Un caleidoscopio del horror
Los agujeros sirven para ver qu¨¦ o qui¨¦n hay al otro lado. Por eso a veces se denominan ¡°ojos¡±, como los de las cerraduras antiguas, que sirvieron de objeto de iniciaci¨®n para muchas generaciones. Gracias a ellos averiguabas que al otro lado de las puertas no hab¨ªa solo alcobas o cuartos de ba?o, sino otras dimensiones de la realidad que sin embargo hablaban (?y a gritos!) de tu vida. El de la foto lo practic¨® un proyectil del ej¨¦rcito israel¨ª sobre el techo del coche de una ONG que formaba parte de una caravana de ayuda humanitaria al pueblo palestino.
Dices ¡°ayuda humanitaria¡± y no dices nada, porque se trata de una expresi¨®n desgastada por el uso. Si te asomas, en cambio, con un poco de buena voluntad a este agujero, ves el hambre individual y colectiva que la organizaci¨®n del cocinero Jos¨¦ Andr¨¦s trataba de calmar, ves a los m¨¢s de 200 cooperantes asesinados por los generales y los coroneles y los soldados rasos de Netanyahu, ves 30.000 cuerpos masacrados por las bombas arrojadas al tunt¨²n, cuerpos de beb¨¦s, de ni?os o j¨®venes, de mujeres o de hombres que pasaban por ah¨ª. Ves las piernas o los brazos que asoman entre los cascotes de las humildes viviendas arrasadas por el fuego. Pero, si forzaras un poco la mirada, podr¨ªas distinguir asimismo conceptos abstractos como la hipocres¨ªa de quienes arman a los que critican, podr¨ªas ver la crueldad en estado puro, el genocidio, el exterminio planificado de una poblaci¨®n, podr¨ªas comprender el significado del nazismo o del fascismo¡ He ah¨ª el ojo de un caleidoscopio del horror por el que observar la historia.
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