Ana Torrent: ¡°No lo quiero todo. No tengo una gran ambici¨®n¡±
La actriz cierra su c¨ªrculo con V¨ªctor Erice en ¡®Cerrar los ojos¡¯, que se presenta fuera de concurso en Cannes, y recuerda sus tiempos de ni?a junto al director y una vida marcada por el cine, que no eligi¨®
Cuando V¨ªctor Erice buscaba obsesivamente quien protagonizara El esp¨ªritu de la colmena resulta razonable pensar que, en vez de un ni?o o a una ni?a, andaba tras la captura de unos ojos. Los tengo ahora delante, en el caf¨¦ comercial de Madrid, 50 a?os despu¨¦s de que se estrenara la que fue su primera pel¨ªcula y, seg¨²n muchos expertos, la mejor obra del cine espa?ol. Lo lograron gracias, en parte, a lo que todos los que anduvieron implicados en aquel proyecto supieron transmitir con aquella mirada de intensa inocencia. La de Ana Torrent¡
Ella mantiene encendido con una luz discreta y ya madura el tono negro de sus ojos. Con los a?os, esa mirada, pas¨® del asombro encuadrado del cine a custodiar una profunda timidez. Pero cuando la actriz nacida en Madrid hace 56 a?os no sab¨ªa que lo era y resguardaba a veces en solitario la c¨¢psula de la infancia en los recreos sin apenas buscar compa?¨ªa, callada y observadora, Erice la encontr¨®. Fue en el colegio Base de Madrid, donde tambi¨¦n estudiaba Gracia, la hija del productor, El¨ªas Querejeta.
Tanto Erice como Luis Cuadrado, el director de fotograf¨ªa, escudri?aban entre el alboroto de la chiquiller¨ªa ese pellizco con pesta?as que quiz¨¢s no eran capaces de describir, pero intu¨ªan. Cuando la vieron, entendieron perfectamente que ella lo ten¨ªa. Hasta puede que no aspiraran a tanto y sobrepasara sus expectativas. Aquella mirada constitu¨ªa un milagro. Una mina.
Actuaron entonces de manera inconcebible, completamente imposible, hoy. ¡°Se acercaron a m¨ª porque les llam¨® la atenci¨®n que jugara sola. Empezaron a fotografiarme¡±, recuerda Torrent. Luego, lo cont¨® en casa: ¡°Un se?or con barba ha estado haci¨¦ndome fotos en el colegio¡, les dije a mis padres. A m¨ª no me gustaban los se?ores con barba, de eso tambi¨¦n me acuerdo¡±. Unos d¨ªas despu¨¦s, volvieron a la carga. Ya con una propuesta. Directamente para la ni?a, que ten¨ªa entonces seis a?os. ¡°Me preguntaron que si quer¨ªa hacer una pel¨ªcula. Cuando lo dije en casa, creyeron que me lo inventaba¡±. Pero tanto su madre como su padre, ingeniero de caminos y tambi¨¦n sus cuatro hermanos mayores ¡ªfueron seis en total¡ª, no tardaron en comprobar que era cierto.
Me ha impactado mucho trabajar de nuevo con V¨ªctor Erice. Existen conexiones con la ni?a que dej¨® en ¡®El esp¨ªritu de la colmena¡¯
As¨ª fue como la mirada de Ana Torrent comenz¨® a convertirse en un s¨ªmbolo de significados ocultos y secretos, de silencios e interrogantes. ¡°Yo tambi¨¦n me sigo preguntando hoy, cuando veo la pel¨ªcula en qu¨¦ estar¨ªa pensando aquella ni?a¡±, dice. ¡°Si escarbo, a lo mejor lo averiguo, quiz¨¢s no lo hago por miedo a lo que vaya a encontrar, aunque si me pongo a ello¡¡±.
No hallar¨ªa nada ajeno a una infancia que ella considera feliz. ¡°Cuando escucho historias por ah¨ª, pienso en la suerte que tuve. Tampoco mis padres nos sobreproteg¨ªan, como ocurre ahora en muchos casos, pero nos educaron con mucho cari?o, mucha atenci¨®n, lo hicieron muy bien¡±.
