La nueva versi¨®n de Arturo Valls: ¡°?Tengo que andar haciendo el payaso todo el rato? Me rebelo contra esa idea¡±
Confiesa que por primera vez har¨¢ un programa sobre algo que verdaderamente le apasiona. Es ¡®That¡¯s My Jam¡¯, la versi¨®n espa?ola del ¡®show¡¯ televisivo de Jimmy Fallon. Y vienen m¨¢s confesiones¡
Arturo Valls cree que es un hombre sin conflictos¡ Pero los tiene. No con amigos, ni con su familia o su entorno de trabajo. Ah¨ª, nada rese?able, apenas. Los mantiene con ¨¦l. Con sus espejos. Cuando los descubre mientras conversamos, hasta se alegra. Y vete a saber si, a la larga, no les sacar¨¢ partido.
¡°Tuve una infancia feliz; en mi casa, lo que reinaba, era la alegr¨ªa. Mi padre era el alma de todas las fiestas. Con un tocadiscos, 10 vinilos y un garaje te montaba un guateque. Mi madre, la elegancia, tuvo que pone...
Arturo Valls cree que es un hombre sin conflictos¡ Pero los tiene. No con amigos, ni con su familia o su entorno de trabajo. Ah¨ª, nada rese?able, apenas. Los mantiene con ¨¦l. Con sus espejos. Cuando los descubre mientras conversamos, hasta se alegra. Y vete a saber si, a la larga, no les sacar¨¢ partido.
¡°Tuve una infancia feliz; en mi casa, lo que reinaba, era la alegr¨ªa. Mi padre era el alma de todas las fiestas. Con un tocadiscos, 10 vinilos y un garaje te montaba un guateque. Mi madre, la elegancia, tuvo que ponerse a trabajar en la cocina de un colegio para ayudar a pagar mi carrera de Periodismo en Valencia. De ah¨ª no me vienen traumas¡±, afirma. Ese primer repaso a la infancia y adolescencia pasa el filtro. ¡°Quiz¨¢s por eso me di cuenta pronto de que mi fuerte ser¨ªa la interpretaci¨®n, pero no la creaci¨®n¡±, dice, ¡°para eso hacen falta problemas y yo no los tuve¡±.
¡°Crec¨ª con una ausencia total de prejuicios¡±. ?Seguro? Siempre le rondan a uno sin que se d¨¦ cuenta. ¡°Creo que s¨ª. Me acercaba a todo el mundo. En el colegio me hac¨ªa amigo de los empollones, de los frikis y de los que suspend¨ªan. Nunca me pele¨¦ con nadie, ten¨ªa aversi¨®n a la violencia, a la tensi¨®n. Todo trataba de arreglarlo por las buenas. Para crear, yo creo que debes haber experimentado mucho el conflicto, por eso, si me pongo delante de una hoja en blanco, no se me ocurre nada memorable, mi papel est¨¢ en la otra parte¡¡±.
Lo cuenta con un convencimiento enternecedor. Con una conciencia responsable de s¨ª mismo, hoy, a sus 48 a?os. De conocer a la perfecci¨®n su lugar, sus virtudes y sus limitaciones. Pero poco despu¨¦s se le escapa esto mientras diserta sobre su vis c¨®mica. ¡°Esta ma?ana entr¨¦ en una tienda y una se?ora me dice: ¡®?Uy, qu¨¦ serio est¨¢s¡!¡¯. ?Qu¨¦ pasa?, pensaba yo, ?tengo que andar haciendo el payaso todo el rato? Me rebelo contra esa idea que a veces se hace la gente de m¨ª¡±.
?Un hombre sin conflictos? Ya¡
¡°Pues es verdad, ya tenemos uno¡±. Por algo se empieza¡ Ir¨¢n saliendo m¨¢s. Aunque donde Arturo Valls no espera que surjan es en su nueva etapa al frente de That¡¯s My Jam, el nuevo show que estrena este 2 de octubre en MovistarPlus+. ¡°Por primera vez voy a hacer un programa sobre algo que verdaderamente me apasiona: la m¨²sica¡±.
