San Valent¨ªn, Twitter y relaciones t¨®xicas
El m¨²sico y escritor James Rhodes aprovecha el pretexto de la fiesta de los enamorados para reflexionar sobre los paralelismos entre los amores nocivos y el mal uso de las redes sociales
Una de las cosas menos ofensivas que los brit¨¢nicos le dieron al mundo es el D¨ªa de San Valent¨ªn. Chaucer escribi¨® un poema en 1375 vinculando el amor y el noviazgo con el 14 de febrero y San Valent¨ªn y, aunque dudo que previera pagar 80 euros por un ramo de flores y pelearse por las reservas para cenar, desde entonces el mundo ha elegido este d¨ªa para celebrar las relaciones.
Este d¨ªa pone de relieve muchas de las experiencias bastante retorcidas que he tenido al negociar relaciones t¨®xicas en el pasado. Y me hace preguntarme, ahora que finalmente encontr¨¦ a mi media naranja y me establec¨ª felizmente, ?por qu¨¦ sol¨ªa conformarme con mucho menos de lo que merezco? ?Por qu¨¦ aceptar unas migajas de amor en lugar de toda la panader¨ªa? Las relaciones son desafiantes, todos lo sabemos y, sin embargo, muchas veces me he visto abrumado con red flags y situaciones infelices. Y aun as¨ª decido no solo quedarme, sino perseguirlo como una especie de b¨²squeda sagrada. Y si alguna vez me fuera e intentara seguir adelante, nueve de cada diez veces volver¨ªa.
?Por qu¨¦ volvemos a cosas que no nos convienen? ?Familiaridad? ?Baja autoestima? ?Masoquismo? ?El deseo de cambiar a los dem¨¢s en lugar de mirar dentro y cambiarnos a nosotros mismos?
Me recuerda a Twitter y sus primos. Estoy bastante seguro al afirmar que la relaci¨®n m¨¢s t¨®xica que he tenido es con el barco que se hunde de Elon Musk. Y ?ay!, c¨®mo me cuesta irme de una vez por todas. Como un alcoh¨®lico tratando de mantenerse sobrio pero trabajando en un bar -o, quiz¨¢s m¨¢s apropiado, alguien en una relaci¨®n enfermiza e incapaz de salir de ella-, me encuentro casi adicto a la violencia, las recompensas de dopamina, la indignaci¨®n y la hostilidad.
Internet, de alguna manera, ha hecho que est¨¦ bien para nosotros (incluso nos alienta a ello) gritar a los extra?os, insultar, amenazar, odiar y abusar de aquellos que nunca hemos conocido. Lo he hecho yo mismo demasiadas veces como para mencionarlo. He le¨ªdo un tuit sobre -por citar un ejemplo entre decenas- Pablo Motos y me he convertido en menos de 10 segundos en juez, jurado y verdugo sin conocerlo nunca, sin conocer la mayor¨ªa de los detalles y teniendo una opini¨®n formada por la indignaci¨®n m¨¢s que por los hechos (lo siento, Pablo). Es el ingrediente clave para la cultura de la cancelaci¨®n. Nuestros tel¨¦fonos tienen gatillos instant¨¢neos: nuestros dedos, ansiosos por disparar solo porque podemos. Mir¨¢ndolo con objetividad, me resulta tan incomprensible como angustioso. Al menos tener una terrible discusi¨®n con un amante tiene cierto grado de autenticidad y experiencia compartida. ?Gritar a extra?os en Internet? No tanto.
Necesito una relaci¨®n. No estoy lo suficientemente iluminado como para enfrentarme al mundo solo. Tambi¨¦n necesito las redes sociales (como herramienta de trabajo son muy ¨²tiles). Pero, al igual que ahora he trazado una l¨ªnea en la arena con las relaciones t¨®xicas, me niego a involucrarme o ser parte de algo que me lastima a m¨ª y a los dem¨¢s. Tenemos una cantidad finita de energ¨ªa y mis prioridades en relaci¨®n a esa energ¨ªa son mi familia, mi bienestar, mis pasiones y, solo despu¨¦s, todo lo dem¨¢s. Las cosas que te quitan la energ¨ªa, que dan prioridad a la necesidad de tener raz¨®n sobre el deseo de ser feliz, pueden joderte. La vida es demasiado corta. Y ahora que estoy eternamente agradecido de haber dado el salto final de relaciones infelices, enfermizas e insatisfactorias a algo verdaderamente hermoso, tranquilo, ¨ªntimo y amable, me pregunto si es posible hacer lo mismo en el mundo virtual tambi¨¦n.
Hace seis a?os, durante una charla TEDx en Madrid sobre la m¨²sica cl¨¢sica y el yo interior, mencion¨¦ la idea de crear una aplicaci¨®n que fuera m¨¢s un ritual interior que un h¨¢bito. Algo que inspirara y no desinflara, algo m¨¢s centrado en la cultura y el arte que en la pol¨ªtica y los influencers.
Tengo la esperanza de que alg¨²n d¨ªa, aunque tenga que crearlo yo mismo, haya un lugar similar en l¨ªnea donde podamos encontrarnos, compartir, chatear y amar con empat¨ªa, con bondad y con curiosidad.
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