La verdad sobre la inmigraci¨®n
?Qu¨¦ ni?o no le dice a su padre: ¡°Pap¨¢, cuando sea mayor me encantar¨ªa recoger manzanas de sol a sol¡±?
Por fin la vi. La luz, quiero decir: cegado por mi elitismo de intelectual, podrido de ideolog¨ªa pijoprogre gafapasta, hasta ayer yo pod¨ªa escribir mariconadas buenistas como que a los inmigrantes que llegan en cayucos a nuestras playas hay que acogerlos ¡°igual que si fueran nuestros hijos y nuestros hermanos, que es lo que son¡±. Qu¨¦ verg¨¹enza, Dios santo: ni que yo fuera el papa Francisco. Pero eso se acab¨®: la realidad es la realidad, y yo por fin la he visto.
De entrada, reconozcamos que el binomio inmigraci¨®n-inseguridad es un hecho. Vivo gran parte del a?o en un pueblo del Empord¨¤ y salgo a correr a diario; lo hago a oscuras, de madrugada, y m¨¢s de una vez me he dado un trastazo contra un negro en bicicleta. Los dos nos pegamos un susto de muerte, pero la culpa es suya: si el negro no fuera negro y no montara una bici sin faros, no se hubiera vuelto invisible en la noche y yo no me hubiera estrellado contra ¨¦l y no hubiera puesto en peligro mi integridad f¨ªsica. Porque, ?se puede saber qu¨¦ pinta un negro en bici por el Empord¨¤? ?Qui¨¦n le manda salir de Gambia o de Senegal? ?Qu¨¦ se le ha perdido por aqu¨ª, donde no hab¨ªamos visto un negro en nuestra pu?etera vida? Resulta que mi pueblo est¨¢ rodeado de manzanares y, m¨¢s o menos cuando llega el mes de septiembre, hay que recoger las manzanas. ?Qui¨¦n las recoge? ?Los espa?oles? Ni hablar: los negros, los inmigrantes. ?Y por qu¨¦ no recogen sus propias manzanas los espa?oles? Por qu¨¦ va a ser: porque no los dejan, porque los negros les quitan el trabajo; ya les gustar¨ªa a los espa?oles trabajar de sol a sol en el bochorno del verano o bajo la lluvia y el fr¨ªo del oto?o, cantando y bailando de alegr¨ªa, locos de satisfacci¨®n por su trabajo de recogedores de manzanas y sus sueldos correspondientes de ejecutivos del Ibex 35. ?A qui¨¦n no le gusta eso? ?Qu¨¦ ni?o no le dice a su padre, en cuanto tiene uso de raz¨®n: ¡°Pap¨¢, cuando sea mayor me encantar¨ªa recoger manzanas de sol a sol¡±? Yo mismo he visto montones de espa?oles a la entrada de los manzanares suplicando recoger manzanas mientras unos capataces gafapasta los mantienen a raya con sus l¨¢tigos, gritando: ¡°Os jod¨¦is, cabrones: preferimos a los negros del Senegal¡±. Y entonces, se preguntar¨¢n ustedes, ?c¨®mo es que nunca nos cruzamos con inmigrantes en nuestras playas, ni en nuestros restaurantes, ni en nuestros bares de copas? ?Ser¨¢ verdad que viven hacinados en invernaderos o pisos patera, como cuentan los periodistas pijoprogres? Tonter¨ªas: quien quiere saberlo sabe que los inmigrantes tienen sus playas privadas, sus restaurantes tres estrellas Michelin, sus exclusivos bares de copas. Y por supuesto es falso ¡ªpura desinformaci¨®n gafapasta¡ª que lleguen a nuestras costas medio muertos y en cayucos: ?qui¨¦n no los ha visto bajar de sus jets privados con sus trajes de Armani, sus gafas de sol Cartier y su media sonrisa supremacista? Y eso por limitarnos a los recogedores de manzanas y no hablar de las asistentas. ?Cu¨¢ntos de ustedes tienen una asistenta espa?ola de pura cepa? ?Y creen de verdad que eso es porque a las espa?olas no les gusta limpiar nuestra propia mierda? No sean ingenuos, por favor: las espa?olas est¨¢n impacientes por limpiar mierda espa?ola, todas suspiran por trabajar como asistentas, a m¨ª mismo me entran a veces unas ganas tremendas de vestirme de asistenta y ponerme a limpiar mierda espa?ola y gozar de la vida regalada y los ping¨¹es emolumentos y privilegios que comporta un empleo de asistenta espa?ola; lo que pasa es que no puedo, porque los inmigrantes nos roban incluso el consuelo de limpiar la mierda de nuestros compatriotas. Y, as¨ª, todo.
Esta es la realidad, no la que se inventan los medios progres. Y ahora d¨ªganme: ?se imaginan un pa¨ªs donde uno pudiera correr de noche por el campo sin miedo a chocar contra un negro, donde tuvi¨¦ramos la oportunidad de trabajar de sol a sol recogiendo nuestras propias manzanas, donde pudi¨¦ramos incluso limpiar la mierda de nuestros semejantes sin que nadie nos lo impidiera? Ah, eso ser¨ªa el para¨ªso. As¨ª que hay que afrontarlo: o nosotros acabamos con la inmigraci¨®n, o la inmigraci¨®n acabar¨¢ con nosotros.
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