Cuando le llegaron noticias de aquel formato a cargo de Jimmy Fallon en Estados Unidos, quiso ver de qu¨¦ se trataba. Desde P¨®lvora Films, su empresa, y LaCoproductora (productora audiovisual de PRISA, empresa editora de EL PA?S) se aliaron para hacerse con los derechos. Escribieron un correo y son¨® la flauta. ¡°Andaban muchos detr¨¢s, pero lo que los convenci¨® fue el hecho de que uno de los productores ejecutivos, en este caso yo, se encargar¨ªa de presentarlo¡±, comenta. As¨ª ganaron la puja. Y comenzaron a producir. ¡°Se trata de retar a m¨²sicos y famosos a hacer versiones de canciones conocidas. Impera la pura improvisaci¨®n¡±. Y para que salte la chispa, obviamente, tambi¨¦n el ingenio y el talento fresco, r¨¢pido, electrizante.
Para las primeras sesiones ha contado, entre otros, con Nathy Peluso, Rigoberta Bandini, Paco Le¨®n, David Bisbal, Luis Zahera, Amaia Salamanca, Silvia Abril, Chenoa, Joaqu¨ªn Reyes, Fran Perea, Pilar Rubio, Antonio Carmona, Edurne¡ Todos andan arropados por una banda de m¨²sicos antol¨®gicos y sabios, flexibles y heterog¨¦neos, capaces de adaptarse a la versi¨®n que la suerte indique en cada momento, dirigidos por V¨ªctor El¨ªas. Purasangres musicales, algo que a Valls le fascina especialmente: ¡°Lo que voy a aprender con gente as¨ª sobre algo que me vuelve loco y a lo que todav¨ªa, no s¨¦ por qu¨¦, gust¨¢ndome tanto, no me he dedicado a profundizar en ello¡±.
En su casa reinaba una banda sonora de rock y pop instalada entre las paredes. Con los gustos de Arturo, su padre, entregado a los grupos e int¨¦rpretes m¨¢s cl¨¢sicos, tipo Frank Zappa, y los suyos despu¨¦s, con el indie, sobre todo. Pero donde no faltaban genios de la m¨²sica negra a elegir entre Stevie Wonder, Michael Jackson o Jamiroquai junto a grandes cantantes mel¨®dicos, como Nino Bravo y Camilo Sesto, alternados con lo ¨²ltimo del brit pop. ¡°El primer disco que me compr¨¦ fue uno de Oasis, creo¡±.
Despu¨¦s de dos d¨¦cadas en la brecha como presentador de televisi¨®n, showman y actor, despu¨¦s de haber demostrado que sostiene ¨ªndices de audiencia dando la cara en pantalla, tanto como reportero en Caiga quien caiga, int¨¦rprete en Camera Caf¨¦ o conductor 10 a?os seguidos en ?Ahora caigo!, Arturo Valls ha querido darse un capricho. Un gusto personal que cree enganchar¨¢ al p¨²blico y arrastrar¨¢ seguidores. El caso es intentar un salto hacia otro lado. ¡°No s¨¦ por qu¨¦ en este pa¨ªs se supone que solo podemos hacer una cosa¡±. Otro conflicto: su cruzada muy particular contra el encasillamiento. Van dos.
Quiz¨¢s escondido, lata un tercero. Una escasa ambici¨®n de partida que sus golpes de suerte fortalecieron despu¨¦s convenci¨¦ndolo de que estaba llamado a lograr otros hitos. De alguna manera, cumplir con el sue?o que ten¨ªa su padre. ¡°Sospecho que hubiera llegado a ser un gran showman. De hecho, lo es y hoy es quien m¨¢s orgulloso est¨¢ de su hijo¡±, asegura. Cuando estudiaba Periodismo en Valencia, Valls se hubiese conformado con un programa en Canal Nou ¡ª¡±un magac¨ªn sin salir de mi tierra¡±, confiesa¡ª. ¡°Nunca busqu¨¦ algo m¨¢s que eso en aquella ¨¦poca¡±.
Pero un d¨ªa recibi¨® una llamada inesperada. ¡°Yo creo que entonces no era muy com¨²n el uso de los m¨®viles, aunque s¨ª sab¨ªamos localizarnos cuando surg¨ªa una urgencia¡±. En su caso, entre la barra y las mesas del bar Guadarrama en el barrio de Ruzafa, donde creci¨®. ¡°Ese sitio del vecindario al que bajas y sabes que siempre te vas a encontrar a alguien, as¨ª es el Guadarrama¡±.
