cat¨®lica ni s¨¦ no decir palabrotas. Bueno, en ese sentido Buf¨®n de voz es para un p¨²blico trotero¡±. M¨¢s que trotero, punki. Demostraci¨®n: ?la frase favorita de Ana Villar? ¡°Tengo un puto l¨ªo que flipas¡±. Ol¨¦.
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