Aun as¨ª, el dilema al que se enfrentaron en casa a la hora de dar permiso, quiz¨¢s la primera vez fuera sencillo, pero la segunda, con Cr¨ªa cuervos y Carlos Saura, cuando ten¨ªa ocho a?os, algo m¨¢s complicado. ¡°Tanto ¨¦l como Erice pensaban que yo encajaba en esa visi¨®n de la infancia. Dibujan a ni?os que se muestran desconcertados. Un mundo complejo y delicado, la mirada que intenta entender y observa en el universo de los mayores mentiras y silencios. Yo era observadora, una ni?a que recib¨ªa y colocaba las cosas en otro ¨¢mbito. Quiz¨¢s, para el cine, aquello no ten¨ªa precio. Esa mirada que no se reconoce tanto en los ni?os, algo reflexiva¡±.
Hoy, Torrent ha decidido volver al comienzo y asumir otro papel con Erice en la que ser¨¢ la cuarta pel¨ªcula del realizador a sus 80 a?os: Cerrar los ojos, se titula y ser¨¢ presentada en la nueva edici¨®n del Festival de Cannes fuera de concurso. La actriz no ha dejado de estar en contacto con ¨¦l desde que la descubri¨® en aquel colegio. La ha ayudado incluso a tomar decisiones cruciales en su vida, como buen mentor. Fue el director quien la meti¨® en esto y de alguna manera se ha sentido responsable.
Agradecido, tambi¨¦n. Porque sabe que Torrent le ha proporcionado gran parte de los mejores momentos de su escasa pero fundamental carrera. En el documental Huellas de un esp¨ªritu, dirigido por Carlos Rodr¨ªguez 25 a?os despu¨¦s del estreno, Erice cuenta como el mejor momento de su cine responde a un planteamiento documental, alejado de la voluntad planificada y plenamente po¨¦tica de la pel¨ªcula. Una paradoja de la que el director aprendi¨® mucho. Es la secuencia en la que Ana descubre por primera vez al monstruo mientras ve Frankenstein en el cine de su pueblo. Y as¨ª fue, nada dirigido, ni pactado, ni guiado. Luis Cuadrado la enfoc¨® en el momento preciso mientras el director sosten¨ªa la espalda del operador.
Torrent recuerda pocas cosas de aquella experiencia. Se mezcla en su memoria con partes de realidad y ficci¨®n, tal como retrata la pel¨ªcula. ¡°Era un mundo de mayores que no entend¨ªa muy bien. Isabel Teller¨ªa ¡ªla otra ni?a protagonista¡ª y yo est¨¢bamos apartadas, no nos relacion¨¢bamos mucho con el resto. Se rod¨® en un pueblo peque?o de Segovia, vivimos all¨ª un mes y pico. Al principio no quer¨ªan que vinieran nuestros padres a vernos. Para no salir de un mundo y meternos en otro. Supongo que me trataron con gran paciencia, no recuerdo haber estado actuando, ni memorizar, aprender o entender¡¡±.
?Y hoy? ?Cu¨¢ndo comenz¨® a entender Ana Torrent la enjundiosa savia que desprende El esp¨ªritu de la colmena, aquella f¨¢bula en la que ella se convierte en un icono, ataviada con su babi y su malet¨ªn colgando? Sus capas, su metalenguaje, la delicada artesan¨ªa lum¨ªnica que invent¨® y dibuj¨® en sus planos el color de la miel, tal como recordaba ?ngel Fern¨¢ndez-Santos, que fue su coguionista, adem¨¢s de cr¨ªtico fundamental de las p¨¢ginas de este peri¨®dico durante d¨¦cadas. ¡°Hoy la entiendo m¨¢s, la he ido comprendiendo muchos a?os despu¨¦s. Poco a poco¡±. ?De qu¨¦ cree que va? ¡°Sobre c¨®mo creamos nuestros monstruos¡±, asegura Torrent. ¡°Tanto Frankenstein como el fugitivo que aparece en la obra no tienes conciencia de que lo son, ?c¨®mo hacemos que los diferentes, los heterodoxos resulten un peligro para la sociedad cuando no lo son? ?C¨®mo se construye un mundo en la infancia? ?C¨®mo entender el universo de los adultos, los silencios, las heridas¡? La ni?a invoca, apela a todo aquello. As¨ª lo entiendo yo¡±, asegura.
