Identidad narrativa: qu¨¦ contamos de nosotros tambi¨¦n construye la persona que somos
La forma de narrar la historia de nuestra vida puede ayudar a sanar viejas heridas, reconciliarnos y comprendernos mejor. El lenguaje tiene la clave
¡°Soy una carga para la gente que me rodea¡±. ¡°Nunca se me han dado bien las relaciones¡±. ¡°No he tenido suerte con los trabajos¡±. Las historias que el ser humano se cuenta acerca de qui¨¦n es y lo que le pasa a lo largo de la vida construyen su identidad narrativa. Se trata de un concepto acu?ado por el psic¨®logo de la Universidad de Northwestern Dan McAdams. La realidad se interpreta como amenazante, esperanzadora o neutral seg¨²n se sienta (identidad experiencial), pero tambi¨¦n seg¨²n se cuente (identidad narrativa). Este proceso se hace a trav¨¦s del lenguaje. Los relatos tambi¨¦n est¨¢n influidos por factores culturales y sociales.
En sus investigaciones, McAdams ped¨ªa a los sujetos que reflexionasen sobre el tema b¨¢sico de su historia vital, sus creencias y valores. Descubri¨® que, a pesar de haber vivido acontecimientos parecidos, hab¨ªa personas que contaban historias redentoras mientras que otras contaban historias de contaminaci¨®n. Los relatos en modo superaci¨®n ayudaban a sentir un mayor control y progreso en la vida que las narraciones contadas en modo negativo. Los efectos de c¨®mo contarse la historia, por tanto, habr¨ªan impulsado o inhibido las conductas encaminadas a la realizaci¨®n de los deseos. Adem¨¢s, este autor encontr¨® que la tendencia a contarse lo sucedido en un sentido m¨¢s optimista o pesimista influ¨ªa en las posibilidades de mantener esa narrativa en el futuro.
Cada identidad narrativa contiene personajes m¨¢s o menos amables, problemas superados o deudas pendientes. Como dice McAdams, las personas hacen sus ¡°elecciones narrativas¡± acentuando ciertos elementos de su historia y obviando otros. Normalmente, se eligen acontecimientos o experiencias que den m¨¢s sentido a la trama. Esta identidad narrativa ayuda a que las personas se comprendan a s¨ª mismas y a que los dem¨¢s les entiendan mejor, porque es su carta de presentaci¨®n. ¡°Sabemos qui¨¦nes somos cuando somos capaces de construir el relato que re¨²na los principales acontecimientos en un orden¡±, sosten¨ªa el pensador franc¨¦s Paul Ricoeur (1913-2005). Adem¨¢s, esta identidad no es algo fijo. Es m¨®vil y din¨¢mica, ya que tambi¨¦n se nutre de relatos temporales.
En el contexto de la relaci¨®n terap¨¦utica, los profesionales de la salud mental acceden a las experiencias de los pacientes a partir de los relatos que comparten en la consulta. Este di¨¢logo se produce en unas condiciones de seguridad donde el paciente se siente libre para hablar. La llamada terapia narrativa, creada en las d¨¦cadas de 1970 y 1980 por los trabajadores sociales Michael White y David Epson, pretende encontrar maneras de flexibilizar las historias saturadas de contaminaci¨®n para darles un nuevo significado. Esto se consigue haciendo preguntas que incorporen experiencias ausentes en el relato, logros escondidos o momentos en los que el problema no haya tenido una influencia tan fuerte. Este ejercicio de mirar hacia atr¨¢s para reconstruir la historia nunca es neutral porque provoca emociones. La memoria no es un simple almac¨¦n de datos. La terapia implica dedicar tiempo a observar las heridas, las ofensas, los da?os ocasionados o sufridos validando las emociones asociadas. Pero tambi¨¦n implica recordar lo que se hizo bien, apreciar el tes¨®n, la dedicaci¨®n o el esfuerzo, incluso cuando el resultado no haya sido el esperado.
As¨ª, se reescriben las historias de una manera m¨¢s constructiva. El relato se enriquece con nuevas ideas y reflexiones mientras se va puliendo esa parte de la biograf¨ªa. Este relato de los hechos m¨¢s ¨²til proporciona una identidad diferente. La nueva narrativa fortalece la autoestima. Puede servir de inicio para la reconciliaci¨®n con uno mismo. Y tambi¨¦n a tomar distancia respecto al pasado. Cuando uno se cuenta la vida de otra manera, se entiende mejor.
Cualquier proceso en psicoterapia tiene un punto de creatividad similar a lo que sucede en el g¨¦nero de la novela autobiogr¨¢fica. Hay evidencias de que la visi¨®n de los autores sobre los protagonistas se va alterando conforme avanza el relato. En su libro Ruta de escape, el abogado y escritor Philippe Sands trata de cambiar, a veces con m¨¢s ¨¦xito y otras con menos, la impresi¨®n del hijo de un jerarca nazi al ir descubriendo nuevas fuentes. Es decir, para modificar la narrativa sobre acontecimientos de la historia personal o ajena hay que investigar sobre uno mismo y sobre el otro.
Una manera de practicar la terapia narrativa de manera autodidacta puede ser conocer el di¨¢logo interno: dedicar atenci¨®n al contenido y al tipo de pensamientos que se tienen. Se tratar¨ªa de analizar si es un di¨¢logo destructivo o constructivo, intranquilo o sereno. Una vez detectado, se puede cambiar la manera que se tiene de hablarse a uno mismo incorporando palabras m¨¢s afectuosas y amables.
La identidad narrativa aparece, por tanto, cuando uno es narrador y protagonista de su historia. Ser autor de la vida depende de muchas circunstancias ajenas, pero siempre quedar¨¢ bajo control de uno la forma de contarse lo que sucede. Hay narraciones que pueden sanar heridas, reconciliarnos y comprendernos.
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