Cerraron la frontera, desaparecieron los clientes
Los pueblos navarros dedicados a la venta de tabaco, alcohol y combustible a Francia sufren por partida doble el confinamiento
El paro en Urdax, un municipio de apenas 400 habitantes situado al norte de Navarra, ¡°pr¨¢cticamente no existe¡±. Lo explica el alcalde, I?aki Aristia (Azkar), con una sonrisa de satisfacci¨®n que enseguida se ensombrece. La raz¨®n de la bonanza de esta villa pirenaica, una de las m¨¢s ricas de Navarra, es la misma que la de su gran preocupaci¨®n actual. La ¨²nica fuente de ingresos est¨¢ al final de la calle: la frontera con Francia.
¡°Por ah¨ª¡±, explica el alcalde mientras se?ala un peque?o puente custodiado por agentes de Polic¨ªa, ¡°llegan cuatro millones de franceses cada a?o en busca de tabaco, que aqu¨ª es un 50% m¨¢s barato que all¨ª; y alcohol, en el que se ahorran alrededor del 20%. Hacen la compra, llenan el dep¨®sito de combustible y cada vez son m¨¢s los que se quedan a pasar el d¨ªa. El ejemplo es que uno de nuestros 20 restaurantes, el Axular, ha llegado a batir el r¨¦cord de 1.200 comidas al d¨ªa¡±.
Ahora, al igual que en cualquier otro pueblo de Espa?a, no hay nadie por las calles. La diferencia es que aqu¨ª, en vez de un peque?o colmado o una tienda de ultramarinos, hay estancos y supermercados pensados para satisfacer las ganas de fumar, beber y comer de clientes situados en un radio de 150 kil¨®metros. El ligero inconveniente es que est¨¢n al otro lado de la frontera, una frontera que en la pr¨¢ctica hab¨ªa desaparecido desde hac¨ªa d¨¦cadas, pero que ahora es doble y herm¨¦tica, con un candado por cada lado.
¡°El problema a?adido¡±, explica Txomin Iribarren, presidente de la asociaci¨®n de comerciantes de Urdax, ¡°es que dependemos de dos pa¨ªses, y por eso nuestra mayor preocupaci¨®n es si la famosa desescalada de la que se habla tanto va a ser sincronizada con Francia o si encima nos van a tener m¨¢s tiempo¡¡±. Iribarren pasea la mirada por su estaci¨®n de servicio, ahora vac¨ªa, y a?ade con gesto grave: ¡°Lo peor es la incertidumbre en la hosteler¨ªa. Se supone que despu¨¦s de la oscuridad llegar¨¢ la luz, pero la situaci¨®n es complicada¡±.
El alcalde Aristia, todav¨ªa con el mono de mec¨¢nico, dice sentirse orgulloso de Urdax y del car¨¢cter emprendedor de la gente de la comarca del Bazt¨¢n. Habla de los antiguos indianos, que hicieron fortuna en Chile y Argentina y m¨¢s tarde en M¨¦xico y California, y tambi¨¦n de los viejos contrabandistas (de ganado, de telas, de bicicletas¡), cuyas historias, como las de las brujas de Zugarramurdi, se han convertido en un reclamo tur¨ªstico m¨¢s para la zona. Pero sobre todo se refiere a todos aquellos que ¡°espabilaron, se adelantaron a su ¨¦poca y vieron en la frontera una oportunidad¡±. Las peque?as ventas abiertas en el l¨ªmite con Francia se fueron transformando y en algunos casos se convirtieron en grandes superficies, macroventas, como las de Ibardin, en el valle del Bidasoa, o las de Dantxarinea, en Urdax. Txomin Iribarren, el presidente de la asociaci¨®n de comerciantes, explica: ¡°Entre Urdax y Zugarramurdi, que est¨¢ aqu¨ª al lado, somos unos 550 habitantes y generamos unos 600 puestos de trabajo en la frontera de Dantxarinea. Si sumamos a las dem¨¢s fronteras de Navarra estar¨ªamos hablando de unos 1.200 trabajadores. El 60% procede de las zonas del Bidasoa y el Bazt¨¢n y el resto son franceses. Aqu¨ª el paro no existe¡±.
A las cinco de la tarde del jueves, el gran supermercado Peio, en la zona comercial de Dantxarinea, estaba vac¨ªo, completamente, sin un solo cliente. Ferm¨ªn Marticorena, uno de los propietarios de las grandes superficies comerciales de la frontera, estaba detr¨¢s del mostrador de la carne, con el delantal puesto: ¡°Estamos vendiendo un 1% de lo que solemos, o tal vez menos. Hemos tirado mucha comida, y no hemos tenido m¨¢s remedio que hacer un ERTE, pero nos hemos quedado con 50 trabajadores porque la decisi¨®n es seguir luchando. No queremos cerrar porque nunca hemos cerrado, ni siquiera cuando pusieron la bomba en la discoteca de ah¨ª enfrente [ETA, el 14 de febrero de 2006, sin v¨ªctimas]. Es duro pensar que nuestros clientes est¨¢n ah¨ª, a unos centenares de metros, pero en otro pa¨ªs¡¡±.
A pocos kil¨®metros, un poco m¨¢s all¨¢ de Zugarramurdi, Ander Berrouet limpia con la manguera el aparcamiento de su venta, abierta en 1841 justo sobre la l¨ªnea de la frontera de Espa?a con Francia, ahora custodiada por el Ej¨¦rcito y la Guardia Civil. ¡°Una pena¡±, explica, ¡°porque el primer d¨ªa pusieron el control unos metros m¨¢s atr¨¢s, y como all¨ª dejan pasear a la gente una hora al d¨ªa, los franceses pod¨ªan entrar por la puerta que da a Francia. Pero a los dos d¨ªas lleg¨® una llamada, supongo que de Madrid, y adelantaron el control hasta el sitio real, que es la l¨ªnea entre esas dos piedras que marcan la frontera¡±. Detr¨¢s de la venta, Berrouet tiene una gasolinera que hasta la declaraci¨®n del estado de alarma vend¨ªa 10.000 litros de combustible al d¨ªa. ¡°Y ahora, nada¡±, se lamenta, al tiempo que hace una propuesta un tanto peregrina de frontera m¨®vil: ¡°El Estado espa?ol gana mucho dinero con los impuestos del combustible, el alcohol y el tabaco. Ahora que los franceses van a levantar el confinamiento, ?por qu¨¦ no ponen la frontera un poco m¨¢s atr¨¢s y ganamos todos?¡±.
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