Mas Candille, una casa convertida en hotel que evoca los veranos con la abuela en la Provenza
¡°Busco crear la luz de una vela¡±, declara Hugo Toro. El arquitecto y dise?ador franco-mexicano ha concentrado en Mas Candille, en la francesa Mougins, su universo est¨¦tico. Hacedor de atm¨®sferas, su remodelaci¨®n de este hotel es una aventura que lleva de California a la Costa Azul
Delicadamente posado sobre la colina de Cannes, a dos minutos a pie de la vieille ville de Mougins, con su arm¨®nico juego de colores c¨¢lidos acordes al paisaje provenzal que lo circunda, se halla Mas Candille, una mas¨ªa hist¨®rica que en su d¨ªa y durante m¨¢s de 20 a?os fue un hotel faro de una clientela fiel y que, tras un breve letargo, como una bella durmiente, ha despertado de la mano maestra del arquitecto y dise?ador franco-mexicano Hugo Toro (Lorena, Francia, 34 a?os).
El renacimiento se debe al empe?o de Jean-Philippe Cartier (propietario del grupo H8 Collection), quien (junto a la familia Courtin-Clarins) adquiri¨® el complejo en 2021 y decidi¨® renovarlo de arriba abajo decorativa y est¨¦ticamente, adem¨¢s de revegetar exteriores, redimensionar espacios, cambiar la configuraci¨®n de la piscina principal (especialmente vibrante resulta la circulaci¨®n entre palmeras ¡ªtoque californiano¡ª para acceder a ella) y apostar por una segunda para acoger clientes especiales y familias, una piscina en la que se ha a?adido una curva neutra que sugiere a la mirada prestar mayor atenci¨®n a la riqueza paisajista.
Para llevar a cabo la idea, Cartier tuvo el buen gusto de confiar en Toro, que ha transformado y creado un espacio inimitable con vistas a las monta?as de esa capital del perfume llamada Grasse y que lo ha convertido en un emplazamiento con luminosidades propias en el que interiores y exteriores se entienden de manera natural.
Impone asomarse al curr¨ªculo de Toro. Con 34 a?os ha dise?ado los interiores de The Midland Grand Dining Room de Londres, el restaurante Gigi en Saint Tropez o Villa Albertine en Nueva York. Tambi¨¦n el primer hotel Orient Express, La Minerva, situado en el antiguo palacio Fonseca, del siglo XVII, en Roma, o una de sus obras mayores hasta la fecha: el restaurante de la estaci¨®n londinense de St. Pancras, ubicado en un edificio neog¨®tico, en el que cre¨® un precioso escenario en forma de jard¨ªn de invierno victoriano d¨¢ndole una poderosa interpretaci¨®n contempor¨¢nea.
Arquitecto y dise?ador de interiores con vocaci¨®n de narrador, para Toro cada proyecto es un escenario teatral donde contar la historia de un viaje. Cuando puso un pie en Mas Candille para asumir la concepci¨®n de su primer hotel, le asalt¨® por un lado la evocaci¨®n de los veranos con su abuela francesa a 20 minutos de aqu¨ª (en una casa con cortinas amarillas, de ah¨ª la cantidad de tonos amarillos en cortinas y suelos de moqueta de motivos florales que introducen el paisaje al interior) y, por otro, los recuerdos de su a?o en Los ?ngeles. Ese es el viaje que se lee en Mas Candille. Un puente entre la Provenza y California al que ha dado forma utilizando los c¨®digos de dise?o de los a?os sesenta, postales de Palm Springs o Beverly Hills realzadas por la luz y la vegetaci¨®n propias de la Costa Azul. ¡°Mientras descend¨ªa a esta fortaleza protegida de olivos, lo primero que me enterneci¨® fue la evocaci¨®n de Los ?ngeles y pens¨¦ en c¨®mo reaccionar¨ªa un americano al regresar a la Provenza¡±. En su deseo de recrear historias, crear intimidades y conciliar el pasado y lo contempor¨¢neo, la claridad y sus gradaciones juegan un rol determinante: ¡°La luz es muy importante en mi trabajo, c¨®mo puede funcionar de la ma?ana a la noche y en diferentes espacios: habitaciones, piscina, spa¡ C¨®mo seguimos la progresi¨®n del sol durante el d¨ªa y en funci¨®n de las estaciones. Mas Candille tiene que funcionar en invierno y en verano y de la ma?ana a la noche. Lo que m¨¢s me atrajo de este hotel es que no es un hotel, es una casa convertida en hotel. Al haber muchas hect¨¢reas y distintos edificios se pueden trabajar atm¨®sferas familiares, luces indirectas, luces bajas¡±.
Basta convivir unas horas con la vegetaci¨®n, las piscinas, las habitaciones de Mas Candille para entender que Toro ha concebido un espacio global y transversal, que su enfoque creativo se basa en la forma en que se experimentan los lugares, que gusta de incorporar a sus dise?os los h¨¢bitos, las limitaciones y las preferencias de los clientes, que busca las l¨ªneas de fuerza, los rasgos sobresalientes, la vida que all¨ª se desarrolla. El objetivo es crear interiores y exteriores que se valgan por s¨ª mismos. Hugo Toro ha dise?ado a medida el 85% del mobiliario, de los tejidos y tapicer¨ªa (sillas, sombrillas, sof¨¢s, alfombras, cortinas, cabeceros) y de todas las l¨¢mparas, salvo algunas, contadas, de aire vintage, provenientes de brocantes. Hay en sus dise?os y en sus colores una voluntad acogedora y una predilecci¨®n por ambientaciones c¨¢lidas: ¡°Viene de mi madre, mexicana. Le encantaba recibir a gente y siempre dec¨ªa que no se pod¨ªa recibir a nadie sin la luz adecuada ni juegos de flores. La nuestra era una mala versi¨®n de las casas de Frida Kahlo y las de Luis Barrag¨¢n. M¨¦xico est¨¢ muy presente en mi trabajo. He asumido el estudio del color de manera subliminal. Con mi madre me divert¨ªa repintando y redecorando habitaciones, creando mundos de colores, texturas, movimientos e historias. El color est¨¢ por encima de todo. El color no es un pigmento, est¨¢ en la luz y yo busco crear la luz de una vela¡±.
