¡®Stille Nacht¡¯, un cuento de Navidad de Jorge Volpi
Una noche como otras, una noche como ninguna. Dos seres perdidos ante el teclado se encuentran sin buscarse. Una conversaci¨®n virtual en un mundo cruelmente real. Recuerdos del pasado, qui¨¦n sabe si del futuro. Navidad y final de a?o, campanadas y ausencia, ruido y soledad. Ya son las doce. Adi¨®s.
?Y esa fue la mejor!
?Quieres la peor?
No me ganas.
?Apostamos?
Dos categor¨ªas: ni?o y adulto.
A ver, empieza t¨². De ni?o.
Simplemente, no hubo. Fin.
?Cu¨¢ntos a?os ten¨ªas?
Ocho.
Cuenta.
Mam¨¢ se la pas¨® todo el santo d¨ªa en la cocina con el pavo y el relleno, los romeritos ¡ªhorrorosos¡ª, el bacalao, la ensalada de manzana, una enorme carlota de fresas, horas y horas sin parar. Sin detenerse ni un segundo, sudando, como si se le fuera la vida. Nos oblig¨® a desempolvar la vajilla de la abuela, a limpiar los cubiertos con un l¨ªquido negruzco ¡ªse me revuelve el est¨®mago¡ª, a desempacar los adornos y a poner 15 lugares en la mesa. Vaya atrac¨®n, hac¨ªa mucho que no demostraba esa energ¨ªa. Mi hermana y yo la contempl¨¢bamos sin adivinar qui¨¦n iba a venir, desde que mi padre se larg¨® apenas sal¨ªa de casa, rara vez visitaba a sus amigas, y de pronto aquel banquete imprevisto. El arbolito atiborrado de esferas, mu?ecos y lucecitas, el pesebre en el hueco de la chimenea, dulces y turrones en cada esquina. Incluso compr¨® una pi?ata de estrella y nos hizo llenarla con tejocotes, j¨ªcamas, ca?a de az¨²car, colaci¨®n y cacahuates.
?De veras no lleg¨® nadie?
?Soy tan predecible? A las doce nos sentamos a la mesa y coloc¨® la avalancha de platillos frente a nosotros. Nos dijo que deb¨ªamos esperar a los dem¨¢s. Diez minutos, media hora. Una. Dos.
?No protestaron?
Tendr¨ªas que haberle visto la cara.
?Y ustedes qu¨¦ hac¨ªan mientras?
Mirarnos en silencio.
?Y luego?
Mi hermana se rio.
?Es menor que t¨²?
Dos a?os. Era muy divertida, hace a?os que no s¨¦ de ella. No pod¨ªa parar y me contagi¨®. Los dos nos carcajeamos hasta que nos doli¨® la panza. Mi mam¨¢ se levant¨® y empez¨® a llevarse los platos sin decir ni una palabra.
?No cenaron?
Nos mand¨® a la cama. A la ma?ana siguiente, no hab¨ªa ni restos de la algarab¨ªa. Ni pavo ni turr¨®n, ni siquiera el nacimiento o el arbolito. Tampoco regalos, por supuesto. Nos sirvi¨® el desayuno como en un d¨ªa normal.
?No le reclamaron?
Ahora vas t¨².
?De ni?a?
Como quieras.
Nos quedamos con la abuela como cada a?o. Ellos siempre se largaban de vacaciones y nos enjaretaban a las tres en Campeche.
Linda ciudad. No suena tan mal.
Era una vieja horrible, de cuento. No nos aguantaba. Pero no le quedaba otro remedio que cuidarnos.
Seguro exageras.
Yo ten¨ªa 14. Mis hermanas, 13 y 11. Y all¨ª estaba, otra vez d¨¢ndonos la lata con no s¨¦ qu¨¦, cuando pum, se derrumb¨®.
Seguro te lo est¨¢s inventando.
Dur¨® en coma dos semanas.
?Y de adulta?
La del a?o pasado.
Cuenta.
Despert¨¦ en el hospital dos d¨ªas despu¨¦s. No me acuerdo de nada. ?T¨² qu¨¦ es lo que m¨¢s odias?
Que, en cuanto se acaba el pan de muerto, vendan pinos y panetone y llenen las calles de foquitos.
A m¨ª, la obligaci¨®n.
Yo tampoco s¨¦ bien qu¨¦ hice el a?o pasado. O el anterior, o el anterior del anterior. Series, videojuegos, whats.
Lo peor es el ruido.
Las risas.
Los abrazos.
Las felicitaciones.
Las tarjetas.
Los regalos.
Santa Clos.
Los Reyes.
El turr¨®n.
La cruda.
La familia.
La familia.
Los Grinch como t¨².
O como t¨².
Soy un clich¨¦. Y t¨² tambi¨¦n.
?Brindamos?
Llevo horas haci¨¦ndolo.
Salud entonces.
Salud.
Creo que detesto m¨¢s a los que no paran de quejarse que a los que disfrutan de esta ¨¦poca.
Yo no tolero a los que fingen estar felices.
?Y qu¨¦ me dices de los que fingen no estarlo? No ser¨¢s de esas.
Antes me sent¨ªa superior, despreciaba en secreto a las turbas de zombis que pululan por las calles arrastrando bolsas y paquetes. Ahora me da igual.
Si te diera igual no andar¨ªas por aqu¨ª.
?Y eso?
Bueno, justo este sitio. Y el d¨ªa de hoy. Digo.
T¨² tambi¨¦n andas por aqu¨ª.