Un d¨ªa estaba all¨ª tomando algo con sus amigos cuando su madre marc¨® el tel¨¦fono del establecimiento y lo localiz¨®. ¡°Hab¨ªan llamado de Caiga quien caiga. Yo pens¨¦ que era una broma, claro¡±. Pero no. Al parecer, Tonino, el reportero que se hac¨ªa el lerdo para clavar pu?ales que despu¨¦s dol¨ªan, lo hab¨ªa visto en el circuito auton¨®mico. Hay un chico en Valencia¡ Lo sugiri¨® al resto del equipo.
Se fue a Madrid para una prueba y lo admitieron. Ten¨ªa 23 a?os y enseguida detectaron en ¨¦l frescura, desparpajo, cierto descaro. Justo lo que demandaban aquella banda de hombres de negro liderados por El Gran Wyoming, que cada domingo por la tarde agitaba el gallinero social, pol¨ªtico, cultural reventando actos o hundiendo y catapultando carreras por efecto contrario, caso de Esperanza Aguirre, a quien elevaron a los altares.
Valls cuaj¨®. Aunque con sus altibajos y sus criterios encontrados entre los responsables del programa. Un buen d¨ªa quisieron despedirlo. ¡°Me llam¨® la directora, Montse Fern¨¢ndez Villa, y me dijo: ¡®Eres un reportero de segunda en un programa de primera¡±. No entend¨ªa nada. ¡°Me quer¨ªa morir, me entraron sudores fr¨ªos y me temblaban las piernas, no supe qu¨¦ decir¡±. Colg¨® y empez¨® a jurar en arameo contra las paredes de su casa de la calle del Humilladero, en el Madrid de los Austrias, donde viv¨ªa entonces.
Comenz¨® a cont¨¢rselo a sus compa?eros y a Edu Arroyo, otro de los responsables del programa. ?Qu¨¦ pasaba? El propio Arroyo, Wyoming y Pablo Carbo?nell liaron un mot¨ªn y aquella mala pesadilla acab¨®. ¡°Fue muy emocionante que me defendieran as¨ª¡±. ?No ser¨ªa una t¨¦cnica de motivaci¨®n un tanto bestia? ¡°No, no lo era¡±, zanja. En cualquier caso, a juzgar despu¨¦s por la trayectoria del propio Valls, menudo ojo¡ En el fondo, el mero hecho de que quiera recordar el episodio da cuenta de que aquello le lanz¨® todav¨ªa m¨¢s. ¡°Aprovech¨¦ esa segunda oportunidad y¡ hasta hoy¡±. Una segunda oportunidad que vino, ?de d¨®nde¡? De otro conflicto. Y ya son cuatro.
Despu¨¦s de Caiga quien caiga, Valls pas¨® a un nuevo ¨¦xito en horario de m¨¢xima audiencia: Camera Caf¨¦, en Telecinco. Una m¨¢quina de cafe¨ªna sociol¨®gica para antes de acostarse. Una rendija con ojo de pez mediante la que se trazaba un panorama desternillante del mundo laboral entre el siglo XX y el XXI. Con un personaje como Jes¨²s Quesada, que hoy nos recordar¨ªa a¡ ?qui¨¦n? ¡°A Luis Rubiales, perfectamente¡±. Era el menda al que fuera de aquel espacio restringido de la m¨¢quina del caf¨¦ imagin¨¢bamos experto en escaqueos y ca?ones en los bares, con palillo en la boca, chiste malo y piropo torpe al canto. ¡°Ese comercial de gin-tonic y cerrar tratos en puticlubs. Ese era Quesada¡±, define Valls, convencido de que pertenece a una Espa?a que no ha quedado ni mucho menos atr¨¢s.
La etapa de Camera Caf¨¦ dur¨® cuatro temporadas. ¡°Si me met¨ª a fondo en esas dos primeras fue por inconsciencia. No ten¨ªa nada que perder. Y en la serie aprend¨ª mucho a quitar importancia a lo que hac¨ªa. Me marc¨® una frase de Luis Varela, mi compa?ero de reparto. Cuando yo le dije: ¡®Qu¨¦ bueno esto de ser actor, meterte en la piel de otra persona¡¯, me contest¨®: ¡®?Sabes lo que a m¨ª me gusta de ser actor? Acabar e irme al bar a tomarme una copa¡±.
