La parte por el todo
Se dice que el ser humano es el ¨²nico mam¨ªfero que sigue bebiendo leche tras el destete, lo que no es del todo cierto, pues a mi gato le gusta y no le sienta mal. Se trata, en todo caso, de una singularidad que no deja de producir extra?eza. Tal como me explic¨® en su d¨ªa el profesor Arsuaga, la leche contiene una variedad de az¨²car, la lactosa, que se digiere gracias a una enzima de nombre lactasa. Esta enzima disminuye o desaparece en los mam¨ªferos tras el destete. Por fortuna, hace 7.000 u 8.000 a?os, en algunas poblaciones humanas del centro de Europa, se produjo una mutaci¨®n gen¨¦tica conocida como ¡°persistencia de la lactasa¡±, en virtud de la cual determinados grupos continuaron produci¨¦ndola en la vida adulta. Desde Europa, esa mutaci¨®n se extendi¨® por Asia y ?frica, entre otros lugares de la Tierra. Sobra decir que salv¨® muchas vidas en momentos de escasez o hambrunas, pues la leche es uno de los alimentos m¨¢s completos. Hay poblaciones a las que sin embargo no ha llegado, lo que impide beberla a sus habitantes. Incluso entre nosotros no es rara la ¡°intolerancia¡± a la lactosa, debida a una deficiencia de esa enzima que se traduce, para quienes la padecen, en trastornos gastrointestinales de diversa ¨ªndole.
El individuo del carrito da la impresi¨®n de no hallar lo que busca entre esa agobiante variedad. Tal vez la visi¨®n de las leches envasadas produzca una suerte de nostalgia de la teta. En tal caso, el hombre de la foto se hallar¨ªa, sin saberlo, m¨¢s que frente a un lineal de l¨¢cteos, frente a esa figura ret¨®rica en la que tomamos la parte por el todo.
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