C¨®mo el choteo, el desenfreno y el jolgorio de Juana Bacallao incomodaron al r¨¦gimen cubano
La figura de la popular cantante, fallecida el pasado mes de febrero, es clave para entender lo que fue y lo que es la isla

Una mujer negra que pas¨® su infancia en un colegio de monjas oblatas porque qued¨® hu¨¦rfana siendo una ni?a. De joven se gan¨® la vida como empleada de limpieza hasta que, en la escalera de un edificio ubicado entre las calles Laguna y Perseverancia de Centro Habana, Obdulio Morales, un reconocido compositor, la escuch¨® cantar mientras realizaba su labor. Morales la invit¨® a audicionar para un proyecto llamado El milagro de Osh¨²n ¡ªdiosa yoruba de los r¨ªos¡ª. Y desde entonces, sin estudios musicales y sin una voz prodigiosa, se convirti¨® en una diva que se apoder¨® de los cabarets, la televisi¨®n, el cine y el teatro.
Su ¨¦xito ¡ªahora impronta¡ª radic¨® en construir un personaje, una mujer indomable, que coloc¨® en la escena art¨ªstica cubana los gestos, las actitudes y el lenguaje del ¡°bajo mundo¡±. Antes y despu¨¦s de la Revoluci¨®n ¡ª1959¡ª, Juana Bacallao habl¨® por y como los negros, los pobres, los desprotegidos, los marginados. A quienes, en su momento, tanto el crudo capitalismo de las d¨¦cadas de 1930, 1940 y 1950 en Cuba como en el socialismo ¡ªque vino despu¨¦s¡ª desatendieron. Ese menosprecio signific¨® que las ¨¦lites sociales y culturales enterraran lo que la performance de Juana salvaba.
Juana Bacallao no solo simboliza el folclor cubano: el choteo, el desenfreno, el jolgorio. Su mayor m¨¦rito fue, a trav¨¦s de su personaje, mostrar una Cuba desnuda. Esa realidad, el gran enemigo de Fidel Castro desde que asumi¨® el poder de la isla, fue castigada: qued¨® relegada m¨¢s de tres d¨¦cadas a la oscuridad de la noche, a los cabarets. La cultura oficial prescindi¨® de su obra. Una verdad demasiada pesada para que estuviera bajo los focos. No solo por lo que representaba, sino por su discurso irreverente, inaguantable, sorpresivo. Juana Bacallao era sincera y dec¨ªa, en cualquier ¨¢mbito, lo que le viniese a la cabeza, lo que realmente pensaba, un pecado capital en el castrismo.
¡°Juana se hizo sola¡±, dijo de s¨ª misma a Associated Press en 2010. Una frase ¡ªque la define¡ª expresada cuando la Revoluci¨®n, astutamente, recapacit¨® devolvi¨¦ndola a la escena p¨²blica oficial. Un lucro. A lo largo de los 65 a?os de castrismo han sido comunes estos rescates de figuras art¨ªsticas que habitaban las celdas del ostracismo cultural ¡ªAnt¨®n Arrufat, Jos¨¦ Lezama Lima, Delf¨ªn Prats, etc¨¦tera¡ª. La apertura de estas celdas no busca otra cosa que limpiar la imagen intransigente del Gobierno y siempre terminan con un mismo patr¨®n: la entrega de premios que reconocen c¨ªnicamente la obra de toda la vida de estas personas ¡ªque ya est¨¢n pr¨®ximos a fallecer¡ª. Fue el caso de Juana Bacallao, que, a sus 94 a?os, recibi¨® el Premio Nacional de Humor.
Unos a?os antes del premio, en una fiesta nocturna en La Habana, Juana Bacallao coincidi¨® con mi esposa, que, al verla, se le acerc¨® a saludarla. No se conoc¨ªan de nada y mi esposa solo quer¨ªa profesarle admiraci¨®n. Despu¨¦s del saludo, la diva pregunt¨®: ¡°?T¨² me puedes traer un refresco?¡±. ¡°Claro¡±, respondi¨® mi esposa. ¡°Pero que est¨¦ cerrado¡±, aclar¨® de vuelta Juana Bacallao, que quer¨ªa la lata para llev¨¢rsela a su casa.
La carest¨ªa que padeci¨® Juana Bacallao es la misma que sufren hoy los cubanos de la isla, quienes han vuelto a tomar las calles para exigir comida y energ¨ªa el¨¦ctrica en sus hogares.
Juana Bacallao muri¨® el pasado 24 de febrero con 98 a?os. Y deja el mejor legado posible para la construcci¨®n de la Cuba del futuro: pensar y expresarse con libertad.
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