Y de la identidad que ese galimat¨ªas desprende. ¡°Yo soy Ana¡±, proclama la chiquilla al final. ?Qui¨¦n? Hoy una actriz que sabe elegir, que quiz¨¢s hubiera sido matem¨¢tica de no hab¨¦rsele atravesado en la vida el cine. Una mujer que se sabe con la infancia congelada y al alcance de la iconograf¨ªa de un pa¨ªs en una pantalla. Y que lejos de paralizarse por tal circunstancia, ha sabido convivir con ella. Naturalmente.
De la segunda experiencia con el director ha sido plenamente consciente. Aun as¨ª, no esperaba que la sorprendiera tanto. ¡°Hemos mantenido una relaci¨®n cercana, una amistad. Nos hemos visto de vez en cuando. De Cerrar los ojos empez¨® a hablarme en las Navidades de 2021. Me vino a ver al teatro cuando estaba haciendo Las criadas, de Jean Genet, y me cont¨® la historia. Le iba a decir que s¨ª al cien por cien, pero me ha impactado mucho trabajar con ¨¦l ahora. Ha representado una experiencia muy personal, como si de pronto algo latente cobrara sentido. Existen referencias a la ni?a que dej¨® en El esp¨ªritu de la colmena, conexiones¡±.
La pel¨ªcula cuenta la misteriosa desaparici¨®n de un actor y recrea la figura de ese hombre para quienes lo trataron como amigo, padre, int¨¦rprete. ?l dej¨® una hija y Torrent se encarga de interpretarla. ¡°No ten¨ªa m¨¢s que ponerme a su servicio, ¨¦l sabe bien qu¨¦ quiere. El primer d¨ªa de rodaje me pareci¨® un sue?o. Fue muy potente, me sent¨ª en una situaci¨®n especial, me vinieron a la cabeza mis padres, algo que regresaba sin previo aviso. Me ha gustado much¨ªsimo, me ha sensibilizado y dado mucha fuerza, una fuerza que a veces no he tenido para entender y llevar esta vida, la de actriz¡±, confiesa Torrent.
?Ha sido una carga, un destino no escogido plenamente? ¡°Todav¨ªa tengo reservas, cuando lo decid¨ª no fue una elecci¨®n que vino porque s¨ª¡±. ?Una decisi¨®n c¨®moda, quiz¨¢s, al tener ya el camino medio trazado? ¡°Me siento muy afortunada por haber hecho determinadas pel¨ªculas y despu¨¦s con la carrera. Aunque tuve mis dudas¡±, dice.
Tras El esp¨ªritu de la colmena, la trayectoria de Torrent continu¨® con Cr¨ªa Cuervos. Dos a?os despu¨¦s, Carlos Saura quiso que protagonizara a aquella ni?a para cuyo personaje tampoco quiso cambiar el nombre. Pero supon¨ªa un reto psicol¨®gico m¨¢s complejo. Una chiquilla con alquimia asesina en su interior, dispuesta a vengar las atrocidades emocionales del mundo adulto. Segu¨ªa siendo retra¨ªda, pese a haber marcado el p¨¢lpito de una generaci¨®n en rebeld¨ªa con su pasado. ¡°No lo llegu¨¦ a hablar mucho con mis padres, pero creo que aceptaron que lo hiciera porque estaban preocupados por mi timidez y quiz¨¢s pensaran que me ven¨ªa bien¡±, afirma. De no haber obtenido una respuesta afirmativa, Saura no habr¨ªa rodado la pel¨ªcula. Era con ella o nada.
