Del aula al escenario: viaje a la escuela de artes esc¨¦nicas que fund¨® Paul McCartney
La presencia de los Beatles impregna el esp¨ªritu de LIPA, en Liverpool, un centro de convivencia cultural donde estudian 1.000 alumnos de 48 pa¨ªses
Por los pasillos de este enorme edificio no ser¨ªa extra?o toparse con el nuevo Harry Potter del espect¨¢culo. Quien dice Harry Potter puede decir perfectamente Hermione Granger, la joven de la pandilla de magos en la saga literaria de J. K. Rowling. Podr¨ªa ser una de esas chicas que acaba de bajar las escaleras, cantando como si estuviese en un concierto. Harry Potter podr¨ªa ser un chaval despeinado y con gafas que, cargando con su trompeta reluciente, sali¨® corriendo porque llegaba tarde a clase. ¡°Aqu¨ª nadie se aburre¡±, explica con una sonrisa Blanca de Artega, una estudiante espa?ola de 22 a?os, que viene de sus clases de composici¨®n.
Este edificio es la Escuela de Artes Esc¨¦nicas de Liverpool, m¨¢s conocida por sus siglas en ingl¨¦s, LIPA (Liverpool Institute for Performing Arts). Un complejo ubicado en el coraz¨®n de la ciudad de The Beatles que parece una especie de Hogwarts, el colegio de magia y hechicer¨ªa conocido por los libros y las pel¨ªculas de Harry Potter. Al igual que en aquel castillo, el ajetreo es constante en este espacio con cerca de 1.000 alumnos, que estudian desde instrumentaci¨®n, composici¨®n y producci¨®n hasta habilidades de management, negociaci¨®n y creaci¨®n de una imagen art¨ªstica a trav¨¦s de las redes sociales. Aqu¨ª se aprenden todos los entresijos de la industria musical, pero tambi¨¦n todo lo que tenga que ver con el mundo del escenario: hay clases de interpretaci¨®n, danza, vestuario, dise?o, iluminaci¨®n, c¨¢mara de v¨ªdeo, t¨¦cnico de sonido¡ No hay clases de escobas voladoras, pero casi. Los instrumentos suenan tanto y tan bien por tantas aulas que, a veces, se tiene la sensaci¨®n de estar volando.
¡°Vamos a volver a soplar¡±, dice Tim Pike, director musical de la escuela, durante unas pr¨¢cticas con una orquesta. Pike toca varios instrumentos y ejerce de profesor y relaciones p¨²blicas de este sitio en el que, por los rincones, se pueden ver instrumentos, butacas y focos. Este brit¨¢nico hace de gu¨ªa por este laberinto de puertas y pasillos que llevan a clases de todo tipo¡ y ninguna de ellas es de mirar a una pizarra desde un pupitre. Se abre una puerta y est¨¢n cinco chicos en una salita oscura trasteando con una mesa de mezclas. Se abre otra y est¨¢n varios bailarines danzando entre espejos. Se abre la de enfrente y est¨¢n varios alumnos, vestidos con atuendos del siglo XIX, ensayando la representaci¨®n de Espectros, la obra teatral del dramaturgo Henrik Ibsen. ¡°Todo nuestro objetivo es ser un lugar donde se impulse la creatividad¡±, se?ala el director musical.
Que surja de esta escuela el Harry Potter del escenario no es palabrer¨ªa. Si las paredes del edificio hablasen, podr¨ªan contarlo: Paul McCartney y George Harrison estudiaron aqu¨ª cuando eran ni?os. Dos Harry Potter del pop, por seguir con la idea de los ni?os magos. ¡°El edificio era el mismo, pero en los cincuenta era una escuela de secundaria¡±, explica Sean McNamara, director de LIPA. ¡°Que este lugar tenga una conexi¨®n real con The Beatles lo hace a¨²n m¨¢s especial¡±, a?ade. De hecho, la escuela de arte en la que estudi¨® John Lennon est¨¢ justo enfrente. ¡°Hablamos de formaci¨®n de artistas y, por tanto, las historias reales en lugares reales generan ambientes reales¡ y especiales¡±, sentencia.
