Esto me da TOC. Pero, ?qu¨¦ es el TOC?
Atrapado entre el silencio de la verg¨¹enza y la banalizaci¨®n, los expertos creen que el trastorno obsesivo compulsivo est¨¢ infradiagnosticado. ?En qu¨¦ consiste y c¨®mo se combate?
Qui¨¦n no ha contado alguna vez los escalones de su casa, ha pensado que se ha dejado un grifo abierto y ha tenido que volver a comprobarlo o se ha negado a entrar en alg¨²n servicio p¨²blico por miedo al contagio. Esto es frecuente en personas mani¨¢ticas que no dan importancia a estas acciones ni viven los pensamientos que las preceden con angustia. Sin embargo, las personas con trastorno obsesivo compulsivo ¡ªel TOC¡ª se sienten invadidas por ciertos pensamientos de este tipo que perciben como absurdos y sufren por ello.
Las man¨ªas del TOC tienen que ver con ideas, sonidos, im¨¢genes o impulsos que aparecen de forma involuntaria, recurrente, insistente y que la persona las define como irracionales. No nos referimos a preocupaciones normales de la vida como suspender el curso, llegar a fin de mes o que se estropee el coche. Las ideas en el TOC pueden ser de todo tipo: religiosas, metaf¨ªsicas, de protecci¨®n ante peligros, de orden y simetr¨ªa, precisi¨®n, referentes al paso del tiempo, sexuales¡ Cuando aparecen, desencadenan un torrente de ansiedad y culpa. Provocan tanto malestar que el afectado intenta ignorarlas o huir de ellas con compulsiones: actos motores repetitivos de limpieza (lavarse las manos constantemente), comprobaci¨®n (cerrar varias veces la puerta), orden y simetr¨ªa (colocar la ropa) o mentales (rezar, repetir frases, contar baldosas). Otras personas con TOC no tienen rituales f¨ªsicos, sino mentales. Con la compulsi¨®n, la obsesi¨®n se diluye. Al menos, temporalmente. El problema es que estas compulsiones refuerzan esa idea que aparecer¨¢, de nuevo, con m¨¢s intensidad. Como consecuencia, la persona tiene comportamientos o pensamientos que, con el tiempo, afectan su vida personal, laboral y a su entorno.
Las investigaciones se?alan que las personas que sufren TOC suelen poseer creencias denominadas ¡°fusi¨®n pensamiento-acci¨®n¡±: sobreestiman el grado de probabilidad de que algo ocurra por haberlo pensado. Por ejemplo, si pienso que podr¨ªa tener un accidente, es m¨¢s probable que lo tenga. En otras ocasiones, creen que tener un pensamiento intrusivo inaceptable es el equivalente moral de haber realizado ese hecho: si pienso que quiero hacer da?o a mi madre, es tan malo como hacerlo. Tambi¨¦n pueden sobreestimar la responsabilidad de evitar que ciertos eventos ocurran: si cuento los interruptores de la casa, mi padre no tendr¨¢ un accidente.
No hay que confundir el TOC con la personalidad obsesivo-compulsiva, un trastorno que caracteriza a personas r¨ªgidas, inflexibles o perfeccionistas. Psiquiatras expertos como el doctor Jer¨®nimo Saiz o la doctora ?ngela Ib¨¢?ez se?alan que esta enfermedad podr¨ªa afectar a entre el 2% y 3% de la poblaci¨®n y que es un trastorno altamente infradiagnosticado. Empieza, generalmente, en la adolescencia, pero suele haber un retraso en el diagn¨®stico y la b¨²squeda de atenci¨®n profesional de entre 8 y 17 a?os. No muestra diferencia de g¨¦nero y existe una menor posibilidad de inicio a partir de los 35 a?os. A menudo se vive de manera vergonzosa y en silencio, lo que es un obst¨¢culo para su diagn¨®stico. Tampoco ayuda la banalizaci¨®n que se hace socialmente.
Cuando se empiezan a notar s¨ªntomas que dificultan la funcionalidad de la persona en las actividades diarias, laborales o relaciones sociales, es conveniente consultar a un profesional de la salud mental. La terapia es clave para convivir con el TOC. La cognitivo-conductual no consiste en luchar contra los pensamientos, im¨¢genes y emociones, sino que trata de exponer progresivamente a la persona a su propia idea obsesiva, para desensibilizarlo y que no necesite recurrir a las compulsiones que perpet¨²an el trastorno. La terapia ayuda a comprender que no se pueden controlar los pensamientos, pero s¨ª lo que se hace con ellos. El tratamiento con f¨¢rmacos es tambi¨¦n eficaz y recomendable. Otro aspecto importante es la comunicaci¨®n sin tab¨²es con las personas del entorno. El apoyo mutuo entre personas que est¨¢n pasando por lo mismo alivia.
Existen libros para afectados y familiares, como Venza sus obsesiones, de Edna Foa, o Dominar las obsesiones: Una gu¨ªa para pacientes, de Pedro Moreno, donde se orienta a las familias. Tambi¨¦n existen t¨ªtulos adecuados para ni?os, como Qu¨¦ puedo hacer cuando me obsesiono demasiado. Un libro para ayudar a los ni?os con TOC, de Dawn Huebner. En Una vacante imprevista, J. K. Rowling introdujo a un personaje con TOC inspir¨¢ndose en su experiencia personal. La escritora lo sufri¨® cuando era adolescente y no pod¨ªa parar de hacer listas para verificar que todo sal¨ªa correctamente. Dami¨¢n Alcolea, en su libro Tocados, presenta partes autobiogr¨¢ficas en las que narra la historia de un actor que padece TOC y tiene que aprender a superar sus miedos para poder trabajar. Alcolea encontr¨® su don en el teatro. ¡°El camino de la vida es la b¨²squeda para encontrar nuestro don y ponerlo al servicio de la comunidad¡±, asegura. Alcolea cree necesario introducir el TOC en la sociedad y evitar que se confunda con una excentricidad. Cuenta c¨®mo vivi¨® a?os de sufrimiento en soledad por miedo a ser rechazado. Cuando acept¨® lo que ten¨ªa y lo cont¨® con naturalidad, cree que los dem¨¢s le apoyaron mejor. Muchas veces, el objetivo es manejar el TOC, que est¨¦ controlado y que no invalide la vida. Como sociedad, hay que aprender a mirar al otro, escuchar las capacidades de quienes tenemos en frente, m¨¢s all¨¢ de las apariencias. La verdadera discapacidad en la vida es tener una actitud de juicio ante los dem¨¢s.