Tanta importancia se quitaba que hasta le resbal¨® un poco que Pedro Almod¨®var le llamara para un papel en Los amantes pasajeros y despu¨¦s de rodar algunas escenas prescindiera de ¨¦l. ¡°No me lo tom¨¦ mal, ni mucho menos¡±, confiesa hoy. Todo conflu¨ªa para que no se le subieran los humos pese a tener una audiencia fija de cuatro millones entre semana. ¡°Me ven¨ªa muy bien irme los fines de semana a Valencia y presumir de que hab¨ªa conocido a no s¨¦ qui¨¦n para que mis amigos del colegio me dieran unas cuantas collejas¡±.
El colegio¡ Conserva las amistades de aquel centro p¨²blico al que acudi¨® en su barrio, donde no destacaba por ser el m¨¢s listo de la clase, pero tampoco el m¨¢s torpe. ¡°Las notas, bien, correctas, sin pasarnos, era un estudiante decente, aprobaba con cierta alegr¨ªa¡±. Pero en don de gentes, 10. La infancia y la adolescencia le sonrieron con esa varita. Darse cuenta de que, con el tiempo, no pod¨ªa agradar a todo el mundo todo el rato, le desconcert¨®. Otro conflicto. Cuesta abrir los ojos en ese sentido. Sobre todo, cuando has crecido con el poder de hacer re¨ªr. ¡°Lo supe con 12, 13, 14 a?os. Me sub¨ªa a un escenario y a la gente le gustaba. No sab¨ªa por qu¨¦, pero me produc¨ªa mucha satisfacci¨®n. Era, sin duda, eso: un poder¡±, afirma Valls. ¡°Ah¨ª descubres que dispones de una empat¨ªa a explotar. Conectas, haces que la gente lo pase bien, que disfrute, de eso se trata, ?no? De tener la capacidad de cambiar los estados de ¨¢nimo, de rebajar la tensi¨®n, de proporcionar un b¨¢lsamo¡±.
Puede resultar peligroso. Adictivo y pernicioso para el ego por la satisfacci¨®n que produce. Por el placer. Otro conflicto¡ Pero Valls encontr¨® un equilibrio al cambiar el paso. ¡°Tambi¨¦n quiero tener derecho a no ser gracioso, a crear divisi¨®n de opiniones. Probar otras cosas que me lleven a otros lugares es para m¨ª un acto de rebeld¨ªa, no hacer lo que la gente espera de m¨ª y demostrar¡ Bueno, quiz¨¢s demostrar sea una palabra dura, dej¨¦moslo en mostrar¡ Mostrar que tambi¨¦n puedo adentrarme en otros territorios que generen controversia¡±. Eso no es asumir un conflicto. Eso supone directamente retarlo.
Justo lo que ha tratado de probar en la ¨²ltima etapa de su trayectoria. Despu¨¦s de Camera Caf¨¦ lleg¨® otro ¨¦xito: ?Ahora caigo!, en Antena 3. ¡°Quiz¨¢s, meterme en ello ha sido la decisi¨®n consciente m¨¢s conveniente de mi carrera¡±, asegura. Entrar y salir. Ambas apuestas, acertad¨ªsimas. ¡°Al principio lo tom¨¦ mal. ?Un concurso? ?Despu¨¦s de cuatro a?os como actor? ?Por qu¨¦ me ofrecen un concurso? Luego analic¨¦ la situaci¨®n¡ A?o 2008, comenzaba el panorama a no pintar bien por la crisis. Aquello me proporcionaba seguridad. Un colch¨®n¡±, cuenta. ¡°Y, adem¨¢s, pod¨ªa hacer lo que me apeteciera, me permit¨ªan dar rienda suelta a muchos aspectos de mi lado c¨®mico¡±. Fue un fen¨®meno transversal. La aventura en la que entr¨® a tientas y no del todo convencido cautiv¨® a una audiencia fiel y entre la que se mezclaban todos los p¨²blicos.