Raz¨®n no le falta. El propio nacimiento de LIPA es especial. McCartney sab¨ªa desde 1985 que el edificio que hab¨ªa albergado su antiguo instituto estaba abandonado despu¨¦s de su cierre y deseaba encontrarle un uso productivo. Por su parte, el educador Featherstone-Witty hab¨ªa creado la Brit School en Londres, donde estudiaron Amy Winehouse o Adele, y estaba buscando la oportunidad de abrir otro centro en otra ciudad. McCartney y Featherstone-Witty se conocieron gracias a George Martin, el c¨¦lebre productor de The Beatles. Se embarcaron en el proyecto de esta escuela, cuyas instalaciones se inau?guraron en 1996 tras siete a?os de trabajos y una inversi¨®n de 20 millones de libras esterlinas. A la ceremonia de apertura asisti¨® la reina Isabel II. ¡°McCartney viene al final de cada curso a repartir diplomas y fotografiarse con los alumnos. Es nuestro patr¨®n principal. Ser¨ªa una especie de testaferro. Como un presidente simb¨®lico¡±, recalca su actual director.
Fotograf¨ªas en blanco y negro de Paul McCartney cuelgan en el bar de la escuela. Tambi¨¦n otras de The Beatles, Bob Dylan o Jimi Hendrix. Realmente, el esp¨ªritu de The Beatles parece recorrer este edificio como un fantasma de la ¨®pera. Tres de ellos dan nombre a tres espacios esenciales: el auditorio Paul McCartney, un teatro cl¨¢sico con doble platea, moqueta roja y bellas butacas; el auditorio John Lennon, un aula de bancos de madera y amplio escenario, y el estudio George Harrison, una sala blanca y di¨¢fana donde se ense?a interpretaci¨®n.
El auditorio John Lennon es lugar de encuentro para uno de los proyectos de LIPA asociado a Espa?a. Se trata del programa de colaboraci¨®n anual con la Sociedad de Artistas, Int¨¦rpretes o Ejecutantes (AIE) que, desde el a?o 2000, permite que un m¨²sico espa?ol haga una residencia de unos d¨ªas con alumnos del centro para ensayar sus canciones y hacer gira por Inglaterra y Espa?a. ¡°Esta cooperaci¨®n representa un proyecto musical y educativo singular y totalmente in¨¦dito en el campo de las artes esc¨¦nicas y la formaci¨®n profesional dentro de la Uni¨®n Europea¡±, asegura Carlos Igual, responsable de la promoci¨®n de los Ciclos AIEnRuta. Por este programa han pasado m¨²sicos como Carmen Par¨ªs, Javier Ruibal, Depedro, Coque Malla, Zahara, Juli¨¢n Maeso, Jacobo Serra o Maika Makovski, quien se top¨® con McCartney en su primer d¨ªa de residencia. La ¨²ltima en participar ha sido Tulsa. ¡°Juntarme con estos chicos va a intoxicar mi m¨²sica¡±, afirma Tulsa. ¡°Yo no suelo usar instrumentos de viento ni coristas y en esta cooperaci¨®n lo hago. Para m¨ª, es como cuando Chillida dec¨ªa que ten¨ªa el reto de pintar con la mano izquierda, que nunca utilizaba. Yo me pongo el reto de hacer mi m¨²sica con ellos¡±.
Este programa de intercambio es uno de los orgullos de LIPA, como reconoce Tim Pike: ¡°Nos gusta pensar que en este edificio suceden cosas estimulantes porque la gente se relaciona fuera de las aulas y con gente de todas partes¡±. A lo que el director, Sean McNamara, a?ade: ¡°Una de las cosas que hacemos cuando los estudiantes vienen por primera vez es invitarlos a que hablen sobre su cultura. Siempre acabamos hablando de comida y, entonces, terminan haciendo reuniones maravillosas donde cada uno trae comida de su tierra y la comparten en un p¨ªcnic en la escuela. La riqueza de compartir comida es el pre¨¢mbulo a la riqueza de compartir conocimientos¡±.
Blanca de Artega, que estudia el segundo curso del grado de composici¨®n y actuaci¨®n, trajo comida espa?ola y ya en el primer a?o se integr¨®. ¡°El talento que hay aqu¨ª es una burrada. Estuve en una escuela como esta en Londres y era muy distinto¡±, explica. ¡°Ten¨ªa mucha reputaci¨®n, pero la gente no se relacionaba ni le pon¨ªa ganas. No hab¨ªa profesionalidad. Aqu¨ª es todo lo contrario. Yo ahora tengo una actuaci¨®n y ya tengo las canciones, la coreograf¨ªa y el vestuario gracias a la implicaci¨®n de mis compa?eros, que son un amor¡±. Blanca se refiere a la actuaci¨®n en The Tube, la sala de conciertos junto al bar donde los viernes un estudiante defiende su propuesta musical. Los mi¨¦rcoles hay noche de micros abiertos y otros d¨ªas noche de jukebox, un karaoke en directo con una banda de alumnos de acompa?amiento. Tambi¨¦n hay funciones teatrales. Siempre pasa algo.