?Has hablado con mucha gente?
Eres el primero. ?Y t¨²?
Unos cuantos. Entr¨¦ muy temprano.
?Y?
No s¨¦, hay de todo.
?Mucho loco?
Mucho farol.
Y un mont¨®n de morbosos, supongo.
Creo que la mayor¨ªa entra por pura curiosidad.
?Cu¨¢ntos se lo tomar¨¢n en serio?
Habl¨¦ un buen rato con una chava y me pareci¨® que lo ten¨ªa muy claro.
?Edad?
26. O eso me dijo.
?Te cont¨® algo feo?
Muy poco.
?Y luego?
Me bloque¨®.
?Trataste de animarla?
?Por qui¨¦n me tomas?
?De disuadirla?
?No le¨ªste las instrucciones?
?A poco eres abogado? Solo eso me faltaba.
Dise?ador. ?Y t¨²?
Esto no es Tinder. Mejor cu¨¦ntame qu¨¦ le dijiste a esa chava.
Que sonaba alegre.
?Yo tambi¨¦n te sueno alegre?
No, t¨² no.
Menos mal. ?Y por qu¨¦ le dijiste eso?
No s¨¦.
?Y crees que?
Ni idea. Al final no lo vamos a saber. Eso es lo raro, ?no? Me pregunto a qui¨¦n se le habr¨¢ ocurrido.
?A Elon Musk?
?Alguien ganar¨¢ algo?
Somos una preciosa fuente de informaci¨®n. Pi¨¦nsalo. Se podr¨ªan sacar miles de estad¨ªsticas. Excelente herramienta para publicistas.
Y loqueros.
A ver, hazme un resumen de tus interacciones.
Me inscrib¨ª a las siete de la ma?ana. Desde entonces, he hablado con 11 personas, t¨² eres la n¨²mero 12. Cuatro hombres y ocho mujeres.
No andar¨¢s ligando.
Treinta y tantos en promedio. Dir¨ªa.
?Alg¨²n patr¨®n?
Aqu¨ª nadie habla demasiado. Caras largas, alg¨²n sollozo. Y varios con cara de palo. Vete t¨² a saber.
?Y qu¨¦ problemas ten¨ªan?
?Problemas?
No s¨¦, por algo vendr¨ªan aqu¨ª.
?T¨² te metiste por un problema?
Yo creo que la mayor¨ªa entra para sobrevivir.
Tampoco es tan f¨¢cil. Hay que pasar varios filtros para llegar al sitio aut¨¦ntico.
?Est¨¢s seguro de que estamos en el aut¨¦ntico?
Tardaron en aprobarme. ?A ti?
El mismo d¨ªa, ja.
?Y por qu¨¦?
No s¨¦, quer¨ªa hablar con alguien parecido.
?Y sigues decidida despu¨¦s de o¨ªrme?
?T¨² no?
Sin duda.
Sin duda.
Sin duda.
?Habr¨¢ un perfil espec¨ªfico? ?Algo que nos hermane?
Una cofrad¨ªa. Si este lugar fuera m¨¢s accesible, tendr¨ªa m¨¢s miembros que Facebook y X.
Pat¨¦tico.
Gente que necesita atenci¨®n en un d¨ªa como hoy.
Gente que no quiere irse sin m¨¢s.
?Por eso est¨¢s aqu¨ª?
Yo qu¨¦ s¨¦.
No estar¨¢s esperando un rollo edificante.
Ni loca. Lo que menos quiero ¡ªlo que menos quiero¡ª es que alguien, t¨² o quien sea, me sermonee. Si empiezas, te bloqueo.
?Un ¨²ltimo brindis?
No me quedan ni las gotas de la felicidad.
?Te animas a decirme por qu¨¦?
No.
?Qu¨¦ quieres de m¨ª?
?Qu¨¦ quieres t¨²?
Nada.
Nada.
Una nada compartida.
Otra cursiler¨ªa y te bloqueo.
Son casi las doce.
?Tiene que ser justo a las doce?
Cada quien.
?T¨² ya elegiste c¨®mo?
S¨ª.
?Y la hora?
En cuanto deje de hablar contigo. ?T¨²?
Igual.
?De veras no vas a buscar a nadie m¨¢s?
A estas horas estar¨¢n borrachos o pasados.
?Te puedo decir algo? No ha estado mal.
Nada mal.
Si no fuera porque.
Si no fuera.
?Me dices c¨®mo te llamas?
?Para qu¨¦?
No s¨¦, llegados a este punto.
No crees en nada, ?verdad? Despu¨¦s.
Asumo que t¨² tampoco.
No asumas. Tal vez solo prefiero no saber.
?Y aun as¨ª?
S¨ª.
?De veras no me vas a decir tu nombre?
?Sigues tan decidido como al principio?
M¨¢s.
?Y ya tienes todo listo?
?T¨²?
Todo.
?En serio no te da ni un poquito de miedo?
No.
El problema es que no voy a saber.
Yo tampoco.
Igual solo es un juego.
Igual.
Aunque no habr¨ªamos llegado hasta aqu¨ª si lo fuera.
?Quieres decir algo antes?
Ni que fuera poeta.
?Puedo hacer algo por ti?
No. ?T¨² quieres decir algo?
Darte las gracias, tal vez. Es la conversaci¨®n m¨¢s larga que he tenido en un buen tiempo.
Te voy a bloquear si sigues de cursi.
Tienes raz¨®n. ?Oyes las campanadas?
Fue un placer.
Un placer.
Adi¨®s.
Adi¨®s.
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