Pero, tras una d¨¦cada, sinti¨® la necesidad de salir. Result¨® duro convencer a la cadena de que quer¨ªa dejarlo. ¡°No lo entend¨ªan¡±. Sobre todo, el hecho de que no se redujera el asunto a una cuesti¨®n f¨¢cil de resolver por medio de una contraoferta. M¨¢s pasta y santas pascuas. No. Valls hab¨ªa tomado una decisi¨®n muy meditada. Persegu¨ªa un brusco viraje personal y profesional. Hacia territorios menos seguros. Buscaba riesgo, apuestas. Una brocha de incertidumbre que pusiera a prueba su tierra firme. ¡°Quer¨ªa producir, adentrarme en lugares que de siempre me han apasionado, desde el cine independiente al humor inc¨®modo¡±.
O la m¨²sica, de ah¨ª este nuevo reto absolutamente volcado en su pasi¨®n. ¡°Soy de lanzarme a cantar en cuanto me hacen una se?al. En casa est¨¢n hartos de m¨ª¡±. Comparte esa afici¨®n con su hijo Mart¨ªn, de 14 a?os: ¡°Ha dado el benepl¨¢cito al programa. Eso para m¨ª es importante¡±. Y su pareja, Patricia Mar¨ªa Santiveri, con quien lleva 16 a?os de relaci¨®n, tambi¨¦n. No hay nada que le mueva m¨¢s que la aceptaci¨®n de ambos. ¡°En casa nos entendemos muy bien. Ella no esconde su esp¨ªritu cr¨ªtico y eso sirve para que me ponga las pilas. En cuanto a Mart¨ªn, le veo con criterio musical y eso me gusta, aunque algo que no he podido es quitarle el gusto por el reguet¨®n¡±.
Con su hijo se ocupa, dice, de meterle humor en vena para afrontar la vida. ¡°Fue divertido ense?arle lo que era la iron¨ªa. Lo capt¨® inmediatamente. Entr¨¢bamos a un lugar con un calor insoportable y me soltaba: ¡®?Qu¨¦ fr¨ªo hace aqu¨ª!¡¯, ri¨¦ndose. ¡®Iron¨ªa, pap¨¢, ?verdad que s¨ª?¡±. Aprendi¨® el truco r¨¢pido.
Mucho antes de lo que le cost¨® a ¨¦l hacerse con el arte de otras de sus obsesiones: el tenis y la paella. ¡°Lo primero es el deporte m¨¢s bello que existe. Antes habl¨¢bamos de aspiraciones juveniles¡ ?Sabes lo que me hubiera gustado? Comentar partidos de tenis por todo el mundo para la tele¡±.
?Y las paellas? ?Ya cuentan con el benepl¨¢cito familiar? Al menos, un maestro en el asunto como Manuel Vicent ya le ha dado el visto bueno. En cuanto a los patriarcas¡ ¡°Entre mi padre y mi madre, yo no ten¨ªa nada que hacer¡±, asegura. Pero tuvo que buscarse la vida al llegar a Madrid. ¡°Ah¨ª es donde empec¨¦ a aprender, por pura necesidad. La paella es el plato m¨¢s ceremonial que existe. Convocas para el aperitivo, mientras la haces, todo el mundo opina y t¨² necesitas concentraci¨®n. El momento de echar el arroz es crucial. Como dice Vicent, algo solo comparable a cuando un piloto aborda la pista de aterrizaje. Yo no puedo estar a otra distracci¨®n. Me di cuenta de que mi madre es una aut¨¦ntica maestra porque al tiempo puede hacer, adem¨¢s, dos o tres cosas. En mi caso, imposible¡±.
Requiere esa concentraci¨®n cuasi mon¨¢stica para un rito, en s¨ª, colectivo. Como le ocurre al tenis, que exige un punto zen, ¡°de lucha interior, contra uno mismo¡±, apunta Valls. Como quien se dispone a resolver conflictos interiores que, sin necesidad de ser muy consciente de estos, necesita lidiar con ellos para caminar por la vida, aunque se resista a identificarlos como tales. En su caso, quiz¨¢s esta actitud haya representado una de las claves ocultas de su ¨¦xito. Pero el hecho de que ahora identifique a ciencia cierta que los conflictos andan por ah¨ª a la que salta, puede multiplicar su potencial creativo y tambi¨¦n emp¨¢tico. Y, cr¨¦anme, ya de por s¨ª, es mucho.