Seg¨²n el director de LIPA: ¡°Nuestro esp¨ªritu tiene mucho que ver con el esp¨ªritu de la ciudad¡±. M¨¢s all¨¢ de The Beatles ¡ªy del f¨²tbol¡ª, Liverpool es un hervidero cultural. McNamara recalca que esta ciudad es, despu¨¦s de Londres, la que m¨¢s museos y galer¨ªas de arte tiene en el Reino Unido. A estas propuestas se suman las decenas de garitos con m¨²sica en directo. ¡°Liverpool es diferente no solo por The Beatles, sino porque es una metr¨®poli que atrae a multitud de m¨²sicos que buscan tocar en la calle o en los bares. Nuestro lema es: ¡®Sal ah¨ª fuera y desc¨²brelo¡±, explica McNamara.
Salir ah¨ª fuera y descubrir es lo que hacen los estudiantes de LIPA. Alonso Mu?oz, un mexicano de 21 a?os, quiso venir a esta ciudad porque es ¡°muy musical¡±. Estudia un grado de producci¨®n y canta unas rancheras que tumban, pero lo que le interesa es conocer los secretos de la ciudad. Alonso tuvo que preparar un ensayo en una clase que consist¨ªa en ¡°entender la escena local¡±. Miriam Hern¨¢ndez, una espa?ola de 18 a?os, particip¨® en ese ensayo y lo disfrut¨® much¨ªsimo. ¡°Recorrimos los escenarios de Liverpool y entrevistamos a responsables y m¨²sicos¡±, recuerda. Miriam lleg¨® a esta escuela tras descartar ir a Berklee College of Music, la universidad privada de m¨²sica m¨¢s grande del mundo: ¡°Tiene m¨¢s nombre, pero es m¨¢s caro y est¨¢ m¨¢s masificado¡±.
A LIPA no se puede entrar sin una audici¨®n y entrevista previas. Como en tantas escuelas de artes esc¨¦nicas, los grados y posgrados tienen tarifas elevadas. Cada curso en LIPA cuesta alrededor de 2.000 libras mensuales (cerca de 2.300 euros). La escuela ofrece 55 becas anuales y cuenta con unos 1.000 estudiantes de 48 pa¨ªses. Casi el 25% de sus alumnos son de fuera del Reino Unido. ¡°Todo el que llega lo hace con una convicci¨®n de convertirse en profesional. Hay estudiantes que forman bandas y acaban consiguiendo contratos discogr¨¢ficos y dan conciertos. Muchos de nuestros exalumnos son trabajadores de teatro profesional. En el ¨²ltimo festival de Eurovisi¨®n tuvimos m¨¢s de 120 estudiantes trabajando¡±, explica McNamara. De LIPA han salido nombres como Mike Crossey, productor del primer EP de Arctic Monkeys, o Liam Lynch, que dirigi¨® la pel¨ªcula Tenacious D. Tambi¨¦n m¨¢s m¨²sicos como Seun Kuti, The Wombats, The Staves o Fickle Friends. El director de la escuela destaca a la dise?adora Jenny Beavan, ganadora de un Oscar por el vestuario de la pel¨ªcula El discurso del rey.
Los alumnos siguen yendo de un lado para otro. ¡°T¨² no eres mi enemigo; lo es tu nombre, tu nombre solo. T¨² eres t¨² y no eres un Montesco¡±, recita una chica a un chico, sentados ambos en una escalera. Es un di¨¢logo de Romeo y Julieta, de Shakespeare. El pasado y el presente se funden en este edificio donde, a veces, se tiene la sensaci¨®n de que, como en los cuadros del colegio Hogwarts, las fotograf¨ªas de m¨²sicos y actores fueran a cobrar vida. Porque, a su manera, este edificio, que acogi¨® los primeros pasos de Paul McCartney y George Harrison, tambi¨¦n desprende su propia magia.
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