Despu¨¦s lleg¨® El nido, de Jaime de Armi?¨¢n y tambi¨¦n junto a H¨¦ctor Alterio, con quien hab¨ªa trabajado en Cr¨ªa cuervos. A ra¨ªz de ese nuevo papel, entr¨® en crisis. Ya era una actriz muy joven, adolescente, pero consciente. Lo que no le gust¨® fue la popularidad. ¡°Ni El esp¨ªritu, ni Cr¨ªa cuervos las entend¨ªa en su momento. Menos esta ¨²ltima, con una ni?a que quiere matar a su padre y a su abuela... El nido, s¨ª. Pod¨ªa comprender m¨¢s cosas. Pero es una pel¨ªcula que llevo muy asociada a ese rechazo a la fama. Si ahora mi hija me dice que quiere ser actriz, le puedo advertir a qu¨¦ se enfrenta, pero a m¨ª no sab¨ªan explic¨¢rmelo y no siempre resulta f¨¢cil en ese mundo adolescente¡±.
Me dieron un premio en el festival de Montreal y dije que no quer¨ªa dedicarme a esto. No hab¨ªa descubierto el placer de actuar
Hasta los 18 a?os no lo decidi¨® del todo. Empez¨® a estudiar Geograf¨ªa e Historia en la universidad. ¡°Me dieron un premio en el festival de Montreal y dije que no quer¨ªa dedicarme a esto. Se llenaba de periodistas el lugar donde veraneaba, invad¨ªan mi espacio. Estoy segura de que jam¨¢s me hubiera dedicado al cine si no se hubiera interpuesto en mi vida. Despu¨¦s de El Nido, dud¨¦, me rebel¨¦ contra el hecho de que todo el mundo supiera qui¨¦n eres, a los 13 o 14 a?os, cuando me andaba buscando. Le comentaba a mi madre que dudaba si la gente se me acercaba por m¨ª o porque era famosa. No hab¨ªa descubierto el placer de actuar¡±.
Pero de nuevo entra Erice en su vida. ¡°Decid¨ª recibir clases porque V¨ªctor me lo aconsej¨®. Un d¨ªa me pregunt¨® qu¨¦ quer¨ªa hacer con mi vida. Se interes¨® en si deseaba seguir en el mundo del cine, de la actuaci¨®n, y me coment¨® que por qu¨¦ no me apuntaba a un curso para descubrir la profesi¨®n desde otro lugar. Lo hice junto a Cristina Rota cuando daba clases en su casa y ah¨ª empec¨¦ a entenderlo mejor¡±. Tambi¨¦n prob¨® el teatro. Aquello, en vez de hundirla, le contagi¨® ansias de superaci¨®n. Y eso que fue junto al gran Jos¨¦ Mar¨ªa Rodero. En Las mocedades del Cid, de Guill¨¦n de Castro, una obra que muy al final de su carrera interpret¨® en el Teatro Espa?ol. ¡°Rodero era tremendo. Ten¨ªa un peso y una autoridad inapelables, nadie dec¨ªa ni mu, ni le rechistaba¡±.
La joven Torrent comprendi¨® que deb¨ªa profundizar para quedar a la altura de leyendas como la suya. No estaba preparada, cree. ¡°Me fui a Nueva York para estudiar con Uta Hagen. En aquella ¨¦poca me propuse que si quer¨ªa ser llegar a ser buena en esto deb¨ªa prepararme a fondo, con herramientas y armas. Control sobre lo que hac¨ªa. Cristina Rota me inculc¨® esa conciencia, con Hagen la ampli¨¦ con m¨¢s recursos¡±.
Estados Unidos represent¨® un shock. Para bien. ¡°Hace 30 a?os, viajabas all¨ª y notabas la diferencia: la variedad de razas, de culturas. Impactaban¡±. Adem¨¢s, la guarida superpoblada de Nueva York le otorgaba algo m¨¢s. ¡°Buscaba discreci¨®n, observar sin ser observada, me fui sola¡±. Se enamor¨®: ¡°Encontr¨¦ a mi pareja. Fue el lugar donde hall¨¦ el mundo que necesitaba y me qued¨¦ unos a?os a la vez que perd¨ª la noci¨®n del tiempo y el espacio. A veces lo pienso y me pregunto: qu¨¦ hice esos a?os ah¨ª, pero lo cierto es que me administr¨¦ bien para vivir en aquel limbo¡±.