Los padres de Toro se conocieron en un Club Med de M¨¦xico en el que ¨¦l ejerc¨ªa de m¨¦dico y ella de animadora. Su hermana naci¨® en M¨¦xico y ¨¦l ya en el este de Francia, donde pas¨® sus primeros a?os. Precisamente de esa rica genealog¨ªa conserva la querencia viajera. Toro aprendi¨® de manera natural a cultivar una mirada curiosa. Tras el bachillerato ingres¨® en la escuela Penninghen de arquitectura de interiores de Par¨ªs, de la que se gradu¨® primero de su promoci¨®n antes de hacer un segundo m¨¢ster en arquitectura entre Viena (donde se empap¨® del genio y de la calidad detallista de Otto Wagner y de la materialidad de Adolf Loos) y Los ?ngeles (donde se centr¨® en arquitectura conceptual y herramientas de la tecnolog¨ªa digital con profesores tan distintos como Greg Lynn o Zaha Hadid).
Protegido por los cipreses que le dieron nombre (candelou en provenzal, candille en franc¨¦s antiguo), el Mas principal e hist¨®rico alberga 19 habitaciones, la biblioteca, la Cigar Room, el Bar des Pins y el restaurante La Table des Pins (no es necesario estar alojado para venir), ambos a cargo del chef local Romain Antoine, que apuesta por ¡°una cocina de esp¨ªritu puramente provenzal con recetas tradicionales revisitadas y basadas en productos de temporada¡±. A partir de este edificio se despliegan otros como la Bastide, que, encajado entre las dos piscinas y los jardines, cuenta con otras 21 habitaciones. Entre ellas resiste el olivo a cuya sombra durmieron Napole¨®n y su tropa cuando regresaron de Elba una noche de 1815.
Quedan las seis suites abiertas a la naturaleza de la llamada Villa, edificio contempor¨¢neo cuyas l¨ªneas parecen desaparecer entre el paisaje. A todo ello se le ha sumado The Glow House, el spa gestionado por Clarins, un destino en s¨ª mismo para el que se ha repensado el entorno y se ha redise?ado la piscina de 25 metros (interior y exterior, que funciona todo el a?o); un Kids Club, La Orangerie (para eventos, talleres y clases de yoga), y, por supuesto, otro s¨ªmbolo del sur de Francia: un terrain para jugar a la petanca. Nicolas Gachet, director, y Marie-Ange Bihouix, directora comercial, insisten en que ¡°se busca la personalizaci¨®n, que el cliente conviva con el esp¨ªritu, la quietud, el silencio, la ausencia de contaminaci¨®n ac¨²stica y luminosa de Mas Candille¡±.
Es en los interiores comunes como los restaurantes y la biblioteca donde m¨¢s se aprecia la pasi¨®n de Toro por el art d¨¦co y la innegable influencia de Jean Dunand, maestro del arte del lacado (ense?¨® incluso a Eileen Gray) que refin¨® el mobiliario d¨¦co hasta la perfecci¨®n, como qued¨® reflejado en su Salon des Laques que puede verse en el Palacio de la Puerta Dorada de Par¨ªs, esa gran obra de Albert Laprade con colaboraci¨®n de Jean Prouv¨¦. Dunand por un lado, la irreverencia de Pharrell Williams por otro, y figuras mexicanas como Barrag¨¢n o los cuadros de ?ngel Z¨¢rraga han dado forma a la ecl¨¦ctica creatividad de un dise?ador sin temor al atrevimiento: ¡°Trabajo el contraste en todas las facetas de mi vida, la oposici¨®n de materiales, de luces y sombras, de colores. Me gusta apostar y antes prefiero arriesgarme que aburrirme. Parto de un hilo conductor que me permite integrarme en el contexto, porque no es lo mismo Roma, Nueva York o Dub¨¢i. Si cada proyecto es un viaje, hay que considerar su dimensi¨®n, es decir, adaptarse al contexto arquitectural y humano, por ejemplo, en las medidas, que no son las mismas para sentarse en un happy hour que en una piscina o en una terraza¡±.
La escritura de Mas Candille requer¨ªa que, desde el primer momento, se apreciara que este lugar estaba aqu¨ª desde el siglo XIX. ¡°No me gusta el concepto de tienda o restaurante ef¨ªmero, lo bonito de un hotel es que resulte imperecedero. Por eso tom¨¦ la chimenea verde del bar como referencia. Ya estaba, era uno de los s¨ªmbolos de anta?o. Todos los motivos vienen de ella. Ha sido la ra¨ªz. Las habitaciones requer¨ªan mobiliario m¨¢s americano y motivos florales para introducir el paisaje en el interior. Es un hotel destino, no es de transici¨®n¡±. Y no le falta raz¨®n, porque m¨¢s que irrepetible, la experiencia de Mas Candille es lo contrario.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.