La ladera pol¨ªtica del vertedero de Zaldibar
La proximidad de los comicios vascos lleva la crisis del derrumbe a la arena electoral
El jueves 6 de febrero colaps¨® el vertedero de Zaldibar (Bizkaia). El lunes 10 el lehendakari, I?igo Urkullu, anticip¨® las elecciones vascas al 5 de abril para no coincidir con las catalanas. Entonces asegur¨® que su presencia en la zona, con dos trabajadores a¨²n sepultados, no aportaba nada. El mi¨¦rcoles, casi una semana despu¨¦s de la tragedia, acudi¨®. Y al duod¨¦cimo d¨ªa, pidi¨® perd¨®n. Era demasiado tarde: el alud ya hab¨ªa entrado en la agenda pol¨ªtica.
Los primeros s¨ªntomas de presi¨®n se sintieron en Vitoria, aquel 18 de febrero en el que Urkullu se disculp¨® y se?al¨® a la empresa, Verter Recycling 2002, como responsable ¡°de una situaci¨®n in¨¦dita¡±. La oposici¨®n incid¨ªa en el desastre y el portavoz del PNV en el Parlamento vasco, Joseba Egibar, explot¨®: ¡°Se ha puesto de moda ser miserable en la pol¨ªtica mundial, pero no sab¨ªa que aqu¨ª tambi¨¦n¡±.
En las campa?as electorales, que mezclan guerra y amor, todo vale. El director de Ciencias Pol¨ªticas de la Universidad del Pa¨ªs Vasco (UPV), Asier Blas, destaca que lo ocurrido en Zaldibar ¡°muestra que el PNV tambi¨¦n tiene fallas¡± y agrieta su l¨ªnea de flotaci¨®n: la eficacia. Este partido denunci¨® ¡°acoso fascista¡± en varias de sus sedes, a las que se arroj¨® basura al poco del derrumbe.
La postura del Ejecutivo auton¨®mico tras el derrumbe ofrece dos v¨ªas de hostigamiento, explica Blas. Una, la meramente comunicativa. El PP, cuando a¨²n estaba liderado por Alfonso Alonso, critic¨® al lehendakari por ¡°estafar a los ciudadanos¡± y lo acus¨® de hacerse la v¨ªctima. Pablo Casado visit¨® el viernes la zona y arremeti¨® tambi¨¦n contra Urkullu. El polit¨®logo compara la tragedia con la explosi¨®n de una petroqu¨ªmica en Tarragona en enero, con dos fallecidos. La Generalitat, sostiene, fue transparente. Todo lo contrario, precisa, al caso vasco, con el Ejecutivo castigado tambi¨¦n por unas primeras labores ejecutadas sin saber que hab¨ªa amianto, una sustancia t¨®xica, y sin los operarios bien protegidos. La ira sindical, sobre todo la abertzale, cay¨® sobre Urkullu.
La inestabilidad del terreno lastr¨® tambi¨¦n al Gobierno, que activ¨® y cancel¨® labores de rescate. Lo mismo con los protocolos sobre el agua y el aire, nunca alarmantes pero que desataron el miedo en Zaldibar, Ermua y Eibar, pr¨®ximas al colapso.
La izquierda vasca, indica Blas, aporta un segundo prisma frente a la crisis, el medioambiental. ¡°Su electorado tiene una mayor conciencia ecol¨®gica¡±, explica el polit¨®logo, de modo que EH Bildu, segunda fuerza en el Parlamento vasco, y Elkarrekin Podemos agitaron la bandera verde para cuestionar c¨®mo se trataban los residuos. No obstante, Blas no cree que los abertzales puedan robarle votos al PNV, sino que la batalla tendr¨¢ lugar en esa parte del arco parlamentario.
El PSOE, socio de los nacionalistas vascos, alivi¨® la herida de Urkullu y defendi¨® las explicaciones dadas. Blas asegura que la zona donde m¨¢s podr¨ªa fluctuar el voto es en las tres localidades cercanas a la escombrera. El PNV obtuvo all¨ª sendas victorias en 2016. Queda un mes para las elecciones y la primera trinchera electoral se ha cavado en un mont¨®n mortal de basuras.
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