Recuerda una sensaci¨®n de m¨¢s libertad que en su c¨ªrculo en Espa?a. ¡°All¨ª no ten¨ªa sensaci¨®n de culpa. Esa cosa tan arraigada en nosotros. De lo que representa lo correcto, el pecado. Como crec¨ª con ciertas ideas¡¡±. Muchas de las que no ha querido transmitir a su hija de 15 a?os. Tampoco le har¨ªa gracia que decidiera seguir su camino: ¡°A ver, es su vida, que haga lo que quiera. Pero ya me ha dicho que no quiere dedicarse a la interpretaci¨®n. Ella tambi¨¦n es t¨ªmida. Un d¨ªa, con ocho a?os, me dijo que hab¨ªa pensado ser actriz y casi me atraganto. Pero aquello pas¨®. Ella no ha visto las pel¨ªculas de su madre, no s¨¦ si se ha sentado a ver enteras El esp¨ªritu¡ o Cr¨ªa Cuervos. Vio Carta a Eva, ¡ªen la que interpretaba a Carmen Polo, la esposa de Franco¡ª y crey¨® que yo hab¨ªa tenido la vida del personaje. ?Qu¨¦ te parece? Yo, la collares¡±.
La carrera de Torrent se ha encaminado siempre m¨¢s hacia la b¨²squeda de la calidad que de la cantidad. No hacer de todo porque s¨ª, sino por alguna raz¨®n de peso. Algo potente que le mereciera la pena alejarse de su casa y su familia. ¡°No lo quiero todo. No tengo una gran ambici¨®n¡±, afirma. Pero s¨ª muy buen ojo en las apuestas. ?Ser¨¢ su vocaci¨®n matem¨¢tica? ¡°M¨¢s bien instinto¡±, dice. Y la prueba son Julio Medem o Alejandro Amen¨¢bar. Por el primero apost¨® fuerte en Vacas, su debut cinematogr¨¢fico. ¡°Era muy potente, distinta y muy bella¡±, afirma.
De Amen¨¢bar podemos hablar acerca de otra etapa dulce en la carrera de Torrent: cuando decidi¨® protagonizar Tesis. El p¨²blico, en gran parte, sinti¨® curiosidad por ver como actriz ya crecida a aquella ni?a que se manten¨ªa en la pupila colectiva. Pero aparte de aquel gancho descubrimos a un cineasta joven y descomunal en su debut a los 23 a?os. ¡°Viene aquel chaval que no hab¨ªa terminado la carrera y de quien me mandan un guion. Me lo leo del tir¨®n, aunque ni sab¨ªa lo que era una snuff movie¡±, comenta la actriz. Entre sus p¨¢ginas, descubri¨® un thriller desarrollado con un ¨ªmpetu que no se hab¨ªa visto entonces. ¡°Qued¨¦ con ¨¦l y me impresion¨® que tuviera todo tan claro. Me gust¨® mucho. No tuve duda. Y me lanc¨¦¡±.
Amen¨¢bar lo recuerda tambi¨¦n para este perfil. No tiene m¨¢s que palabras de agradecimiento hacia ella y muy buenos recuerdos: ¡°Yo creo que Ana hizo un aut¨¦ntico acto de fe cuando decidi¨® involucrarse en la pel¨ªcula¡±, asegura el cineasta. ¡°Jos¨¦ Luis Cuerda insisti¨® en sumar a nuestro proyecto a la protagonista de El esp¨ªritu de la colmena, y solo despu¨¦s me di cuenta de su brillante intuici¨®n. Ella aport¨® la fuerza de su mirada, pero sobre todo esa impagable cualidad actoral que consiste en transmitir verdad absoluta en cada frase de di¨¢logo. Hizo f¨¢cil lo dif¨ªcil y encaj¨® un thriller que beb¨ªa fundamentalmente del cine americano en una facultad muy espa?ola. Siempre le agradecer¨¦ su confianza, su ternura y su generosidad¡±.
