La palabra pib¨®n
Que se use un masculino para dar esa sensaci¨®n de poder, de potencia de las j¨®venes bellas es, en s¨ª, una caricatura
Compa?eras ?americanas, amigos, casi enemigos, despistados todos, les tengo una noticia que seguramente los sorprender¨¢ ¡ªpero no mucho¡ª: ¨ªnclitos espa?oles inventaron, hace unos a?os, una palabra, y deriva del argentino m¨¢s profundo.
A m¨ª me sorprendi¨®, primeras veces, escuchar la palabra pib¨®n. Al principio no sab¨ªa de qu¨¦ hablaban. La palabra pibe forma parte de mi vida desde siempre: los argentinos decimos pibe como los espa?oles chaval, chavalo los nicas y los ticos, los mexicanos chavo, los colombianos chino y siguen firmas. Pibe, parece, viene del genov¨¦s, como buena parte de lo que es popular en la Argentina ¡ªincluido Boca Juniors¡ª, y se usa desde fines del siglo XIX. ¡°No debe haber en el habla porte?a voz m¨¢s cordial y cari?osa¡±, dijo un especialista, y, as¨ª, se usa para nombrar a los chicos en general, a los hijos en particular e incluso a los amigos: ¡°Hoy ceno con los pibes del colegio¡±, puede decir un sesent¨®n a su se?ora y, a cualquiera de ellos, ¡°che, pibe, ?me tir¨¢s un faso?¡±. Cuando empec¨¦ a trabajar en un diario, hace milenios, mi puesto era el que all¨¢ llaman ¡°chepibe¡±: che pibe and¨¢ a llevar estos papeles, che pibe traeme un cafecito. Y la palabra tiene incluso su versi¨®n ilustre: aquella pel¨ªcula de Chaplin que en ingl¨¦s se llam¨® The Kid, en espa?ol El chico y en argentino El pibe.
Pibe ¡ªo piba¡ª es una suerte de diminutivo cari?oso: por eso, entre otras cosas, me sorprendi¨® encontrarlo cargado con un aumentativo. Pib¨®n parec¨ªa una paradoja; pronto entend¨ª que era otra cosa. Y entonces lo busqu¨¦: la RAE lo hab¨ªa definido primero como ¡°mujer muy atractiva¡± y despu¨¦s, arrojada y atrevida como es, lo cambi¨® a ¡°persona muy atractiva¡±, que suena m¨¢s correcto.
Pero un pib¨®n fue, hasta hace poco, siempre una mujer y, casi siempre, una mujer henchida de despampanancia. Porque la palabra no se aplica a cualquier belleza: es, m¨¢s que nada, la que avasalla, carne rotunda, formas decididas ¡ªde antemano. Un pib¨®n es una hipermujer, una que cumple con la mirada dominante, que se deja dominar y nos domina. Y, sin embargo, nunca hubo ¡°pibonas¡±: el femenino m¨¢s supuestamente femenino es masculino.
Que se use un masculino para dar esa sensaci¨®n de poder, de potencia de las j¨®venes bellas es, en s¨ª, una caricatura. Al principio le buscaba vueltas psi: nac¨ª, al fin y al cabo, en Buenos Aires. Decir que una hembra muy apetecible es un macho es un raro flirteo con la ambig¨¹edad, ese modo tan moderno de los sexos. Pero, en general, pib¨®n no suena moderno sino rancio: ?era, entonces, una sombrita homo apareciendo en las fachadas machas, un cl¨¢sico de ese hombrismo exacerbado que enmascara el terror al patinazo?
Pib¨®n, adem¨¢s, se dice raro. Muy pocas veces ¡ªsi alguna¡ª lo he o¨ªdo en segunda persona: Maripili, eres un pib¨®n. Pib¨®n es una de esas palabras que solo se usan en tercera, que se aplican a ausentes: las palabras cobardes. Es curioso que una forma de manifestar admiraci¨®n no pueda usarse de forma manifiesta ¡ªporque sonar¨ªa bruta o brusca. Ser¨¢ que no es admiraci¨®n sino esa forma de apropiaci¨®n antigua de los hombres, que miden a las mujeres en funci¨®n de sus apetitos y sus fantas¨ªas. Un pib¨®n es, al fin y al cabo, un cuerpo que podr¨ªa saciarlos ¡ªen sus sue?itos empapados.
Es eso: la palabra califica cuerpos, se ocupa de los cuerpos ¡ªy excluye lo dem¨¢s. A nadie se le ocurre decirle pib¨®n a alguien porque sea capaz de explicar la mec¨¢nica cu¨¢ntica o salvar ni?os en Sud¨¢n. Quien dice pib¨®n no habla de inteligencia u otras capacidades; habla, faltaba m¨¢s, de carnes, referencia argentina. Por momentos me indigno, con perd¨®n: que hayan usado la palabra pibe para armar este desbarajuste me enfurru?a. Despu¨¦s me digo que es una tonter¨ªa y me doy una palmada en la espalda y pienso en otra cosa.
Adem¨¢s, como todo, esta palabra pasar¨¢. Ahora hay una reacci¨®n, cl¨¢sicamente socialdem¨®crata: no se trata de revisar el concepto sino de diluirlo. Algo as¨ª hizo el otro d¨ªa una pol¨ªtica de dizque izquierda cuando dijo que el todav¨ªa presidente ¨ªdem del Gobierno espa?ol ¡°es un pib¨®n¡±.
Normalizar en lugar de pensar: esa, parece, es la consigna del momento.
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