Desde el primer d¨ªa vieron que las virtudes del director no eran normales. Un superdotado a su edad. ¡°Puro talento¡±, recuerda Torrent. ¡°Sab¨ªamos que est¨¢bamos haciendo algo bueno, lo not¨¢bamos en el rodaje. Lo intu¨ªamos¡±. El estreno de la pel¨ªcula en 1996 supuso un fen¨®meno de refrescante esperanza por una nueva generaci¨®n de la que el director representaba la era siguiente al cine de la Transici¨®n. Amen¨¢bar qued¨® catapultado y Torrent relanz¨® su carrera. Tesis represent¨® un hito para ambos.
El buen ojo de la actriz continu¨® su camino. Tambi¨¦n confiando en directoras. ¡°Para m¨ª ha sido algo natural trabajar con mujeres realizadoras. Entonces eran una excepci¨®n, pero yo me adecuaba a ellas con propuestas de calidad¡±. Y arriesgadas, como la que le hizo Helena Taberna en Yoyes, la historia de una etarra arrepentida. ¡°No fue f¨¢cil, un tema controvertido hablar de una mujer as¨ª, que da un giro y decide luchar desde otro lado. Abordaba un tema delicado, algunos medios tampoco quisieron apoyar. Fui consciente de los riesgos, pero me parec¨ªa interesante contar su historia: por qu¨¦ esa mujer toma decisiones que comparto y no comparto al tiempo, ten¨ªa que entender a aquella mujer tan fuerte, con ideas feministas avanzadas¡±.
A la lista de cineastas femeninas sum¨® otros nombres: Azucena Rodr¨ªguez, M¨®nica Laguna, Isabel Coixet¡ La directora catalana ha trabajado con ella en Nieva en Benidorm. ¡°Cuando me encontr¨¦ con Ana Torrent por primera vez, como todos los que hemos idealizado a los ic¨®nicos personajes que interpret¨® de ni?a, me fij¨¦ en esos ojos de una misteriosa pureza que te miran como desvelando toso tus secretos¡±, asegura la cineasta barcelonesa. ¡°Y entonces, a los cinco minutos, tras esos ojos, descubres a la Ana mujer, a la Ana real, la lista, libre, audaz, tremendamente divertida, tierna, l¨²cida y maravillosa con la que da gusto trabajar. Y estar¡±.
De haberle gustado descubrir un nombre pujante de la nueva generaci¨®n, Torrent habla de Carla Sim¨®n: ¡°Querr¨ªa preguntarle c¨®mo consigui¨® hacer el ¨²ltimo plano de Verano 1993. Una ni?a que se rompe as¨ª, madre m¨ªa. S¨ª, al ver una ni?a en pantalla siento cierta conexi¨®n. Ahora tengo ganas de ver 20.000 especies de abejas¡±. La pel¨ªcula de Estibaliz Urresola Solaguren gan¨® en la ¨²ltima Berlinale el premio a la mejor interpretaci¨®n, que fue para Sof¨ªa Otero, de ocho a?os. ¡°Quiero ver a esa ni?a, con todo el desparpajo que tiene¡ Me asombra¡±, afirma Torrent. ¡°Lo digo por mi timidez enfermiza, sobre todo. Eso ha sido para m¨ª un freno. Uno es la consecuencia de su car¨¢cter. Haces y dejas de hacer por algo. Si sabes relacionarte o te gusta, marcas una carrera. No soy de dar la nota. De hecho, alguna vez, cuando creo que me he pasado de frenada y lo he preguntado al tener esa sensaci¨®n me han contestado: ¡®Mira Ana, pasarte t¨², nunca¡¯. Lo que me gustar¨ªa alguna vez es que me ofrecieran un personaje relajao, desinhibido, pero no llega¡±. Si alguien se anima¡ Ana Torrent est¨¢ dispuesta a desbarrar.
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